El alegre y despreocupado escuadrón
Los días pasaban poco a poco, varias reuniones se dieron en la enorme mansión y para todos ya era costumbre que el mexicano llegara tarde y apestando a alcohol, a las 1200 horas de un martes dieron comienzo las pruebas para los aviones que usaría el escuadron en el campo de guerra, todos los soldados estaban emocionados a pesar de lo horrible que podía llegar a ser el encuentro y se saludaban cuál si fuesen hermanos aunque algunos no se conocían hasta que llegaron a las instalaciones en Rusia, todos se habían trasladado a las instalaciones estadounidenses para empezar con el entrenamiento
- ¡Oye, Alejandro! - uno de los pilotos llamó al moreno quien recibía algunos papeles de parte de China quien por simple curiosidad se acercó junto con el nombrado
- ¿Qué pasó, Pancho? - preguntó casual el azabache quien saludó con un golpe en el hombro de su hermano de armas - ¿Te estás arrepintiendo de ser el primero?
- En tus sueños, cabrón - respondió sonriente el soldado mientras regresaba el singular saludo - Oye, Miguel se enfermó del estómago en la mañana y ahorita no puede levantarse de la cama ¿Crees que Carlos pueda tomar su lugar?
- Claro, después de todo, solo son pruebas ni que fuera la guerra - ambos rieron con sorna hasta que recordaron que cierto asiático los acompañaba - Ah, cierto, China él es Francisco alias Pancho
- Un gusto - la mano del soldado quedó en el aire ante la leve reverencia del asiático, reverencia que no tardó en ser respondida con otra para no ser grosero - Es un honor pelear a su lado
- Lo mismo digo. Aru - China sonreía al ver el aura tan cálida que envolvía a los soldados, poco a poco cada integrante del escuadrón se acercó para presentarse y antes de que Yao se diera cuenta ya los conocía a todos e incluso a sus familiares - Tus pilotos son muy alegres, México
- No me llames México, mi ojitos cerrados, llámame Alejandro, aquí todos lo hacen ¿¡Sí o no, raza!? - ante el grito los integrantes del escuadrón respondieron con un "Si" al unisono para después regresar a sus labores
- Parece que son muy unidos, no es común que las personas conozcan el nombre humano que usan sus países - explicó el chino quien recibía de vuelta los papeles a que previamente le había entregado al mexicano, estos se encontraban firmados, en cualquier momento podían empezar con las prácticas
- ¿Enserio? En mi tierra todos conocían el nombre de mi madre, así que en cuanto nací ya todo mundo sabía mi nombre
- ¡Ey! ¿Ya o vas a seguir coqueteando? - preguntó Pancho quien se encontraba listo para despegar, el mexicano se despidió con una sonrisa del chino y empezaron las pruebas
...
Fueron tres, tres habían sido los accidentes ocurridos durante las pruebas, tres de sus hombres habían muerto antes de que la guerra siquiera comenzara para ellos, el primero fue Carlos quién había muerto por un error durante el aterrizaje, después fue Francisco seguido de Miguel, ellos habían muerto a falta de combustible en una de las pruebas de vuelos largos. México había quedado devastado e incluso se le podía escuchar por las noches sollozando o hablando solo, algunos de los pilotos lo intentaron animar con todo, desde tacos hasta mezcal pero nada era efectivo en Alejandro, incluso Alfred, Arthur y Yao habían ido a visitarlo para subirle los ánimos pero nada pasaba, la sonrisa de México había desaparecido pero aún se mantenía firme ante la guerra y seguía tratando a sus soldados cómo a sus preciados hijos
Tres semanas después del último accidente Alejandro se levantó con la frente en alto, sonriendo con una alegría sincera, ese día llegó temprano a la reunión, tan temprano que ni su loco jefe había llegado por lo que se tomó la libertad de jugar con las sillas y recostarse sobre la madera color caoba
- Veo que llegas temprano, supongo que hoy pasará algo bueno - mencionó Rusia mientras cerraba la puertas tras de si, Iván se tomó la libertad de sentarse junto al azabache quien le sacó la lengua en un gesto infantil - México ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Ya me la estás haciendo, pero bueno - dijo con burla el mexicano mientras se sentaba adecuadamente en su silla
- ¿Con quién hablabas en las noches? Varias veces las sirvientas llegaron a decirnos que por las noches se escuchaban murmullos desde tu habitación, no solo tuyos, también de otras personas
- Ah, eso, es común que las almas vengan conmigo después de morir, los ayudo a mantenerse calmados antes de partir - respondió con tranquilidad el mexicano quien no pasó por alto el rostro incrédulo de Rusia - No tienes porqué buscarle lógica, es algo que solo yo y mi Catrina sabemos aunque también mi madre lo hacía
- ¿Catrina?
- Cómo ya dije, no tienes porqué buscarle lógica
- ¡México! - Yao entró corriendo a la sala de reuniones para abrazar al moreno quien correspondió sin dudar aquel abrazo - Estaba muy preocupado por ti. Aru
- Ay mi come perros, no tenías porqué - dijo sonriente el mexicano mientras apartaba un poco al chino, después llegaron Arthur y Alfred a la sala de reuniones - Hola ¿Cómo están?
- Bien, pero parece que al fin te alegraste ¿Listo para la guerra? - preguntó Alfred con un toque de burla mientras se sentaba junto a Yao pues le había robado el asiento junto al mexicano
- Obviamente, mi gordis, ustedes digan rana y yo salto - la alegría había vuelto al rostro del pelinegro quien intentaba no mostrarse destrozado aunque Arthur e Iván habían visto tras su máscara, aquella máscara que se levantó tras escuchar la palabra "Guerra"
México ya no estaba muy seguro de seguir con aquella guerra, la rabia que le guardaba a Alemania quemaba en su pecho y su sangre hervía al recordar el llanto de aquellos a los que consideraba sus hijos, pero no sé detendría, no hasta que el campo de guerra estuviese manchado con sangre enemiga, no, ni aunque eso pasase sé detendría, acabaría con cada ser que dañe a sus seres queridos y les haría sentir el mismo dolor
- América y México, ustedes atacarán a Japón para traer de regreso la isla que les arrebataron - dijo Rusia mientras miraba a los nombrados, esta sería su última reunión - Saldrán a las 0500 horas antes de que salga el sol
- Entendido, el escuadrón 201 no los decepcionara - una sonrisa maliciosa adornó el rostro del mexicano mientras se levantaba de su asiento - El campo de guerra se manchara con la sangre de nuestros enemigos
...
Solo faltaban unos minutos para que todos despegarán, algunos soldados dedicaron oraciones para los caídos durante las pruebas y México fue quien rezó por todos, aquellos que aún vivían y aquellos que habían muertos, todos los encomendaba a los dioses. Alejandro tomó su casco y sus gafas listo para salir pero fue detenido por una mano en su hombro
- ¡Jefe! - nuevamente aquella falsa sonrisa que quería demostrar dulzura se alzaba en el rostro del mexicano, esa sonrisa preocupaba al resto de los pilotos quienes miraban a escondidas - ¿Qué? ¿Preocupado por la apuesta?
- ... - el ruso se acercó de forma sigilosa a los labios del moreno, sellando un beso dulce y sorpresivo, un primer beso que fue robado - Más bien, estoy preocupado por ti ¿Estas seguro de ir? Aún no te recuperas de las pruebas
- Ellos irán, yo iré, así son las cosas - la máscara cayó tras aquel beso, demostrando tristeza y melancolía pero tras todas esas emociones había una furia que en cualquier momento explotaría - Son mis hombres, mis hijos, tengo que protegerlos
- Entiendo, supongo que nada podrá acerté cambiar de parecer, así que no me queda de otra que desearte suerte en tu vuelo - una amplia sonrisa se formó en el rostro de Rusia y eso hizo sonreír al mexicano, recibió un segundo beso a lo que parecía ser a modo de despedida - Quiero que seas parte de mi, pero no quisiera verte destrozado...no otra vez, cuídate ¿Entendido?
- Ah...Si, supongo que lo intentaré - el ruso se fue después de revolver los cabellos del mexicano quien se vio rodeado por sus camaradas quienes le silbaban y soltaban comentarios cómo "Andas con todo jefe" "Primero el chinito y ahora el ruso, ese es nuestro México" "Chiquito pero picoso" "Solo esperemos se pueda sentar" - ¡Órale! No anden chingando ¿Porqué habría de ser yo el pasivo?
- Porque eres el más bajito - respondieron al unisono el escuadrón de pilotos para después soltar una risa sonora que llamó la atención de los presentes, todos los soldados se pusieron en posición y partieron seguidos de los pilotos y soldados Estadounidenses aunque seguían molestando a Alejandro por radio
¿Entonces jefe?
Entonces..¿Qué?
Que a quien le tiras, pendejo ¿Al tripalosky, al come perros o a la gorda?
No mames Antonio, incluso a la gorda la meten en sus chingaderas ¡No soy gay! ¿Entendieron?
Bueno, bueno, hipotéticamente hablando ¿A quien le tirarias? Yo apuesto $10 al chino
Vas a quedar pobre, pendejo, apuesto $20 al ruso
Cuando tienes varo y te vale madres la vida, pues bien, acá apostamos $30 entre todos por la gorda
Oigan, no soy pelea de gallos para que empiecen a apostar
Nha, eres mejor que eso Alejandro y cómo tus hermanos nos preocupamos por tu futura pareja así que ¿Yao, el ruso o Alfred?
Oye, aún no sabemos el nombre del ruso ¿Te dijo?
¿Tu crees que el edificio con patas que tengo por jefe me iba a decir su nombre? Solo lo conozco por Rusia
Pues te dió un beso...
¡¡¡Cállate Mario, a ti nadie te preguntó!!!
Andas mal Mario, fueron dos
Jajaja Cierto
Si sabían que eso es una forma rusa de saludar ¿Cierto?
Gracias Alfredo, por aclarar que no homo entre el edificio y yo
No te intentes sostener en mi, Ale, que no sé si hacen lo mismo para las despedidas
Jajaja, Ya valiste madre ¡Si homo!
¡Aprobado por el escuadrón 201!
Por cierto, sobre tu conversación con el poste ¿Qué apostaste con el tripalosky?
Ah, si pierdo la cordura y dejo de tratarlos como siempre entonces mi cuerpo y por obviedad mis tierras serán suyas
...
¿Chicos?
¿¿¿¡¡Y todavía dices que no homo!!???
Si weyes, no homo
¡¡No homo nuestros traseros!!
Jefe, 15 minutos para arribar en la isla madre Luzón
Caballeros, demostremosle a los del eje lo que México puede hacer
¡¡A sus órdenes, jefe!!
Esa solo sería una de las tantas misiones que haría el despistado escuadrón 201, una de las 96 misiones cumplidas con 2, 842 horas de vuelo, más de mil bombas lanzadas y 166, 922 rondas de munición, hasta que el último enemigo en quedar de pie...fue el mismísimo Japón
- Es un placer conocerte, México-san - saludó el japonés seguido de una reverencia posando una mano en su fiel katana - Espero que éste sea un combate justo, sin trampas, solo usted y yo
- Eso no lo dudes, Japón - dijo el mexicano mientras bajaba de su avión designado y se ponía frente a frente con el japones - No soy un tramposo después de todo...
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