Capítulo 3
<<Tal vez debería haber usado menos polvos para dormir.>>
Pensó Loki mientras arrastraba el cuerpo inerte de Thor hacia la cama.
<<En fin.>>
Lo observó, despatarrado sobre el colchón. Y por primera vez desde que tenía memoria, se permitió verlo realmente.
Sentado junto a él, se inclinó sobre su rostro y paseó la mirada por sus pobladas pestañas, la forma de sus labios, la línea de su mandíbula y su rubia barba incipiente, todo enmarcado por sus dorados cabellos.
Bajó la vista hacia el amplio pecho sin vellos y acarició tentativamente la extensión de piel camino abajo, hacia la toalla que cubría su intimidad.
Oh, Thor. En un mundo ideal, ambos estarían de acuerdo con lo que pasaría a continuación.
Pero no existía algo como "lo ideal"...
Quitó la toalla de sus caderas, dejando su miembro al descubierto, antes de sacar el frasquito de ungüento que guardaba en su bolsillo.
El olor no tardó en asquearlo. Aquella cosa tenía el mismo aroma dulzón de la fruta podrida, pero sus efectos no eran para nada decepcionantes.
Tras frotarlo sobre el pene de Thor, obtuvo la erección que anhelaba.
Su miembro era tan grueso como su muñeca, y creció hasta casi llegar al ombligo, cosa que lo intimidó. La primera vez no había tenido tiempo de pensar. Ahora, en cambio...
Sacudió la cabeza. No iba a arrepentirse ahora.
Volvió a cerciorarse de que la puerta estuviese cerrada y regresó junto a la cama, quitándose los pantalones y la ropa interior en el camino.
Un último refuerzo al hechizo que mantenía ese cuarto oculto de Heimdall y... Ya. Era libre de hacer.
Observó una vez más la erección de su hermano y se mordisqueó el labio nerviosamente. De verdad eso iba a..?
<<Ya basta, no seas un niño.>>
Trepó a la cama y se colocó a horcajadas sobre Thor antes de echarle un vistazo a su propio pene. Flácido.
No necesitaba estar duro... Pero ya que sería la última vez, bien podía permitirse algunos lujos.
Tomó ambos penes en su mano y los acarició, subiendo y bajando lentamente. La sensación de piel con piel y la fricción entre los dos envió centellas de placer a todo su cuerpo, crispándole los músculos.
Se sentía tan bien...
Acarició el pecho del guerrero, deleitándose con la suavidad de su piel. Se detuvo un momento en sus pezones para apretarlos juguetonamente y soltó una risita en cuando estos se endurecieron.
Su miembro reaccionó y sus pelotas se tensaron con anticipación. Ah, pero no iba a terminar todavía.
Soltando su pene, se acomodó llevando el miembro de su hermano a su entrada antes de detenerse.
El ungüento haría también las veces de lubricante, y la excitación había hecho su parte ayudando a dilatarlo, no tenía nada que temer.
Se sentó lentamente, introduciendo el pene de Thor en su interior, tensándose a medida que su grosor estiraba sus paredes. Soltó un gemido cuando todo estuvo dentro, y se detuvo un instante preparándose mentalmente para subir una vez más.
Apoyó las manos en el amplio pecho de su hermano para ayudarse en la tarea, demorándose en sentir su suave piel una vez más, y subió rápidamente. La fricción lo embriagó.
Lo montó con cada vez más dominio, hasta que su polla encajó en él como un guante.
La siguiente estocada golpeó el lugar justo que lo enviaba más allá del límite.
Se alegró de haber insonorizado el cuarto con hechizos antes de hacerlo, y gimió sin contenerse. El nombre de su hermano abandonó sus labios una y otra vez mientras perdía la cabeza dejándose llevar por el placer.
En el momento en que sintió el miembro de Thor derramarse en su interior, dejó de contenerse y se corrió duramente sobre el vientre de su hermano mientras observaba su rostro dormido.
El orgasmo lo embargó, tensándole los músculos y obligándolo a introducir toda la longitud de Thor en su interior. Más profundo, lo quería tan profundo como fuese posible...
Destellos blancos brillaban tras sus párpados fuertemente cerrados y un gruñido gutural rompió el aire.
Agotado, se dejó caer en el pecho de su hermano. Respiró profundamente, saboreando los escalofríos que le recorrían la espina dorsal. Los párpados le pesaban, y la tentación de dormir era demasiado grande. Pero él no era ningún estúpido.
Recomponiendo su temple, sacó a Thor de su cuerpo, derramando algo del semen que escurría por su dilatada entrada, y se puso de pie.
Lo miró un poco más, grabando sus facciones en su memoria. Iba a necesitar recuerdos felices...
Recogió su ropa del ordenado montón en que la había puesto y se vistió. Tras limpiar el desastre del pecho de Thor, se encaminó a la puerta sin mirar atrás.
Ahora solo quedaba planear su desaparición.
A dónde iría? Evitar la mirada molesta de Heimdall era algo que ya había hecho muchas veces, así que tenía infinidad de opciones a su disposición. Pero cuál de ellas sería la adecuada para criar un niño? Y en qué mundo Thor no lo encontraría aunque lo buscase?
-Hijo. –La voz interrumpió el hilo de sus pensamientos. Su madre se acercó por el pasillo con una sonrisa en el rostro. Se la devolvió con naturalidad a pesar del repentino nudo en el estómago.
A ella no le gustaría enterarse de lo que había hecho, y él no quería hacerle daño...
Tomó la mano que Frigga le ofreció al llegar a su lado y la apretó suavemente.
No iba a volver a verla, no es así?
Los ojos le escocieron y se esforzó por memorizar cada rasgo del amable rostro de su Madre.
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