CAPÍTULO 20



Caminábamos cansadas por los pasillos cuando varias personas salieron corriendo de la cafetería, entre ellas Noah y Ava, se veían demasiado preocupados.

De inmediato pensé en Jayden y en que le había sucedido algo, así que los traté de alcanzar.

—Oh Dios. ¿qué habrá pasado? —susurré.

—¡Vamos Alison! —gritó Mia a mi lado.

Cuando pude ver que el camino que tomaban era el del estacionamiento un escalofrío me recorrió, algo muy malo había sucedido.

—¡Noah, Ava! ¡deténganse!

Grité lo más fuerte que pude, ellos lograron escuchar y se detuvieron.

—¿Por qué están corriendo como locos? —cuestionó Mia a mi lado en cuanto estuvimos a su lado.

—¿Qué sucedió? ¿Mi hermano está bien? —mi corazón latía rápidamente y mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas—. ¡Contesten!

—Olivia se desmayó y Jayden fue con ella al hospital, ahora vamos para alcanzarlos —explicó Ava, el mundo se me detuvo al saber que ese desmayo podría ser por el bebé...mi sobrino—. Exacto.

Asintió a mi dirección, como si supiera lo que estuviera pensando en ese momento.

Ahora éramos los cuatro que corríamos hacia el jeep de Noah. En todo el camino llamé sin parar a Jayden, teniendo la esperanza que contestara, pero eso nunca sucedió. Nadie sabía exactamente lo que había sucedido, estábamos en blanco, solo esperaba que ese desmayo no fuera algo tan grave.

Entramos rápidamente a urgencias, solicitando información de Olivia White, la señora de la recepción fue muy simpática y nos explicó que en este momento estaba siendo atendida, pero que podríamos ir hasta el lugar de espera. No esperé más y corrí, logrando divisar a mi hermano en un estado completamente preocupante, caminaba de un lado a otro, agarrándose el cabello mientras lo jalaba, si seguía así se quedaría calvo.

—¡Jayden! —grité, llamando su atención y corriendo abrazarlo—. Ya estoy aquí, estoy aquí hermano.

Sus brazos me rodearon y lo sentí sollozar.

Jamás había visto a Jayden llorar, ni siquiera en el entierro de nuestro padre.

El miedo se acrecentó en mi interior, a la misma vez que su llanto.

—Es...Es mi...mi culpa —susurraba una y otra vez sin parar.

¿Su culpa?, ¿Qué tenia el que ver en esto?, ¿Cómo podría ser su culpa?

—No claro que no —me separé un poco y agarré su rostro entre mis manos—. No es tu culpa, ¿Cómo podrías ser culpable de algo como esto?

Fruncí mi ceño cuando en vez de contestar, se quedó callado y recordé nuestra conversación en el pasillo.

No, él no era capaz de engañarla y menos en la universidad, al ojo de cualquier persona que podría ir con el chisme a Olivia, no.

—Es-Estaba en el vestidor con...con Lily Cole y...escuchó y... ¡mierda! ¡la cagué!

—¿Qué escuchó? —inquirí, pero Ava se vino como un toro y empujo lejos de mi a Jayden.

—¡Con ella le estabas siendo infiel! ¡Ella los vio! ¡Te encontró siéndole infiel y ahora pusiste la vida de tu hijo en riesgo! ¡eres un maldito!

Todos en la sala nos quedamos sorprendidos, unos más que otros, pero sin duda Jayden era el más atónito entre nosotros. Se mareó y antes de que cayera al suelo Noah lo levantó.

—¿H-Hi...hijo? —tartamudeó, con sus ojos abiertos como platos y su cuerpo temblando.

Ava me miró aterrada y asentí.

Mierda si lo había dicho en voz alta, ¿Cómo podría ser tan imprudente?

—Jayden —susurré, llamando su atención de inmediato.

—L-Lo sabías —no era una pregunta, era una afirmación y sabía que era en base a mi reacción—. Sabías que Olivia esperaba un... ¡oh por dios! ¡está embarazada y no me dijiste!

—No me correspondía hacerlo —respondí simplemente.

Aunque quisiera, aunque todas las veces en que hablamos después que Olivia me confesó que sería tía, tuviera que morderme la lengua para no dejar que

—Olivia no quería que decidieras quedarte con ella por su hijo, no quería obligarte y arrastrarte —aclaro Ava, ahora un poco...solo un poco mas calmada.

—¿Obligarme? ¡¿Cómo podría obligarme?! ¡LA AMO! ¡LA AMO! —gritó.

Creía que era la confesión que más le había costado hacer, era como si se hubiera quitado una espina de su garganta.

Anoté mentalmente no esperar a que algo como eso me sucediera para poder confesar mis sentimientos, de ahora en adelante si tenía algún gusto, amor o lo que sea que fuera, lo diría sin importarme el qué. Instintivamente volteé a mirar a Noah, quien se había mantenido al margen, como siempre lo hacía cuando sucedía algo, era muy respetuoso en cuanto a temas ajenos, pero eso sí, nadie podía entrometerse en sus asuntos y creó que era lo menos que esperaba después de que él no lo hiciera con la vida de los demás.

¿Me gustaba Noah Anderson?

Sí.

¿Estaba enamorada de Noah Anderson?

Muy posiblemente.

Las puertas se abrieron de repente, dejando ver a una doctora.

—Familiares de Olivia White —anunció, todos fuimos hasta ella para pedir información.

—Soy su marido —se presentó Jay.

Fruncí mi ceño al escucharlo, pero evidentemente no dije nada, había cosas más importantes como para preguntar algo como eso.

—Tuvo una menaza de aborto, pero pudimos controlarlo y gracias a ello el bebé esta fuera de peligro —comentó, un alivio me recorrió al saber que mi sobrino estaba bien—. Ahora esta sedada.

—Pero...pero ella también está bien —quiso saber, sus ojos nuevamente estaban llenos de lágrimas.

—¿Recomendaciones doctora? —preguntó Ava.

—Olivia se encuentra bien, tiene que llevar una alimentación balanceada, tomar sus vitaminas y por favor, nada de estrés o de lo contrario podría volver a suceder y esta vez sí perder el bebé —asintió y se despidió para marcharse—. Bueno eso es todo por ahora, dentro de unas horas podrán verla...adiós.

—Escuchaste Jayden, está bien...ella y el bebé están bien —asintió, aun un poco aturdido por todo.

—Deberían irse...nadie podrá verla hasta dentro de varias horas así que...

—¿No quieres que me quede? —susurré, me miró de inmediato.

—No es eso Ali, pero ve y descansa...debes de tener deberes, yo los mantendré informados.

—Yo me quedo —aclaró Ava—. No pienso irme a casa sin ella.

Asentí y abracé por ultima vez a mi hermano, después a Ava y esperé a que Mia y Noah también se despidieran.

[...]

—¡¿Mamá?! —grité en cuanto llegué a casa con Noah—. ¡Mamá!

Empecé a revisar el lugar, pero no encontraba rastro alguno de ella. Era evidente que aun no regresaba del trabajo.

Revisé la hora en mi reloj y debía de haber llegado hace una hora.

¿Qué se suponía que estaba haciendo?, ¿con quién? ¿estaba saliendo con alguien?

—Creo que te obsesionas mucho con esto —escuché a Noah detrás. Me volteé a verlo confundida—. Ella es adulta y no tiene porque darte cuentas de que hace o por lo que lo hace.

—Tienes razón, es adulta, pero... ¿acaso no pude ser una buena madre?

Lo único que pedía era tiempo de calidad, hacer recuerdos ahora que se podían porque en estos momentos yo era quien la buscaba, quien quería, pero...todos se cansan en algún momento y tal vez cuando ella quisiera, yo ya estuviera lejos.

—Todas son diferentes, pero hay algo que tienen en común —se acercó y agarró mis manos—. Darian su vida por sus hijos.

—Sé por Jayden que tu mamá es un ángel, peor la mía no lo es, ella es la culpable de la muerte de mi padre y no sé qué cosas más.

Negó levemente.

—A veces el culpar a otro ayuda para que el dolor disminuya, pero no es lo correcto Alison —me solté de su agarré y lo abracé.

¿Por qué lo abrazaba?

Lo necesitaba y empezaba hacerlo cada vez más de lo inusual. Se estaba impregnando en mí.

—Ella es la culpable, pero ya no quiero traer heridas del pasado a mi presente y menos cuando estas aquí conmigo —inhalé hondo y llené mis pulmones de esa rica fragancia que poseía.

Sus brazos se envolvieron a mi alrededor y me apretó contra él. Todo mi cuerpo cosquilleo y mis piernas temblaron. Dios, algo que no cambiaria y esto, no podía controlar mi cuerpo ante su toque, no podía.

—¿Qué tratas de decirme?

No respondí de inmediato, primero lo medite y pensé muy bien. Era verdad que diría y confesaría todo en el momento, no esperaría, pero, también era cierto que Noah era el mejor amigo de mi hermano, quien había advertido a todos sus amigos de no acercarse a mi de esa forma.

—Disfruto tu compañía, me gusta mucho —me separé un poco para observarlo, tenía una pequeña sonrisa en su rostro y suspiré inevitablemente.

¿Por qué tenía que ser tan bello?

—A mí también me gustas.

Fue inevitable no sorprenderme a tal punto de alejarme. Pensé por varios segundos que escuché mal, pero era imposible, literal lo había confesado en mi cara, no había manera en el mundo en que me equivocara.

¿Él acababa de decir que gustaba de mí?

—¿C-Cómo? ¿te...te gusto? —pregunté, frotando mis palmas en mi jean.

De repente mi temperatura corporal había aumentado y empezaba a sudar, a sentirme muy nerviosa y a temer por mi vida.

—Alison, creo que es obvio que gusto de ti e incluso ya las demás personas lo empiezan a notar y te juro que trato de guardarlo, de reservarlo para mi o solo para cuando estemos los dos...solos, pero no puedo —mis ojos estaban abiertos a mas no poder, no creía que él...especialmente él estuviera diciéndome esto—. Eres la hermana pequeña de mi mejor amigo y me gustas, sé lo difícil que significa esto, pero, aquí —señaló su corazón—. Aquí no escuchan advertencias.

Iba a responder, lo juro que lo haría y confesaría que también él me gustaba mucho pero el ruido de varios pasos, las risas y susurros me detuvieron.

¿Quién mierdas eran?

Me volteé para ver a los culpables y de todas las personas que me imaginé, jamás se me paso por la cabeza que fuera ella y especialmente con ese hombre.

—Mamá.

Hablé al mismo tiempo en que Noah soltara la palabra que me dejaría completamente fuera de base.

—Papá

Ambos se separaron de inmediato, estaban sorprendidos sí, pero no era nada comparado a como nos sentíamos nosotros al verlos.

Él padre de Noah estaba casado, tenía una esposa y mi madre era la amante.

La amante.  


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LOS AMO.

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