Capítulo 2: Es imperdonable

—Supremo Laj'faari, no sabíamos que se encontraba aquí —respondieron mientras se hincaban ambos refugiados al Brujo Supremo de la Tierra I, hombre de gran sabiduría y conocimiento en las seis artes marciales más poderosas.

 —No puedo creer que huyan de Afisteo, es deber de los Acechadores acabar con estas amenazas —decía el brujo.

—Me temo que incluso es más poderoso que usted, hasta se dice que la UIE no quiere enfrentarse directamente a él, y hasta ahora ni siquiera los héroes principales de la Alianza Universal han ido a enfrentarlo —respondió Sara

 —Si nadie lo enfrenta tendremos que ir nosotros, por lo que convocaré a toda la Hermandad —replicó Laj.

—Uy, que rápido me llevaron ante el Brujo Supremo, supongo que si lo mato no tendré que asesinar a todos los de su clase —anunciaba una voz burlona mientras una figura se acercaba lentamente.

—¡Largo de aquí Afisteo! —exclamaba con furia el jefe máximo de la Hermandad de Acechadores.

—Yo creo que no, quiero probar este juguete que robé a la Alianza —contestaba el antiguo aliado de Dios mientras revelaba tener en su posesión un medidor de poder.

El aparato mostraba el poder de ambos sujetos, el Brujo Supremo marcaba alrededor de 400 puntos en su forma inicial, mientras que Afisteo lograba unos 1600 puntos sin revelar todo su poder, pero Laj'faari al activar todo su poder para atacar al ángel, registró 40 000 puntos.

El traidor celestial también puso a prueba su máximo poder, logrando 80 000 puntos, doblando así el poder del brujo, y la pelea iniciaba.

El viejo intentaba golpear los puntos de presión de su oponente pero el celestial era más veloz, por lo que mejor decidió alejarse y atacar con un Disparo Mental a su oponente, sin embargo el ángel logró desviarlo de un golpe.

Ahora el celestial caído ponía ambas manos al frente y gritó:

—¡Impacto Celestial!

Un potente haz de luz dio un golpe certero contra Laj, éste cayó gravemente herido al lado de una columna de la gótica construcción, preparado para morir.

Al otro lado del mundo, en América, Liu junto a Ingrid se encontraban meditando en una forma de acabar con la reciente amenaza de Iridia del futuro, hasta que un fuerte sentimiento los sacó de su trance.

—¿Sentiste eso, Liu? —interrogó la joven a su maestro

—Sí, lo mejor será llamar a los demás, creo que nuestro descanso de dos años desde la batalla contra Majesh, ha terminado —finalizó el experto en el Lumen.



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