Haz Silencio

Los kilómetros no se acababan, dos días de caminata y al fin arribarían a la Sede, sus pies le dolían, no quería voltear a verlos, daba gracias a que su yukata los escondiera perfectamente, todo el rato su cuerpo le rogaba por un descanso empero no podían darse el lujo de detenerse con demonios detrás de ellos todo el tiempo; iban cuatro ataques en lo que llevaban de viaje, eso sin contar el extraño ambiente en el lugar, Kyojuro lo evitaba en el recorrido, se sentía culpable por hacerle pasar un mal rato. Ese día se el cielo se cubrió de nubes densas avisando una posible lluvia.

—Ahí hay una cueva, podemos quedarnos hasta que pase la tormenta —Señalo Shinobu, pusieron sus cosas al fondo de ésta, montarían guardia cada tanto por si algún demonio aparecía nuevamente.

—¡Iré por madera antes de que se moje para hacer una fogata! —Otra vez Rengoku se iba, deseaba tener un momento a solas para hablar con él y aclarar todo.

— No tardes Rengoku, a este paso el cielo se caerá —Mencionó la chica.

Sentado en una esquina juntó sus rodillas pegándolas a su pecho aprovechando para volver a esconder sus pies, de reojo se fijo en la planta de éstos dándose cuenta en el estado que estaban: rojos, los callos eran numerosos, estaban irritados y llenos de heridas algunas protegidas por pequeño musgo que atrapaba las piedras que hubiesen podido infectar la herida. Volvió a ocultarlos bajo el exceso de tela, vio llegar a su compañero algo empapado pero no mucho, agradeciendo que el diluvio no lo atrapada.

—¡Con esta será suficiente para lograr un buen fuego! —mencionó el rubio dejando caer varias ramas

—Es una nimboestratos —Lo miraron con duda— La nube.

—Siempre tan ocurrente Muichiro, gracias por la información —Con un par de rocas creo la chispa que inició el fuego trayendo un calor abrazador además de buena iluminación, todos se reunieron alrededor de la fogata charlando de quien sabe que cosas, por su parte estaba bien donde estaba. El Shinazugawa menor se acercó curioso por el aislamiento del mayor.

—¿Se encuentra bien señor Tomioka?

—Sí, solo quiero estar solo— Acercó más sus extremidades heridas inconscientemente.

—Oh, lamento molestarlo —Si las miradas mataran el pelinegro ya estaría en el otro lado, cortesía de Sanemi.

La velada pasó rápido entre risas y chistes, sin darse cuenta y tras varios cabeceos se había dormido en la misma posición desde hacía un  rato, en sus ensoñaciones veía a Akaza, un ambiente hermoso pero que se destruyó por una corriente de sangre espesa y oscura, el olor a plomo inundaba sus fosas nasales ¿De verdad era plomo? Tomándolo por los hombros una sombra le susurró: "Cuidado con lo que te hable" Momento en el que despertó de golpe atrayendo algunas miradas que no prestaron atención cuando quedo en manos de Morfeo.

—Ara Ara, eso posición es muy incomoda para dormir Tomioka-san, cámbiela antes de que se tuerza el cuello —Se quedo quieto como estatua, sin hablar ni nada —Eres tan necio, eso no le agrada a la gente sabés —La vena resaltaba de su frente, Genya le ofreció una mano para levantarse pero solo desvió la mirada negando la ayuda.

—Vuelve aquí Genya, ese estúpido se las puede arreglar solo —escupió Sanemi con veneno.

Avanzada la noche mientras todos descansaban el azabache volvió a despertar gracias a un fuerte olor, plomo. Recordando su sueño paseo su mirada a través de la formación rocosa vislumbrando a una figura conocida. "¿Sabito?"  En silencio siguió hasta el exterior del refugio, la intensa lluvia le dificultaba ver pero eso no lo detuvo, forzando sus ojos dio con él, persiguéndolo por el barro le llamó por su nombre múltiples veces sin tener respuesta; de la nada el ambiente cambió a la montaña donde tantos años vivió acompañado por Urokodaki-san y su amigo.

—Sabito, ¿Eres tú? —Dándole la espalda había un joven de cabellos rosados --Sabito, por favor contéstame —Nada

—¿Estás enojado por la selección final? —La mirada de reojo dictaminaba ser un si, con dolor se agarró el pecho— Lo lamento, de verdad lo siento, no quise que por mi culpa murieras.— El otro empezó a andar alterando a Tomioka

》No, ¡Espera, te lo ruego Sabito!— exclamó con gran desespero y con  lágrimas desbordantes por sus mejillas—En serio lo siento, el que debía vivir eras tú ¡No yo! --Saber que le quitó la oportunidad de vivir a alguien como él lo carcomía día con día --Tenías el talento y el carisma perfecto para ser uno de Pilares, y te arrebate eso --El dolor de su pecho aumentaba, era la culpa. Culpa por saber que fue la razón de la muerte de alguien como el de cabellos rosados --,solo soy una carga, si estuvieras aquí todo sería distinto— Su voz salía quebradiza por más que intentará modularla.

—Mataste a tu hermana y a mi, asesino —Susurro el de máscara.

—... Lo sé, soy consiente de ello, cada... cada día me golpeo la cabeza recordando lo que les quité... --Ya llorando se disculpaba con su amigo, él tiene razón, no es más que un asesino --, cada noche me voy a dormir deseando que no vuelva a despertar, que quien este vivo fueras tú. Te extraño mucho, siempre que estoy mal recuerdo nuestro tiempo juntos, eres una de las cosas más importantes ¡Y no debió darse así!— Sin inmutarse el otro descendía, desesperado corrió detrás suyo tropezándose con una roca y haciendo que rodada unos metros abajo. Sucio y llenos de lágrimas seguía llamando a su amigo.

》Por favor Sabito, no me dejes, no soy nada sin ti --Verlo avanzar era exasperante --¡¡Por favor, te lo ruego!! ¡¡No te alejes de mí Sabito!! No lo soportaría --dijo en un susurro quebrado, mas no detuvo a su amigo. Con lágrimas saliendo a chorros y una gran necesidad le gritó rogando --¡¡Sabito, quédate. Por favor, detente!! --Jamás en su vida le había pedido a alguien de rodillas, y sin embargo ahí estaba, luchando para que su amigo se quedará.

—Eres patético Giyuu —Se acercó al cuerpo tirado en el lodo 

Aferrándose al pantalón del contrario le rogó más.

—Haré lo que sea... No me dejes... No te vayas Sabito, te amo... Te amo mucho —confesó con todo el corazón, aquello que se guardo por años al fin lo dijo.

—Suéltame —le ordenó cin despreció, poco a poco Tomioka sentía su cordura irse al caño

—No...No por favor, no me pidas eso... — Hizo un ademán de alejarse cosa que lo altero más— ¿¡Qué más quieres que haga para que no ge vayas?! --preguntó, no deseaba estar solo otra vez --¡¡Me prometiste que estaríamos juntos, los dos, ¡¿Acaso ya no lo recuerdas?! —Su voz apenas y salía, las palabras se truncaban por los sollozos que daba. Se dejó caer aun aferrado a la tela —Te lo pido, ya perdí a mi familia, te perdí a ti, casi me suicido. Si te vuelvo a perder no lo soportaría, ya no —ya poco importaba que tan mal estuviera su voz, si así le hacía saber cuánto lo necesitaba se quedaría afónico sin problemas

—Levántate Giyuu— Sentenció— ¿Te entregarás a Muzan?

—¿Eh?

[•]

Un trueno resonó en la cueva despertando a Kyojuro, su cuerpo estaba empapado de sudor frio y su respiración era agitada, un presentimiento extraño se albergaba en su pecho, miro en dirección donde recordaba al pilar dormido encontrándolo vacío, alterado notó una presencia demoniaca. Con prisa tomó su arma corriendo en dirección a la amenaza, las huellas en el suelo le ayudaban a ubicarse  entre la tormenta, unos gritos desgarradores llegaban a sus oídos ¿Sería Tomioka? El olor a metal se hizo más fuerte aturdiéndolo mínimamente, como pintura fresca. Sin detenerse y con cuidado de no resbalar se aproximo a las figuras que eran menos borrosas a cada paso.

—¿Te entregarías a Muzan? —preguntó uno de presentes.

 —¿Eh? ¿Qué quieres decir? — Inmediatamente reconoció al dueño de la voz —Yo no...

—Lo sabía, no eres más que un sucio mentiroso y embustero, debería darte vergüenza —Con agresividad tomó la cara del otro obligándolo a mirarlo— ¿Para qué te quieres quedar? ¿Por ellos? —dijo con un notorio sarcasmo.

—S-Se han esforzado mucho pa-para ayudarme —Una risa estrepitosa resonó.

—Ay Giyuu, sigues siendo tan ingenuo— Apretando su agarre sobre el azabache acercó la cara con la suya —¿De verdad crees que les importas? No me hagas reír ¡Te odían! —pudo observar el gran dolor en los ojos azules del azabache — Por Dios, ni siquiera al Pilar de la Flama, la persona más sociable del mundo, quiere estar cerca tuyo; que te quedé bien claro cuanto asco les da —vio como el otro bajaba la mirada, aceptando las palabras.

》 Solo están contigo por cuestiones de trabajo. Ya sabes, cosas de cazadores de demonios como salvar personas, cosa que tú no haces

—Yo... —Tomioka parecía indeciso, era cierto, él no era capaz de tales hazañas ni mucho menos.

—Despierta de una vez Tomioka, si fuera por ellos te dejarían ser comido por un demonio. No eres digno de pararte a su lado, tú mismo lo dijiste; no estás a su nivel, eres débil, solo les causas problemas. Para eso sirves— Con el pulgar acarició la mejilla roja del chico quien se veía destrozado, horrorizado, como si se enterará de una verdad —¿Por qué no les ahorras el sufrimiento y me acompañas? Puede que te perdone, es más, cumpliré tus suplicas para quedarme contigo— La mirada azul quebrada se perdía en sus palabras reproduciéndolas una y otra vez.

—...¿Lo dices enserio?...— Asintió, a todo esto Rengoku se posicionó detrás del demonio ocultando cualquier cosa que lo delatará. No podía creer las cosas horribles que le decía al pobre Tomioka.

—¡Primera Postura: Mar de Fuego! — Encestando un golpe directo al eje del cuerpo al igual que en el pecho, cara y piernas; la máscara que ocultaba la identidad de la persona cayó al suelo revelando no más que un espacio en negro donde se suponía iría el rostro, la figura masculina se desvanecía ante las llamas de manera presurosa con gritos desolados. Adolorido un demonio se levanto enojado.

—¡Arruinaste mi pintura perfecta! ¿Sabes cuánto me costó hacerla tan realista? —En posición de ataque se posó frente a la persona en el suelo, listo para defenderlo de cualquier cosa —Eres un descarado, no te lo perdonaré. Te mataré y lo entregaré —dijo con rabia el demonio.

—Silencio, no toleraré a alguien que engaña y lastima a las personas como le hiciste a Tomioka. Haré que te arrepientas de cada palabra que le dijiste —Saltó a gran velocidad logrando cortar de primera los brazos y parte del pecho.

—Eres un miserable, tomaré la forma de ese chico de nuevo, seguramente no serás capaz de asesinar— Cambiando algunos de sus rasgos a los anteriores se paro frente al Pilar —Al amigo de este infeliz.

Sin previo aviso una ráfaga de ataques envueltos en llamas cortó el cuello del demonio dejándolo atónito.

—No me agradan las personas que se esconden detrás de otras para hacerle el mal —Con una última estocada terminó por asesinar al demonio guardando su nichirin. En el suelo Giyuu no salía de su asombro, no era Sabito. Que ingenuo soy. Pequeñas risas llamaron a Rengoku a revisarlo.

—Tomioka, ¿Estas bien? —Se acercó, preocupado por el estado del azabache.

—Solo es divertido —A palabra que salía una risa la complementaba —Conocí a Sabito por años y aun así no me di cuenta que no era él ¿No es chistoso? Ni siquiera puedo reconocer a mi mejor amigo —De la risa pasó a un llanto amargo — Soy patético.

—No digas eso, no lo eres —Calaba ver, a quien antes era un hombre serio y poco expresivo, destrozado.

—¿Por qué? Si es verdad Él tenía razón, nunca debí vivir. Mi hermana, Sabito murieron por mi culpa. Nunca merecí pasar la prueba final, ni formar parte de los pilares —Poco a poco se rompía, todos esos años de ocultar su dolor se habían acabado y ya no tenía la fuerza para detener el llanto —¡Dios santo casi arruinó todo! No soy fuerte como ustedes. No le agradó a nadie, ni siquiera a ti Kyojuro. Me odian, estoy solo y creo que lo merezco —Se abrazaba a si mismo tratando de consolarse. La lluvia ya no le dejaba distinguir entre que las lágrimas y las gotas de agua normales, ¿De verdad se veía a el mismo así? Automáticamente lo envolvió entre sus brazos buscando reconfortarle un poco.

—No te odio Giyuu, nunca lo hice, solo que no me sentía capaz de verte a los ojos sabiendo que fui el responsable de que pasarás por tanto dolor —Lo acunó más cerca de su pecho ofreciéndole calor corporal; Tomioka no se negó en absoluto, al contrario, como si fuese la última luz en el mundo se aferro a él — Perdóname por no ser capaz de ayudarte.

—No me dejes... Es lo único que te pido, no me abandones —rogó en voz baja.

—Te prometo que mientras yo viva jamás volverás a estar solo —¿Hace cuánto que alguien no le daba un abrazo? Hundió su rostro en el pecho del rubio —Deberíamos volver, te enfermarás si te quedas aquí afuera.

Extendiendo su mano alzó el frágil cuerpo listo para ir colina arriba a reencontrarse con los demás, la rara caminata de su acompañante llamó su atención percatándose de la herida en su pie,  sin avisar lo tomó en brazos sonrojando ahora al ojiazul.

En la cueva lo depositó cerca de la fogata además de ponerle su haori sobre los hombros.

—Toma, para que entres en calor más rápido. Esa tormenta estaba fuerte, ahora déjame ver tu pie —Al principio se alejo avergonzado de que viera el verdadero estado de su extremidad —Anda, permíteme tratarla o tendré que despertar a Kocho —Un escalofrío recorrió su columna vertebral, si ella se daba cuenta lo mataría. Acepto la ayuda, cuando la sonrisa de Rengoku se menguo supo que se percato —¿Son recientes? —Negó —¿Por qué no lo mencionaste? —dijo preocupado.

—No deseaba molestarlos, yo los escuché en la casa y... —Una mano acarició su mejilla compasiva y con la sonrisa más cálida Kyojuro lo miro.

—No vuelvas a ocultar cosas así, ¿Anduviste todo el camino? — Le respondió con asentimiento —Ya veo ¡Mañana te compraré un par nuevo de zapatos! Esta fuera de discusión —Se iba a negar rotundamente hasta que una escalofriante voz sonó a sus espaldas.

—¿Se puede saber que ustedes dos despiertos? —Oh oh, despertaron a Kocho.

[•]

Listos para partir Rengoku se ofreció a cargarlo en su espalda cosa a la que no se negó por la insistencia del mayor subiendo algo apenado, Sanemi estuvo por preguntar la razón hasta que noto el estado en el que se hallaba

—"Ese idiota no puede cuidarse solo" — pensó. Aunque muy en el fondo se sentía preocupado por el estado del azabache. Había notado sus ojos hinchados.

Caminando a la par del dúo, el pueblo más cercano estaba a máximo dos horas de distancia así que no sería complicado en absoluto; a decir verdad el ambiente era tan relajante que sin darse cuenta Giyuu se vio vencido por el cansancio, la noche anterior apenas y pudo dormir, no se sentía seguro, de no ser porque el rubio se quedo a su lado muy probablemente ese día cargaría con ojeras enormes. 

—Su rostro se ve relajado —Una joven amapola se plantó en el hombro del de haori de llamas —Me encanta este nuevo Tomioka, toda su aura grita ¡Extravagante! —dijo Uzui realizando un raro movimiento con la manos.

—¿Por qué saca tantas flores distintas?¿Nos querrá decir algo?—preguntó Genya interesado. Haciendo memoria de las veces que lo vio sacar flores a su alrededor.

—Claro que dicen algo —Kocho le agradecía internamente a Kanae por todas las platicas que le dio sobre el significado de las flores— La amapola, por ejemplo, representa tranquilidad. Así que podemos decir que Tomioka-san esta cómodo en tu espalda Rengoku-san  —

—JA JA JA, no esperaba que fuera tan ligero —Discretamente miro el rostro dormido, se veía muy lindo.

—Ahora si podremos saber que piensa Tomioka —contesto divertido el Pilar del Sonido.

—Por cierto Rengoku, casi olvido preguntarte —Con expresión y aura aterradora se giro a ver a su mayor —¿Qué hacían tu y Tomioka despiertos tan tarde?

—Creo que esta enojada —argumento el de puntas menta.

—Otro ataque de demonios, fui a ayudarle.

—Se están desesperando, hay que apresurarnos antes de que escale a mayores —reflexionó la mujer.

—Primero pasaré al pueblo cercano, no voy a permitir que Tomioka camine así un solo metro más —Shinobu soltó un suspiro y montó nuevamente su sonrisa, sabía que Kyojuro iría de todas formas.

[•]

La vena resaltante de su frente estallaría en cualquier momento lo que era señal de su pésimo humor, otra vez fallaron en traerle la flor, un demonio ajeno a la situación tuvo que sufrir las consecuencias de la ira su progenitor terminando en no más que una simple macha en el suelo. Cuando pusiera sus manos sobre esa molestia se aseguraría de torturarlo por cada migraña que le causo, claro que sin matarlo, al fin y al cabo lo necesitaba con vida para dominar el Sol.

Al menos esos días el astro amarillo no se mostraría mucho en el cielo así que sus chances de capturarlo subían enormemente, una idea paso por su cabeza, el tipo era fuerte y su arte demoniaca igual. Quizás esta vez conseguirían traer al humano frente suyo.

—Manden a Sudoi al área, y díganle que si falla ni se digne a venir —Un biwa resonó en el lugar cerrando y desapareciendo las puertas tras de si.

[•]

Bostezaba en la banca esperaba a su acompañante que veía calzado apropiado para sus vendados pies, algunos fueron por comida, otros como Muichiro veían las artesanías de los puestos callejeros, el hermano menor del pilar por su lado trataba de que no estafaran al chico. Ese día las nubes seguían siendo densas, por lo que sus nervios se mantenían activos. Ya no faltaba mucho para presentarse a la sede con el Patrón. 

—¿Interrumpo algo? —Tan perdido en sus pensamientos se hallaba que ni notó el momento en que se acercó el otro sacándole un brinquito —Lo siento, no esperaba asustarte. Mira— Extendiendo frente a sus ojos un calzado sencillo parecido al que solía usar junto a un par de caletas —Me dijeron que son los más cómodos, no te deberían estorbar mucho.

—Gracias Renguko, prometo pagártelo cunado pueda.

—Me niego —dijo con tono firme y una sonrisa— Son un regalo — Con una pequeña sonrisa en su rostro agradeció. Ver el gesto del de ojos azules le puso un poco nervioso, nunca tuvo la chance de visualizar otra expresión que no fuese una seria. A decir verdad no le molestaba en absoluto pero creía que la primera le quedaba mejor.








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