Capítulo 06

Me siento físicamente y emocionalmente agotada, solo e estado un fin de  semana como voluntaria  pero ese tal Eliot logra sacarme de quicio y acabar con mi fuerza de voluntad, al menos mi abuelo no se equivoco con respecto al hecho de que tendría mi mente ocupada en otros asuntos, estoy volviendo a considerar el hecho de encerrarlo en un anexo.

Me levante de la cama con la intención de tomar algún aperitivo pero me detuve por un momento al observar por la ventana como Bennet llegaba de su entrenamiento con otros chicos al menos alguien si se divertía, momentos como estos entraba en un gran debate sobre si debía estar feliz o no por él al final siempre decidió ignorar esos pensamientos y tratar de continuar, salí de mi habitación para dirigirme a la cocina en busca de algo que calme mi hambre pero me detengo a medio camino al ver a mi abuelo en la entrada con los brazos cruzados.

—¿Que sucede?

—¿Crees que tu abuela note el hecho de que su pequeño florero favorito ya no está?

—No lo sé, supongo que si, si es su favorito.

—Creo que estoy en problemas.

—¿Que hiciste?

—Bueno trate de practicar unos movimientos con el balón.

—Que la abuela no te prohibió hacer eso.

—Fue una sugerencia con voz de orden más no una prohibición.

—Estoy segura que fue una prohibición.

—Eso no es importante, más bien el hecho de que el jarrón favorito de tu abuela está roto.

—Creo que debes preparar una disculpa.

—Es la opción más madura de todas pero no quiero dormir con el perro del vecino hoy así que iré a comprar un jarrón nuevo. Así que es momento de deshacerse de toda la evidencia y por supuesto de los testigos—giro a verme a lo cual levante las manos.

—No diré nada además estoy segura que la abuela notará más el hecho de que hago falta yo a él jarrón.

—Los jóvenes de tu edad siempre tienden a huir de casa a esta edad.

—¿Y a donde se supone que iré?

—No lo sé, nunca piensan en ello.

—Pues yo si pienso mucho en mí futuro y sobre donde voy a vivir o que haré. Así que tranquilo no le diré nada a la abuela sobre el jarrón.

—Buena opción, ser un cómplice es mejor así que ya que estas conmigo en esto ve a comprar los ingredientes para la cena en lo que voy por un jarrón nuevo.

—O puedo ir arriba y fingir que nunca vi esto.

—Iras de compras a todas las chicas les gusta eso.

—Uno, no a todas las chicas nos gusta ir de compras y dos, les gusta ir a comprar pero cosas para ella.

—Bien, recibí el soborno compra las cosas para la cena y algo para ti—dijo mientras sacaba dinero de su billetera.

—No era un soborno pero aceptaré el soborno
—dije tomando el dinero—iré a hacer las compras para la cena así que asegúrate de que sea el mismo jarrón, abuelo.

Le indique tomando las llaves del auto para salir de casa, no era la primera vez que rompía ese jarrón y que lo suplanta por otro diferente cosa que la abuela nota pero no menciona nada pues lo hace pagar después cuando comete algún error más obvio, pero como un círculo sin fin pero en algún momento a la abuela le causa gracia pues los diseños le son siempre de su gusto. Subí al auto para observar por el espejo retrovisor como Bennet salía de casa con sus nuevos amigos solté un largo suspiro mientras encendía el auto, debía ignorar estos sentimientos y sólo continuar, se que no puedo ocultar para siempre el hecho de que ya no somos amigos pero mientras llega el momento de decir la verdad espero estar preparada y ya no sentir tanto dolor en mi corazón.

Al llegar al supermercado tome un carrito para comenzar las compras de la cena pero antes de empezar me dirigí al pasillo donde se encuentra el helado para tomar mi favorito, tomé en envase pequeño pero el abuelo me había dado más que suficiente dinero además mencionó que podía comprar todo lo que quisiera así que lo devolví para tomar el envase más grande, para luego comprar un par de galletas y otro tipo de botanas, esta noche vería una película triste como camuflaje para llorar con tranquilidad y sin dar explicaciones, me detuve para ver como habían subido un estante más mi cereal favorito, normalmente Bennet siempre me ayuda a alcanzar las cosas pero ya no está a mi lado así que debo acostumbrarme a hacer las cosas sola, me coloque de puntilla para tratar de alcanzar el cereal pero mis dedos apenas y rozaba la caja, maldije por los pocos centímetros que me hacían falta, puede que si salto los alcance. Suspiré para volverlo a intentar pero vi como la mano de alguien sostuvo el cereal para extenderlo en mi dirección.

— Muchas gra... cias—no podía creerlo, pensé que podría descansar hasta el fin de semana pero la persona que era una completa molestia para mi estaba frente a mi.

—Dicen que conoces a una persona por lo que lleva en su carrito de compras—bajo su mirada al carrito del super para volver a verme—¿hija única?

—No voy a responder a ello—tome el cereal casi en un arrebato para lanzarlo con mis demás compras, moví el carrito a un lado para continuar mi camino.

—Lo tomare como un si, y debo mencionar que eso es mucho helado, ¿alguna crisis o pena que quieres ahogar en comida? —interrogó mientras me seguía por el pasillo.

—Eres un meticón.

—Pues gracias, tus palabras extrañas siempre me resultan un completo halago.

—No fue para nada un halago.

—Lo se.

—Y si lo sabes ¿por que lo agradeces?

—¿Por qué no? Creo que tu manera de insultar apelando la ignorancia es muy interesante, incluso muy astuto cosa que me gustaría aprender pero pareces muy molesta con mi ser a parte de haber presenciado tu humillación en la cera con el pastel, ¿por qué me odias?

—Antes que nada si quieres aprender diferentes tipos de adjetivos y sinónimos hazlo como cualquier persona moderna, con internet —Me detuve para tomar un par de pastas para continuar caminando por el pasillo—y número dos, no me molesto el hecho de que presenciaras uno de mis tantos momentos de humillación, lo que me pareció muy grosero de tu parte fue el hecho de que te hallas reído hasta ser escuchado en China y que tomaras una fotografía de ese momento para luego continuar con tus insultos sarcásticos y tercero, no eres un ser agradable, así que déjame en paz.

—Vaya que empezamos con el pie equivocado, de acuerdo pido disculpas.

—No quiero tus disculpas.

—¿Entonces que es lo que quieres? ¿Acaso debo arrodillarme?

—Lo que quiero es que me dejes en paz así que lo único que debes hacer es alejarte.

—Wou, eso si que fue claro y muy específico... Para mí suerte y mala suerte para ti no me gusta seguir indicaciones y reglas.

—Sigue así chico rebelde y llamaré a seguridad.

—¿Y que cargos pondrás en mi contra? El ser un jartible.

Me detuve para girar a verlo, él también detuvo su caminar para sonreír.

—Si e estado investigando varias palabras pero no tengo con quien usarlas así que si parezco un lilipendo contigo es porque quiero hablar como tú, creo que eres increíble.

Me detuve para girar a verlo entonces por un par de segundos pude encontrar su mirada en él.

Eres increíble.

Era algo que escuchaba muy a menudo de Bennet pero ahora... Negué ante aquella idea y los malos pensamientos para poder continuar mi camino, creo que solo debía ignorarlo mientras terminaba las compras, entre más pronto terminará más pronto volvería a casa.

—Sabes aplicar la ley de hielo no funciona en mi, solo me incita a seguir hablando sin parar... Un silencio de acuerdo me parece que es un sin, entonces para seguir conversando, que tal si me pasas tu número telefónico.

Quise soltar un pequeño grito debido a la sorpresa que me provocó escuchar de nuevo su voz, tras un largo silencio y un recorrido por un par de pasillos pensé que se había rendido y se había marchado pero al parecer me siguió hasta encontrar el momento para decir cualquier cosa en especial esa tontería, ni en sus más locos sueños tendrá mi número telefónico. Me limite a verlo, tomé el aceite de cocina lo coloque en la caja y me dirigí hacia la caja registradora para hacer el pago de mis compras. Mientras esperaba mi turno lo vi en la caja de enfrente conversando con la cajera, ambos me miraron haciéndome sentir un tanto incomoda por lo cual desvíe la mirada, cuando escuché la voz de la cajera mencionando el total a pagar de mis compras, saque la billetera para sacar el dinero y entregarlo, una vez que recibí mi ticket de compra y que el despachador colocará las bolsas en mi carrito me puse nuevamente en marcha hacia el estacionamiento. Podía escuchar a mis espaldas el sonido de las ruedas de su carrito, ese chillido era un completo martirio me detuve para girar a verlo.

—¿Ahora vas a seguirme a todas partes?

—No te creas tan importante, solo me dirigió hacia mí auto.

—Pues más bien parece que me sigues.

—¿Y que tal si eres tu la que me sigue a mi?

—Yo voy por delante, no puedo seguirte.

—Entonces seré yo ahora el que vaya adelante para evitar malos entendidos.

—Bien.

—Bien.

Rabúo.

De acuerdo, ya estuvo, escucha tu pedazo de...

—Flynn, hola—escuche una voz muy alegre a mis espaldas gire para ver a la madre de Eliot acercarse —pero que agradable coincidencia.

—Si, hola.

—Ella aceptó ir a cenar.

—¿Que? —pregunté mirando a Eliot a lo cual el sonrió con burla.

—¿Enserio? Me alegra tanto por un momento pensé que había causado una mala impresión por lo que ocurrió la última vez.

—No, claro que no.

—Entonces,¿cenaremos hoy?

—Yo, amm.

—Hoy no puede esta ocupada pero que tal si ambas intercambian números para ponerse de acuerdo yo se que a las mujeres les encanta este tipo de cosas— Eliot sonrió con malicia y yo quería borrar esa sonrisa con el pollo congelado que llevaba para la cena pero no haría eso o al menos no frente a su madre.

—Es una fantástica idea, anotare tu número.

Yo solo me limite a sonreír con cortesía mientras le dictaba mi número telefónico, maldita educación que me brindaron mis abuelos ahora no podría rechazar a esta bella dama y al lilipendo que tiene por hijo, enserio que la vida me detesta.

—Estaremos en contacto, adiós Flynn.

—Si, adiós.

—Me salí con la mía.

—Cierra la maldita boca—le ordene al cuando su madre ya se había alejado, tomé mi carrito para guardar las bolsas de compras y regresar a casa totalmente molesta. Ni siquiera el viaje de regreso hizo que mi mente se tranquilizar, al llegar solo baje la bolsa con mi helado y dulces, el cual el primero guarde antes que se volviera liquido completamente, le indique al abuelo que las compras estaban en el auto y subí a mi habitación sin esperar a una respuesta de su parte. Hundí mi rostro en mi almohada en cuanto entre a mi habitación para soltar un quejido, escuche el sonido de una notificación en mi celular el cual tomé para ver un mensaje de un número desconocido.

Guarda bien mi número de celular, chica betún

Mire el mensaje respire hondo y solté un gran grito sobre la almohada. Detesto a este chico.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top