Capítulo 28
Acarició la cabeza de Bobby, el pequeño perro color chocolate que dormitaba en sus rodillas. La presentadora de las noticias conversaba con el tipo del clima sobre una tormenta el fin de semana en la televisión que solo estaba encendida para darle algo de ruido de fondo a su vida.
Suspiró, pasando los dedos entre las ondas del pelo del can. Adoptarlo había sido un impulso. Necesitaba algo que lo recibiera en casa, que se acurrucara con él en las noches cuando llegaba del trabajo, que lo obligara a salir de casa y ver el sol. No se arrepentía.
En la cocina el teléfono fijo repiqueteó, y Bobby alzó la cabeza perezosamente antes de mirarlo, como preguntándole si el tiempo de cariños se había terminado.
-Dejemos que vaya al buzón, te parece? -La cola del animal golpeó un par de veces contra el cuero del sofá en el que estaban desparramados antes de volver a cerrar los ojos. El pitido del buzón de voz resonó antes de la voz de su compañero de trabajo.
"Hey, Tom. Cómo estás? Escucha, conocí a una chica increíble el otro día, y resulta que tiene una amiga hermosa que creo que es totalmente tu tipo. Qué dices? Puedo arreglar algo para el viernes en la noche. Sin presiones! Nos vemos!"
Pobre Joey. Desde que lo había conocido, había intentado meter una mujer en su vida. Había rechazado tantas veces sus propuestas que le resultaba extraño que no se hubiese rendido aún.
"Eres un gran tipo, Tom. No puedes dejar que tu vida se desperdicie así, solo. Debes sentar cabeza, formar una familia." Le había dicho una vez.
Joey no sabía que él ya tenía una familia. Y que no estaba dispuesto a traicionarla, aunque nunca más fuese a verla.
Miró el reloj en la pared, dónde estaba su pizza? La había pedido hacía quince minutos. Un poco más y le saldría gratis, si, pero tenía hambre.
El timbre sonó como leyendo sus pensamientos. Bobby se levantó con prisa y saltó de su falda para correr a la puerta y ladrar. Tomó su billetera de la mesa del centro y siguió el mismo camino de su perro.
-Por qué tanto retraso? -Fue su saludo al abrir la puerta.
-Porque soy un viejo idiota.
Se paralizó. Bobby se acercó al hombre en la puerta moviendo el rabo con felicidad y le olisqueó las ropas. Loki dio un paso atrás instintivamente. El nombre se le atravesó en la garganta y no supo como pudo hacerlo sonido.
-Odín...
-Ha pasado tiempo.
-Si. -El viejo sonrió.
-Puedo pasar?
Como en un sueño, se apartó de la entrada y señaló el interior. Odín entró y observó alrededor. Tras cerrar con llave, le indicó el camino a la sala. El Padre de todo tomó asiento en el sofá.
-Quieres algo para beber?
-Solo si tú vas a beber.
Loki asintió antes de mirarlo por un segundo. Odín sonrió a Bobby y lo rascó tras las orejas. Dándole la espalda a la imagen de su padre y su perro, se dirigió a la cocina y tomó dos cervezas de la nevera. Le ofreció una a su padre.
-No son como las de Asgard, pero uno se acostumbra al sabor. -El hombre le dio un trago a la bebida y miró la botella con el ceño fruncido mientras paladeaba el líquido.
-Tu cabello se ve bien. Tú te ves bien. La barba... Eh, podrías prescindir de ella, pero no hace ningún mal. -De todas las cosas que podía llegar a decirle... Loki tomó un mechón de su corto cabello rizado entre los dedos y miró su cuerpo, estudiando el chandal negro y la playera azul como si fuese la primera vez que las veía.
-Gracias.
-Es la verdad.
Tras eso, el silencio se instaló. El noticiario había terminado y acababa de comenzar una serie policial. El resumen del capítulo anterior era una sucesión de imágenes de tiroteos, policías en persecución y escenas del crimen. Cuando el nombre del programa ocupó la pantalla, Loki habló.
-Por qué estás aquí? -Odín se tomó un momento antes de responder.
-Asgard necesita a su príncipe. -El dios negó, pero sus palabras se ahogaron bajó las del Padre de todo. -Y tu hija necesita a su padre. -Los ojos de Loki se abrieron inmensamente. Odín sonrió. -Y Thor necesita al amor de su vida.
-De qué estás hablando? -Susurró, incapaz de que su voz sonase más fuerte.
-Ya te lo dije, soy un viejo idiota. He sido un ciego ante las vidas de quienes más amo... Ya no quiero que las personas de mi familia sufran.
-Odín... -Su corazón comenzó a latir con fuerza.
-Sé que no te he tratado bien. Sé lo que piensas de mí, y eso es enteramente mi culpa. Te oculté tus orígenes por tanto tiempo que me avergüenza pensar en ello. Me detestas. Al punto de quererme muerto. Lo sé.
Pero también se lo que sientes por Thor, el amor que tienes por Frigga. Y creo que ni siquiera debo mencionar a tu hija, porque la amas tanto que te alejaste de ella para protegerla de mí. He venido aquí para pedirte perdón. Perdón por todo el mal que te he causado alguna vez. Y para pedirte, si puedes tolerarme, que regreses a Asgard con tu familia. Thor, Gisli y Frigga te extrañan, Loki. Y yo también, aunque no te importe. -Odín hizo una pausa y se frotó el rostro, avergonzado. -Asgard te espera, aquellos a quienes amas te esperan. -Una sonrisa triste se dibujó en sus labios. -No me interpondré. Amo a mi nieta más que a nada en el mundo, y no soporto verla crecer sin su padre. Ella merece saber de quién es hija para poder estar orgullosa de ti. Tal y como yo lo estoy.
Loki permaneció allí, inmóvil, mirando a Odín con expresión vacía. Todos los sonidos se apagaron hasta desaparecer.
Era un sueño? Acaso había adoptado tanto el estilo de vida mortal que la muerte finalmente le había sobrevenido, confundiéndolo con un Midgardiano cualquiera? Debió haber palidecido, porque el Padre de todo dejó la cerveza en la mesa sin quitarle la vista de encima y sus músculos se tensaron, listo para atraparlo si caía.
-No te detesto. -Susurró para su sorpresa. Esta vez fue el turno de Odín de petrificarse. -No te detesto. -Repitió. -Estaba enojado. Fuiste mi chivo expiatorio.
-Loki...
Era verdad. Luego de tanto tiempo lejos, había podido analizar sus sentimientos en profundidad. Había estado enojado con todos. Pero principalmente consigo mismo. Su deseo de obtener el trono era la pared que lo mantenía a salvo de la verdad: Se odiaba. Profundamente.
Una vez que había admitido eso, comenzó el proceso de sanación.
Era un camino difícil, lleno de caídas en pozos oscuros de los que sentía que no saldría nunca más, pero estaba dispuesto a atravesarlo.
Seguía en contacto con Lyrei, y ella lo había ayudado muchísimo. Incluso Strange, que parecía detestarlo al principio, había llegado a pasar tiempo con él y aconsejarlo.
Y hoy, frente a Odín, podía por fin admitir la verdad.
Soltó todo el aire de sus pulmones de golpe.
Thor...
Había pensado en él todos los días durante esos dos años lejos y el deseo era siempre el mismo: Que encuentre a alguien, que sea feliz, que Gisli lo ame. El corazón le había dolido cada vez en que lo imaginaba con alguien más, prueba de que el amor que sentía por él y que había tratado de negar seguía vivo a pesar de la distancia.
Miró a Odín. Luego a Bobby.
-No quiero dejarlo solo. -El Padre de todo sonrió.
-Y no tienes por qué. Asgard es enorme.
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