Capítulo 13
Mierda, mierda, mierda. Si, se me pasó el Martes. Por dos minutos. Perdón. Tuve un día complicado porque me tocó viajar a casa de nuevo y estuve despierta desde las 9 menos 10 de la mañana. Apenas llegué a las 6 de la tarde desempaqué sin siquiera guardar nada y me fui a dormir. Tengo hambre y mal humor (? Les dejo el cap y me voy antes de comerme a alguien (?
***
Lo primero que sintió fue la suavidad de las mantas que lo cubrían. Lo siguiente, el ruido del agua al escurrirse. Algo frio se apoyó en su frente. Se lamió los secos labios y al siguiente momento, algo metálico se apoyó contra ellos. A ciegas, porque aún no tenía fuerzas para abrir los ojos, cerró los labios alrededor de la cosa y succionó. El agua era dulce y fresca, y la recibió como una bendición de los dioses.
-Despacio, con cuidado.
La cantarina voz de Lyrei se sintió como una centella en su columna y abrió los ojos. Lo recibió el sol poniéndose tras la ventana. Qué...? La mujer apareció en su campo visual.
Los recuerdos regresaron de golpe. Se revolvió en la cama, tratando de quitarse las mantas de encima. Su corazón se desbocó. Su hijo... Su niño... Se le cerró la garganta. La sanadora trató de calmarlo, pero sus movimientos espasmódicos le impedían acercarse. El vaso con agua que tenía en sus manos salió volando por un golpe y dio contra la pared, empapando todo a su paso.
-Loki! –Gritó la hembra. -No perdiste al niño. Me oyes, Loki? No lo perdiste. No. Lo. Perdiste. –Lyrei le tomó las manos y las sostuvo con fuerza, mirándolo directo a los ojos. –Respira conmigo. Vas a respirar conmigo AHORA.
Esforzándose por seguir las instrucciones de la mujer, el chico se petrificó. Acompasar su respiración con la de ella le resultó casi imposible, pero la elfa continuó hablándole y mirándolo fijamente hasta que fue capaz de respirar con naturalidad. Pasado el ataque de pánico, los ojos se le llenaron de lágrimas.
-Vete. Déjame solo. –Le ordenó, escondiendo el rostro. Ella negó con la cabeza. –Vete! –La empujó con fuerza, pero ella seguía sin entender el mensaje. –Que. Te. Vayas! -Una llamarada de magia brotó de sus manos.
-No. –Con esa única palabra e ignorando la amenaza, Lyrei se arrojó sobre él, envolviéndolo en sus brazos. –Lo siento. Lo siento, Loki. No debí dejarte. No debí irme.
Las llamas que ardían en su mano se apagaron por la sorpresa. Sintió humedad en el cuello, justo donde la elfa había puesto su rostro. Sus propias lágrimas brotaron como un manantial, sacando el miedo que tenía congelado en el pecho.
Si. Había tenido miedo. Un miedo espantoso.
-Pensé que no volverías. –Dijo en cuanto pudo hablar.
-Y por qué no lo haría? –Ella sorbió por la nariz. -En todos mis siglos de vida, nunca he abandonado a un paciente. No serás el primero. –Se separó lo suficiente como para acunar su rostro entre las manos. Loki entrelazó sus dedos con los de ella. –He traído todo lo que necesito y más. Y si mañana te sientes con ánimos, me acompañaras fuera. Un cambio de aire te hará bien.
El cariño que emanaba de aquella mujer le caló hasta los huesos. Estaba seguro de que haría muy feliz a algún hombre. Aunque... Quizás ya tenía a alguien. No se lo había preguntado... O más bien, no le había importado... Se sintió mal.
-Estas casada? –La sorpresa hizo que Lyrei abriera los ojos ampliamente antes de sonreír con nostalgia.
-No. Amé a alguien una vez, pero fui estúpida. Finalmente decidí que irme lejos era un buen remedio para mi corazón destrozado.
Ella... Ella había pasado por lo mismo que él. La miró a los ojos un instante, buscando algún signo de malicia en ellos. Sentía enormes deseos de abrirse a ella, pero al mismo tiempo estaba aterrado. Había pasado toda su vida ocultando lo que sentía, mintiéndole a los demás, fingiendo ser quien no era... Por qué ahora quería cambiar eso?
-Quédate aquí y descansa. Te haré una sopa y buscaré más agua. –La mujer se puso de pie y Loki sintió un repentino pánico ante la idea de quedarse solo. La tomó de la mano bruscamente y habló con un hilo de voz.
-Puedes... Puedes quedarte un rato? No tengo hambre o sed...
Lyrei sonrió antes de indicarle que le dejara lugar. Loki no entendió hasta que ella no se recostó junto a él y abrió los brazos.
-Ven.
Apoyó la cabeza en su pecho y se dejó envolver por sus brazos. El corazón de la mujer latía rítmicamente y él trató de acompasar su respiración a la suya.
-Si hablo contigo... -Susurró.
-Puedes contarme lo que sea. –Loki respiró hondo.
-No... No estoy acostumbrado a esto. Nunca me abrí a nadie. –La mano de la elfa le acarició el cabello.
-Tal vez... -Aventuró ella. -Ya no quieres mentirte más?
Mentirse, eh? Si... Siempre había pensado que sabía lo que quería y que estaba seguro de todas sus acciones... Pero...
-Debe ser eso... -Cerró los ojos con fuerza y habló sin pensar. –El niño que cargo es del hijo del hombre que me crió. –Guardó silencio, esperando el espanto. La mano de la mujer se tensó en su espalda.
-Él... Él te forzó? –Su voz fue dura y pareció que había hablado entre dientes. Se apresuró a mirarla a la cara.
-No! No, él nunca haría eso! Más bien... Fue al contrario... -Las palabras comenzaron a salir sin poder detenerlas. –Lo drogué. Lo drogué y me aproveché de eso para engendrar a mi niño. Pero... Pero no tenía otra opción. Él nunca iba a hacerlo, jamás sentirá por mí lo que siento por él, y yo no podía continuar así... Sin algo por lo que vivir. He hecho cosas horribles toda mi vida, y nunca me había arrepentido de ninguna de ellas, y creí que... Que haciendo una última cosa espantosa podría ser libre. Pero cuando pienso en... En lo que le hice... Quiero golpearme...
-Loki... -Los enormes ojos de la mujer se llenaron de lágrimas.
-No me odies... Por favor no me odies... No tú...
Rompió en llanto sin importarle nada más. Estaba roto. Siempre lo había estado... Y delante de ella no le molestaba admitirlo...
-Mi pobre, pobre niño...
Se dejó acunar por Lyrei. Y por primera vez se sintió bendecido. Su hijo crecía en su vientre, y tenía a su lado a alguien que lo entendía.
Pensó en Thor.
Si tan solo pudieran estar juntos...
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