Viernes
Un personaje nuevo decide unirse a esta pequeña cofradía urbana del ejercicio. Lo visualizo al pasar. El muchacho está intentando recobrar la respiración después de haber corrido diez minutos y parece un colibrí azotado por una tempestad. Cachetes regordetes rojos como si se estuvieran prendiendo fuego, sudor abundante y la camiseta de fútbol de la selección argentina, que le da sentido a todo el conjunto. "Otro pobre infeliz" pienso más con empatía que con maldad.
–Te juro que mejora con los días, es cuestión de costumbre –digo mientras paso a su lado.
Ya me siento una experta, al menos en la parte ridícula del comienzo.
Pienso en recomendarle la casa de indumentaria deportiva que me vendió las prendas antinucleares, pero reconozco que mi atrevimiento puede llegar a ser un tanto invasivo y desisto en el acto.
La rubia pasa a mi lado y me sonríe amablemente. Creo que tengo una nueva amiga.
Sigo mi rutina, si si ya tengo una rutina, con una canción de Fito merodeando mis labios.
"...Sólo se trata de vivir
esa es la historia
con la sonrisa en el ojal
con la idiotez y la cordura de
todos los días,
a lo mejor resulta bien..."
Fito Páez y los cartelitos con frases positivas de facebook tenían razón, se puede ser feliz sin tanto cuento, con las pequeñas cosas, las efímeras, las que te llenan el alma y te convierten en mejor persona.
Doy por terminado mi momento "Mario Benedetti" y le escribo un mensajito a mi mamá "Poné la pava que ya voy".
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