Capítulo 9

La elfa, por alguna extraña razón, parecía ajena al hecho de la había privado de su libertad. Le había palpado el estómago concienzudamente, le había hecho un centenar de preguntas... Su devoción por su estado de salud parecía casi sospechosa...
En cuanto había terminado con las preguntas, había asentido antes de volver junto a su bolso y revisar hasta dar con un manojo de hierbas que había puesto en agua hirviendo. Cuando lo dejó a un lado para que reposara, la cazuela con el guisado de la noche anterior llamó su atención. Levantó la tapa.

-Qué es esto? –Preguntó, arrugando la nariz.

-Mi cena? –Loki alzó una ceja y desvió su atención de la ventana para mirarla.

-Comiste ESTO?

Encogiéndose de hombros, regresó a su contemplación. Por el rabillo del ojo la vio oler el contenido y hacer una mueca de asco antes de tomar la cacerola y encaminarse a la puerta. Su mirada salió disparada hacia ella. Alzó la voz.

-Dónde crees que vas? –Lyrei señaló el guisado como si fuera obvio.

-Afuera. Lejos. Donde no llegue el olor.

-Iré contigo.

La idea de que tratase de huir lo divertía. Se estaba aburriendo muchísimo...

La alcanzó junto a la puerta y salieron juntos. El sol había comenzado a ocultarse y pronto quedarían en la penumbra más absoluta. A espaldas de la mujer, la observó. Ella no tenía problemas para ver en la oscuridad. Los altos elfos tenían bastantes más ventajas que un asgardiano. Vivían más, veían y oían mejor. Pero eran más frágiles. Y además, eran un pueblo de cobardes. Siguió la línea de su mirada y se preguntó en qué pensaría.

Al llegar al riachuelo, Lyrei se detuvo y vació el guisado en el agua.

-Espero que no mate a los peces. –Añadió en un tono burlón que Loki ignoró. Enjuagó la cacerola y luego la llenó con agua limpia antes de ponerse de pie y dar media vuelta en dirección a la casa.

Loki alzó una ceja. Estaba... Regresando por sus propios medios. Eso sí que era una sorpresa.

-Creí que intentarías escapar... -Ella lo miró por sobre su hombro.

-Por qué lo haría? Eres mi paciente. Y necesitarás mucha ayuda. –Él la miró sin entender. –No sabes cocinar, no sabes nada de embarazos, y pronto ni siquiera podrás salir a cazar tu alimento. No te dejaré morir. Ni a ti ni a la criatura.

-No necesito cazar, tengo magia. Puedo matar lo que sea de un solo golpe. Incluso a ti...

-Sí, ajá. –Loki frunció el ceño ante la falta de reacción por la amenaza. –Y cuando tu embarazo esté avanzado y el usar magia lo ponga en riesgo? –El dios se horrorizó. No había pensado en eso. Acaso era posible...? No... Solo quería meterle miedo...

-Eso... Eso es una mentira muy estúpida... -La expresión de Lyrei se ensombreció.

-Quieres a tu hijo? –La frialdad en su voz le dio escalofríos. No esperó a que le responda. –Entonces me harás caso.

De nuevo en la cabaña, la elfa le dijo que tomara asiento mientras ella se encargaba de la cena. En cuanto lo hizo, una taza con algo parecido al té apareció frente a él.

-Bébete esto, ayudará a mantener al niño dentro. –Alejó la taza con una mano.

-No beberé eso. –Ella resopló.

-Cuál es tu problema? Para que me secuestraste si no vas a seguir mis indicaciones?

Así que sí se había dado cuenta de que estaba secuestrada...

-Te traje por si algo se complica, nada más.

-Pues las cosas se complicarán si no me prestas atención y haces lo que digo. He llevado a término cientos de partos, sé lo que hago. Colabora conmigo. Por el niño.

Loki le sostuvo la mirada. No había intentado escapar, no había opuesto resistencia... Para cualquier otra persona, esos serían signos de que todo estaba bajo control. Pero no para él.

-Bébelo tú prime- -Lyrei no lo dejó terminar. Apenas las palabras abandonaron sus labios, la mujer le dio un largo trago al líquido.

-Es suficiente?

Esa mujer irreverente iba a sacarlo de quicio...

La elfa volvió a poner la taza frente a él y la agitó levemente, urgiéndolo a tomarla. Con un resoplido, le quitó la cosa de las manos y la olió. No parecía ser muy apetitoso, pero tampoco apestaba. En cuanto le dio el primer trago, Lyrei asintió con satisfacción y regresó junto a la cocina.

Un momento después, el sonido del cuchillo cortando llegó a sus oídos y más tarde, el vapor de las verduras hirviendo en caldo sobre el fuego inundó la cabaña. Se terminó el té y se hundió en la silla, relajado de repente.
Nunca había tenido nada así. Nunca se había sentado junto al fuego, con una taza de té y el aroma de la comida casera en el aire. No sin estar maquinando algún plan o completamente alerta, esperando algo, lo que sea...

Distraídamente, se acarició el vientre dibujando pequeños círculos. Eso era lo que quería para su hijo: Paz. Nada de conspiraciones secretas, de vivir ahogado en odio...

Lo único que esperaba es que no lo detestase por alejarlo de su padre...

Thor sería un excelente padre...

Los ojos le escocieron. Cuando levantó la mano para secarse las lágrimas contenidas con el dorso, Lyrei le alcanzó una servilleta. Escondió el rostro, avergonzado. No la había escuchado regresar. Un cuenco con sopa fue depositado suavemente en la mesilla baja.

-Sin preguntas. –Murmuró la mujer antes de darle una palmadita en la espalda. 

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