CAPÍTULO 13


Lo que había deseado desde un principio al estar en este lugar, se había convertido en todo lo contrario. Tenía un desasosiego al no entender de que mensaje hablaba Noah.

¿Qué era lo que decía para que su mirada fuera tan gélida?

Me había acostumbrado tanto a esas cálidas, intensas e indescifrables miradas que me daba desde que nos conocimos que, al ver esta nueva no podía soportarlo. No quería que me tratara como a una desconocida. No.

Revisé tantas veces mis últimos mensajes enviados de todas las redes sociales que tenía, pero no tenía su número y tampoco éramos amigos en ninguna.

¿Cómo había sucedido? ¿Quién se había hecho pasar por mí? ¿Quién?

En la hora del almuerzo me levanté y fui a la cafetería, sabía que todos estarían en su habitual mesa y sonreí cuando lo vi en ella. Los nervios aumentaron mientras me acercaba a ellos, y cuando estuve a un metro, sus ojos encontraron los míos, pero, así como lo hicieron, así mismo los abandonaron.

No sería nada fácil tratar de comunicarme con él y si se alejaba a tal punto en no volver a casa, habría perdido una posible amistad con Noah.

¿Amistad? ¿Quién quiere una amistad con semejante dios griego?, ni tu misma te lo crees —cuestionó abochornada mi yo interior.

—C A L L A T E —pensé.

—¡Alison! —exclamó efusiva Olivia, mientras se acercaba para agarrar mi brazo y llevarme a su lado en la mesa, frente a Noah.

¿Mas oportuno todo? No, claro que no, pero estaba feliz de que fuera así. Al menos era el único momento desde ahora donde podría estar a su lado.

¿Pero ah, esto era lo que quería indirectamente no? Sabía el imposible que había entre los dos y aun así me entristecía estar tan alejada y a la vez tan cerca. Lo único que nos separaba eran unos miseros centímetros.

¡Ni yo me entendía!

—Hola chicos —saludé a todos con una sonrisa.

Me saludaron con sus típicas palabras halagadoras, siempre lo hacían con la única intención de ver enojado a Jayden...era muy chistoso de ver. Me sorprendí un poco cuando incluso la Barbie y se veía extrañamente feliz.

—Te traje tu almuerzo —sonreí agradeciéndole. Tenía al mejor hermano del mundo.

Mis expectativas en el amor estaban tan altas por culpa de papá y Jay.

Noah las llenaría todas.

¡Basta! mi subconsciente no podía traicionarme de esa manera.

—Recuerdo que tenían que decirme algo —le susurré a Olivia al oído. Debido a los acontecimientos del día de ayer no pudimos hablar.

—Sí, después de aquí lo haremos...es muy importante —igualmente murmuró tan bajo, que casi no pude entenderle.

—Ok —asentí. Le di algunos bocados a la comida, estaba realmente deliciosa pero ese día mi estomago estaba tan reacio de recibir nutrientes.

—Dime Alison, ¿es cierto? —Preguntó de repente en un tono lo suficientemente alto, para llamar la atención de todos en la mesa.

Me enderecé en mi lugar y volteé a mirar a la barbie, quien su lugar era al lado de Noah... ¿por qué aún seguía permitiendo que se acercara tanto a él? No lo entendía.

—¿Qué cosa es cierto, Charlotte? —inquirí, frunciendo mi ceño y preparándome para cualquier veneno que estuviera por soltar la víbora.

—Tu obsesión con chicos demasiado imposibles para ti —respondió, la sonrisa que tenía en el rostro no era normal. Ella disfrutaba poner en ridículo a otros—. Debe de ser muy frustrante.

La mesa quedó en completo silencio ante sus palabras, sentí a Jayden tensarse a mi lado, pero agarré su mano por debajo de la mesa para que se tranquilizara.

Vi como Noah le susurraba. Tal vez me defendía, tal vez no...ni idea.

—La verdad no lo sé —sonreí inocentemente y preparé la ametralladora que acabaría con su maldita sonrisa de suficiencia—. Dime Charlotte, ¿es frustrante? Porque nadie más que tú en esta mesa nos sabrá dar la respuesta.

En ningún momento dejé de mirarla fijamente a sus ojos, claro que la estaba desafiando y si podía descargar todo lo que sentía con ella, estaría muy feliz de hacerlo. No dejaría que me pisoteara.

Me consideraba una persona pacifica siempre y cuando no se metieran conmigo.

—¿Quién te crees tú? —alegó casi histérica, estaba por levantarse de la silla, pero Noah la detuvo.

Todos le tenían temor y la respetaban, pero no yo, el único temor que tuve en la vida se hizo realidad y desde ese día he aprendido a ser más fuerte. No me amedrentaría por una chica carente de atención y amor...mucho amor propio.

—Aquí la verdadera pregunta es, ¿Cómo una persona puede tener tan poco amor propio? —me levanté del asiento y solté mi último tiro—. Recomiendo que lo empieces a trabajar, lo necesitas.

La tensión subió a niveles épicos y me fui, dejando todo el caos que había dejado con la barbie. Que ellos apagaran el fuego, yo ya había hecho mucho con encenderlo.

No podía bajar la guardia, ella sabía algo que yo no y tenía que averiguar cómo había sacado esa conclusión de mi vieja obsesión con Noah, porque era claro que se refería a él. Si se lo decía a mi hermano sería un gran problema.

¡Ella podría decírselo!

Si serás estúpida Alison, esa mujer literal tenía una gran bomba en sus manos y llegas tu y la enciendes —me amonesté.

—¡Alison! —nombraron al unísono Ava y Olivia.

Detuve el paso para esperarlas.

—Chicas, a veces me da miedo la sincronización tan casi perfecta que tienen usualmente.

—Poder especial de mejores amigas desde nacimiento —expresó Olivia —¿Nacimiento?— No sabía nada de estas mujeres si lo pensaba bien—. Ven, tenemos que hablar.

Me dejé llevar por ellas, empezando a preguntarme que tendrían que decirme y si se trataba de Noah.

¿Ellas sabrían algo? Y si sabían, ¿Qué era ese algo?

Nos fuimos alfo retiradas y entendí que lo que me dirían nadie a parte de las tres podía escucharlo. Cuando estuvimos sentadas en el césped, les dije que hablaran.

—No sé cómo decirlo... —susurró Olivia, empezaba a ponerse pálida.

¿Era normal? ¿tan difícil era lo que tenía por decirme?

Quería gritarle para que soltara lo que sea que tenía por decirme, pero me contuve. Si lo hacía solo la presionaría y no terminaría por contarme nada.

Ven, no es como si buscara constantemente saber cosas, estar informada...siempre era la misma información que llegaba a través de las personas a mi alrededor y no era quien para negarme a recibirla.

—¿Diciéndolo tal vez? —dijo en modo de burla Ava, disfrutaba el estado en que se encontraba su mejor amiga.

—¡Ava! Si no sé cómo diablos se lo diré a ella... ¡no podré hacerlo con su hermano! —tapó su rostro evidentemente frustrada.

Alcé una ceja analizando la situación y... ¡mierda! ¡imposible!

¡JAMAS! ¡NO! ¡NO!

—NO —grité, asustándolas—. ¡Mierda dime que no, Olivia!

—¿Qué? —ahora sí que parecía una hoja de papel. Era muy nerviosa y tierna.

—¡Estas embarazada! —grité nuevamente, agradecí que estuviéramos solas—. ¡Estas embarazada!

Esta vez lo afirmé al ver su rostro y me tiré encima de ella. No podía con la emoción que sentía y ¡mierda! ¡seria tía!

—Al final de todo no tuviste que decir nada —comentó Ava.

¡Está embarazada!

Me aparté rápidamente y la ayudé a sentarse, todo esto con una sonrisa de punta a punta. Siempre deseé ser tía, pero sabía que no pasaría por lo pronto y miren, mi bebé llegaba.

Claro que sería la mejor tía que pudiera existir.

—¿Estas feliz? ¿te parece increíble? —sus ojos se pusieron vidriosos de repente—. Estoy asustada por la reacción de Jayden, no tenemos nada oficial y si...y si no lo quiere, y si me odia... y si...

—¿Y si será la mejor noticia de toda su vida? —interrumpió Ava. Ella era tan centrada—. Te dije que él lo amara desde el primer segundo, díselo tu Ali, es tu hermano.

Mi hermano.

Alguien que cursaba su último año de carrera, con muchos sueños, proyectos y ahora con un hijo abordo.

¿Cómo reaccionaría?

Era cierto que lo conocía demasiado, pero en cuanto a este tema estaba en blanco, aunque podía deducir lo que posiblemente pasaría. Se haría cargo, era su hijo, estaba enamorado de Olivia y él siempre había soñado con conformar una familia con la mujer que amara tan intensamente...así como nuestro padre nos enseñó.

Tal vez la familia se había adelantado muchos años, pero sería feliz y afrontaría todo.

—Él estará tan feliz como lo estas tú —susurré, agarrando sus manos—. Será la mejor noticia que podrías darle, tal vez se desmaye o salga corriendo, pero será de la impresión de que uno de sus mayores sueños se hizo realidad.

—Oh Ali —se tiró a mis brazos a llorar, la abracé dándole pequeñas palmaditas en su espalda para calmarla—. Estoy tan asustada, todo se pondrá difícil...mi carrera.

—Terminaras tu carrera, será complicado, pero...no imposible.

[...]

Días después.

¿Qué cómo era entrenar con Noah Anderson?

El infierno, exactamente así era entrenar con él y más en estas condiciones en que nos encontrábamos. Esperaba tener la oportunidad de hablar, pero estaba muy equivocada cuando fui al primer día de entreno, no más fue llegar a la cancha para que él ya estuviera dando órdenes a diestra y siniestra, teniendo de compañero ese silbato...el maldito silbato que odiaba con el alma.

Cuando acabábamos el entreno se iba sin decir nada, sin despedirse, era una completa desconocida y me estaba hartando de lo mismo.

¿Qué si nos seguía llevando a la universidad?

A mi pesar ya no lo hacía, ahora Jayden tenía de vuelta su automóvil y no había necesidad que él lo hiciera, hecho que redujo considerablemente el tiempo en que lo veía.

Hoy era domingo, nuestro último día de entreno y estaba más que preparada para salir volando al tocar el balón, palabras del entrenador...no mías.

—¡Noah! ¡Basta! —grité desde el otro lado de la cancha. Detuve el trote y caminé hasta él, quien empezaba a fruncir el ceño conforme me acercaba—. ¿Qué mierda contigo, Anderson?

—¿De qué hablas? —Ag esa frialdad en cada palabra que me decía ya me hartaba.

—¿De qué hablo? —me reí, señalándolo—. De tu actitud, ¿Qué te pasa? ¡te dije que no escribí ese mensaje! ¡ni siquiera sé que mierdas dice!

No dijo nada por varios segundos hasta que solo bufó y se fue... ¡se estaba yendo!

Eso sí que no, hoy era el último día que tenía para arreglar las cosas con él y si no lo hacía ahora, posiblemente me arrepentiría por el resto de mis días.

—¡Eres un cobarde! —solté, intuyendo que esto lo haría detenerse—. ¡El mariscal de campo de los New York Jets es un total cobarde e imbécil!

Y si se detuvo, claro que lo hizo, pero solo pensé que haría eso...detenerse, pero no contemple con la idea que se vendría como león apunto de atrapar a su presa e invadiría todo mi puto espacio personal.

¿Qué era respirar?

—Dímelo, pero ahora mirándome a los ojos —susurró en mis labios, su mirada viajaba de mis ojos a ellos sucesivamente.

Tragué duro al escucharlo y quise correr...pero a sus brazos.

—¿Por qué me ignoras? —cuestioné.

—Porque es lo mejor —contestó cuando pensé que no lo haría.

—¿Para quién?

Evidentemente mi corazón estaba como siempre que Noah Anderson se acercaba, a punto de sufrir un paro. Este hombre peligraba con mi vida.

—Para ti —¿qué? ¿Cómo?

—¿Cómo puede ser lo mejor para mi cuando evidentemente lo único que quiero es que vuelvas a mirarme como antes?

¿Enserio había dicho eso?

—Detente, no soy tan fuerte cuando se trata de ti...así que para.

Lo agarré del rostro, obligándole para que se agachara un poco al ver que pretendía irse.

Como me llamaba Alison Walker, que hoy saldríamos de aquí en buenos términos.

—No lo haré, necesito que estemos bien...eres una persona increíble y no quiero perder una amistad como...

La acababa de regar con una simple palabra, ¿cierto?

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