CAPÍTULO 40


Una semana después.

—Llegaste Ali —saludó efusiva Olivia en cuanto llegué a la mesa donde estaban todos—. ¿Cómo crees que te fue?

—Muy bien, ¿ustedes? —era muy dedicada y no hubo ninguna pregunta que me hiciera dudar.

—Solo sé que lo di todo —respondió sonriendo.

—Igual, esperemos buenos resultados o la pasaré muy mal en vacaciones —confesó Ava, dándole un fuerte mordisco a su hamburguesa.

Comía tan mal, jamás la había visto cuidando su alimentación y seguía esplendida. Sin duda era una de las favoritas de Dios.

Los chicos empezaron a decir que solo un milagro los salvaría, claro excepto Noah, Ethan y aunque pareciera loco, Aiden.

—Espero que me haya ido bien, me gustaría ser tú y tener esa confianza en que todo saldrá bien —dijo la barbie. Aun no entendía porque seguía aquí con nosotros—. Pero después recuerdo lo que sucede a tus espaldas y paso.

En la mesa se hizo un silencio de inmediato y la tensión subió a niveles letales.

—¿Por qué no dejas de hablar entre líneas y lo dices de frente? —cuestioné sonriente, aguantando las ganas que tenía de jalarla de las extensiones que cargaba.

No me aguantaba ni lo más mínimo de lo que saliera de su boca.

—Lo siento, a veces hablo de más —agarró su bandeja y se fue.

—Tranquila, solo habla por hablar —me susurró Mia al oído, mientras todos empezaban hablar de nuevo.

Solo asentí, viendo como Noah se había tensado en cuanto la escuchó y como me estaba evitando la mirada.

¿Qué mierda?

—¡Oye Noah! —gritó Matteo de repente—. Mas tarde haremos la transferencia.

—Está bien —dijo, levantándose y haciéndome una señal para que lo siguiera.

Me levanté igual y lo seguí, empezamos a caminar hasta la cancha de futbol, al parecer era algo serio lo que tenía por decirme.

—¿Qué pasa Noah? —pregunté, agarrando su brazo y deteniéndolo.

—¿Debería de pasar algo, amor? —me atrajo hacia sus brazos y me apretó—. Llevo toda la mañana sin estar contigo, solo quería tener un momento a solas.

Solté el aire que tenía retenido y lo abracé.

¿Por qué tenía que estar a la defensiva y pensar que algo malo ocurría? Era una paranoica.

—Has estado muy callado —susurré.

—Hoy me hablaron de los Buccaneers, debo ir a realizarme exámenes y empezar los entrenos con ellos.

Ok, empezaba hablar.

—Los Buccaneers no están en Nueva York, están en Tampa florida...¿Cuándo? —me separé un poco para verlo a los ojos.

—No lo sé, aun no me dan una fecha exacta, pero —frunció su ceño levemente y continuó—. para vacaciones tendré que estar en florida y muy posiblemente tenga que quedarme y estudiar virtual o venir dos veces a la semana a la universidad.

No tenía ni la menor idea de que decir, todo esto me había tomado por sorpresa.

—¿La empresa?, ¿Cómo vas a compaginar todo? —quise saber, hasta donde sabía los chicos seguirían viviendo en nueva york.

—Los primeros años serán difíciles, pero tendré que trabajar desde allá y venir solo cuando se requiera mi presencia hasta que pueda solo... o viajar a florida por los entrenos...solo son tres horas de viaje —se encogió de hombros.

—¿Y quieres eso? —me atreví a preguntar.

—Tú sabes que sí, pero nada es fácil...todo cuesta, ven vamos a sentarnos.

No dije nada, solo me dejé llevar. No quería sobre pensar mucho lo que me acababa de decir, pues sabía que estaba extraño porque tenía que pensar muchas cosas y no pensaba agobiarlo con preguntas.

—Noah...¿sabes que trató de decir Charlotte? —esta pregunta no tenía que ver con su compromisos en florida.

—Sabes cómo es ella, cuando no tiene atención busca obtenerla —se encogió de hombros—. ¿Quieres cenar hoy conmigo en mi casa? Puedo preparar algo rico de comer

—¿Es una cita?

—Claro que sí —sonrió.

[...]

—Aun estas a tiempo de cambiar de decisión, Alison —dijo mamá por teléfono.

—¿Por qué no lo entienden? Ya tomé una decisión, no tengo que pensar mas las cosas, así que por favor respeta —entré a la mansión de Noah y fruncí mi ceño al ver el automóvil de Charlotte estacionado en mi lugar—. Mamá te hablo luego, acabo de llegar a casa de Noah.

Aun nuestra relación estaba en una cuerda floja, pero ya hablábamos, aunque solo era para cosas muy puntuales, la noche anterior me había dicho que cortó toda relación con el padre de Noah, así que eso era un paso más a nuestra reconciliación y a su sanación...porque le dolía.

No tenía nada por hacer en casa, así que estaba dos horas antes de lo acordado en su casa, seria lindo esta vez ayudarlo a cocinar y hacer algo entre los dos, por esa razón estaba aquí y que sorpresa me acababa de dar.

Estacioné al otro lado de la casa y me bajé rápidamente, abrí con una de las llaves que Noah me había regalado una de las puertas de atrás. Todo estaba en silencio, así que no había manera en el mundo para saber en donde se encontraban, empecé a recorrer las dos salas que tenían en el piso de abajo, el estudio, el área de juegos, el cuarto de cine.

—Mierda, la cocina —susurré un poco molesta. Caminé rápidamente hasta allá.

Cuando llegué a la puerta trasera pensé un momento si sería bueno entrar como si nada o saber si había alguien allí dentro o...

—Basta Noah, no soy de carne y hueso...no lo soy.

Ok sí que estaban ahí.

Abrí suavemente la puerta, logrando ver un poco a Charlotte, tal vez Noah estaba del otro lado.

—Lo sé, pero debes de aguantar un poco más...solo un poco, te prometo que lo recompensaré, cariño.

¿Qué mierda? ¿por qué? ¿cariño?

Estaba por entrar y exigir la razón por la que le decía cariño, hasta que habló nuevamente la barbie.

—¿Crees que esto se puede recompensar?, ¿Qué necesidad había de que todos se enteraran? ¡Llevó tú camisa! ¡la besaste! ¡¿Cómo puedo vivir con eso?!

Estaban hablando de mí.

—Tenía que, te lo expliqué y no le viste ningún problema...aceptaste.

—Claro que lo hice, pero no sabía que lo llevarías a este nivel...¡mierda! —se apoyó en la encimera—. Pensé que te había perdido, que estabas enamorado de ella, pensé tantas cosas... ¿Cómo le haces?

—¿El qué? —vi cómo se acercaba a ella y la agarraba de la cintura.

Ok, esto era una mierda completa y quería salir, exigir una puta respuesta, pero estaba completamente helada y atónita que me era imposible. No entendía que estaba sucediendo, no entendía nada.

—¿Fingir? Debo de decir que aparte del futbol y los negocios, tienes madera como actor, bebé —ambos empezaron a reírse—. No importa, ¿Cuándo le terminaras?

¿Estaban hablando como si nada de mi relación con él?

—Lo haré hoy en la cena, no te preocupes —tapé mi boca cuando se acercó y la besó.

—Bueno, al menos fue por una buena causa... —sus manos estaban en su cuello—. Ahora tendrás el dinero que necesitas para aportar a la compañía, aun sigo sin entender porque no le pediste a tu padre y listo.

¿Estaban hablando de la empresa que empezarían con sus amigos?

—Lo sé, nada es más importante que mis sueños...haría cualquier cosa por cumplirlos —se encogió de hombros para después cargarla y subirla a la encimera—. Pedirles dinero a mis padres jamás fue una opción.

—Ahora lo sé, pero es que...enamorar a la hermana de tu mejor amigo y acostarte con ella, por una apuesta de algunos del equipo...dios, que malditos son ustedes los hombres, hasta siento pena por ella...la pasará mal cuando se entere.

Mi pecho me empezó a quemar y las lágrimas a bajar sin parar...no podía creer esto. Era casi irreal que me estuviera sucediendo lo mismo que años atrás. No esto no podía ser cierto, no. Me negaba a creerlo aun cuando lo estaba escuchando y viendo con mis propios ojos.

—Tienes que irte, amor —la besó de nuevo y esta vez sí que se tardaron en ello—. Alison podría llegar antes y no quiero que te vea, aun nadie puede saber de esto —se señaló—. Lo contaremos cuando llegué el momento, aparte no quiero perder la amistad con Jayden. ¿lo entiendes verdad?

—Claro mi vida, creo que debería empezar a buscar el apartamento donde viviremos en florida...¿o quieres una casa?

—Lo que tú quieras yo quiero.

—Ok, te amo —la ayudó a bajar y nuevamente sus labios se encontraron.

—Te amo.

Tenía ambas manos en mi boca mientras trataba que no se escucharán mis sollozos. Pasaron varios minutos y yo seguía ahí, parada como una estúpida tratando de tranquilizarme al menos un poco para que así no me viera tan destruida, una tarea completamente difícil.

Terminé de toda la puerta y entré lentamente, cada paso que daba se sentía como si fuera directo al matadero y sí...iba a morir en este lugar, mi sentencia de muerte fue dictaminada minutos atrás.

—Noah —gemí y no pudiendo aguantar las lágrimas, empecé a llorar. No tenía fuerzas. Detuvo lo que estaba haciendo, pero no se volteó—. Di-Dime que...que no es verdad, dime que lo que escuché y vi no es cierto, por favor.

Llevé mis manos a mi cuello, sentía como poco a poco se cerraba y me imposibilitaba respirar. Al ver que aún no me daba la cara, fui hasta él y de un jalón lo volteé.

Retrocedí asustada cuando nuestras miradas conectaron.

¿Cómo era posible que sus ojos me miraran tan frío?, ¿Cómo no moría de dolor por verme de esta forma?, ¿Dónde estaba mi novio?

—No pretendía que te enteraras de esta forma, pero no puedo hacer nada ya...todo lo que escuchaste y viste es real.

Me apoyé de la encimera, temía que en cualquier momento mis piernas dejaran de funcionar.

Su actitud y sus palabras no dejaban de acuchillar mi corazón, su corazón...porque ya ni siquiera me pertenecía.

—No... no es real...no lo es —negué rápidamente—. ¿Por qué haces esto?, ¿Por qué nos haces esto? ¡es imposible, Noah! ¡imposible!

Inhaló profundo y asintió.

—Es real, enserio lamento que antes hayas vivido lo mismo que te hice, cuando supe que te engañaron de la misma manera que yo lo estaba haciendo...quise dejar todo, perder...pero no pude, lo siento por hacer que esta falsa llegara tan lejos.

No había ni una gota de arrepentimiento en su mirada, sus ojos eran dos pares de iceberg que quemaban con tan solo mirarlos.

Me acerqué aún más a él y agarré su rostro entre mis manos.

—Deja de mirarme así, ha-hazlo con...con todos, menos conmigo —lo solté y empecé a pegarle en el pecho de la impotencia que tenía—. ¡Deja de hacerlo! ¡Noah, basta! ¡basta! ¡detente! ¡Di algo! ¡dime que es mentira! ¡dime que no soy una puta apuesta!

Me descompensé y casi me caí, rápidamente sus brazos me atraparon y quedamos arrodillados en el frio suelo.

—No lo hagas más doloroso para ti, enserio lamento tener que haberte utilizado para poder lograr mis sueños, tal vez sea algo que nunca me perdone... eres una increíble persona, Alison...demasiado y —levanté mi mirada y de nuevo, aunque solo por varios segundos pude ver a mi Noah—. Te mereces alguien que te ame de verdad, espero que algún día puedas perdonarme.

—¿Por qué, Noah?, es me-mentira...tú, tú me amas, me... me amas mucho —lo miraba suplicando que parara con esto, que dejara de lastimarnos, que dijera que estaba mintiendo—. Mi amor, por favor.

—Este es el verdadero Noah Anderson, el mariscal de campo —se levantó y me extendió la mano para que me ayudara.

—Dime que es mentira —susurré, mirando mis manos—. Dilo Noah.

—Me iré a vivir a florida con Charlotte, aun así, estaré viniendo y nos tendremos que ver. Ambos podríamos decirles a todos que decidimos dejarlo, que no funcionó...aunque lo nuestro haya sido una falsa, mi amistad con Jayden no lo es, no quiero perder algo verdadero.

Tragué duro y cerré mis ojos, me levanté sin su ayuda.

—Lo que me tratas de decir es que Jayden no se entere que solo fui una maldita apuesta del equipo, ¿verdad? —intenté sonreí y asentí—. Hice aun lado todas mis reglas y fui en contra de mi hermano, cuando siempre me prohibió... una relación con sus amigos y créeme, yo sola busqué esto, así que no, Jayden no se enterará.

Salí corriendo de la cocina y no me detuve hasta que llegué a mi automóvil. Saqué mi teléfono con manos temblorosas y así mismo le marqué a Mia, quien después de tres tonos me contestó.

—Pero si hablamos en la mañana, oye enserio tienes un...

—M-Mia —dije con esfuerzo, el nudo era tan grande que hablaba entrecortado y era difícil—. V-ven...

—¿Qué pasa, Alison? —su voz de inmediato se puso seria—. ¿Estas llorando?, ¿Qué mierda sucedió?

—Ven...ven por mí, por....favor —empecé a llorar en silenció, mordía mi camisa para no gritar cuando era lo único que quería.

—¡Mierda! ¿en dónde estás? Envíame la ubicación, iré ya mismo.

—Noah...estoy donde Noah.

Colgué el teléfono y caí abruptamente al suelo.

—¿P-Por qué?, ¿por qué Dios? —pregunté mirando al cielo. 


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