Intentando Impresionar
Ságita: Mencía me ha hablado mucho de un entrenador promesa. Me imagino que se refería a ti.
Florian: Tampoco es para tanto...
Mencía: ¡Oh, vamos, deja la modestia un ratito!
Ságita: Me he tomado la libertad de presenciar tu último combate y los hechos hablan por sí solos. Has mejorado muchísimo respecto a tu combate con e-Nigma. Si continuas así, el rango de Campeón no es nada lejano para ti.
Florian: Gracias - había adoptado una actitud más tranquila, logrando ocultar más o menos sus nervios.
Ságita: Es la verdad. En algún momento del futuro cercano te tantearé para una posible incorporación para la Liga Pokémon.
Florian: ¡¿E-en serio?! Yo... Ah... G-gracias...
Juliana: - Pensando - Y hasta aquí llegó la fachada.
Ságita: No hace falta que me lo agradezcas. Estoy seguro de que te la ganarás.
Mencía: Solo asegúrate de no repetir como yo.
Ságita: Lamento mucho aquello.
Mencía: No es culpa suya. ¡Le prometo que este año no volverá a pasar!
Ságita: Me alegra oírlo.
Laureano: No es por nada, jefa, ¿pero no estaba muy ocupada últimamente? ¿Ha vuelto a dejarle todo el trabajo a Cayena?
Ságita: No, buscar jóvenes promesas para reclutar también es parte de mi trabajo.
Mencía: Pero, oiga... Aunque sea la súper, le recuerdo que fui yo quien supo ver el talento que tenía Florian, ¿eh? ¡No me lo vaya a acaparar!
Florian: ¡M-Mencía!
Mencía: ¿Qué?
Completamente enrojecido, enterró la cara en sus manos. Juliana le lanzó una mirada de desaprobación hacia su amiga, que miraba a ambos hermanos confusa, sin entender del todo la situación.
Ságita: Je, je, pues sí que eres popular.
Florian: Hm...
Mencía: Perdona, Florian, solo bromeaba. No necesitas mi permiso para combatir con otra, pero combate contra mí también.
Florian: ... ¿Gracias?
Mencía: ¡Hablando de combatir! ¡Tú y yo tenemos un combate pendiente, no me he olvidado! ¡Venga, vamos a fuera!
Ceruledge salió de su pokeball, claramente de acuerdo con la propuesta.
Florian: Mencía... quiero comer...
Mencía: ¡La comida sabe mejor después de un duro combate!
Florian: Ya voy a comer después de un duro combate... Mencía, por favor...
Mencía: ¡Venga, Florian! ¡Esta es tu oportunidad de impresionar a la súper!
Ságita: Sería un honor poder presenciar vuestro combate. Si no es molestia, claro.
Mencía: ¡Por mí estupendo!
Florian: Buf...
Ságita: Que no te incomode mi presencia. Tú haz como si no estuviera.
Florian: V-vale... Pero rápido por favor.
Antes de acabar la frase, Mencía ya lo estaba arrastrando. Ceruledge empujaba a su entrenador con prisa, mientras que Ságita avanzaba detrás de ellos con un ritmo mucho más calmado, pero llevaba consigo una sonrisa burlesca por la situación del entrenador. Juliana ahora tenía un dilema: debía decidir quedarse con Laureano o irse con su hermano. Si se quedaba, tendría que soportar uno de los silencios más incómodos imaginables, pero podría comer antes. Si se marchaba, se quedaría sin comer y tendría que ver el combate junto a Ságita, arriesgándose a que mencionase algo de Colmilargo o Koraidon; pero por lo menos no le hacía un feo al líder de gimnasio.
Laureano: Hacen con él lo que quieren.
Juliana: - Soltó una pequeña risa después del inesperado comentario - Sí. E-es la primera vez que lo veo así... ¿Es normal?
Laureano: Todos los entrenadores de Paldea admiran a Ságita. Que tu hermano se haya emocionado tanto no es nada extraordinario.
Juliana: Y-ya veo...
Al ver llegar los platos de comida, Juliana decidió que valía la pena quedarse. Mientras tanto, en una calle vacía para no molestar a nadie, Mencía y Florian ya estaban listos para enfrentarse. Aunque mientras la prueba el cielo estuvo completamente despejado, ahora habían varios nubarrones amenazando con una intensa lluvia.
Florian: Tengo que buscarme un pokémon con nado rápido.
Mencía: Estos cinco primeros gimnasios han sido solo el principio. Los que vienen a partir de ahora van a ser mucho más desafiantes.
Florian: Mencía, llevo escuchando eso de que todo lo que he hecho era la parte fácil y que todo lo que me quedaba era mucho peor desde que nací.
Ságita: Si nos basamos en las estadísticas, Florian ya ha pasado dos de las grandes barreras del recorrido: la de la tercera medalla y la de la quinta. Ha llegado mucho más lejos que la mayoría de entrenadores.
Mencía: ¡Eso es genial!
Ságita: Todavía le queda la del Alto Mando. La mayoría de la gente que consigue las ocho medallas, nunca alcanza el rango de Campeón.
Mencía: ¡Pero él no va a ser de esos! ¡¿A qué no, Florian?!
Florian: Espero que no... ¿Podemos combatir ya?
Mencía: ¡¿Ves?! ¡Ya sabía yo que te morías de ganas de combatir!
Florian: ¡Me muero de ganas de comer!
Como siempre, no había terminado y Mencía ya había sacado a Lycanroc para pelear. A Florian le costó un rato darse cuenta del pokémon que tenía en frente debido a que no era una forma precisamente común.
Mencía: ¡Me costó días encontrar un Rockruff con ritmo propio! ¡Ahora verás el poder de la forma más rara de Lycanroc, la forma crepuscular!
Florian: - Sacó a Clodsire para el combate - ¿Y qué tiene de especial?
Mencía: Sus estadísticas son un punto intermedio entre la forma diurna y la nocturna, ¡y tiene la habilidad garra dura!
Florian: ¿Garra dura?... Oh, eso va a ser un problema.
Clodsire recibió un mordisco bastante potente y después colocó las trampa rocas. Además, empezó a llover de manera natural. Florian cambió a Quaxwell, el cual recibió un mordisco bastante poderoso. Florian teracristalizó su pokémon a tipo agua y, después de recibir otro mordisco, casi derrotó a Lycanroc con tajo acuático.
Mencía: ¡Menuda galleta nos hemos llevado! Contigo una no se puede descuidar, ¿eh?
Quaxwell ahora utilizó acua jet, derrotando a Lycanroc, por lo que Mencía sacó a Pawmo. Florian cambió a Clodsire, al cual no le afectaba chispa. Clodsire podía resisitir muy bien los ataques rápidos de Pawmo, así que pudo colocar fácilmente dos capas de púas tóxicas. Después pasó a la ofensiva con disparo lodo, derrotando a su oponente de dos golpes, pero había recibido mucho daño después de tantos ataques consecutivos. Mencía sacó a Goomy, atacando con pulso dragón antes de recibir un disparo lodo. Otro pulso dragón dejó a Clodsire en sus últimas, pero conectó otro bofetón lodo que redujo la velocidad de Goomy. Un ataque más, y Clodsire cayó derrotado, por lo que Florian saca a Kilowattrel. Un vendaval infalible debido a la lluvia consiguió acabar con Goomy, y a Mencía ya solo le quedaba un pokémon, Skeledirge.
Florian: No me habías dicho que había evolucionado.
Mencía: ¡Quería que fuese una sorpresa! ¿Lo está viendo, súper? Me tiene acorralada.
Ságita: Te he visto salir de situaciones peores.
El clima hoy no tenía tantas ganas de beneficiar a Florian, así que la lluvia terminó en el mismo momento que Sekeledirge entró al campo de batalla, aunque por lo menos las trampa rocas y las dos filas de púas tóxicas hicieron su trabajo. La Supercampeona soltó una pequeña carcajada al ver al joven entrenador mirar con odio a las nubes. Mencía teracristalizó a su pokémon a tipo fuego y, después de recibir un vendaval, utilizó canto ardiente. No solo derrotó a Kilowattrel de un golpe, sino que también aumentó su ataque especial.
Florian: ¡¿Pero que clase de movimiento es ese?! ¡Es absurdamente fuerte!
Mencía: ¿Y qué hay de tu viento afín más bola voltio?
Florian: ...Touché.
Quaxwell teracristalizado volvió a entrar a la batalla. Consiguió adelantarse a Skeledirge para golpearlo con tajo acuático. Aunque fuese muy resistente, después de recibir tanto daño era imposible que pudiera recibir ese golpe. Después de derrotar a Sekeledirge, el efecto de la teracristalización desapareció de Quaxwell, pero se envolvió de otra luz azulada. Gracias a este combate, evolucionó a Quaquaval.
Florian: Enhorabuena, compañero.
Ságita: Conque así te desenvuelves contra alguien de la talla de una campeona...
Florian: Ella no estaba peleando al máximo.
Mencía: Es que no peleo bien cuando tengo hambre.
Florian: ¡¿Entonces por qué co...?! - Se concentró en su respiración para relajarse; no podía perder la compostura frente a la Supercampeona - A la próxima, sé más paciente, anda.
Mencía: Ja, ja, ja, eso no puedo prometértelo.
Ságita: Hazle caso, Mencía. Ha sido un placer ser testigo de un combate como este. Estoy segura de que tienes un gran futuro como entrenador por delante, Florian.
Florian: Muchas gracias.
Mencía: ¡Ya verá! ¡Algún día nos marcaremos un combate que pasará a la historia!
Ságita: Espero sinceramente estar presente para verlo... Pero ahora deberíamos volver al restaurante, ¿no crees?
Mencía: ¡Es verdad, que se nos va a enfriar la comida!
Florian: La comida llevará fría un rato...
A mitad de camino, algunos entrenadores detuvieron a Ságita para pedirle consejos y hasta autógrafos. El hambre ganó a Florian, así que se adelantó junto con Mencía tras un rápida despedida con la Supercampeona. Cuando llegaron al restaurante, vieron como en su mesa Laureano ya había terminado de comer y miraba el reloj del restaurante constantemente. No había ni rastro de Juliana. Al verlos llegar, el líder de gimnasio dejó algo de dinero en la mesa y tomó su maletín.
Mencía: ¿Ya te vas?
Laureano: Sí, es lo que hay.
Florian: ¿Podríamos hacernos una foto antes de que te vayas, por favor?
Laureano: No soy muy fotogénico...
Florian: ¡Eso da igual! Es solo para el recuerdo.
Laureano: - Suspiró - Está bien.
Después de que Laureano se fuera, ambos entrenadores tomaron asiento uno frente al otro y empezaron a degustar su comida fría, pero que aún así sabía razonablemente bien. Florian acabó pidiendo la comanda secreta; se le antojó después del examen de gimnasio.
Florian: Tengo que darle la razón a Laureano. Los oniguiris saben muy bien con limón.
Mencía: Cuando yo hice la prueba, la comanda eran croquetas de huevo frito. ¡Estaban de muerte! No sé quien elige los platos para el examen, pero ojalá le den un aumento.
Florian: Como estrategia de publicidad, la verdad es que lo tienen bien montado. ¿Por qué lo hacen?
Mencía: Creo que es cosa de Laureano, pero no lo sé exactamente.
Florian dio otro bocado a uno de los oniguiris y se fijó en la puerta para ver si llegaban Juliana o Ságita, pero no parecía ser el caso.
Mencía: ¿Pasa algo?
Florian: No... Oye, sobre lo de antes...
Mencía: ¡Perdón! No quería obligarte a combatir, es que... m-me emocioné demasiado. Ja, ja. No volverá a pasar.
Florian: No te preocupes, ya estoy acostumbrado... Pero me alegra saber que la próxima vez me dejarás comer.
Mencía: ¿Cómo te está yendo en tu búsqueda del tesoro?
Florian: Ya tengo cinco medallas, ¿no lo ves?
Mencía: Me refería a como te sientes al respecto.
Florian: Pues... contento. ¿Cómo debería sentirme?
Mencía: Me alegra que te haga feliz... Pero puedes dejar los combates si quieres.
Florian: ... Estás muy rara. ¿A qué viene todo esto?
Mencía: - Suspiró - El otro día hablé con July y me di cuenta de que te estaba medio obligando a ser entrenador... Quiero que sepas que no me importa que seas entrenador o no, siempre podrás contar conmigo.
Florian: ¡Uf! Me acabas de quitar un peso de encima.
Mencía: ¡¿Entonces vas a dejar de ser entrenador?!
Florian: ... ¿Qué ha pasado con todo eso de que no importa que decida hacer?
Mencía: ¡C-claro que no me importa! P-pero...
Florian: ¡No te preocupes, no voy a dejar de ser entrenador! Solo es un alivio no tener que cumplir con expectativas, pero ya verás como consigo el rango de Campeón.
Mencía: ¿Entonces ese es tu tesoro?
Florian: ¿Mi tesoro?
Mencía: Sí, para la búsqueda del tesoro de la academia. Yo también creía que ese era mi tesoro, pero... Bueno, al final no era lo que buscaba.
Florian: Hum... No, ese no es mi tesoro, estoy seguro.
Mencía: ¿Entonces cuál es?
Florian: ¿Quieres que te sea sincero?
Mencía: Uy, uy, uy, eso suena como que no me va a gustar.
Florian: ¿Entonces quieres saberlo o no?
Mencía: P-pues... ¡Sí! ¡Sea lo que sea, eso no va a cambiar nuestra amistad!
Florian: ¿Estás segura?
Mencía: ¡Ya te he dicho que sí! ¡Deja de hacerte el interesante y cuéntamelo, anda!
Florian: Mi tesoro está justo frente a mí.
Solo silencio siguieron a esas palabras. Sin perder una sonrisa juguetona, Florian terminó de comer el último onigiri y se limpió la boca con la servilleta. Mencía agachó un poco la cabeza mientras jugaba con su pelo. Sonreía tontamente mientras lanzaba miradas furtivas a su amigo, pensando en que debía responder.
Mencía: Vaya, qué atrevido.
Florian: ¡Ja, ja, ja! ¡Te lo merecías después de avergonzarme frente a la Súper! Mañana vendré a ver tu combate contra Laureano, ¿vale?
Mencía: Lo de antes... ¿Iba en serio?
Florian: Pues claro. ¡Es genial tener una rival como tú! Entreno más que nada para poder alcanzarte y que libremos un combate en condiciones. Estoy deseando luchar contra tu Quaquaval y tu Tauros y... No me has hablado mucho de tu equipo. Me quiere sonar que también tenías un Kilowattrel...
Mencía: ¡Sí! Pero tú tranquilo, que no te voy a copiar tu estrategia estrella. Juliana me ha contado lo de tu combate contra Fuco, ¡me lo tienes que enseñar!
Florian: Solo si me prometes algo primero.
Mencía: Je, je, ¿qué tienes en mente?
Tomó algunos fideos de su sopa y se los llevó a la boca, apañándoselas para sorberlos sin hacer ningún ruido. Florian notaba como le miraba sin apartar la mirada ni un solo momento, con una evidente expectación.
Florian: S-sé que hoy no te has esforzado al máximo; que no vuelva a pasar, ¿vale?
Mencía: ¡Dalo por hecho!
Florian: Bien. Voy a buscar a Juliana.
Mencía: ¿Y qué hay con la súper?
Florian: Estar delante de ella me pone muy nervioso... Es como si estuviera en un nivel completamente distinto.
Mencía: Oh... No te preocupes, ya me inventaré alguna excusa para ti. Vete con July.
Florian: ¡Muchas gracias!
El entrenador salió del restaurante y empezó a buscar a su hermana. Con Kilowattrel habría sido mucho más sencillo que a pie, pero no quería causar alboroto en el pueblo. Después de un rato de callejear sin encontrarla, se cansó y probó a llamarla. Pasaron algunos segundos, sin respuesta alguna. Terminó por colgar la llamada, pero prácticamente al momento se la devolvió.
Florian: ¿Juliana?
Juliana: P-perdona, estaba hablando con Ságita...
Florian: No pareces muy contenta. ¿Ha pasado algo?
Juliana: No... Bueno, más o menos...
Florian: Explícate mejor.
Juliana: Es algo más bien sobre Damián que mío, pero me toca a mí hacer de Pidove mensajero... y me preocupa que se enfade conmigo.
Florian: No conozco mucho a Damián, pero parecía alguien majo. Yo no me preocuparía tanto.
Juliana: Que curioso. Él me dijo lo mismo de ti.
Florian: Me alegra saberlo. Bueno, hay un sitio al que quiero ir; ¿te gustaría venir conmigo?
Juliana: Aunque perdí la apuesta, no vamos a ir a ningún lado justo después de comer.
Florian: Es un sitio precioso, hazme caso. Está en Sierra Napada, pero está bastante cerca de la zona donde no hace tanto frío, así que podemos bajar después de un rato. De todas formas, tenía pensado entrenar por ahí un tiempo y después subir a Pueblo Hozkailu.
Juliana: Sí ese es el plan, creo que me vuelvo a casa.
Florian: ¿No te has traído el uniforme de invierno?
Juliana: Sí, ¡pero no por eso voy a ir a una montaña a morirme de frío!
Florian: Vale, vale, puedes irte si quieres... Pero mañana, hoy quédate que vamos a ver una de las Diez Maravillas de Paldea. A Kilowattrel le hace mucha ilusión.
Juliana: - Suspiró - Quieres que Koraidon te lleve hasta allí, ¿a qué sí?
Florian: Podría llegar caminando... Me costaría bastante, pero podría.
Juliana: Vaaaale, iré contigo.
Florian: Genial. Nos reuniremos en el Centro Pokémon del Este del Pueblo.
Juliana: Eso está al otro lado del pueblo.
Florian: Pero ahí está el camino que vamos a coger y tienes a Koraidon.
Florian tardó un rato en llegar y algunos minutos después llegó Juliana a lomos de su pokemontura. Su hermano tomó asiento justo detrás y les señaló el camino que debían tomar. Avanzaron por el campo verde, admirando el paisaje. Unos Vigoroth bastante enfadados y con ganas de pelear asustaron a Juliana. Por suerte para ella y por desgracia para Ceruledge, no iban a enfrentarlos, pues ya estaban luchando contra un grupo de Persian. También destacaban algunos Tropius que daban sombra con sus hojas a pokémon más pequeños, como Lechonk o Komala. Después del susto con los Vigoroth, la atención de Juliana fue hacia el enorme lago que tenían a su lado. El Lago Cazola, morada del último pokémon dominante, el Dragón Engañoso.
Siguieron subiendo por la montaña hasta alcanzar un puente junto a un cruce. Hacia abajo tenían un camino directo hacia el Lago Cazola, mientras que si seguían subiendo llegarían al paso de Sierra Napada. Como ya estaban empezando a notar el frío de la altitud, aprovecharon para ponerse el chaleco azul y la chaqueta gris del uniforme escolar. Seguían con pantalones cortos, pero no iban a cambiarse allí, habían algunos montañeros por la zona.
Continuaron subiendo y alcanzaron finalmente la zona de nevada. Tomaron un desvío del camino principal, llegando a tres salientes de la montaña junto a una alta columna de hielo. A parte de ellos, también estaba una pareja adulta tomándose una foto. Lo primero que hicieron fue quitarse sus mochilas de la espalda y apoyarlas contra la columna. Justo después, Juliana se acercó a un cartel de madera para leer su inscripción.
Juliana: "Diez maravillas de Paldea: Mano de Napada"
Florian: Las tres extensiones de la montaña le dan una forma de mano.
Juliana: Ah...
Juliana: - Pensando - Esperaba bastante más de una de las Diez Maravillas de Paldea. ¿Por qué la Bosquejada no está en la lista y esto sí?
Florian: Veo que no te ha gustado mucho... Por lo menos la vistas son buenas.
Juliana se acercó al borde de uno de los "dedos" y pudo observar que su hermano no mentía. Al sur estaba Pueblo Mestura; no se veía tan pequeño como esperaba, creía que habían subido más. Más al sur todavía se encontraba la cadena montañosa que envolvía la misteriosa Área Zero. Al oeste estaba el enorme Lago de Cazola, que parecía todavía más grande a esa altura. Seguramente fuese más extenso que la mayoría de áreas de Paldea.
Florian: ¿Ves esa cueva de ahí?
Su hermano señalaba una cueva llena de columnas, dándole forma de las fauces de un gigantesco Krookodile rocoso.
Florian: Es otra de las Diez Maravillas de Paldea. Se llama la Cueva de las Columnas o algo así. Allí fue donde Kilowattrel se metió en problemas con un Garchomp teracristalizado.
Apoyada en lo alto de la columna de hielo, la pokémon se lo confirmó con un graznido. Más al fondo, se podían ver algunas zonas de arena pertenecientes al Desierto Rostiz. En el suroeste se podía ver muy a lo lejos la montaña donde habitaba el Terror Volador y las turbinas eólicas construidas en el camino de subida. Juliana tenía claro que las vistas eran mucho mejores que la propia maravilla de Paldea.
Florian: Vamos a hacernos una foto.
Juliana: ¿Desde cuándo estás tan interesado en los destinos turísticos?
Florian: Seguramente desde que conocí a Kilowattrel. ¿Crees que estuve un mes entero solo entrenando? Estuvimos viajando por la región y no está de más hacer una paradita de vez en cuando en lugares como este para descansar.
Juliana: ... ¿Solo nosotros dos o también con los pokémon?
Florian: Hum... Mejor con los pokémon. ¡Kilowattrel, baja un momento!
Kilowattrel descendió mientras el entrenador sacaba a Quaquaval y Clodsire. Juliana también dejó salir a sus pokémon y Spring fue directamente con el otro inicial. Hicieron el equivalente a un choque de puños y justo después se colocaron detrás de sus entrenadores para la foto. Leo, Eve y Clodsire estaban sentados al frente, mientras que Zany se colocó a un lado de su entrenadora. Florian observó por un rato una de las pokeballs, hasta que se decidió y sacó a Ceruledge.
Florian: Aquí no se puede combatir, ¿vale? Es una zona protegida y podríamos meternos en un buen lío.
La pokémon solo agachó la cabeza y se colocó al lado del entrenador. No parecía muy contenta, pero tampoco iba a causar problemas.
Florian: Y ten cuidado con esas espadas. Clodsire, vigílala por favor.
Juliana: Je, je, pareces un padre con su hija.
Florian: Tarde o temprano aprenderá a comportarse, ¿verdad, Ceruledge?
Ella miraba a otro lado disgustada de la poca confianza que tenía su entrenador en ella. Ya estaban todos colocados para la foto, pero faltaba poner el SmartRotom para que hiciera la foto. Los hermanos quisieron preguntarle a la pareja, pero ya no estaban por allí. Florian le pidió al resto que se quedasen quietos, especialmente a Ceruledge, y empezó a buscar un buen ángulo para la foto. Dio varios pasos atrás, con cuidado de no caerse, hasta que pisó algo extraño. Fue solo por un momento, porque al notar una sensación de amargura recorrer todo su cuerpo, retrajo el pie. Se giró y vio un pequeño bulto azul claro entre la nieve, pero lo que el había tocado eran unas extrañas protuberancias naranjas. El bulto se sacudía de un lado a otro frenéticamente. Florian se acercó y se puso a escarbar para intentar sacar a lo que creía era un pokémon.
Juliana: ¿Qué haces?
Florian: Ceruledge, ven aquí un momento.
Ella desplegó una de sus espadas flamígeras y la nieve empezó a derretirse. El pequeño pokémon estaba batallando para poder salir del charco, así que Florian lo agarró con sus brazos y lo levantó.
Florian: Oye, Juliana, mira esto.
Un destello de un color entre rosa y morado, sorprendió a ambos entrenadores. La luz se fue en un parpadeo, pero igual que esta se fueron Florian, Ceruledge y el pequeño pokémon azul. Juliana no terminaba de entender que acababa de pasar. Se giró para ver a sus pokémon, que estaban igual de confusos, mientras que los de su hermano estaban más bien preocupados. El SmartRotom no se había ido con ellos, así que llamarlos no era una opción. Suspiró resignada, sabiendo que le tocaría tomar las riendas del asunto.
Juliana: No os preocupéis, Ceruledge está con Florian. Es muy fuerte y este sitio está lleno de tipos hielo, no les va a pasar nada. Kilowattrel, eres la única que puede volar, busca a Florian por la zona. Spring, ten su SmartRotom; llámame si lo encuentras. ¿Puedes cargar con Leo? Aunque seas la más rápida, eres tipo planta y estamos en una zona de nieve - su pokémon asintió alegremente y se colocó al tipo fuego en su hombro, agarrándolo con una mano para asegurarse que no se caiga -. Yo iré por el otro lado con Koraidon. Cuando se haga de noche, nos reuniremos en ese Centro Pokémon de ahí. No os preocupéis, no pueden estar muy lejos.
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