Capítulo 32

Le di espacio a su familia de pasar primero. Yo necesitaba poner en orden los latidos de mi corazón e ideas. Esperé en el largo pasillo, con los chicos haciéndome compañía. La pequeña sala de espera contaba con cuatro filas de sillas y estábamos dispersados en ellas. Sin el paradero de Keiko claro me mantuve en contacto con mi padre. Ambos compartíamos el temor a que esa mujer le volviera a ser daño a mamá.

—Gracias por estar aquí —agradezco a la banda y me muestran el pulgar. —sigo sin entender el motivo de tan honrosa compañía.

Sus edades estaban entre los 40 y 50, los conocí a mis 27 años. Mi edad, nunca fue un impedimento para llevarnos bien. Siendo honestos desde los primeros inicios uno química entre nosotros. Simón, los chicos y yo, fuimos por casi cinco años una familia.

—Nos diste las canciones y la orden de hacer con ella lo que quisiéramos —inicia Marek —tu pedido iba más a destruirlo que a ventilarlo.

—No pudimos hacerlo —confiesa Jamil —fuimos a casa de Halls y le narramos a Kathy lo sucedido.

—La tristeza en el rostro de mis hijas y mi esposa, me destrozó.

—A todos —confiesa Samir —la casa de Halls seguía siendo segura y fue nuestro refugio.

—¿La prensa seguía acosando?

—Alguien de la disquera soltó la lengua y comentó él rompiendo con los productores —me responde Jamil —los alborotó a todos.

—A la prensa se le sumó los fans, en las redes y en la realidad. Alguien encontró la dirección mi casa y fue una pesadilla. —estira sus piernas y abre los brazos a lado y lado de las sillas continuas.

—¿Cómo no has enterado? ¿En qué planeta vives?

Guardo silencio escuchando lo que fue su vida en esos días. Les causa asombro que no me enterara de la situación o no sintiera curiosidad de ver las redes. Una vez ingresé al avión que me traería a casa, me desligué de cualquier cosa que tuviera que ver con la música.

—No respondí mensajes, ni llamadas —comento —hoy fue la primera vez que salgo y lo hice por mi madre.

—A ti te bastaba refugiarte en cualquiera de tus casas y exiliarte, nosotros tenemos una familia que alimentar —bromea Halls.

El sentimiento de culpa aumenta al enterarme de que les fue posible salir de casa en búsqueda de empleo. La gran mayoría tocaba en clubes privados con bandas pequeñas antes de trabajar conmigo. Empleos que podían retomar gracias a la fama que obtuvieron trabajando a mi lado. El acoso, le hacía posible hacer las cosas básicas. Ir al súper, llevar a sus niños a la escuela y hasta llenar el tanque de gasolina. Se convirtieron en una completa pesadilla

—Nuestros ahorros empezaron a disminuir.

—Algo teníamos que hacer.

—No sé si lo sabes, pero soy padre de una adolescente —señala Samir —ama tomarse fotos y hacer videos que luego comparte en todas sus redes.

—La recuerdo. Pelirroja, pecosa, delgada y muy alta para su edad.

La risa de todos no logro entenderla, hasta que su orgulloso padre me muestra una foto actual. Una adolescente de quince o dieciséis años, cabello rubio y largas piernas, sonríe a la cámara abrazada a una mujer bastante parecida. La foto fue tomada en una playa, ambas tienen trajes de baños de dos piezas mostrando su esbelta figura.

—¡Es mi mujer! ¡Mi hija una niña!—me divierte el tono de advertencia y me guardo mis comentarios. —Encontró nuestra canción, la que ibas a enseñarles a esos imbéciles. Y lo usó para uno de esos videos.

Me muestra de nuevo el móvil y lo que empieza a reproducirse, me reseca los labios. Un video de cincuenta minutos con pequeños clics de nuestros conciertos, antes y después de salir al escenario, ensayos, pruebas de sonidos, etc.

—¿De dónde sacó todo esto?

—La pregunta perdió importancia en el instante en que vi las vistas y reproducciones —señala un lugar en la red social y sonríe —los comentarios eran de todo tipo.

—Ninguno hablaba de una canción mediocre. —Halls hace referencia a lo dicho por los productores y sigo viendo el video en la pantalla —algunos creyeron que habíamos usado a la hija de Samir para el lanzamiento de nuestro nuevo álbum. Por lo que estaban a la expectativa.

—Seguíamos sin trabajar y el dinero era cada vez menos—afirmo a Marek con algo de vergüenza y este sonríe en un intento de aliviar mi tensión —usamos nuestros ahorros para lanzar el primer sencillo, pedidos favores, tocamos muchas puertas.

—Nuestras esperanzas están puestas en ese álbum —varios mechones del cabello de Marek caen en su frente y lo lanza hacia atrás con violencia. —no te estamos pidiendo demasiado, solo que hagas lo que mejor sabes.

—¡Cantar! —responden al tiempo.

—No es tan sencillo, necesitamos a un productor o disquera que desee trabajar con nosotros...

—Hemos tocado un par de puertas, pero te quieren a ti haciendo negocios, no a nosotros.

Jamil me muestra el listado de la aplicación de las diez mejores canciones y sonríe señalando el primer lugar. El nombre no me resulta conocido, por lo que todo el móvil y le doy reproducir a la canción.

Su luz sonrojada ofrece una visita

A sus lágrimas y fracasos

Será mi guía en su infierno

Yo seré su ángel que la guíe

—Nuestra carrera nos lleva a disfrutar más de la noche que del día —me explica Jamil —no somos estrellas, somos cazadores de ellas. El nombre se asemejaba al anhelo de todos. "Qué nuestro álbum funcione"

Era la canción de Halls, ya no con el nombre Aurora. El silencio se apodera del pasillo y todos están a la expectativa de mi respuesta. La decisión de cambiarle el nombre, fue unánime luego de recibir la sugerencia.

Un último deseo —leo el nombre de la canción. —¿Por qué?

—No somos nosotros los que debemos responder a esa pregunta —los veo confundido y Halls decide seguir —el nombre lo dio tu chica.

—Nos dio un par de consejos para la portada del álbum.

—Las respuestas las tiene ella —finaliza Samir—lo mejor es ir con tus padres, con esa mujer en libertad, no es buena idea que estén solos.

Ellos, al igual que yo, temían que quisiera desquitarse a través de mis papás. La violencia no era común en los chicos, pero sí debían tomarla para defenderse a ellos y a los suyos. Lo harían.

—¿Soy parte de la familia? —le pregunto viéndolos levantarse y afirman con solemnidad.

—¿Lo dudas? —niego estrechando la mano de cada uno.

—Acepto —les digo al estrechar la mano del último de ellos —con una sola condición.

—¿Cuál?

—Necesitamos otro nombre —me explico —ya no como solista, sino para la banda.

—Para la familia —explica Samir y afirmo con una sonrisa.

*****

Lo bueno de ser el último en verla era que no tenía el más tiempo de estar con ella y las secuelas de la anestesia habían pasado. La encontré despierta y atenta a la puerta, una venda cubría su hombro derecho y una sonrisa iluminaba su rostro.

Sus hermosos ojos negros brillaban de alegría al verme llegar. Se aferró a mis manos con fuerza al tiempo que recibía mi abrazo. Su madre tenía razón, amar a alguien no era solo decirlo, había que demostrarlo. Y en esta relación solo Saori lo hizo.

—¿Cómo te sientes? —le pregunto intentando alejarme, pero su abrazo me lo impide.

—Me siento bien —responde en voz baja —fue solo un susto.

—Fue más que eso. —le aclaro —la de muchos depende de la tuya Saori.

—Yo tampoco podría vivir sin ustedes. —aleja su cuerpo del mío y su sonrisa se amplía —no sé si fue un sueño, pero ¿Los chicos están aquí?

—Están aquí. Lo que me hace recordar ... ¿Hablaste con los chicos sobre el nombre del álbum?

—No fue tan así —comenta removiéndose incómoda en la cama —Vi el video de tu canción en esa red social, en un comienzo pensé que era un fraude. Pensé que alguien usó tu voz y a través de inteligencia artificial logró simularla.

Se comunicó con la dueña del perfil, le hizo preguntas sobre la veracidad de las voces. La respuesta de la chica fue tajante, eran reales y ella tenía todo el derecho a usarlas.

—¡Me enojé! Y le dije que yo era la novia del vocalista y exigía saber el origen de ese video —hace un mohín y se encoge de hombros, divertida —no respondió en ese instante, ni en las siguientes horas.

Cuando lo hizo, le pidió un número donde llamarle. Diez minutos después de proporcionarlo, recibió una llamada de Samir. Habló con él un par de horas, fue abierto en diálogo y en dar explicaciones sobre ese video. Su comportamiento le hizo abrirse a él y confesarle mi comportamiento.

—Te habías encerrado y no querías salir —suspira —las confesiones subieron y llegamos al día en que fui a ese concierto. Le hablé de la lista de deseos, era el último de ellos.

—¿Lista de deseos?

—Cada fin de año el abuelo enviaba a Keiko por una lista de deseos que queríamos para el año siguiente —me explica —después de los quince dejé de enviarla, Naomi siguió con esa costumbre.

—¿Entonces? ¿De dónde salió esa lista? —insisto en saber.

—Hice una diferente, más amplia y extensa. El día que lo hice no supe la importancia que tendría al enterarme de que estaba enferma y podía morir—se encoge de hombros —le puse por nombre, Cien cosas que hacer antes de morir.

—Un poco siniestro ese nombre.

—Premonitorio, es la palabra correcta—confiesa.

—¿Y yo era el último?

—Ese y que mi abuelo dejara de hostigar eran los más difíciles —confiesa —lo del abuelo creí darle solución.

Al enterarse de la enfermedad de su nieta, Jomei exigió llevarla a Tokio. Aprovecharía la permanencia en el país, para que su Saori conociera a quien según él sería su esposo.

Era hora que su nieta se casara y tuviera una familia. La poca relación que había entre Akiro y Jomei se rompió en el instante en que el anciano envío a Seiji a buscar a conocer y buscar a su prometida.

—Si me mantenía lejos de casa y oculta, él dejaría de acosar. —continúa —me mantuve en las sombras gracias a los consejos de mi padre. No usaba tarjetas de crédito, teléfonos de los hoteles, restringir la ida a los bares, hablar con desconocidos...

—Y el cambio de móvil—afirma mordiéndose el labio inferior, nerviosa.

—Y ya que estamos en confesiones —le digo tras recordar —¿Cuál fue la verdadera razón para no ir a New York?

—Ya lo dije —responde, bajando el rostro, apenada.

—No. —tomo su rostro obligándola a verme —¿Te hice algo?

—Fuiste allí por Maissa —empieza a decir y en evidente su incomodidad —los rumores de los invitados decían que fueron novios, que ella era la musa en tus canciones y que estabas aún enamorada de ella.

Celos. Pienso al ver como se le humedecen los ojos tras su confesión. Le abrazo fuerte y la mantengo entre mis brazos. Lo que sentí por Maissa lo siento tan lejano que solo puedo recordarlo con una sonrisa.

—Hoy día, sé que te amo y daría mi vida por verte feliz —le digo sin soltarla. —de preferencia a mi lado, no en otros brazos.

He sido un imbécil y estoy dispuesto a enmendar mi error. En adelante, cultivaré esta relación de tal manera que no halla dudas de lo que siento. Ni en ella, ni en su familia.

Las horas pasaron volando, perdimos la noción del tiempo y la realidad. Hicimos planes a mediano y corto plazo, Saori se mostró feliz de que volviera a retomar la música y no tuvo inconvenientes en mis posibles ausencias.

"—Te conocí gracias a la música ¿Cómo odiar lo que me acercó a ti?"

Sus palabras me dieron el incentivo que necesitaba para hacer los planes de reunirme con los productores. Mi madre dormía y papá estaba charlando con los chicos cuando regresé a casa.

—Tu madre y yo nos iremos a Estambul —son sus primeras palabras —nos iremos mañana en el primer vuelo. Odio este ambiente de inseguridad que esa mujer me da.

—Entiendo el punto —le acepto —pero ¿Cómo harás? Ella no quiere alejarse de aquí.

—Logré convencerla —suspira largo antes de seguir —fue agotador explicarle que aquí corría peligro, pero valió la pena.

—Nosotros nos iremos en unas horas —habla Halls —Entendemos que no quieras dejar a tu chica...

—Hablé con ella, no tiene problemas —le interrumpo —estaré aquí hasta que se encuentre una solución con respecto a Keiko.

—Eso puede tardar días, semanas o años —aclara mi padre —si te preocupa su seguridad, puedo contratarle a alguien que la cuide.

—La tensión en la familia puede palparse, mi comportamiento puede hacerlos empeorar.

Si bien, la decisión es buena y tendría como fin la seguridad de Saori. Su padre podría verlo negativo, sentiría que lo veo incapaz de cuidar de su hija. Eso sin mencionar al viejo. La vibración de mi móvil me hace sacarlo del bolsillo de mi chaqueta y me encuentro con un mensaje que no esperaba.

—Khan tiene razón, no lo tomará de buena manera. —la conversación sigue en torno a lo sucedido entre padre e hijo y yo sigo leyendo lo que me han enviado.

Era un mensaje del investigador que contraté, por lo de Agatha. La había encontrado. Anexaba varias notas de prensa y un informe policial.

—¿Qué sucede? —interroga mi padre.

—Es sobre Agatha —respondo cerrando el móvil y viéndolos a todos —la hallaron en un edificio abandonado de Hunts Point.

—Espero tengas suficiente material para demandarla...

—No podrá pagar —les digo acercándoles la imagen. —está muerta.

Su cuerpo fue encontrado, sin identificación y con tres impactos de bala en su pecho. Permanece en la morgue desde hace dos meses y nadie ha reclamado su cuerpo.

—La fecha del hallazgo —susurra Halls.

El día después de hacerse viral esa página web infernal, Agatha fue encontrada. De ninguna manera quiere decir que sea inocente, pero deja un par de interrogante.

—¿Mantienes contacto con Simón? —Marek enarca una ceja al verme negar y me entrega el móvil —Tienes varios mensajes de él.

Leo lo que me ha enviado sin mucho interés. Estará en la ciudad en unos días, se preguntaba si tengo tiempo para verle.

—A estas alturas ya debe saber lo del álbum y desea hacer las pases.

—Eso no va a suceder —les calmo borrando los mensajes. 

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