Capítulo 12

—Dile a Bennet que prometemos ir a su próximo partido.

—Eso haré abuela.

—Dile que vaya a casa a cenar, debemos celebrar su triunfo con pizza aunque si pierde aún así debemos cenar algo.

—De acuerdo, yo le daré el mensaje.

—Divierte cariño.

—Pero no demasiado —mencionó el abuelo a lo cual mi abuelo golpeo su hombro de una manera nada sutil.

—Los quiero, adiós —dije bajando del auto para poder dirigirme a la cancha. Aunque era temprano los alumnos siempre llegaban con anticipación pero no por los mismos motivos, mientras las chicas querían más tiempo para ver a los jugadores, había fanáticos de todo corazón, locos por los postres que vendían y otros aprovechaban este momento para bueno tener encuentros.

—Ratoncito, nunca pensé que fueras del tipo de persona que tiene el espíritu escolar deportivo—Eliot se acercó a mí lado me miró de pies a cabeza antes de comer un poco de palomitas.

—La verdad es que no pero mi abuela lo preparo—admití pues según sus palabras es una linda manera de dar apoyo utilizar los colores del equipo.

—Te ves bien pero en definitiva el azul es tu color.

—No vas a olvidar ese día, ¿verdad?

—No todos los días tu compañera de cena se desmaya tras a verte dado una paliza.

—Es el único hecho que no lamento.

Eliot comenzó a reír me extendió su bolso de palomitas pero negué. Nos acercamos a las gradas, tomamos a siento y lo vi observar con atención toda la cancha.

—¿Y cuál de todos es?

—¿De qué hablas?

—De tu antiguo amigo, Bennet.

—El jugador diez.

—Ja, pero que estafa.

—¿Que?

—Esperaba algo más no se, ¿impresionante? Por lo menos que fuese más atractivo que yo.

—Es el chico mas cotizado en toda mi escuela.

—Pero que estándares tan bajos tienes las chicas aquí.

—Oh vaya, pues gracias por el halago.

—Obviamente no me refiero a ti, es decir si nunca te gustó ese idiota tu estándar está bien, incluso tienes el privilegio de rechazarme.

—Tus bromas malas nunca tiene que faltar.

—Es parte de mi encanto... Dile hola a Alex.

Mire al frente para ver a la mascota de la escuela bailar, me señaló lanzando un par de besos para girar saludando sin parar, vaya que tenía buenos pasos de baile, levante la mano para saludar a lo cual ella nuevamente me lanzó un beso, seguí mirando alrededor para ver a Julia entre la banda con una trompeta quien me saludo a lo lejos junto con Hugo.

—Tienes un insecto en el cabello.

—¿Que? ¿Donde?

—Espera, deja lo quito—Eliot se acercó a mí, su mirada se cruzó la mía note como entrecerro los ojos para luego alejarse—olvídalo, solo era una hoja.

—No vuelvas a hacerme esa broma.

—En mi defensa si parecía un insecto—se acercó más a mí lado para mostrarme la hoja la tomé para lanzarla al suelo.

—De acuerdo, la perdona porque si parecía un insecto.

—Creo que tu antiguo amigo nos está mirando.

Mire al frente para ver a Bennet de pie en medio de la cancha mirando lo que parecía a nuestro alrededor mire alrededor hasta que observe a las porristas entrar.

—Oh no, sólo está viendo a las porristas.

—No, si nos está viendo y parece molesto.

—No tiene motivos para estarlo.

—Ay ratóncito eres tan inocente.

—Y al parecer tu muy vivas.

—Es que, ¿como lo explicó? Estoy seguro que te trae ganas.

—¿Disculpa?

—No tengo una definición propia para esto y no creo que deba tenerlo, en fin lo que digo es que ese chico te quiere coger.

—Eres un...

—Si, si, el peor de todos pero al menos yo no te quiero coger... ¿O si?

—Al averno, Eliot.

Aquello lo hizo reír.

—Dejando las bromas de lado estoy seguro que ese chico te quiere y no con intenciones inocentes.

—Eso es imposible.

—¿Por qué?

—No soy nada su tipo, es decir él prefiere a las chicas hermosas como Judith—dije señalando a la porrista—tan solo mirala, es ese tipo de bonita por naturaleza, bonito cuerpo, con dinero y una de las chicas más populares sin ningún esfuerzo.

—¿Y quien dice que no eres hermosa? Se que todo el tiempo bromeó y parece que nada es enserio pero con la belleza de una mujer jamas se juega y dejame decirte que de todas las mujeres que e conocido tu eres sin dudar alguna la mas hermosa.

—Si, claro.

—Hablo enserio, si esa tal Judith parece sacada de algún tipo de revista pero tu, vaya por donde empiezo, eres la viva imagen de un ángel, haces creer a la persona más atea que el cielo existe y quitando el hecho de que eres hermosa por fuera por dentro eres mucho más bella y radiante, tanto que tendré que hacer una lista, empezamos por amable, divertida, sin mencionar con una torpeza bastante adorable.

Me miró con una sonrisa y por un momento hubo un silencio entre nosotros era como si las personas a nuestro alrededor eran consiente de lo que pasaba de algo que yo no podía dar una definición, solo me sentía algo avergonzada, mire al frente nuevamente para asentir y mirar a Judith.

—Pero Judith tiene su futuro asegurado cosa que yo no tengo y creo que eso suma muchos puntos.

—Si bueno tu tienes un futuro lleno de muchas posibilidades, tienes un ingenio asombroso. Así que en el futuro cuando ella enfrente algún problema real que el dinero no pueda resolver y tu si con tu gran inteligencia sumará muchos más puntos que el ser bonita pero en definitiva creo que tu ya eres la ganadora después de todo eres mas bonita que ella por fuera y puntos extra por ser también bonita por dentro... Sin mencionar que tu sonrisa es hermosa.

—Yo no estoy sonriendo.

—Tan solo estaba dando mi opinión, no digo que este sonriendo.

Desvíe mi mirada para tratar de ocultar mi sonrisa con mi mano de alguna forma no quería darle el gusto de que me hizo sonreír.
El sonido del silbato dio inicio al partido, mire a la plataforma para ver a Amara narrando el partido con una voz fingida como de comercial.

—Me aburrí.

—¿Como que estas aburrido? No tenemos ni cinco minutos.

—Voy a confesar que no soy alguien muy aficionado de ver deportes.

—¿Y por qué te ofreciste a venir?

—Quería estar a tu lado.

—Literalmente vas a estar a mi lado todo el día mañana.

—No es suficiente, después de todo no se aprecia todos los días a alguien tan bella como tu.

—Y otra vez estas con esa broma.

—No bromeo, ya te dije que no se juega con la belleza de una mujer, ¿así que?

—¿Así que?

—¿Que tal si nos vamos a otro lugar?

—Al menos espera la mitad del partido.

—¿Por qué esperar cuando nos podemos ir ahora?

—Prometimos hacer algo todos juntos, no podemos irnos si como así.

—Estoy seguro que no siquiera les va a molestar.

—No puedes estar seguro de ello.

Eliot me miró con una sonrisa juguetona se levantó de su lugar colocando sus mano enfrente de sus labios.

—¡Me largo de aquí con ratoncito! —grito a todo pulmón, mire al frente para ver como Alex daba un gran pulgar arriba, Julia sintió junto con su trompeta, Hugo hizo un ademán de irnos par finalmente escuchar a Amara a través del micrófono.

—Mete un buen gol muchacho.

—Te lo dije no les molesta. Ahora vamos.

—¿Y exactamente a donde iremos?

—Se me va a ocurrir algo en el camino.

Eliot me extendió su mano la cual observe un tanto dudosa pero lo cierto es que ya no tenía motivos para estar aquí, lo cierto es que nunca me gustaron los deportes mucho menos verlos así que este era un buen inicio para terminar con esta falsedad, no necesito estar en un lugar que no me quieren así que tome la mano de Eliot para levantarme e irme con él.

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