Restaurante Y Gimnasio
Los hermanos acababan de llegar a Pueblo Mestura en un taxi volador. Florian caminaba emocionado en busca del edificio del gimnasio. Juliana, que había estado durmiendo todo el viaje, apenas era capaz de seguirle el ritmo.
Florian: Venga, Juliana, no te quedes atrás.
La agarró de la muñeca, obligándola a seguirle el ritmo. Poco después, el entrenador reconoció a lo lejos el edificio que buscaban. Una vez dentro, Florian por fin soltó a su hermana y esta se sentó en una de las sillas de recepción.
Florian: Perdona, me gustaría anotarme para enfrentar al Líder de Gimnasio.
Recepcionista: Muy bien. Contigo ya tenemos los aspirantes suficientes para la prueba Por favor, acompáñeme a...
???: ¡¿Puedo retar a Laureano?!
Ese grito era lo que le faltaba a Juliana para despertarse completamente. Del brinco que pegó estuvo a punto de caerse junto a la silla. Suerte que Spring salió de su pokeball y la sujetó. Su amiga, al ver esto, se acercó a ella.
Mencía: Perdona por el susto, July.
Juliana: N-no pasa nada... Ya estoy acostumbrada.
Florian: Hola, Mencía. ¿Qué haces por aquí?
Mencía: Pues justo venía a retar a Laureano. ¡Esta va a ser la primera vez que hagamos una prueba de gimnasio juntos!
Recepcionista: Lo lamento, pero solo queda una plaza disponible.
Florian: Que mala suerte...
Mencía: Bueno, tú has llegado primero, tú harás la prueba hoy. Es lo justo.
Florian: Si tú lo dices...
Recepcionista: Muy bien. Acompáñame a el Mesón el Tesoro, por favor.
Florian lo siguió afuera del edificio y, cuando Mencía quiso hacer lo mismo, Juliana la agarró de la muñeca. Se dio cuenta de que pasaba cuando vio la mirada severa de su amiga.
Mencía: T-te prometo que no le he seguido hasta aquí.
Juliana: ¿En serio?
Mencía: ¡Sí! Ayer derroté a Fuco, pero no me quedé satisfecha, así que he venido para enfrentar a Laureano.
Juliana: Espera, ¿de verdad habéis coincido de casualidad?
Mencía: Bueno, puede que Florian me llamara el otro día y me dijese que vendría hoy.
Juliana: - Suspiro - Si es que él también se lo busca.
Mencía: Venga, vamos a ver como le va.
Al llegar al Mesón el Tesoro, los cuatro aspirantes por la medalla estaban sentados en la mesa con unas olivas en el centro. Dos de ellos, además de Florian, vestían el uniforme de la Academia Naranja, mientras que el tercero era unos pocos años mayor. Todos observaban al recepcionista del gimnasio esperando para recibir las instrucciones de la prueba.
Recepcionista: Muy bien. Como algunos ya sabréis, la prueba de este gimnasio consiste en pedir la comanda secreta de este restaurante. Para que adivinéis cual es, se os proporcionará a cada uno una pista. Claro que con una sola no podréis saberlo con certeza. Tendréis que enfrentaros a los demás aspirantes por la medalla para ganarles y así conseguir sus pistas. Si os derrotan, no creo que quieran tener una revancha, así que tendréis que jugárosla con lo poco que sepáis. La prueba dura media hora. ¿Alguna pregunta?
Estudiante ♀️: Sí, yo tengo una. ¿Cuáles son las reglas de los enfrentamientos?
Recepcionista: Vosotros las decidís, pero os recomiendo que sean combates lo más rápidos posibles. ¿No hay más preguntas?... Bien, aquí tenéis vuestras pistas - le dio un papelito muy bien doblado a cada uno de ellos -. Y la prueba empieza... ¡Ya! ¡Buena suerte a todos!
El chico que parecía más mayor se levantó , agarró a Florian del brazo y lo arrastró fuera del restaurante.
Florian: ¡¿Qué haces?!
Chico: ¡Créeme, no quieres perder el tiempo en esta prueba! ¡Vamos a combatir por las pistas!
Florian: Vale, ¡pero suéltame!
Chico: Sí, perdón. Hagamos un combate uno contra uno normal.
Florian: Me parece bien.
Florian sacó a Kilowattrel y su oponente a Dunsparce. El joven del sombrero buscaba acabar con esto lo antes posible, así que recurriría a su ofensiva más devastadora. Kilowattrel utilizó viento afín, aumentando su velocidad y cargándose de electricidad. Dunsparce llegó a utilizar bostezo, pero eso no sirvió de nada ante una bola voltio tan potenciada.
Florian: La pista, por favor.
Chico: Dame un momento, todavía no la he leído - desdobló el papel y de inmediato se lo contó a Florian -. Aquí dice: "la voz del pokémon pájaro azul".
Florian: ¿Pokémon pájaro azul? ¿Un Corvisquire?
Chico: Quizá. Mejor que ninguno pierda más el tiempo. Buena suerte.
Florian: ¡Muchas gracias!
A parte de la que acababa de conseguir, recordó que tenía su propia pista. Desenvolvió el papel y en este ponía "A gusto del cliente habitual". Parecía bastante más sencilla de seguir que la otra, así que volvió a entrar al Mesón el Tesoro. Al entrar, vio un sombrero familiar asomando en una de las mesas. Juliana y Mencía estaban hablando de algo con un tarro en el centro de la mesa. Antes de decir nada, se comió una de las bolas de su interior.
Mencía: Son ciruelas encurtidas. ¿Te gustan?
Juliana: Están muy saladas...
Florian: No están mal. Tengo prisa, luego hablamos.
Agarró otra ciruela antes de irse a la barra del restaurante. Pensó que sería más fácil encontrar a un cliente habitual allí que yendo de mesa en mesa. Se acercó a un oficinista con una peculiar corbata de nubes. Tampoco es que hubieran muchas más personas en la barra.
Florian: Perdona, señor.
Oficinista: ¿Qué quieres?
Florian: ¿Eres un cliente habitual de este restaurante? Es para la prueba del gimnasio.
Oficinista: La verdad es que me gusta venir por aquí, sí. Lo que he pedido no es nada del otro mundo, pero... Una cosa te diré: un chorrito de limón no le vendría nada mal a este plato. Le daría un toque fresco y ya estaría perfecto. Aunque tal vez un joven como tú preferiría echarle kétchup u otra anormalidad.
Florian: - Pensando - Vaya, que conveniente. Estoy seguro de que colabora en la prueba de gimnasio.
Florian: Muchas gracias, señor. Tendré en cuenta su recomendación.
Hizo nota mental del chorrito de limón y abandonó el restaurante en busca del pájaro azul. Dio un par de vueltas por la ciudad, sin encontrar ningún pájaro, pero sí a uno de los aspirantes a la medalla. Estaba en un pequeño teatro romano, agarrándose a puerta enrejada entre dos relieves, uno de un Oinkolonge macho y otro de uno hembra. Para llegar hasta ahí, había que bajar unas escaleras.
Florian: ¡Eh, Toñi!
Toñi: ¿Hmm? ¡Ah! ¡Hola, Florian!
Florian: No sabía que te interesaban los combates.
Toñi: Yo tampoco. Me dio por probar para la búsqueda del tesoro ¡y aquí estoy! Venga, no perdamos más tiempo.
Florian: ¿Uno contra uno?
Toñi: Sí, por favor.
Tenía pensado sacar a Kilowattrel de nuevo, pero se detuvo a último momento. No podía utilizar la misma estrategia todo el rato, sino los combates se volvería repetitivos. Tampoco era bueno depender de uno solo de sus pokémon, porque todos los que tenía eran increíbles y no usarlos sería malgastar su fuerza.
Toñi: ¿Pasa algo?
Florian: - Guardó la pokeball de Kilowattrel y sacó otra - Perdona, estaba divagando. ¡Vamos a luchar!
Florian empezó con Ceruledge y Toñi con Ursaring. Ceruledge atacó con nitrocarga, aumentando su velocidad, y después recibió una carantoña que no causó mucho daño.
Florian: - Pensando - ¿Por qué me ha atacado con un movimiento tipo hada? ¿Podría ser que...?
Ceruledge utilizó anulación impidiendo que Ursaring volviera a atacar con carantoña. Ceruledge utilizó cabeza de hierro justo antes de que Ursaring le redujese el ataque con camaradería. Con otra cabeza de hierro, dejó a su rival muy dañado, pero este solo siguió con camaradería. Una cabeza de hierro, esta vez crítica, le dio la victoria a Florian.
Toñi: ¿Quién le enseña anulación a un Ceruledge?
Florian: No eres la primera que me lo dice. ¿Podrías darme tu pista? Ya hablaremos cuando acabe la prueba.
Toñi: Tienes razón. La pista que me dieron a mí es: "una penumbra rodeada de escaleras"
Al escucharlo, volteó hacia la verja del teatro romano. Sin duda, estaba bastante oscuro, y para llegar ahí había que bajar unas escaleras.
Florian: Oh, ahora entiendo que estabas haciendo.
Toñi: Me voy a buscar a otros aspirantes. ¡Buena suerte!
Florian: ¡Igualmente!
Bajó por las escaleras y se asomó a la verja. Ceruledge tuvo que iluminarlo para que pudiera leer una inscripción: "Llamarada". El entrenador no entendía que tenía que ver el movimiento para la preparación del plato. Tomó nota mental de todas formas. Siguió su búsqueda del pájaro azul cantarín, sin mucho éxito. Pensó que podría tratarse de algo más bien metafórico, pero lo descartó por lo simples que fueron las otras dos pistas.
Con quince minutos restantes, volvió a encontrarse con el aspirante a la medalla que le dio la pista del pájaro azul. Él también lo vio y sin siquiera detenerse le señaló la dirección de la que venía. Florian, curioso, fue por ahí y poco después encontró a un aerotaxista con un Squawkabilly azul en la cabeza. Esa debía ser la solución.
Florian: ¿Ese pokémon es suyo, señor?
Aerotaxista: Sí, claro. Es todo un parlanchín.
Squawkabilly: ¡Parlanchín! ¡Parlanchín!
Aerotaxista: Enseñarle palabras está tirado.
Squawkabilly: ¡Tirao'! ¡Tirao'!
Florian: Sí, es adorable, pero tengo que hacerle una pregunta.
Aerotaxista: ¿A mí o al pokémon?
Florian: ... No lo sé. Estoy haciendo el examen de gimnasio y...
Squawkabilly: ¡Pa' dos! ¡Pa' dos!
Florian: ... ¿Estás seguro?
Squawkabilly: ¡Seguro! ¡Seguro!
Florian: Muy bien. ¡Muchas gracias!
Aerotaxista: De nada, y buena suerte con el examen.
Solo necesitaba una pista más. El aspirante que quedaba llevaba el uniforme de la Academia Naranja, así que no debería ser difícil de identificar. Debía darse prisa, había pasado demasiado tiempo buscando al pokémon pájaro azul. Miraba el reloj de su SmartRotom constantemente. El tiempo se le estaba agotando. Le quedaban siete minutos para encontrar al aspirante, derrotarlo y buscar la solución a la pista.
Florian: ¡Eh! ¡¿Hay algún aspirante a la medalla por aquí?!
Niña: ¡Sí!
Detrás de él, llegó corriendo una chica más pequeña que él. Era la aspirante que le faltaba derrotar. Por un momento, se preguntó que hacía una niña en miércoles enfrentando un gimnasio tan avanzado, pero no podía desaprovechar el tiempo.
Florian: ¡No nos queda casi tiempo! ¡Luchemos, uno contra uno!
Niña: ¡No!
Florian: ... ¿Qué?
Niña: El último uno contra uno lo perdí, ¡así que no!
Florian: ¡Esto no es cuestión de gustos! ¡Si no hacemos un uno contra uno, no nos va a dar tiempo!
Niña: ¡Me da igual!
Florian: ¡¿Ah, sí?! ¡Adelante, dos contra dos!
Florian empezó con Kilowattrel y la niña con Gumshoos. Con el tiempo echándosele encima, poco le importaba aprovechar a todos sus pokémon. Kilowattrel utilizó viento afín antes de recibir un derribo que le causó mucho daño, aunque Gumshoos también sufrió del retroceso. Evidentemente una bola voltio tan potenciada derrotó a Gumshoos, por lo que Greedent entró de remplazo. Al haber perdido la carga de electricidad, Kilowattrel por poco no derrotó a Greedent, que contraatacó con golpe cuerpo, derrotándola. Florian sacó a Quaxwell y este terminó la batalla con un acua jet.
Florian: ¡La pista, rápido!
Niña: Voy, voy - sacó el papelito de su bolsillo y lo desdobló cuidadosamente -. "Un intruso en la heladería". A todo esto, voy a quitarme el mal sabor de boca con un helado.
Florian: ¡¿Dónde está la heladería?!
Niña: Justo ahí.
Florian: ¡Vale, gracias!
Miró su SmartRotom y no le quedaba casi tiempo. Corrió hasta el carrito de los helados lo más rápido que pudo, asustando un poco a la heladera.
Heladera: ¡He-helados bien fritos!
Florian: ¿Qué servís?
Heladera: He-helados de chocolate, vainilla...
Florian: ¡¿Servís algo que no sean helados?!
Heladera: ¡S-sí, onigiris a la parrilla!
Florian: ¡Vale, gracias!
Ya sabía exactamente que tenía que pedir, pero todavía le quedaba llegar a tiempo al Mesón el Tesoro. De haber podido, habría utilizado a Kilowattrel para volar hasta allí, pero no se encontraba en condiciones. No le quedó de otra que hacer sprint y esperar llegar a tiempo. Por suerte, la distancia de la heladería al restaurante era de solo un par de calles.
Para cuando llegó al Mesón el Tesoro, se sentía agotado. Era como si cargase un saco de piedras en la espalda. Caminó lentamente hasta la mesa donde estaban los otros dos aspirantes; faltaba la niña. No tardó mucho en aparecer un camarero del restaurante a tomarles nota.
Camarero: ¿Sois los jóvenes que están realizando el examen de gimnasio?
Toñi: Exactamente.
Camarero: Muy bien. Yo os tomaré nota, pero primero debéis separaros.
Toñi: Oye, vamos a dejar al pobre aquí, que está echo polvo.
Chico: Me parece bien.
Florian: G-gracias.
Mientras se marchaban cada uno a una mesa distinta, Florian los vio hablando. Pensó que estarían compartiendo sus pistas. Tampoco es que les hubieran prohibido explícitamente hacerlo y si no está bien especificado que no se puede hacer, es como si estuviera permitido. Entonces cayó en que compartir sus pistas nada más empezó la prueba hubiera sido más sencillo, más rápido y todos se asegurarían pasar el examen. En cuanto derrotase el líder, iría a contárselo para la próxima.
Camarero: Antes de que pida la comanda secreta, debo admitirle que si falla, le serviremos el plato que haya ordenado y estará obligado a pagarlo.
Florian: Pues sí que lo tenéis bien montado. Me gustaría un poco de agua... ¡No lo anote para el examen! Es para mí, tengo sed.
Camarero: Muy bien. ¿Algo más o pasamos a la comanda secreta?
Florian: Vamos con la comanda.
Camarero: ¿Qué va a ser?
Florian: Onigiris a la parrilla, con un chorrito de limón, por favor.
Camarero: ¿Para cuántos comensales?
Florian: No ves que solo estoy... Perdón. Dos comensales.
Camarero: ¿A qué punto quiere el fuego?
Florian: ... ¿Llamarada?
Camarero: Alto, entonces. Si no le importa, tengo que atender a los otros dos aspirantes.
Florian: Vale, gracias.
El camarero dejó la mesa y fue a atender al chico mayor. Florian se dejó caer en el respaldo de la silla para descansar un poco. Al verlo, Juliana y Mencía se sentaron junto a él.
Mencía: ¿Qué? ¿Estás cansado?
Florian: Sí, he estado yendo de un lado para el otro.
Mencía: ¿Y qué tal?
Florian: Creo que bien. Y si no, por lo menos me ya tengo algo que comer, aunque sean oniguiris; tampoco está tan mal. Oye, ¿podrías hacerme un pequeño favor?
Mencía: ¡Claro!
Florian: Lleva a Kilowattrel y a Ceruledge al Centro Pokémon, por favor.
Mencía: ¡Ahora vuelvo!
Todos en el restaurante voltearon al escuchar los veloces pasos de la campeona. Juliana, avergonzada de tanta atención, miraba hacia otro lado como si no la conociera. Florian estaba contento de verla tan emocionada por una tontería como esa.
Un rato después, Mencía volvió con los pokémon recuperados. Hablaron un poco y el camarero que le tomó nota se acercó a la mesa con un vaso de agua.
Camarero: Felicidades, ha pasado el examen.
Florian: Bien. ¿Cuándo me enfrentaré al líder?
Camarero: A ser posible, ahora.
Florian: ¿Ahora?
Camarero: Sí. ¿Por qué cree que tenemos un campo de combate en el restaurante?
Florian: ¿Yo qué sé? Podría ser para espectáculos, celebraciones, decoración... En fin - se llevó el vaso a los labios y prácticamente lo puso en vertical para beber lo más rápido posible -, ¡a pelear!
Mencía: ¡Mucho ánimo, Florian!
Juliana: T-tú puedes.
La mayoría de los que estaban de espaldas a la cancha orientaron sus sillas cara al combate. No se equivocaba cuando dijo que era para espectáculos. Florian subió al escenario con paso firme, teniendo frente a él al líder de gimnasio, que resultó ser aquel oficinista de la barra.
Laureano: Hola.
Florian: Hola...
Laureano: Yo soy Laureano, líder de este pueblo.
Florian: Quien lo hubiera dicho.
En la mesa donde estaban Juliana y Mencía, se sentó una compañera de clases de tez morena.
Toñi: No lo recordaba tan sarcástico.
Mencía: ¡Seguro que está emocionado por el combate! ¡Ánimo, Florian!
Juliana: - Pensando - Yo creo que solo quiere acabar rápido para comer y descansar. ¿Debería ir pidiendo algo?
???: ¿Os importa si tomo asiento con vosotras?
Laureano: - Volteó hacia Mencía al escucharla gritar, como todos, pero volvió con Florian rápidamente - Enhorabuena por haber aprobado el examen.
Florian: Gracias. ¿Combatimos?
Laureano: Sí, tranquilo... Por cierto, aquí todo les sale rico. Deberías probar a comer aquí cuando acabemos.
Florian: No es por nada, pero creo que la prueba ya era publicidad suficiente.
Laureano: Tienes razón. Vamos a lo que nos toca o mi superiora se enfadará. Por la presente, yo, Laureano, te emplazo a un combate tres contra tres ahora mismo.
Florian: No hace falta que sea tan formal, hombre. ¡Seguro que será divertido!
Laureano: Hum...
Florian empezó con Clodsire y Laureano con Komala. Komala utilizó bostezo y Clodsire colocó las trampa rocas. Para evitar que su pokémon se durmiese, Florian cambió a Ceruledge, a la cual no le afectó un atizar. Ceruledge atacó con cabeza de hierro, haciendo retroceder a Komala. Después de recibir otro ataque, Komala utilizó bostezo. Florian volvió a sacar a Clodsire, provocando que el golpe bajo fallara. Komala dejó a su rival somnoliento antes de caer derrotado por una puya nociva. Laureano sacó a Dudunsparce, quien recibió algo de daño de las trampa rocas. Dudunsparce causó bastante daño con taladradora y resitió muy bien una puya nociva. Justo después, Clodsire cayó dormido. Un par de taladradoras consiguieron derrotar a un Clodsire que no se despertaba, por lo que Florian sacó a Quaxwell. Dudunsparce utilizó deslumbrar, paralizando a Quaxwell, aunque eso no le impidió atacar con puntapié, mermando la velocidad de su oponente.
Florian: Así se siente que utilicen problemas de estado contra ti todo el rato, ¿eh? Es molesto pero puedo lidiar con ello.
Laureano: No te entretengas.
Un hipertaladro de Dudunsparce dejó a Quaxwell muy dañado, pero este consiguió asestar otro puntapié y derrotarlo. Entonces Laureano sacó a su último pokémon, Staraptor, que tenía la habilidad intimidación y redujo el ataque de Quaxwell.
Laureano: No está nada mal. A este paso, me vas a ganar.
Camarero: ¡Venga, Laureano, échale ganas! ¡Qué tú sabes hacerlo mucho mejor, hombre!
La gente de las mesas estaba muy emocionada por el combate. Prácticamente todos animaban a Laureano, no dejaba de ser el líder de su pueblo, pero Florian tenía de su lado los incesantes gritos de ánimo de Mencía, lo que equilibraba la balanza.
Laureano: Dicen que el cliente siempre tiene la razón. Tendremos que darles lo que piden.
Florian: ¡Sí, luchemos con todo!
Florian: - Pensando - Vas bien, Florian. Hay mucha gente, así que no digas ninguna estupidez como la última vez. Concéntrate y ganarás, como siempre.
Laureano teracristalizó a Staraptor a tipo normal y este atacó con imagen, pero no tuvo efecto porque Florian había cambiado a Ceruledge. Staraptor ahora utilizó golpe aéreo, causando bastante daño en Ceruledge, la cual contraatacó con nitrocarga, aumentando su velocidad. Como ahora era más rápida, Ceruledge utilizó anulación, impidiendo que Staraptor volviera a usar el mismo ataque. Ceruledge conectó una cabeza de hierro bastante potente, mientras que Starpator no pudo golpearlo con imagen. Un último golpe y Ceruledge le da la victoria a Florian.
Laureano: Y de postre, una derrota. Como has ganado, te hago entrega de la medalla de turno... pero este combate me ha abierto el apetito. ¿Te apetece comer algo? Aquí todo está rico y sabe a lo que tiene que saber.
Florian: Eso es bueno, ¿no?
Laureano: Es lo normal. No te preocupes por la cuenta, invito yo. Para algo trabajo.
Florian: Muchas gracias.
Laureano: De nada. Me imagino que nos va a acompañar, ¿no, jefa?
Una mujer alta se levantó de una de las mesas y caminó hasta ellos con las manos en su espalda. Florian se fijó que venía de la mesa ocupada por su hermana, que parecía bastante incomoda por su misteriosa acompañante. Allí también estaban sentadas Mencía y Toñi; sus ojos brillaban siguiendo cada movimiento de la mujer. Para cuando quiso darse cuenta, ya la tenía frente a él, extendiéndole la mano para un apretón. Su actuar era tan majestuoso como un Arcanine y su presencia, extrañamente imponente. Era la primera vez que Florian se sentía así en frente de alguien. Era la primera vez que entendía lo que sentía su hermana cuando tenía que hablar con un desconocido. La mano se quedó unos cuantos segundos suspendida hasta que Florian correspondió el gesto.
Florian: - Pensando - ¡No puede ser! ¡Es ella! ¡Es la Súper!
Ságita: Florian, ¿verdad? Encantada de conocerte.
Florian: E-el placer es m-mío...
Laureano: ¿Puedo preguntar qué hace por aquí?
Ságita: Si te soy sincera, estoy aquí por el chico. Espero que no te moleste.
Laureano: No lo hace.
La sangre de Florian fluyó directamente a sus mejillas. Era totalmente incapaz de ocultar sus nervios. Juliana se rio desde su mesa, disfrutando de estar al otro lado por una vez. La alegría se le fue al notar el destello dorado de los ojos de la Supercampeona fijándose en ella.
Ságita: ¿Gustáis de acompañarnos?
Juliana: Y-yo creo que p-paso...
Mencía: ¡¿Pero qué dices?! ¡Venga, July, no todos tienen la oportunidad de comer con la Súper!
Ya la tenía sujeta del brazo, no podía escapar. Se dejó arrastrar por Mencía mientras veía a Toñi despedirse desde la puerta del restaurante.
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