CAPÍTULO 38


Me sentía fantástica, habían pasado varios días desde que mi hermano sabía de nuestra relación y todo iba excelente, por primera vez iba utilizando la camisa de Noah a uno de sus partidos, esto prácticamente oficializaba que era la novia de Noah, pero ninguna persona de la universidad, ni siquiera del equipo nos había visto aun juntos como pareja, estaba nerviosa, ansiosa y un tanto preocupada porque el equipo con el que competían hoy era igual de bueno que los New York Jets, la tenían difícil pero confiaba en el equipo que teníamos, habían estado entrenando muy duro y su esfuerzo tendría muy buenas recompensas.

—Mierda, todo el mundo te está viendo Alison —susurró Mia, mientras me daba un codazo para que observara al mi alrededor.

Efectivamente casi todos estaban murmurando mientras me señalaban sin ningún pudor. Esto me hizo recordar tiempo atrás, al primera vez que asistí a unos de sus partidos, estaba llevando la camisa de mi hermano y sin saber que ese día todo cambiaria.

—Bueno, para nadie es un secreto que Jayden advirtió a casi todos los hombres de la universidad que no se me acercaran...así que... —me encogí de hombros.

—¿Cómo es posible que Olivia siga siendo porrista?, ¿acaso no se da cuenta que tiene un bebé en su vientre? —cuestionó con su ceño fruncido.

—Es médica, además si te fijas no esta haciendo piruetas —dije obvia, a veces Mia era un poco estúpida.

—Ya, pero mira como mi prima te fusila con la mirada —nuevamente me golpeó y tenía que dejar en claro que no era para nada delicada—. ¡Ya quiero que se besen en su presencia! ¡es mi puto sueño!

—Te tengo que confesar que yo también lo quiero —susurré mientras trataba de no sonreír—. Pero si llegas a comentar sobre esto en algún punto de nuestras vidas lo negaré.

Nuestras miradas conectaron y alce mi mentón, la retaba con la mirada y por nada del mundo la retiraría, cuando alce una ceja y sonreí de lado, era mi forma de decirle que a pesar de toda la mierda que nos hizo, había ganado, había ganado nuestro amor y como sabía, ella retiró la mirada.

—Algo anotado a la lista, jamás hacer duelo de miradas contigo...eres una perra en eso.

Estaba por responderle cuando los chicos hicieron su triunfal entrada y todos empezaron a gritar, empecé a saltar en mi puesto.

Noah empezó a buscarme, nuestras miradas encontrándose rápidamente ya que no estábamos muy alejadas de la cancha, siempre vip, jamás invip.

Señalé mis labios y susurré un te amo sacándole una sonrisa de inmediato.

—Te amo —susurró también.

De repente y como de costumbre mi hermano daño el momento, rompiéndolo mientras lo jalaba donde todos estaban reuniéndose.

A veces me caí mal.

En cuanto empezó el partido y hasta el último cuarto había tenido mucha ansiedad y preocupación, anotaciones iban y venían de ambos equipo, esto era un duelo de titanes y era imposible saber quien ganaría.

Noah tenía un rostro completamente enojado, cada vez que se quitaba el casco tenía su ceño completamente fruncido y una mirada absolutamente fría e intimidante, daba el juego que hacia con una voz mas elevada, constantemente estaba regañando y maldiciendo.

Él era una persona muy entregada y estaba dando más de lo que podía, se demostraba con cada pase y corrida que hacía, lo mismo mi hermano, pero no valía que se mataran en el campo de juego si su equipo no lo estaba haciendo.

Era el último cuarto y ya llevaba diez minutos, solo faltaban cinco e iban perdiendo por seis puntos, la única manera de empatar era hacer un touchdown y viendo el panorama, era demasiado complicado, no podría imaginarme una jugada que permitiera que anotaran un touchdown, no la había.

—¡MIERDA, MUEVAN EL PUTO CULO CHICOS! —gritó Mia.

—¡NO QUERRAN PERDER MALDITAS BARBIES! ¡VAMOS O JURO QUE LOS PONDRE A COMER DE SU...! ¡VAMOS JODER! —si todos estábamos histéricos, el coach estaba peor, su rostro estaba completamente rojo.

Me levanté de mi silla a gritar a los cuatro vientos, necesitaba que me escuchara.

—¡Noah! ¡Noah! ¡Vamos Noah tu puedes hacerlo! ¡VAMOS MI AMOR! —di todo de mí, para que pudiera escucharme, pero era casi imposible...casi, porque me volteó a mirar—. ¡HAZLO! ¡HAZ UN TOUCHDOWN COMO LO HICISTE A MI CORAZÓN! ¡TU PUEDES!

Fue tan electrizante, que sentí la energía fluyendo entre ambos, el comentarista empezó hablar estupideces y a enfocarnos, pero no me importaba, mi concentración estaba en él, para que captara e hiciera el puto punto que necesitaban.

Nuevamente se alinearon y empezó a gritar en clave la próxima jugada, en cuanto sonó el silbato, todo pasó tan rápido que fue imposible saber quién tenía el balón hasta que mas adelante Jayden corría a la par que Aiden y Ethan, que derribaban a cualquier integrante que se les acercara, mientras Noah desde el otro lado de la cancha hacia exactamente lo mismo junto con Lucas y Matteo. De un momento a otro Jayden lanzó el balón desde una distancia demasiado larga y empezó la carrera contra el reloj de Noah para agarrarlo en la zona de anotación, anotando un maldito TOUCHDOWN.

Todos nos levantamos y empezamos a gritar eufóricos, cuando vi que Noah corría hacia donde estaba, bajé hacia la cancha y de un saltó me tiré sobre él.

—¡Lo hiciste! ¡lo hiciste! —grité mientras lo abrazaba.

Se quitó el casco y con una respiración demasiado acelerada respondió.

—Tú lo hiciste amor, al final fuiste tú la que anotaste un touchdown a mi corazón.

No me dejo responder, me besó y que beso el que nos dimos en frente de muchas personas, sus amigos empezaron a gritar como locos, era como si ya hubieran ganado cuando aun faltaban dos minutos, pero para nosotros era una victoria, lo besé con amor, ansias, pasión, pero todo lo bueno tenía que terminar, así que nos separamos y susurré.

—Conversión de dos puntos —el frunció su ceño por unos segundos hasta que entendió lo que trataba de decir y sonrió.

—Me tienes completamente enamorado y aun mas con esto —me dio un ultimo beso y corrió hacia la cancha.

Corrí nuevamente hacia mi puesto con una sonrisa, pero un agarré en mi brazo me detuvo.

—¿Piensas que ganaste? —preguntó la barbie—. Porque desde donde lo veo, el pequeño romance de ustedes dos tiene fecha de vencimiento.

—Ya quisieras que fuera así —me solté—. Sigue soñando.

Me volteé para irme, pero me detuve al escucharla.

—Oxford.

—¿Qué tratas de decir? —pregunté en cuanto me volteé a verla.

—Fuiste admitida en Oxford y en menos de un mes debes irte, ¿Qué crees que haga Noah cuando lo sepa?, ¿una relación a distancia funcionará? ¡oh espera! —chilló, fingiendo sorpresa—. Nadie lo sabe aún, es un secreto.

¿Cómo mierda se había enterado?

La agarré del brazo en fuerte apretón y la amenacé.

—A como tu maldita boca diga algo de esto, te juro que esa cara de barbie terminara convirtiéndose en un maldito recuerdo...no juegues conmigo Charlotte o te quemaras.

Parpadeó varias veces sorprendida y la solté para irme. Era claro que no seria capaz de hacerle un daño de tal magnitud, pero de que le haría algo, se lo haría si tan solo abriera esa estúpida boca que tenía.

—¿Qué pasó con Charlotte? —preguntó Mia.

—Nada, solo ella siendo ella —me encogí de hombros y presté atención al juego que ya estaba por comenzar de nuevo.

¿Qué quería decir conversión de dos puntos?

Era la jugada que tenían que hacer para hacer dos puntos y poder ganar el partido, todo gracias al anotar un touchdown. La ofensiva quienes eran ellos, tenían que optar por hacer una jugada desde la línea de dos yardas de la defensiva para intentar marcar dos puntos adicionales y fue justo lo que hicieron, el mejor corredor...ósea mi hermano, llevó el balón a través de la línea de anotación, mientras esquivaba y corría como un leopardo, realmente era muy bueno.

Todos saltaron sobre sus asientos y se volvieron totalmente locos. Fueron tras mi hermano y Noah y los levantaron, este partido los llevaría a la final y mierda, cada uno se lo merecía.

El entrenador corrió hacia ellos y también lo alzaron, todo era tan intenso, todos felices y quise llorar al recordar que encima de mi mesa tenia una carta que esperaba ser respondida.

Por muchos años había tenido el sueño de ir a Oxford, había estudiado por ello, había vivido para cumplirlo y ahora que lo tenía en mis manos...no se sentía bien, no cuando si al hacerlo tenía que dejar al amor de mi vida por dos largos años.

¿Podría un sueño cambiar por una persona?

Cuando me encontré con la mirada de Noah y esa sonrisa que tanto amaba supe la respuesta.

Sí era Noah Anderson, claro que sí. 

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