Capítulo 4: Una nueva alianza
La Alianza Universal empezaba a retirarse cuando de pronto, una enorme columna de humo se alzaba a la lejanía mientras una luna roja iluminaba el anochecer, a su vez fuertes estruendos llegaban a oídos de todos.
De repente, un grupo de seres alados iban directo contra el Brujo Supremo, sin embargo Lucy con un Cañón Mental fue capaz de eliminarlos, aunque seguían viniendo más hacia donde estaban.
—Acechadores ¡Os convoco a pelear! —gritó Laj alzando sus manos hacia el cielo.
De los cuarenta miembros que conformaban la hermandad tan sólo se presentaron cuatro: el padre Isaías Cruz, un hombre muy delgado y algo bajo de estatura que portaba una katana llamado Stephen, una mujer que tenía todo su rostro vendado que respondía bajo el nombre de Francine, y por último tenían a un hombre bastante musculoso que según Hansel se llamaba Hannibal.
—Señores, puede que los haya tomado de imprevisto pero, esto es una emergencia —dijo el brujo.
—¿Qué ha sucedido Supremo? —preguntaba la mujer con la cara cubierta.
—Estamos en guerra oficialmente contra la organización de Afisteo, y si miran hacía enfrente, podrán ver su primer ataque —puntualizó Laj'faari.
—Pero él es más poderoso que nosotros —señaló aquél hombre de nombre Hannibal.
—Sí, pero ahora trabajaremos en conjunto con la Alianza Universal y la UIE —respondió el Supremo.
—Oigan, creo que tendremos que ir a ver que sucede allá ¿no creen? —enunció Alejandro señalando la gran nube gris que se elevaba.
Ray y Lucy se encargaron de llevar todos al lugar, sólo para encontrar el lugar hecho un desastre mientras unas criaturas de tres metros y cuerpo humanoide, según el brujo estos eran los Nefilim, esbirros de Afisteo.
Aquellos seres rodearon al equipo, pero pronto todos se unieron a la batalla. De las manos de Francine salieron destellos que cegaron a sus oponentes, para después Stephen utilizara su arma causando cortes mortales en ellos.
Hannibal con el apoyo de Hansel, Tomoko y Liu luchaban contra un grupo de otro tipo de bestias, estas eran más grandes que las anteriores aunque no por mucho, el rasgo que más las destacaba eran unos largos cuernos y el hecho de que poseían tres ojos.
Liu usó un Disparo Mental, siendo esto lo único que los lastimaba. Ray y Lucy se encontraban luchando contra algunas criaturas parecidas a Gárgolas, su habilidad más mortal era su capacidad de transformar todo en piedra mediante un líquido que secretaban.
Sara, Alejandro, Ingrid, Isaías y Laj formaron un círculo que continuamente atacaba, protegiéndose entre si las espaldas. A lo lejos se divisó una figura, era el espíritu de Felixio que había llegado para supervisar a los secuaces de sus nuevos amos.
—Venid a mí, Armadura de los Mil Demonios —enunció el antiguo emperador.
Grandes llamas se elevaron alrededor de él, en un punto lo cubrieron totalmente, pero instantáneamente desaparecieron, revelando una armadura que protegía a aquél sujeto incorpóreo.
El anterior líder de los Garack fue directo contra Ray y Lucy, buscando de nuevo venganza contra quienes le derrotaron. Liu intentó detenerle con una Sobrecarga Mental, pero al parecer el nuevo traje resistía altos impactos.
Lucy activó su Dominio Animal y se abalanzó contra el emperador, mientras Ray acababa con las gárgolas mediante un Cañón Mental. Con un fuerte golpe, la madre de Mark mandó a volar a Felixio tres metros hacia atrás.
Laj empezó a mover sus manos en círculos mientras extraños símbolos aparecían en el cielo enrojecido, un sello directo al infierno estaba siendo creado para expulsar a los invasores, siendo así que el antiguo líder Felixio III mejor huyó para evitar el destino que sufrieron sus efectivos: ser enviados de nuevo a aquél lugar.
El ataque había terminado, a lo que Lucy preguntó con tono algo enfadado:
—Ray, ¡¿Porqué no usaste tu Mente Concentrada a su máxima capacidad?!
—Bueno, tenía que dejar un poco de energía, sabes muy bien que aún no lo domino por completo, igual que tú no usaste el Dominio Animal al máximo porque no lo controlas al cien por ciento —contestó el maestro Lumen con cierto desdén.
—Supongo que ustedes conocen a ese fantasma que atacó y a sus demás compinches, ¿acaso saben que planean? —interrogó Francine con un tono seguro.
—No tenemos idea, pero aquél sujeto que logró esquivar mis ataques es nuevo, y el hecho de haber visto de nuevo a Felixio y Angélica me resulta preocupante —respondió con cierta inseguridad Ray.
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