Conociéndose Mejor
Juliana: Koraidon, ya puedes bajar el ritmo.
Poco después de hablar con Florian y Cass, el grupo ya se encontraba atravesando el puente de la villa que daba a la Senda Jarana.
Corin: ¡¿Qué?! ¡Tenemos que llegar antes que ellos?
Juliana: Yo voto por hacer las cosas con calma. ¿Quién está conmigo?
Noa y Aroa se apresuraron en levantar la mano también.
Corin: Aburridas...
Aroa: Venga, Corin, que tú eres la mayor, no te comportes como una niña pequeña. ¿Por qué no nos hablas un poco de adónde vamos?
Corin: Pues al centro cultural de Noroteo. Allí es donde se hacen todas las fiestas del pueblo. Ahora mismo no habrá mucho, pero ya veréis en un par de días cuando sea el festival de máscaras.
Juliana: ¿Una mascarada?
Corin: Sí, básicamente, pero cuesta mucho ver a través de ellas. La mayoría nos las ponemos en un lado de la cabeza y no nos tapamos la cara con ellas. Es más bien una fiesta patronal en honor a la victoria de los compatrones sobre el ogro.
Aroa: ... Creo que te has saltado algo de contexto para que podamos entender esa última frase.
Corin: Ya, deberíamos haber ido al otro cartel primero. Básicamente, un ogro se asentó en la montaña hace muchísimo tiempo. Un día, estaba muy enfadado y bajó al pueblo a descargar su furia, pero justamente estaban en Noroteo tres pokémon, los compatrones, que dieron su vida para devolver al ogro a las montañas. Sus cuerpos están enterrados en el parque de los compatrones; luego vamos allí.
Aroa: Pobrecitos, no merecían morir después de eso.
Corin: Ya, bueno, pues el ogro no pensaba lo mismo. De no haber sido por los compatrones, seguramente toda Villa Versui habría sido destruida. Por eso les estamos tan agradecidos y festejamos en su honor cada año.
Noa: ¿Y qué se hace en ese festival de máscaras?
Corin: A parte de las máscaras, nos ponemos todos kimonos. También hay puestos de comida, juegos, música; lo típico.
Juliana: La máscara lo entiendo, ¿pero en serio hay que ponerse un kimono?
Corin: ¡Por supuesto! ¡Es parte de la gracia! ¡Y como alguna de vosotras venga sin uno, no la voy a dejar pasar!
Aroa: No te pongas así, Corin.
Corin: ¡No, pues claro que me pongo así! ¡No me apetece que vengan unos forasteros a arruinar el ambiente de mis fiestas porque no quieren ponerse un simple kimono!
Juliana: No sé en Teselia, pero es que en Paldea no se estila mucho eso de los kimonos y no tenemos uno.
Aroa: En Teselia tampoco.
Corin: Pues comprároslo o simplemente no vengáis.
Juliana: ¿Y dónde se supone que vamos a comprar un kimono?
Corin: En el centro cultural venden bastante barato. Si queréis puedo ayudaros a escoger, que yo ya tengo experiencia en esto.
Juliana: ... Noa, ¿tú crees que nos merece la pena ir?
Noa: A mí esto de los festivales no me va mucho, la verdad, pero tampoco va a haber tanta gente y podemos irnos cuando queramos...
Juliana: Tú lo que quieres es tener una excusa para probarte un kimono.
Noa: Bueno, la comida y los juegos también ayudan.
Corin: ¡Pues deberíais venir! ¡Vale muchísimo la pena! En la vida he visto a alguien pasándoselo mal en el festival de máscaras, ni siquiera mi hermano, que es muy tímido... Espero que le esté yendo bien.
Juliana: No te preocupes, a mi hermano se le da genial conocer gente. Siempre ha tenido debilidad por las personas tímidas o inseguras.
Noa: Oh, por eso se volvió amigo de Melo tan rápido. ¿Eres consciente de que es porque le recuerdan a ti?
Juliana: No creo. Él ya es bastante inseguro por sí solo.
Corin: Entonces él es como el hermano mayor, ¿no?
Juliana: ¿Él el hermano mayor? ¡Qué va! Yo nací primero y siempre he actuado como la mayor. Yo lo cuidaba cuando se ponía enfermo, me aseguraba de que no volviera tarde cuando nos íbamos con una amiga y siempre he sido yo la que manda y él quien me hace caso.
Noa: ¿Eso se supone que es una hermana mayor?
Corin y Juliana: Sí, ¿por qué preguntas?
Aroa: Puf, no sé por qué os llevabais tan mal si os parecéis bastante.
Noa: No os parecéis en nada a mi hermana. Ella siempre ha sido más alegre y revoltosa. Anda que no nos ha metido en líos. Yo era la que me aseguraba de que no pasara nada malo, y ella sabía eso, así que me solía hacer caso...
Juliana: Eso es porque en el fondo, tú haces de hermana mayor, aunque hayas nacido después.
Corin: ¡Bienvenida al club!
Juliana: - Pensando - ¿Quién diría que hace un rato quería echarnos del festival de máscaras? Vaya cambios de humor más repentinos que tiene esta chica.
Noa: No creo que eso funcione así...
Aroa: A mí me gustaría haber tenido algún hermano, la verdad.
Corin: Sí, eso dicen todos los que no tienen hermanos.
Aroa: ¿Me estáis diciendo que vosotras preferirías ser hijas únicas?
Juliana: No, no, claro que no... pero...
Corin: A veces puede cansar un poco, pero se les quiere de todas formas.
Juliana: No nos queda de otra...
Noa: ¿Cómo que no nos queda de otra, psicópata? ¿No habías hecho ya las paces con tu hermano?
Juliana: Y-yo solo digo que después de pasar tanto tiempo juntos, le agarras cariño a cualquiera.
Noa: Eso no es verdad, hay muchos hermanos que han llegado a distanciarse. Menos mal que yo me llevo genial con la mía.
Juliana: Ya, yo tenía miedo de que me pasara eso con Florian...
Aroa: ¿Por qué? Si os lleváis bastante bien.
Juliana: Riñas de hermanos.
Juliana: - Pensando - Lo que tuvimos fue bastante peor que eso, pero tampoco hace falta contárselo.
Corin: ¡Pero si ya casi hemos llegado! Sí que es rápida esta pokemontura.
Como estaba sentada en la parte de atrás del lomo de Koraidon, le acarició el costado suavemente. Poco después, se bajaron de la pokemontura frente a la entrada, adornada con las estatuas de dos Growlithe muy extraños. Subieron una relativamente larga escalera de piedra y llegaron al centro cultural. Ya había gente preparando la decoración y los puestos para el festival. En la zona flotaban unos cuantos Chimecho, otro pokémon que Juliana no había visto nunca, pero esta vez Noa tampoco. Corin rápidamente se acercó al encargado del albergue, que estaba utilizando un taburete para colocar un farolillo.
Corin: ¿Ya tenéis listos los kimonos? Es que los de la excursión, para no arruinar el ambiente, les gustaría ponerse unos.
Encargado: ¡Oh, claro! Hace tanto tiempo que no venía alguien nuevo al festival que ya estaba pensando en no sacarlos. Tranquila, Corin, tus amigas podrán vestirse adecuadamente para el festival de máscaras.
Corin: ¡Perfecto!
Justo después, empezó a caminar hacia unas escaleras al fondo del centro cultural y las otras tres fueron con ella.
Corin: No os preocupéis, son bastante baratos. Creo que el encargado no gana casi dinero con ellos, pero todo sea por la fiesta... Juliana, a ti te quedaría muy bien el de color verde.
Juliana: ¿Por qué?
Corin: Tú hazme caso, que yo sé del tema.
Aroa: Pero con el sombrero blanco no pega nada el verde.
Corin: La idea es que se quite el sombrero.
Juliana: No.
Se esforzó en que la respuesta fuera lo más tajante posible. Corin la miró de lado, más sorprendida que enfadada.
Corin: Eso ya lo hablaremos. Ahora, ¡deleitaros con el mayor tesoro de Noroteo!
Después de subir las escaleras y avanzar un poco por el camino, se encontraron con un pequelo templo triangular de color rojo y negro. Se podía llegar a ver que tenía un cristal, pero Cloe estaba prácticamente pegada a la vitrina, impidiendo que vieran su interior. Estaba tan perdida en lo suyo, que no se dio cuenta de que tenía compañía hasta que Corin le tocó el hombro.
Cloe: ¿Eh? ¿Qué hacéis aquí?
Aroa: La actividad de buscar los carteles.
Cloe: Pensé que primero iríais al parque de los compatrones. Hay un orden óptimo para entender la historia, ¿sabéis?
Corin: No te preocupes, ya les he explicado todo lo que necesitaban saber.
Cloe: Ah, vale, pues entonces tenéis el cartel ahí atrás. Está un poco escondido.
Corin: ... ¿Podrías apartarte para que veamos las máscaras, por favor?
Cloe: ¿Eh? ¡Ah, claro! Perdonadme, en serio. No me había dado cuenta.
Aroa: No hace falta que te disculpes por algo como esto.
Expuestas en las vitrinas, relucían tres lujosas máscaras adornadas con unas joyas cristalinas. Aunque tenían el mismo estilo, su forma y colores era bastante diferente, siendo una de color rojo, otra azul y la tercera gris.
Aroa: Qué máscaras más bonitas.
Juliana: Juraría haber visto esas joyas antes...
Cloe: ¡Eso es porque son joyas teracristales! ¡Mira!
La profesora sacó un orbe teracristal de su bolsillo y lo colocó frente a la vitrina. Las estudiantes se acercaron todo lo posible, pero no notaron nada extraño en la esfera, ni siquiera Juliana que tenía uno.
Corin: ¿Qué se supone que es eso?
Cloe: Es un objeto que utilizamos en Paldea para desatar la teracristalización, un fenómeno que solo ocurre allí. Estos cristales son prácticamente idénticos a los que se utilizan para crear los orbes teracristales o a los teralitos que se desprenden durante las teraincursiones... Esto va a tardar un rato. Podéis ir a leer el cartel mientras tanto, así entenderéis mejor la importancia de estas máscaras.
Corin se quedó viendo a la profesora. En parte para vigilar que no hiciera nada extraño con las máscaras, y en parte por mera curiosidad. Las otras tres fueron detrás del templo y rodearon un cartel de madera que tenía inscrita una historia.
El ogro tenía en su haber cuatro enigmáticas y relucientes máscaras. Cada una confería un poder especial al garrote que blandía. Con la máscara verdosa, podía restaurar la lozanía de la vegetación marchita. Con la máscara rojiza, podía avivar la llama de una vela y convertirla en rugiente hoguera. Con la máscara azulada, podía frenar en seco el curso de los ríos. Con la máscara grisácea, podía quebrar sin esfuerzo la más dura roca. Antes de su triste caída, el trío de compatrones fue capaz de hacerse con tres de las máscaras, lo que minó notablemente las fuerzas del ogro.
Juliana: Entonces, ¿el ogro todavía tiene una consigo?
Aroa: Es una leyenda, yo no me preocuparía.
Noa: Hoy en día ya no se sabe. ¿No recordáis la que se lio en Galar hace no tanto por una leyenda antigua?
Cloe: ¡Eh, chicas, venid aquí!
Volvieron a donde las máscaras en un momento y vieron como el cristal interior del orbe teracristal emitía un brillo muy tenue. La profesora sonreía orgullosa de su hallazgo, mientras que Corin solo observaba el objeto con extraño asombro.
Cloe: Tarda un rato, pero el orbe reacciona a la tenue energía teracristal que emiten estás máscaras. No soy experta en el tema, pero igual hasta se podrían utilizar estas máscaras para manifestar la teracristalización fuera de Paldea.
Corin: ¡¿Me estás diciendo que el ogro viene de Paldea?!
Cloe: No tiene por qué. Brie está investigando el Lago Cristalino, que también guarda una extraña relación con la energía teracristal.
Noa: ¿Para esto era la excursión, para que os pusierais a investigar sobre la energía teracristal?
Cloe: Pero si yo me he enterado de esto cuando llegué. A mí lo que haga Brie y la energía teracristal no me importan, pero sí conocer la historia detrás de la leyenda y el posible origen de estas máscaras... Perdonad si os he dado mucho la lata, pero es que estos temas me emocionan. Me recuerdan a mi juventud como aventurera.
Aroa: No te preocupes. Está bien ver que los profesores también os interesáis por las leyendas y no solo nos habéis mandado a por los carteles para que estemos entretenidos.
Juliana: - Pensando - Casi que prefiero a esta Cloe emocionada que la que daba clase completamente aburrida y seria.
Cloe: Oye, esto...
Corin: Me llamo Corin.
Cloe: Eso, Corin. Tú que eres de por aquí, ¿podrías explicarme quién es ese niño que aparece en todos los carteles?
Corin: Oh, pues... No lo sé, nunca he escuchado a nadie hablando de eso. Personalmente, siempre he pensado que era una representación de los propios habitantes de Villa Versui.
Cloe: Je, je, ¡me gusta esa idea! En fin, ya no os molesto más. Nos vemos ahora en un rato para comer.
Ya que estaban allí y no tenían nada mejor que hacer, Corí se acercó a uno de los puestos que estaban colocando y le dijo al señor que ella se encargaba, que podía tomarse un descanso. El hombre, agradecido, le dio el martillo que estaba utilizando para que así pudiera golpear el clavo y unir las partes de madera del puesto. Lo hacía a un ritmo particular, siguiendo el compás de una canción que ella misma estaba tarareando.
Noa: Mira, si puede ser simpática y todo.
Aroa: A vosotras también os llamó forasteras, ¿verdad?
Noa: ¿Cómo lo has adivinado? - El sarcasmo del comentario consiguió sacarle una risa a la pelirrosa.
Aroa: Con nosotros vino a mitad de una clase de biología para explicarnos detalladamente que podíamos y que no podíamos hacer en su hogar. Pero, fuera de eso, se notaba que tenía mucha ilusión por venir. Hablaba del festival de máscaras con la ilusión de una niña pequeña.
Juliana: N-no esperará que la ayudemos a montar todo esto, ¿verdad? ¡Qué estamos de excursión!
Noa: Tampoco podemos decirle que deje de ayudar; estaría feo...
Aroa: Pues entonces lo mejor será acabar con ese puesto lo antes posible.
Juliana: Vosotras podéis iros si queréis, no tenéis por qué esperarla.
Aroa: A mí no me importa.
Noa: Dijimos que pasaríamos la excursión juntas; me quedo. Sylveon, pásame un par de clavos y acabemos esto lo antes posible.
Y así fue como las cuatro terminaron ayudando a preparar el festival de máscaras. Noa y Aroa hacían lo que podían, pero se cansaban bastante rápido del trabajo manual. Al final, se rindieron en aporrear clavos, centrándose en colocar farolillos y otras decoraciones, un trabajo mucho más adecuado para ellas. Noa se tuvo que colocar en los hombros de Spring para llegar lo bastante alto, mientras que Aroa se ayudaba de Sinistea y Minior. Juliana aguantaba un poco más dando golpes de martillo, aunque era en gran medida ayudada por Zany y sorprendentemente Eve, que con sus poderes psíquicos guiaba a su entrenadora para dar golpes precisos. El primer clavo de Zany fue un desastre, le dio un manotazo con fuerza, clavando de una el clavo, pero incrustándolo en la madera. Esto hizo que la zona se rompiera un poco, ganándose una mirada de puro odio de la lugareña. Después de eso, el Zangoose fue con mucho más cuidado.
Corin: Más te vale que tu pokémon no la vuelva a fastidiar.
Zany: Grrr.
Juliana: Lo sentimos mucho, es nuestra primera vez con martillos y clavos... ¿Por qué no le pides ayuda a tus pokémon?
Corin: Como no sea para pasarme los clavos.
La entrenadora dejó salir a sus cinco pokémon. A Poltchageist y Vulpix Juliana ya los conocía, pero no había visto nunca a los otros tres.
Corin: Esas son Poochyena, Morpeko y Swadloon.
Juliana: Hola... - Aunque habló bastante bajo, las tres la escucharon y correspondieron.
Corin: Como puedes ver, voy un poco falta de manos que me puedan ayudar.
Juliana: Morpeko tiene bracitos...
Corin: ¿Tú la ves sujetando un martillo?
Juliana: Ya, perdón...
Corin: Tenemos que tener un combate.
Juliana: ... Puf, paso.
Corin: ¿Por qué? ¿No te gusta combatir?
Juliana: No es que no me guste, pero... no es mi actividad favorita.
Corin: Pues a mí sí. ¿No vas a sacrificarte un poco por tu compañera?
Juliana: Ya lo estoy haciendo, ¿no crees?
Corin: ... Ya se lo pediré a tu hermano. Él es más fuerte de todas formas.
Juliana: Lo es.
Sin nada más que decir, ambas se mantuvieron calladas. Solo se podía escuchar a otras personas hablar en el fondo y el sonido de los golpes. Aburrida y cansada de esa tarea tan monótona, Juliana cambió de brazo e intentó sincronizar sus golpes con los de Corin, por mero entretenimiento. Notaba como de tanto en tanto su compañera se fijaba en ella, sin decir ninguna palabra, y después volvía al clavo.
Corin: - Sin apartar la vista de su trabajo - ¿Y tú cuántos pokémon tienes?
Juliana: ¿Eh? ¿A qué viene eso ahora?
Corin: Yo te he presentado a mis pokémon. Pensaba que tú harías lo mismo.
Juliana: Supongo que tiene sentido... A Zany, Spring y Koraidon ya los conoces - justó después, señaló a la que le estaba ayudando con los martilleos -. Esta es Eve - sacó al resto de sus compañeros -. Él es Leo, y ella es Lucy. También tengo un Persian llamado Nieve que no está aquí ahora mismo y...
Corin: ¿Y...? ¿Qué pasa?
Juliana: N-nada...
Corin: No te hagas la interesante conmigo. Si no querías contármelo, habértelo callado. Venga, desembucha.
Juliana: - Pensando - Paso de hablar de Sprigatito ahora, y menos con ella de entre todas las personas.
Juliana: Nieve sufrió una herida grave hace poco y está en casa con mi madre...
Corin: Oh, vaya... Lo siento.
Juliana: Tranquila, se pondrá bien pronto. Luego tenemos que volver a subir para hacernos la foto con el cartel.
Corin: Se me había olvidado que teníamos que hacer eso... ¿Y de entre todos tus pokémon, de verdad no hay ninguno al que le guste combatir?
Juliana: Bueno, creo que a Spring le gusta bastante y Zany se lanza con poco a pelear, pero al resto le es completamente indiferente. Solo combaten por mí cuando se los pido, y tampoco es que lo haga a menudo.
Corin: ¿Y a Koraidon tampoco? Parece un pokémon bastante fuerte, es un desperdicio que no combata.
Juliana: Creo que directamente no puede.
Corin: ¿Y eso?
Juliana: No sé qué le pasó, pero es una especie de limitación física que le impide utilizar todas sus capacidades.
Corin: ¿Pero eso es por una herida interna, alguna enfermedad...?
Juliana: No sabría decirte. No parece por enfermedad, así que tal vez salió muy mal parado de algún combate...
Corin: ¿Y tiene solución?
Juliana: Estamos trabajando en ello. Antes no podía nadar ni planear, ni siquiera correr muy rápido o saltar muy alto.
Corin: Me alegro por él... Espera, ¿puede planear? ¿Cómo?
Juliana: Con las plumas de la cabeza.
Corin: ... Qué pokémon más raros tenéis en Paldea.
Juliana: ¿Y qué hay de ese ogro de vuestras leyendas? Estoy segura de que era un pokémon.
Corin: Seguramente, uno grande y muy fuerte.
El hombre encargado del puesto les agradeció por su ayuda y agarró sus herramientas para rematar el trabajo, aunque ya estaba prácticamente terminado. Además, les dio a las chicas un trozo bastante grande de bocadillo como recompensa por su trabajo. Juliana ya estaba un poco harta de comer bocadillos durante la búsqueda del tesoro, pero le gustó bastante. Ella y Corin volvieron a subir hasta el cartel y se hicieron una foto rápida. Juliana sonreía tímidamente con los ojos cerrados, mientras que su compañera salía con una expresión tan natural que parecía que le habían hecho la foto sin que se diera cuenta.
Juliana: ¿De verdad que no te sueles hacer fotos?
Corin: No muchas, solo desde que llegué a la Academia Arándano. Me dicen que suelo salir bastante bonita.
Juliana: Es difícil que una persona guapa salga mal en una foto...
Corin: ¿Qué has dicho?
Juliana: Que es difícil que una persona guapa...
Corin: ¡Sí, sí, eso! ¿Podrías decirlo otra vez?
Juliana: - Suspiró - ¿En serio?
Corin: Solo una vez más, por favor.
Juliana: Estoy segura de que ya te lo han dicho demasiado... Venga, Aroa y Noa nos están esperando.
Después de la foto, bajaron junto a la otra pareja de vuelta a la Senda Jarana, donde se sentaron para descansar un rato, hasta que llegase la hora de comer. Estuvieron allí casi una hora jugando con sus pokémon, hasta que vieron como Cloe caminaba alegremente de vuelta a la villa.
Cloe: ¡Eh, vosotras! ¡¿No tenéis hambre o qué?! ¡Venga, vamos!
Aroa: ¿Alguna novedad sobre las leyendas?
Cloe: Je, je, te veo interesada. A ver si aprendéis, que vosotras en mi clase parece que os esté cantando una nana.
Juliana: Oye, que yo si prestaba atención. Hasta recuerdo a las leyendas funestas esas.
Cloe: ¡Con lo que molan, para no acordarse!
Noa: Tú tampoco le ponías muchas ganas, ¿sabes?
Cloe: Supongo que ahí tienes un punto. La cosa es que no he descubierto nada. Se nota que estoy oxidada en esto de destapar leyendas, pero conseguiré algo antes de volver a Paldea. ¡Estoy segura!
No tardaron mucho en llegar a la villa y poco después ya estaban allí todos los alumnos y profesores, salvo por Mila. Ella se había ido al Elíseo Baldío, una zona alejada de la comarca en la que se encontraba el tercer cartel. Como ella tenía que ir tan lejos, no podía simplemente ir y volver dos veces al día, así que se llevaba algo de comida y regresaba a cenar. Gama tampoco estaba allí, pero cuando le preguntaron a Brie al respecto, ella solo dijo que no se preocuparan.
Corin, en vez de quedarse a comer en el albergue, se fue a su casa con su hermano. Florian terminó sustituyéndola en el grupo durante la comida.
Florian: Bueno... ¿Qué tal con la loca?
Juliana: Bien, supongo. Nos ha tenido montando los puestos para el festival de máscaras.
Florian: Ja, ja, ¿en serio? - Las tres asintieron al unísono - Tiene buena pinta el festival. Yo quiero ir.
Juliana: Pues como no consigas un kimono Corin no te va a dejar.
Florian: Me gustaría verla intentarlo. De todas formas, Cass ya me ha dicho que me puede dejar uno.
Juliana: Ah, claro, el también es pequeñito.
Florian: Perdóname, rompetechos.
Noa: ¡Ja, ja, ja!
Aroa: - Hizo una cruz con sus brazos - ¡No os insultéis! ¡Con Cass y Corin ya tenemos suficiente!
Florian: Tranquila, no estamos en serio.
Juliana: Eso, eso. Un poco de tomadura de pelo no es nada de que preocuparse.
Florian: Tú no la has visto insultando en serio. Ni te imaginas cómo puede ponerse.
Aroa: ¿T-tan grave es?
Florian: ¿Por dónde empiezo?
Juliana: N-no hace falta, en serio... ¿Qué tal tú con Cass?
Florian: Genial, me ha caído muy bien, incluso mejor de lo que esperaba. Me recuerda mucho a ti, pero también un poco a mí. Su hermana también le ha causado algunas inseguridades...
Juliana: ¿A qué viene eso de "también"?
Florian: El veneno me dejó un buen trauma, ¿sabes?
Aroa: ¡¿V-veneno?!
Juliana: ¿Cuántas veces más se supone que tengo que disculparme por eso?
Florian: Yo ya te perdonado, solo estaba diciendo lo que pasó. ¿Crees que Corin también habrá intentado envenenar a Cass?
Juliana: Espero que no...
Florian: Yo también. A ver si puedo conseguir que se habra un poco conmigo. A mí me ayudó mucho poder hablar con alguien que me entendiera.
Noa: ¿Te refieres a Melo?
Florian: - Asintió con una sonrisa de lado - ¿La conoces?
Noa: E-en realidad no. Solo sé lo que me contó... él del Team Star.
El resto de la comida transcurrió tranquilamente. Cuando terminaron, salieron del albergue y los hermanos de Noroteo ya les estaban esperando. Cass y Florian tomaron el camino que llevaba al cartel que ellas acababan de ver, mientras que el cuarteto fue hacia el parque de los compatrones.
Corin: ¿No vas a sacar a Koraidon?
Juliana: ¿Para qué? Tenemos todo el tiempo del mundo.
Corin: Pero tenemos que ganarles. Apuesto a que tu hermano se reiría mucho de ti si encuentra los carteles antes que tú sin utilizar una pokemontura.
Juliana: Es un riesgo que estoy dispuesta a asumir.
Corin: Si sacas a Koraidon, luego os llevo a un sitio preciosísimo de Noroteo al que no iríamos en la excursión.
Aroa: A mí me ha convencido.
Noa: Yo con tal de ver algo que no sean manzanos.
Juliana: Está bien, está bien.
Con la ayuda de Koraidon, no tardaron en llegar al parque de los compatrones. En el camino se encontraron con una pareja de un alumno de cada academia. Al llegar, leyeron el cartel y decía básicamente lo mismo que ya les había contado Corin. De paso, saludaron a Istvan y vieron la tumba de los héroes de Noroteo.
Después de hacerse las fotos, volvieron a bajar por la colina, pero esta vez tomaron un camino distinto. Rodearon una pequeña elevación del terreno y avanzaron por la pradera hasta encontrar un camino ascendente. Al subir, se encontraron con un paisaje hermoso. Un pequeño lago estaba rodeado por unos preciosos árboles de flores moradas. Unos Oricorios de estilo refinado descansaban bajo las plantas y unos Lotad nadaban con total tranquilidad por la laguna.
Corin: Bienvenidas a la Laguna Glicina.
Aroa: Tenías razón, ¡este lugar es precioso!
???: Shhh. Si gritas vas a molestar a los pokémon de este lugar tan tranquilo.
Justo después de decir eso, Gama apuntó su cámara hacia uno de los Oricorios, el cual estaba realizando una danza tranquila, pero sorprendentemente tétrica. Junto a la fotógrafa estaba un Growlithe muy extraño, el mismo de la entrada del centro cultural de Noroteo.
Aroa: ¿Qué haces por aquí?
Gama: Lo de siempre.
Juliana: ¿Y-y ese Growlithe?
Gama: Oh, este es mi compañero. Saluda pequeñín.
Growlithe: Lit, grow.
Gama: Es una forma prácticamente extincta que era común en la Sinnoh del pasado, hasta que la forma actual terminó sustituyéndola. ¿Qué tal vais?
Corin: Bien, ya les he enseñado dos carteles.
Gama: Aprovechando el tiempo, así me gusta... - Se quedó callada mientras le sacaba algunas fotos al pokémon - Oye, Corin, ¿has estado alguna vez en el Soto Sempiterno?
Corin: No es que vaya muy a menudo, pero sí he estado. ¿Por qué preguntas?
Gama: Es que esta noche voy a ir allí a fotografiar un pokémon raro y me vendría bien una guía.
Aroa: ¡No, no, no, no! ¡Tenemos que estar en el albergue a una hora y después de eso no nos podemos ir!
Gama: Ah, ¿tenéis toque de queda? Menudo fastidio... Y, en un supuesto caso de que no hubiera toque de queda, ¿vosotras vendríais?
Corin: Tengo mejores cosas que hacer que ir a sacar fotos a un bosque por la noche...
Gama: ¿Estás segura? Tal vez es ese ogro del que tanto hablan las leyendas...
Corin: ¿Tú crees?
Gama: Podría ser que no, pero por lo que sé tiene toda la pinta...
Corin: ¡Me apunto! Vamos a echar a ese ogro de Noroteo de una vez por todas.
Aroa: ¡Qué no!
Corin: Yo duermo en mi casa, puedo hacer lo que quiera.
Aroa: Pero tienes a una compañera. Sería muy irresponsable acostarte tarde y mañana no poder hacer bien la actividad por estar muy cansada.
Juliana: A-a mí no me importa.
Aroa: Pero aún así es demasiado irrespetuoso...
Gama: Oye, Aroa, ¿sabes lo que es un Ribombee?
Aroa: No, ¿es un pokémon mono?
Gama: Sí, y tipo hada. Por ahí hay un puñado recogiendo miel y cosas de esas.
Aroa: Pues voy a echarle un ojo. ¡Enseguida vuelvo!
En cuanto la Alto Mando se retiró, Gama se colocó entre las dos estudiantes de Paldea y las abrazó por el cuello.
Gama: Bueno, ¿y vosotras qué decís?
Noa: Paso.
Juliana: Y yo.
Gama: Venga, que sé que a vosotras os gusta explorar y todo eso.
Juliana: No te creas, solo estábamos buscando un lugar tranquilo.
Gama: Venga, que me vendría muy bien vuestra ayuda también... Te gustan los felinos, ¿no? Pues tengo algunas fotos monísimas de felinos de mi región y de Teselia. ¿No te gustaría verlas?
Juliana: No voy a caer tan fácil...
Gama: Hum... ¿Y qué hay de medicina? El otro día vi que estabas preparando una poción casera.
Juliana: ¿Cómo sabes que no era un zumo de bayas aranja?
Gama: Por las hierbas que le echaste. En mi familia somos muy tradicionales. Ahora mismo no la tengo aquí, pero te puedo enseñar una receta para crear una medicina increíblemente potente.
Juliana: ¿Puede curar enfermedades?
Gama: Creo que eso justo no, se utiliza para tratar heridas e infecciones. Pero es capaz de hacer que un pokémon apenas consciente se recupere completamente, y de paso, anula los problemas de estado.
Juliana: - Pensando - No parece que pueda ayudar con el problema de Mabosstiff, pero igual con Koraidon... tampoco creo. Aunque funcionara, iría de todas formas a por la última especia oculta para Damián, así que solo consigo adelantar su recuperación y él tampoco parece tan mal...
Gama: Veo que te lo estás pensando mucho. ¿Tienes pensado dedicarte a la farmacéutica?
Juliana: E-es una de las opciones que estoy barajando...
Gama: ¡Pues esto te vendría de lujo! Casi nadie sabe cómo hacer está medicina, así que podrías abrir una tienda de remedios caseros que se vuelva muy popular.
Juliana: Eso no suena mal...
Gama: Y tampoco vamos a hacer nada muy peligroso. Es entrar al bosque, sacarle fotos a un pokémon raro y salir.
Juliana: Hum... Está bien, me has convencido.
Gama: ¡Genial! ¡Tu pokemontura nos será muy útil! ¿Y tú qué me dices?
Noa: S-supongo que también me apunto...
Juliana: ¡¿En serio?!
Noa: Te dije que pasaríamos la excursión juntas, ¿no?
Juliana: Noa, no hace falta que...
Noa: No, tranquila, ya le sacaré algo a Gama a cambio.
Gama: Me parece justo.
Noa: A parte, los anillos de Umbreon emiten una luz muy tenue, al contrario que las llamas y chispas de vuestros pokémon.
Gama: ¡Decidido entonces! Ya os comentaré el resto esta noche, voy a terminar de sacar fotos a este sitio... ¿Y Aroa?
Corin: Sigue con los Ribombee. Le han hecho una corona de flores y todo.
Gama: Si queréis estar con vuestros pokémon, id con ella, que yo voy a estar haciendo fotos por aquí. ¡Nos vemos esta noche!
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