Regalo De... ¿Cumpleaños?

El zarandeo de Spring fue lo que despertó a Juliana. Antes de que pudiera preguntar, le mostró la hora en el SmartRotom de Florian; el cansancio acumulado junto a dormirse tarde por estar con Mencía, la hicieron levantarse casi a las tres de la tarde. Se apresuró para ponerse el uniforme de la Academia Naranja y se recogió el pelo en una coleta en vez de en su característica trenza. Esto no le gustó a Spring, que la agarró de los hombros para que no saliera de la tienda. 

Juliana: ¿Qué te pasa? Tenemos que ir a Ciudad Cántara antes de que Florian se vaya de allí. Hay que darle su móvil y la armadura maldita.

La Meoscarada no parecía preocupada por eso. Se deshizo de la goma que ataba su pelo y empezó a hacerle la trenza. Juliana tenía prisa, pero al verla tan concentrada, le dejó peinarla. Cuando terminó, colocó el broche con forma de pokeball y sonrió orgullosa al ver que le había quedado igualito a como lo hace su entrenadora. 

Juliana: ¿Ya estás contenta?

Spring asintió alegremente y salió de la tienda acompañada de Juliana. Fuera Leo y Koraidon jugaban con una baya como si fuera una pelota, una escena graciosa por la diferencia de tamaños, mientras que Eve y Zany estaban sentados en la sombra de un árbol y daba la impresión de que estaban teniendo una conversación.

Spring: ¡Meow! 

Con ese maullido consiguió captar la atención de todos, incluida Juliana, que no sabía que estaba haciendo. Con un gesto de mano, les dijo a todos que la siguieran mientras caminaba hacia la ciudad, pero por un camino distinto al que tomaron para llegar.

Juliana: Por ahí tardaremos más.

Spring continúo caminando mientras Juliana y el resto de pokémon la observaban confusos. Tardó unos segundos en darse cuenta de que no la estaban siguiendo. Ella volteó para volver a hacer el gesto con la mano, pero nadie le estaba haciendo caso. 

Spring: ¿Meows? Rada, rada. 

El resto de pokémon observaron a Juliana y asintieron. Todo esto ya estaba empezando a irritarla porque no quería perder la oportunidad para hablar con su hermano.

Juliana: ¿En serio? Se supone que me tenéis que hacer caso, no yo a vosotros.

Koraidon le dio un empujón en la espalda con su cabeza, haciendo que siguiera también a Spring. Juliana siguió caminando hasta que escuchó un chasquido por parte de su guía. La pokémon se giró y caminó hasta ella, colocándose en su espalda. No entendía nada y se quedó todavía más confusa cuando su pokémon le tapó los ojos para justo después hacerla caminar. Debido a esto, Juliana avanzaba bastante asustada, aunque la Meowsacarada se encargaba de guiarla por el camino más sencillo. Cuando se encontraba con algún bordillo, la levantaba para evitarlo. Aún así, Juliana seguía bastante nerviosa.

Siguieron por unos largos minutos, en los que Spring se las apañó para que su entrenadora no se tropezara ni una sola vez. Cuando se detuvieron, Juliana llegó a escuchar el intento de hablar de alguna persona, pero rápidamente fue silenciado por el siseo de la Meowscarada.

Juliana: ¿Mencía? ¿Se puede saber que has estado tramando con Spring?

Estaba más intrigada que molesta, pero eso cambió cuando escuchó tanto su pokémon como a esa persona reírse. Cansada ya de todo ese sin sentido, se quitó las manos que tapaban sus ojos. Tuvo que pestañear varias veces antes de poder ver con claridad. Ante ella tenía a un joven estudiante de la Academia Naranja, con un sombrero igualito al suyo. Estaba sentado sobre una piedra, acariciando a su primer pokémon, un Clodsire que sonreía despreocupadamente.

Florian: ¡Sorpresa!

Juliana: Hola, Florian, cuanto tiempo, ¿no?

Florian: Sí, más de un mes. Creo que es la primera vez que pasamos tanto tiempo sin vernos.

Juliana: Ya... 

La hermana no sabía como continuar la conversación, así que fingió que se concentraba en los pokémon. No le sorprendió ver a la inquieta de Charcadet de un lado para otro, intentando alcanzar a Spring aún con la gran diferencia de velocidades. Después de un rato haciendo lo mismo, la Meowscarada frenó en secó y extendió su mano hacia delante; la pequeñaja de tipo fuego tuvo que dar un salto para alcanzarla y golpear. Tras esto Spring le devolvió el impacto con un pequeño empujón. Charcadet se las apañó para aterrizar correctamente y el juego de persecución continuó.

Florian: Te has vuelto muy fuerte, Juliana. Se nota en tus pokémon.

Juliana: Gracias. Después de la paliza que me diste, me puse las pilas.

Florian: Yo tampoco diría que fue una paliza. Ni tú ni tus pokémon estabais en vuestro mejor momento. Nieve ni siquiera te hacía caso. A todo esto, ¿dónde está?

Juliana: ... En un hospital. Ayer recibió un golpe devastador luchando contra el Temblor de la Tierra.

Florian: ¿El Temblor de la Tierra?

Juliana: Sí, un Colmilargo dominante.

Florian: ¿Colmilargo? ¿Dominante? ¿Se puede saber de qué estás hablando?

Juliana: ¿A ti no te lo conté? 

Florian: Si lo hiciste, no me acuerdo. 

Juliana: Es lo que estoy haciendo para la búsqueda del tesoro.

Florian: ¿No encontraste nada más peligroso?

Juliana: Es para conseguir unas plantas medicinales.

Florian: Esa parte sí la recuerdo. ¿De verdad vale la pena arriesgarte a tanto por unas medicinas?

Juliana: No es una medicina cualquiera. Si las reúnes todas, puedes curar cualquier enfermedad. Es la única forma de curar al Mabostiff de Damián y devolverle sus capacidades a Koraidon. 

Florian: Entonces vale, pero ten cuidado. Ya has visto como ha acabado Nieve, la próxima podrías ser tú. 

Juliana: Sé en lo que estoy metida. 

Florian: Aunque estemos peleados, llámame antes de hacer algo así. Sabes que soy muy fuerte y no me importa ayudarte en cosas como esta.

Juliana: Sobre lo de estar peleados, te debo una disculpa.

Florian: ¿Va a ser una disculpa para pedirme ayuda con el Team Star o una disculpa de verdad?

Juliana: De verdad. 

Florian: Pues te perdono. No hace falta que digas más, con saber que te arrepientes me sobra. 

Juliana: ¿Qué?

Florian: Sí, es la primera vez que te disculpas conmigo sinceramente. Pasaste un muy mal momento y lo entiendo. Me alegra saber que te has dado cuenta de porqué yo hacía lo que hacía.

Juliana: Jo... Llevaba días preparando que iba a decirte para disculparme ¿y ahora me vienes con esto?

Florian: Aun estás a tiempo. 

Juliana: No, ya no tendría ningún sentido. Por lo menos así me ahorro la vergüenza. 

Florian: Ja, ja, ja. 

Juliana: No era un chiste.

Florian: Estaba imaginando la situación. Tú tartamudeando con esa cara de niña buena que pones mientras me pides perdón.

Juliana: ¡Oye! Pues ya no te voy a dar tu regalo.

Florian: ¡Te acordaste de mi cumpleaños! ¡Muchas gracias, Juliana!

Juliana: - Pensando - Ah claro, que ya estamos en marzo. ¿Cómo se me ha olvidado si nuestro cumpleaños es el mismo día? Bueno, da igual. Mejor le digo que me había acordado de su cumpleaños.

Juliana: C-claro... ¿C-cómo se me iba a olvidar si somos mellizos? Me ha costado bastante conseguir esto, pero estoy segura de que te será muy útil. 

Florian: Siento no haberte comprado nada, te lo compensaré. ¿Qué es, qué es?

Juliana: - Se quitó la mochila y la puso en el suelo para sacar el regalo - Primero que nada, toma, tu móvil.

Florian: Creía que lo había perdido. ¿De dónde lo has sacado?

Juliana: Te lo dejaste en la base del Escuadrón Schedar una vez que fuiste a ver a Melo.

Florian: ¿Has estado allí? ¡¿No le habrás dicho a Mencía que estoy viéndome con otra?!

Juliana: No soy tan idiota, tranquilo. No sabía que tenías... esa clase de relación con Melo.

Florian: Pues claro que no tenemos ninguna relación especial. Es solo que me preocupa que Mencía piense cosas raras y haga alguna tontería.

Juliana: Oh, vamos. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Florian: Que se plante allí diciendo: "Florian es mi rival y solo mío, no voy a dejar que nadie me lo quite", o algo del estilo. 

Juliana: Je, ¿cómo crees que reaccionaría Melo?

Florian: Prefiero ni pensarlo. Cuando estuviste allí, ¿viste... mi investigación?

Juliana: ¿Tu investigación? La mitad de la información de ahí la consiguió Istvan.

Florian: Entonces lo has visto. ¿Podrías ayudarme con algunas cosas?

Juliana: ¡Claro! ¡Haré lo que haga falta para recuperar a Sprigatito! Desenmascarar a Casiopea haría mucho más fácil encontrar a Sprigatito.

Florian: Seguiré intentando sacar algo, pero estoy hecho un lío, por eso dejé allí la libreta. Necesitaba un descanso.

Juliana: ¿Qué necesitas saber?

Florian: Lo primero, me gustaría que le preguntases a Noa por la incongruencia en su coartada. Tardó demasiado en llegar a la base del Escuadrón Segin desde Ciudad Cántara. Tienes que soltárselo de golpe a mitad de una conversación para que no tenga tiempo de inventarse alguna escusa, aunque podría tener una ya preparada.

Juliana: Le preguntaré la próxima vez que la vea. ¿Algo más?

Florian: ¿Has vencido algún otro jefe?

Juliana: Sí, a Henzo.

Florian: Pues cuéntame todo lo que pasó. Y también me vendría muy bien saber lo que viste el día del secuestro. Tengo entendido que lo perseguiste hasta que te envenenó, pero no sé nada más. ¡Oh! Cualquier cosa sobre Noa o algún otro de los implicados podría venir bien...

Juliana: Uf, mejor hablamos de esto otro día. 

Florian: Muy bien. Tampoco prometo descubrir quien es. No te creas que a mí se me dan muy bien estas cosas.

Juliana: ¿Y entonces que hacemos?

Florian: Tú ya estabas haciendo las cosas a tu modo.

Juliana: ¿No te molesta?

Florian: ¿Por qué iba a molestarme? Igual hasta les viene bien poder volver a la escuela. 

Juliana: ¿Eso significa que me vas a ayudar?

Florian: No.

Juliana: Tenía que intentarlo.

Florian: Con Melo accedí porque ella misma me dijo que quería volver a la escuela antes de que el director los expulsara para encontrar su rumbo y tener un futuro. Si los otros jefes prefieren mantener su puesto, ¿quién soy yo para negárselo? 

Juliana: Entonces, ¿tú dejarías que Mencía hiciera algo que crees que podría perjudicarle si esa es su decisión final?

Florian: Primero intentaría convencerla de que no lo hiciera, pero sí, la dejaría. Igual que hice contigo cuando me dijiste de acabar con el Team Star. Me parecía que no estabas haciendo lo correcto y por eso intenté convencerte de que no lo hicieras, pero cuando tomaste tu decisión final, no hice nada para impedir que acabaras con el Team Star. Pasara lo que pasara tú serías la única responsable de tus acciones.

Juliana: Yo intentaría impedírtelo, aunque no te guste. Si fuera para mi beneficio, evidentemente no lo haría, no soy tan egoísta, pero si fuera para el tuyo, sí que estaría dispuesta a no hacerte caso. Te quiero y por eso prefiero asegurarme de que no te pase nada aunque tú no estés de acuerdo.

Florian: Apreciar a alguien lo bastante como para sobreponer su bienestar incluso por encima de su libertad de elección... 

Su voz fue apagándose según pronunciaba la frase. Pasó algunos segundos en silencio, observando a la nada. Juliana estaba a punto de agitar su mano frente al rostro de Florian cuando este se levantó de la piedra de un salto con una mirada muy seria y una sonrisa de lado.

Florian: ¡¿Has traído mi libreta?!

Antes de que contestara, Florian ya estaba rebuscando en su mochila. En cuanto abrió el bolsillo más grande, sus ojos se iluminaron y desapareció cualquier muestra de seriedad de él. Parecía un niño pequeño abriendo sus regalos de navidad. Con sutileza sacó la armadura maldita para empezar a examinarla. 

Florian: ¿Esto es lo que creo que es?

Juliana: Sí, ahora Charcadet podrá plantarle cara a quien sea. Y no, no tengo tu libreta. 

Florian: - Dejó la armadura a un lado un momento y abrazó a su hermana - Muchas gracias, Juliana.

Juliana: De nada.

El entrenador rotaba el objeto, así lo observaba desde todos los ángulos. Spring, quien seguía evadiendo a Charcadet vio al chico con la armadura y detuvo a la pequeña de tipo fuego. Esta no sabía porqué, hasta que la Meowscarada le señaló a Florian sujetando la armadura maldita. 

Florian: - Notó como su pokémon le observaba entusiasmada - Ven aquí, Charcadet. 

La pequeña corrió hacia él seguida por Spring, que caminaba con un paso más tranquilo. Sus saltitos de ilusión formaron una amplia sonrisa en Florian. Él estaba casi tan emocionado como su pokémon, pero no se le notaba tanto.

Florian: ¿Estás lista?

Charcadet asintió velozmente en respuesta. Él se agachó, bastante confuso sobre como utilizar la armadura, pues esta era demasiado grande para ella. Al final acabó la armadura maldita en el suelo, con la pokémon en su interior de manera que solo se le veía la cabeza y sus manitas. Florian empezó a dudar de la autenticidad del objeto, pero Charcadet se envolvió de la luz azulada de la evolución. Su cuerpo comenzó a crecer, adaptándose perfectamente a la armadura y evolucionando a Ceruledge.

Florian: Enhorabuena, Ceruledge.

Aunque el chico del sombrero estaba erguido, su pokémon era igual de alta que él. Tenía las espadas de sus manos recogidas y colocó una de ellas en el hombro de Florian. Este, confuso, solo se le ocurrió sonreírle e imitar su gesto. Ceruledge parecía contenta con esto. Poco después, se apartó de su entrenador con una expresión mucho más seria. Caminó con paso seguro hasta estar frente a frente con Spring. Ella sonreía despreocupadamente ante el desafío. Ceruledge desplegó sus espadas y la Meowsacarada sus garras. Ambos voltearon hacia los humanos que se miraron confundidos.

Juliana: ¿Queréis que os ayudemos?

Spring: Carada - Negó con la cabeza y mostró los tres dedos de sus mano; luego escondió uno, después otro y, tras esconder el tercero, lanzó un zarpazo al aire.

Florian: Creo que quieren que le demos la señal para empezar el combate, como un duelo de las películas del oeste - las dos pokémon asintieron al unísono.

Juliana: ¿Qué es esto, otro duelo de velocidad?

Florian: No, es para que ninguno empiece antes que el otro y tenga ventaja. Querrán que sea lo más justo posible. Que pena que no esté Kilowattrel por aquí.

Juliana: ¿Por qué? 

Florian: Su grito puede sonar bastante fuerte y es inconfundible. 

Juliana: No digo eso. ¿Por qué no está aquí?

Florian: Oh, le gusta mucho ver paisajes.

Juliana: ... ¿Y eso qué tiene que ver?

Florian: Cuando descansamos le dejo que vaya a dar una vuelta ella sola. Se va volando y vuelve una hora o hora y media después. Si encuentra algún lugar muy bonito después nos lleva allí.

Mientras ellos hablaban, escucharon un tosido. Spring les miraba con impaciencia y daba pequeños golpes con su pata en el suelo.

Florian: Perdón. Cuando diga ya empezáis, ¿vale? Tres... Dos... Uno... ¡Ya!

El sonido del "pistoletazo de salida" se solapó con el de un corte. Ese tajo había sido tan veloz que nadie lo vio y su rival ni siquiera hizo el amago de atacar. Con los ojos abiertos como platos por el asombro, Ceruledge cayó de espaldas tras recibir un tajo umbrío supereficaz. Spring les hizo una sutil reverencia a los entrenadores justo antes de cargarse a la pokémon derrotada en la espalda y llevarla hasta Florian. Él se levantó de la piedra para que Spring recostara a Ceruledge en esta. 

Florian: Es muy rápida y golpea muy fuerte. No pensé que un solo golpe bastaría para derrotarla.

Juliana: En fuerza no hay quien se le compare, pero tiene muy poca resistencia. 

Florian: Ya, lo vi esta mañana.

Juliana: ¿Cuándo? Estaba durmiendo.

Florian: Yo estaba entrenando después de volver de Pueblo Marinada; deberías de ir allí algún día, por cierto, es muy bonito. Bueno, como iba diciendo, yo estaba entrenando por aquí y de repente apareció.

Juliana: ¿Así sin más?

Florian: Sí. Al principio no sabía quien era, pero supuse que la tuya cuando me reconoció. Charcadet, como siempre, estaba ansiosa por pelear y retó a Spring, así que a mí me tocó, como siempre, ir a ayudarla. Tampoco es que sirviera de mucho, porque de un solo tajo umbrío la derrotó. Después saqué a Clodsire, que consiguió resistir un golpe y colar el bostezo. Consiguió derrotarle, pero cayó dormida, así que Kilowattrel atacó con vendaval, derrotándola. Le di un revivir para que se recuperara porque el golpe fue potente y al despertar me indicó que me quedase aquí. Más tarde llegó contigo.

Juliana: Oh, así que por eso todo ese numerito de antes.

Florian: Que conste que yo no sabía nada de lo que tenía en mente. Fue cosa suya. 

Spring se cruzó de brazos enfadada, no porque Florian mintiera, sino porque la había delatado, y se marchó con Quaxwell y Leo, con el segundo lanzando ascuas al aire que el inicial apagaba con sus ataques de agua a modo de danza. 

Juliana: Ayer vi a Mencía y me contó que estuviste con ella en Ciudad Cántara pero que te mandaron a hacer un recado para el líder a Pueblo Marinada.

Florian: Sí, se había olvidado la cartera. Me tocó volar al otro lado del Desierto Rostiz con Kilowattrel. No es lo más cómodo del mundo, pero no está mal. Además, es bastante rápida y, sobre todo, gratis.

Juliana: ¿Y no viste a un Donphan raro mientras sobrevolabas el desierto?

Florian: Pues no. Tampoco es que estuviera muy atento.

Juliana: ¿Y por qué te has esperado a esta mañana para venir?

Florian: Mientras buscaba al líder de gimnasio en el edificio donde hacen subastas, dejé que Kilowattrel fuera a su bola. Como tardaba mucho, me preocupé y tuve buscarla. Fui directo a los sitios que parecían interesantes y al final acabé en la Cueva Columnata. La había atacado un Garchomp que se teracristalizó a tipo agua. Me costó muchísimo sacarla de allí y evadir a ese dragón. 

Juliana: Parece que ninguna de los dos lo tuvimos fácil ayer.

Florian: No lo compares. El tuyo era peor.

Juliana: No lo dudes. ¡Era enorme y tenía fuerza suficiente para hacer temblar todo el desierto!

Florian: ¿Golpeando arena? Impresionante. 

Juliana: Ya. Por lo menos sé que si he podido con esa cosa, debería ser capaz de vencer a los jefes que faltan.

Florian: No, no puedes. Para empezar, son especialistas en pokémon tipo hada y lucha, por lo que tienen ventaja contra tu único pokémon capaz de plantarles cara. 

Juliana: Eso se arregla rápido con una teracristalización.

Florian: Ya, pero a parte son muy fuertes. Parece que los tres jefes a los que ya has derrotado no son nada en comparación con los que te quedan. 

Juliana: ¿Quién te ha dicho eso? ¿Melo?

Florian: Melo nunca diría abiertamente que existe alguien capaz de darle una paliza. Tú date un tiempo de descanso y otro para entrenar, ya después probarás suerte contra Gus. Por ahora, vámonos a comer, que me imagino que tú no habrás desayunado.

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