Capítulo 8/ Parte 4: Después de la muerte aún puede haber revolución

"Interrumpimos la transmisión regular para traer con ustedes un corte informativo de carácter urgente. Hemos recibido un informe de parte de las autoridades federales y locales del estado de Colima, en donde se hace del conocimiento público el ataque a la base naval ubicada en la Isla Socorro. Hace poco menos de dos horas, una embarcación llegó a las costas de Colima. A bordo se hallaban miembros del personal de la marina, atados de pies y manos. Cuando fueron rescatados por las autoridades locales, dijeron que los atacantes dejaron un vídeo a bordo del navío, el cual estamos a punto de transmitir de forma inédita y en exclusiva por esta televisora"

El presentador de noticias se cruzó de brazos para escuchar con atención el contenido del vídeo junto al resto de miles de televidentes aquella tarde del catorce de Agosto. Las primeras imágenes llegaron a los televisores, computadoras y teléfonos móviles del país. Un grupo de hombres se hallaban sentados a lo largo de una mesa, con micrófonos frente a ellos. Detrás podía verse una bandera blanca con el símbolo distintivo del comunismo, el martillo y la hoz, dibujados en color rojo. Y debajo de aquel estandarte, se leía el nombre de la agrupación responsable del ataque: Frente Revolucionario Mictlán.

Los hombres portaban uniformes militares negros, luciendo con orgullo una mascada de color rojo sobre el cuello. Sus rostros estaban cubiertos por pasamontañas y en su cabeza había sombreros, gorras militares, cascos y todo tipo de accesorios distintos. Sus manos estaban cubiertas por guantes negros, con los cuales quien parecía ser el líder al centro sostenía una hoja de papel, disponiéndose a leer. Millones de mexicanos a lo largo del país notaron al mismo tiempo como los pasamontañas de los hombres no mostraban nada en su interior, como si estuviesen huecos por dentro, cubriendo de alguna forma a un hombre invisible. El líder aclaró su garganta, se inclinó para hablar en el micrófono y leyó el texto impreso sobre el papel.

"Al pueblo de México: para cuando vean este mensaje, nosotros habremos abandonado la isla Socorro y habremos de avanzar sobre el Pacífico en dirección a la ciudad de Tijuana, en donde comenzaremos nuestra marcha. Somos el producto de una de las más grandes discrepancias del derecho, en donde se busca estipular lo que es una persona. Nosotros sostenemos la idea de que una persona sigue conservando sus derechos incluso después de la muerte. Los difuntos no somos objetos ni recursos que pueden ser comerciados tal y como se ha hecho durante años. En nuestro país experimentamos el inicio de una serie de leyes que no hacen sino perjudicar al fantasma, dejándole indefenso ante las industrias extranjeras y nacionales que buscan usarlos como fuerza laboral no remunerada.

"Nosotros nos identificamos como el Frente Revolucionario Mictlán, fundado bajo tres premisas:

"Número uno, asegurar los derechos de las personas muertas, conservando su estatus como personas legales y como mexicanos. "

"Número dos, buscar la institución de un gobierno más justo para vivos y muertos. "

"Número tres, la promoción y difusión del marxismo sin fronteras"

"Somos en esencia los herederos del movimiento zapatista del 94, y al igual que ellos buscamos una meta que va mucho más allá de un simple golpe de estado: buscamos un mundo nuevo, un mundo mejor para todos. Nuestro movimiento se extenderá a lo largo del globo, pero primero daremos una demostración de nuestro poder en suelo mexicano. De acuerdo a nuestros preceptos del derecho, nos consideramos personas aún después de la muerte y por ende somos aún ciudadanos mexicanos. Como mexicanos que somos nos apegamos a lo establecido en la constitución, específicamente en el artículo 39 constitucional que lee: "

"La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo el poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene, en todo tiempo, el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno"

"Es así que el día de hoy, el Frente Revolucionario Mictlán declara la guerra al ejército mexicano y asume las consecuencias de un levantamiento armado, en donde no será necesario disparar ni una sola bala. Lograremos que el mundo cambie al ser los enemigos invisibles de capitalismo, aquellos que ya no tienen nada que perder y todo que ganar. Invitamos a las organizaciones obreras mexicanas y al EZLN a unirse a nuestro movimiento, el cual se declara abiertamente marxista y en contra de los intereses burgueses. Exigimos entonces al gobierno mexicano su rendición absoluta e incondicional, otorgando un tiempo de quince días para que los poderes de la nación depongan al presidente actual. Empezaremos una caravana desde la ciudad de Tijuana, en donde daremos una conferencia de prensa tanto para medios nacionales como internacionales."

"Esperen nuestro siguiente comunicado en la ciudad de Tijuana. Por la liberación verdadera del ser humano, de los hombres y mujeres que viven encadenados por dictadores y burgueses. Cuando todo esto termine, estarán agradecidos de haber nacido en el momento justo para ver el fin del capitalismo, regocijándose por los logros de la historia que alcanzaremos, que siempre debieron de estar allí. El día que el triunfo alcancemos, ni esclavos ni dueños habrá. Los odios que al mundo envenenan al punto se extinguirán. Y el hombre, el hombre será hermano, y derechos iguales tendrá. La Tierra será un paraíso, patria de la humanidad. ¡Unámonos todos juntos en la lucha final! ¡El último levantamiento que será necesario en la historia de nuestra raza!"

"Les ha hablado el Comandante Ahuizote, coordinador general del Frente Revolucionario Mictlán. Les invito a ver al futuro con una sonrisa y les extiendo la mano para andar juntos por la senda de la libertad. ¡Arriba los pobres del mundo! ¡En pie los esclavos sin pan! ¡Alcémonos todos en un solo grito! El imperio burgués se derrumbará pronto, y no será el logro del comandante Ahuizote, o del Frente Revolucionario Mictlán. Será un logro de la humanidad, viva y muerta"

Volaron entonces las almas de los difuntos sobre el océano Pacífico, con rumbo a la ciudad de Tijuana. Minutos después, el presidente de la república hizo un llamado a la nación para no entrar en pánico, y las fuerzas federales concentraron sus esfuerzos para asegurar a la población de la ciudad de Tijuana. La situación no podía ser peor, pues las compras de pánico se dispararon y el vandalismo se dio en las primeras horas tras el comunicado. Tiendas departamentales y supermercados fueron saqueados, quemando varios establecimientos casi hasta los cimientos.

Reporteros de todas partes del mundo tomaban el vuelo más próximo a México, dejando atrás cualquier cosa que estuviesen haciendo. Las autoridades calcularon que los fantasmas llegarían en cuatro días a la ciudad, por lo que se apresuraron para hacer los preparativos necesarios. La paranoia se desató y las llamadas a Faustelm incrementaron, pues las personas llamaban para asegurar que había actividad paranormal en su casa cuando en realidad ningún espectro se hallaba en el inmueble.

Un grupo de humanos vivos se presentó ante una televisora local como el Movimiento Obrero de Tijuana, portando uniformes similares a los de los fantasmas del Frente Revolucionario Mictlán. Usaban también pasamontañas, por los cuales se asomaban sus ojos que juzgaban a cada una de las personas en la televisora, como si estuviesen viendo el rostro de aquellos que colaboraban con la burguesía al ocultar la verdad a los ojos del pueblo. Después de la visita de los socialistas a la televisora, comenzaron a aparecer más y más carteles de propaganda comunista pegados en puntos clave de la ciudad, tales como cruceros muy transitados y en edificios de gobierno. La mayoría de la población tijuanense jamás se había percatado de que los carteles de propaganda socialista habían estado siempre presentes en la ciudad, más ocultos a la vista como si se tratase de un juego en el que uno debía de hallarlos. El buen observador habría visto antes el martillo y la hoz llamando al proletario entre las calles, plasmados en carteles que se afianzaban a los postes de luz y a las cajas metálicas que resguardaban los controles de los semáforos. Sin embargo ahora eran de mayor tamaño y el mensaje que llevaban era el siguiente:

Camarada proletario, el día ha llegado al fin. Nos hemos comunicado con el Comandante Ahuizote y nos ha nombrado como la voz del movimiento en Tijuana. En conjunto con el Movimiento Obrero de Tijuana, habremos de asegurar que la conferencia internacional de prensa se lleve a cabo de forma ordenada. Tomaremos la Garita Internacional de San Ysidro, punto de reunión entre México y Estados Unidos. Están todos invitados a escuchar el mensaje de nuestro líder.

Mientras Tijuana entera se sumía en el caos, Telma y Nereida estaban juntas en la casa de la primera, bebiendo de una botella de vino mientras Fausto las observaba con cierto desdén. El chico llamaba a su familia por teléfono, ordenándoles que buscaran un sitio seguro durante los siguientes días, y que de no ser posible, se encerraran en casa.

—Carajo—suspiró Telma—justo cuando me transformó en empresaria la gente quiere instaurar el comunismo. Para este punto, Eunice se unirá a ellos y nos van a cortar la cabeza a los tres.

—Quién pensaría que los muertos cambiarían al mundo—suspiró Nereida—debo ir al rancho, estaré con mi hija estos días. Por su propio bien dejen esta casa y pretendan ser pobres, quien sabe lo que esta gente le hará a quien vean con algunos pesos de más encima. Ha sido un placer hacer negocios con ustedes.

Nereida llamó a un taxi, pues no podía regresar a Tecate conduciendo por haber bebido tanto vino. Bajó las escaleras de la terraza con cuidado, siendo ayudada por Fausto para no tropezar. El chico dejó a la bruja en su taxi y en ese preciso instante, la mujer recibió una llamada de teléfono que contestó, escuchando con atención mientras el taxi avanzaba hacia su destino, transformando a Nereida en un punto diminuto a bordo del auto, siendo visible sólo su cabello negro y rizado. Fausto recibió un mensaje de su madre y lo leyó, para después ir hasta donde estaba Telma y verle con ojos tristes, como si no pudiera con tan alto nivel de estrés y preocupación. ¿Qué sucedería con su nueva casa? ¿Telma podría algún día publicar algún filme y participar en algún festival? Todo era incierto.

—Oye—dijo el muchacho—mi mamá dice que podemos ir con ellos a la casa. Si estamos tantos médiums en un solo lugar, es difícil que los fantasmas nos agarren desprevenidos.

Valerya observaba las noticias en el televisor de la sala, observando las imágenes captadas por los helicópteros del ejército que volaban sobre el mar, en donde una enorme masa de difuntos se movía hacia la ciudad. La fantasma pensó en el increíble poder de convencimiento del difunto conocido como Ahuizote y envidió por un momento su habilidad, imaginando que era ella quien controlaba tantos difuntos a la vez.

En ese momento el teléfono de la casa sonó y Fausto corrió para atenderlo. Al levantar la bocina, escuchó la voz de Eunice.

—Hay unas personas que quieren hablar con ustedes, llegaron a las oficinas.

—¿Quiénes son?—preguntó el muchacho.

—Son del ejército, están vestidos con uniformes. Quieren verlos lo más pronto posible en el ayuntamiento de la ciudad. ¿Pueden hoy a las cinco?

Fausto dijo que si, incluso asintiendo con la cabeza aunque Eunice no pudiese verlo.

—Una cosa más, Fausto—dijo ella—dile a Telma que renuncio. Esta será la última vez que le paso un recado.

Fausto sonrió, aliviado. La asistente colgó el teléfono y la pareja no volvió a saber de ella jamás. 

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