Capítulo 20
Cuando Eliot mencionó que quería llevarme a un lugar especial como recompensa por lo sucedido pensé que sería algo más diferente a la realidad, lo cierto es que nunca me imagine que sería el cementerio. Lo mire colocar una manta en el suelo y aunque él se veía bastante feliz yo no lo estaba del todo, voy a confesar que fue algo decepcionante.
—Debo admitir que no esperaba esto—tome asiento cuando Eliot coloco un cojín indicándome que ya estaba listo mi lugar.
—No te preocupes es sin alcohol la bebida—dijo mostrando la botella que sacó de su mochila.
—Me refería mas al hecho de estar en el cementerio.
—Bueno necesitaba presentarte de manera formal a mi madre. Mamá Flynn Can, estoy seguro que el señor Can ya te habló de ella después de todo son vecinos y tu eres muy amigable con todos, ahora Flynn Can, mi madre Natali pero le gusta que le digan Nat en tu caso suegra le encantara.
—¿A tu madre? —interrogue para mirar brevemente la lápida para volver a verlo—¿Suegra?
—Cada vez que vengo le hablo mucho de ti, quería conocerte y como no quería darte un susto en la noche causando una mala primera impresión mejor te traje.
Aquello me hizo reir
—Fue una excelente elección.
—Despues de esto vayamos a ver a tu padre no quiero que se ponga celoso.
—Claro, sería malo que apareciera frente a ti durante la noche.
—Solo espero que sea de una manera linda, la verdad es que quiero hablar con él.
—¿Por qué?
—Bueno necesito respuestas.
—¿A qué te refieres?
—Quiero saber si sería una buena opción de yerno, sabes a mi madre ya le encantas como nuera.
—Oh, ¿enserio?
—Si, ella ya me tiene amenazada con hacer apariciones terroríficas si te trato mal.
—No me digas.
—Te digo que si. Una gran advertencia, eres tu y nadie más, así que espero que asumas la responsabilidad.
—No voy a asumir la responsabilidad de nada
—Por qué? Pensé que era lindo.
—Eres más bien un fatuo.
—Ves, te lo dije mamá, una chica inteligente y hermosa, dame alguna receta para que no se vaya.
—Realmente te encanta bromear respecto a eso, ¿verdad?
—¿De qué hablas?
—De un nosotros.
Aquello lo hizo reír giro a ver la lápida de su madre para luego verme.
—Todo el mundo sabe que si existe un nosotros eres la única en negación... Aunque ahora que lo pienso puede que aun no tengas una definición para un nosotros.
—No hay definición para situaciones inexistente.
—Claro que si.
—Claro que no.
—No vamos a discutir, al menos no frente a mi madre sobre nuestra obvia relación así que mejor te daré la razón, aunque te recuerdo que soy tu no se que de que, así que necesito una definición de eso.
—En ese entonces no me agradabas así que no quería tener una definición contigo.
—Auch, eso dolió. Por suerte del odio al amor hay un solo paso.
—Vas a provocar que vuelva el desagrado.
—De acuerdo, se acaban las bromas pero entonces si no hay definición en nuestro no se que de, ¿que somos?
—Amigos, eso es obvio.
—No, no, Alex, Julia, Amara y Hugo esos si son amigos, no puedes clasificarme en ese grupo.
—¿Por qué? Eres mi amigo.
—Quiero un título especial, solo algo entre nosotros.
—¿Por qué?
—Creo que la respuesta es clara.
—Si pregunto es porque no es clara la respuesta.
—Eres especial para mí—me miró a los ojos con una media sonrisa giro a ver la lápida de su madre para tocarla—.Eres a la primera chica que traje a este lugar.
—Estoy segura que soy la primera que acepto en venir, es decir, mira este lugar tan perfecto.
Eliot soltó una gran carcajada, miro alrededor y asintió un par de veces para finalmente mirarme.
—Eres la única persona que viene a mi mente como compañero para venir a este lugar, eres la única que quiero en este preciso instante—tomo su mochila para sacar un pequeño recipiente el cual abrió para sacar un pequeño brownie al cual le coloco una pequeña vela que incendio para colocar frente a la lápida de su madre —. No me gusta recordar el día de su adiós así que prefiero recordar los días donde sonrió y dio gracias a un año más de vida.
Me quedé sin palabras y no es porque no supiera que decirle al contrario tenía mucho en mente, entendía ese sentimiento después de todo yo también había perdido a mi padre, tal vez no en las mismas circunstancias pero sabía muy bien lo que era despedirse de alguien y tratar de aceptar el hecho de que jamás volverá. Me acerque a Eliot para tomar su mano me sorprendió el hecho de que el soltara mi mano para alejarse, le mire un tanto sorprendida por su acción pero no iba a reclamar nada pues se muy bien que a veces uno no quiere el consuelo de alguien más, mire hacia la lápida para ver la vela que aún seguía encendida, Eliot se inclino para soplar finalmente la vela y tras hacerlo se acosto sobre mis piernas, gire a verlo cuando él tomó mi mano para colocarla sobre su mejilla.
—Solo cumplo el deseo de mi madre.
—¿Enserio? ¿Y cuál es ese deseo?
—Tener a alguien que me consuele en este momento... Cuando era pequeño ella solía llevarme al parque para que corriera por todo el lugar y así terminar cansado, era bastante inquietud y muy quisquilloso pero aún así nunca se quejo siempre encontraba maneras bastante ingeniosas para calmarme, mi favorita era cuando me recostaba en sus piernas y comenzaba a contarme historias mientras contaba cada lunar de mi cara aunque era una de sus tantas técnicas para tenerme quieto ya que siempre me daba diferentes cantidades de lunares, al final acariciaba mi cabello para arrullarme y si no funcionaba me cantaba una canción—hubo un silencio, entonces soltó un largo suspiro—
Es muy difícil seguir viviendo sin ella a mi lado. Algo te falta y duele mas el hecho de saber que es ese algo a no saberlo.
Tenía los ojos cerrados y sabía que era para evitar llorar, con mi pulgar acaricie su mejilla y una leve sonrisa adorno su rostro.
—Lo peor de todo es ese sentimiento de vacío, nunca desaparece y nada ni nadie puede tomar su lugar.
Lo entendía, sabía muy bien a lo que se refería, lo cierto es que me sentía de la misma manera, cuando mi padre murió también fue muy difícil y ese sentimiento creció aún más cuando supe la verdad del abandono de mi madre y aunque mis abuelos siempre han estado para mi, aunque ellos me han llenado con tanto amor ese sentimiento, ese espacio vacío seguía ahí, el dolor seguía.
Mire a Eliot quien seguía con los ojos cerrados simplemente disfrutando de mi simple tacto, mire al frente contemplando la lápida con el nombre de la madre de Eliot.
NATHALI RODRIGO
Ese pequeño nombre significa mucho, no sólo era su madre también era la persona que cuido de él, le dio un amor incondicional, le contaba cuentos, jugaba con él, lo hacía reír y si Eliot la recordaba con tanto cariño es ella significó su mundo en ese entonces y es tan difícil perder ese mundo. A mí mente vino el recuerdo de mi padre, cuando me compraba helado, cuando me leía cuentos y de ese día... De ese maldito día.
—Ahora tendré una visita terrorífica de ella, ¿por qué lloras?
Me apresure a limpiar las lágrimas con la manga de mi blusa, ni siquiera note en que momento las lágrimas comenzaron a brotar, me sentía tan avergonzada que ni siquiera quería verlo pero lo hice al escuchar un suave risa de su parte, le mire con la intención de reclamar pero él acercó sus manos a mi rostro, sentí sus pulgares limpiando con delicadeza las lágrimas de mi mejillas y aunque sonreía en su mirada había tanta tristeza, me soltó lentamente para abrazarme, escondió su rostro en mi cuello y yo coloque mis brazos sobre su espalda.
—La vida es una completa mierda—guarde silencio pues no podía negar ese hecho, sentí como se levantó y coloco su frente sobre la mia—aún así hay buenos momentos, sucesos fugaces que producen mucha felicidad... Ratoncito, estar contigo son esos momentos fugaz.
Últimamente Eliot me dejaba sin palabras, suelo evitar sus coqueteo y tomarlo en bromas pero ahora no podía hacerlo en especial con ese recuerdo en mente, él iba a besarme ese día y lo cierto es que no me desagrado del todo la idea pero ahora no era el momento, algo dentro de mi me decía que esto iba a doler pero otra parte quería arriesgarse pero aún así no quería tener el corazón roto al menos no otra vez así que solo me limite a volver a abrazarlo.
—Pronto será el cumpleaños de mi padre, ¿vendrías conmigo a verlo?
—Por supuesto, tengo que ser un buen yerno.
—Realmente te gusta bromear con esto, ¿verdad?
—No es una broma.
Lo se.
Lo se perfectamente pero no iba a admitirlo.
🐭🐭🐭
Al llegar a casa lo primero que hice fue ir a mi habitación, dejé mi bolso en la cama para prestar toda mi atención en el armario, solté un largo suspiro para acercarme y abrir las puertas de par en par, hice a un lado la ropa y me incline un poco para quitar varias cajas de zapatos, me estire un poco para alcanzar aquel cofre que tenía en el olvido, el simple hecho de tenerlo entre mis manos trajo a mi tanta nostalgia, me senté el piso mientras observaba ese viejo cofre amarillo con tantas estampillas, sacudí el polvo que acumulado para finalmente abrirlo, lo primero que tuve entre mis manos fue una fotografía de papá con una nariz de payaso riendo a carcajadas, me cargaba entre sus brazos mientras yo también reía con mi pequeño disfraz de león, recuerdo que ese día hice una obra de teatro con él, dejé la fotografía a un lado para un viejo libro de cuentos, lo abrí para observar los dibujos que mi madre hacía mire hasta la última página para ver una fotografía de ella sosteniendome en brazos cuando aún era un bebé y al lado de esta una dedicatoria deje de lado el libro para seguir sacando del cofre varios objetos que me recordaban a mis padres, todas esas pequeñas cosas que había querido mantener en el olvido, finalmente tomé la cámara de video para encenderla, mire la camara un tanto insegura por lo que vería pero aún así reproduje el primer video.
—¿Estas segura que está encendida la cámara? — era la voz de mi madre, pude observar un par de pies pequeños para después ver como la cámara daba vueltas sin parar.
—Si—respondí un tanto dudosa para luego apuntar la cámara en dirección a mi madre —esta encendida correctamente. ¿Estas listo papá?
Él hizo aparición con una capa roja haciendo extraño ademanes fingiendo un rostro de rudeza pada luego mostrar sus músculos.
—Pon cara de malo papá, recuerda que aquí yo soy el héroe.
—¿No puedo cambiar el papel?
—¿Quién escribió la obra? —reí al observar cómo aquella pequeña versión mía se cruzó de brazos para señalar a mi padre con una barita de estrellas de juguete.
—Tu, mi linda niña inteligente escribió la obra.
—Así es, así que no más quejas ante la directora a cargo.
Escuche a mi madre reír quien observaba de lejos mi padre me miró para luego hacer una pose de pelea me tomó entre sus brazos a lo cual yo reclame sin parar que no era parte de la obra.
—Voy a acabar contigo al menos que me hagas el bueno—entonces comenzó a hacer cosquillas y yo reía sin parar.
—Bien, bien, serás bueno pero sólo está vez. Pero que mal actor tengo.
No pude evitar reír al observar esto apague la cámara al escuchar como alguien tocó la puerta de mi habitación, me apresure a limpiar mis lágrimas.
—Flynn, volvimos y con cena incluso algo de postre... ¿Estas bien, cariño? —el abuelo entró a mi habitación y yo solo asentí con la cabeza.
—Si, estoy bien—el abuelo me miró inseguro osea luego mirar las cosas que tenía a mi alrededor —yo solo quería recordar esos buenos momentos del pasado.
—¿Sucedió algo el día de hoy? ¿Tendré que desaparecer a alguien?
Aquello me hizo reír a lo cual negué.
—No, yo solo quería recordar... Solo quería tener cerca por un momento el recuerdo de mi padre—tome aquella fotografía donde vestía de león —. Hacerlo me hizo recordar lo que quería hacer para el futuro.
El abuelo no dijo nada solo se acercó a mí y me abrazo.
—Si mi pequeñita quiere conquistar el mundo estoy seguro que lo logrará, sabes puedo ser un buen secuaz.
—Pará fortuna del mundo no tengo planes tan ambiciosos, contigo como secuaz hubiera logrado conquistar el mundo en tiempo récord.
—En verdad que el mundo es afortunado pero sabes algo yo soy aún más afortunado por tenerte a ti como mi nieta... Y aunque se que nunca tomare ese lugar especial de tu padre quiero que seas consciente que siempre estaré para ti, te apoyare en todo y cuando te sientas triste puedes venir por mi, tal vez no pueda borrar esa tristeza pero si puedo comprarte un helado.
Aquello me hizo reír, mire al abuelo para asentir un par de veces con la cabeza.
—El helado si que me convenció.
—Es un profundo alivio porque me puse a pensar en asaltar un banco para darte una gran cantidad de dinero para darte una vida de diva empoderada con mucho botox y una linda rinoplastia.
—Te quiero abuelo.
—Yo también mi pequeña... Entonces vamos a cenar, comer algo de postre y ver una película, ¿que te parece?
—Suena bastante bien.
—Bien pero antes ayuda a este anciano a levantarse ya no soy tan joven como antes.
Me levante y extendí mis manos para ayudar a mi abuelo a levantarse quien soltó un quejido.
—Tu abuela tiene razón necesito más vitaminas y hacer más ejercicio.
—Será mejor que la escuches, la abuela es una persona muy sabia.
—Si, así es.
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