Lluvia de Plomo

Capítulo 3: Lluvia de Plomo

[Dos días después]

El bosque resonaba con el eco de los pasos apresurados de Sylphy, quien arrastraba a Kosuke por el terreno irregular. El joven seguía aturdido por la situación, incapaz de comprender completamente lo que estaba sucediendo. Sylphy se detuvo en un claro, soltando a Kosuke con un suspiro de agotamiento.

"¡Espera! ¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos?" exclamó Kosuke, finalmente recuperando el aliento.

Sylphy le miró con una mezcla de frustración y preocupación. "Deberías sentirte agradecido de que te haya rescatado de esos monstruos. Ahora estás en el Bosque de Eldoria, en un mundo completamente diferente al tuyo."

Kosuke parpadeó varias veces, procesando la información. "¿Bosque de Eldoria? ¿Mundo diferente? Esto parece una locura..."

Sylphy suspiró y le explicó la situación con calma. Le contó sobre el mundo en el que se encontraba, donde las criaturas mágicas y los humanos convivían en un delicado equilibrio. También le habló de las habilidades especiales que poseía, que le permitían crear objetos a partir de un menú de videojuegos.

A medida que Sylphy hablaba, Kosuke comenzó a aceptar la extraña realidad en la que se encontraba. Sin embargo, aún sentía una mezcla de confusión y ansiedad por su situación. "Entiendo que esto sea real, pero... ¿por qué me trajiste aquí? ¿Por qué me salvaste?"

Sylphy le miró directamente a los ojos. "Porque te vi como un ser humano en apuros. No puedo ignorar a alguien que necesita ayuda. Además, tengo una deuda pendiente contigo por haberme ayudado antes."

Kosuke asintió lentamente, asimilando sus palabras. "Está bien, entiendo. Gracias por salvarme."

Sylphy asintió con satisfacción. "Ahora que sabes dónde estás, debemos regresar a mi aldea. Es un lugar seguro y te explicaré más detalles allí."

Mientras caminaban de regreso a la aldea, Kosuke no podía evitar mirar a su alrededor con asombro. El Bosque de Eldoria era un lugar mágico y lleno de vida, muy diferente a lo que conocía en su mundo anterior. Sin embargo, también sentía una sensación de vulnerabilidad, ya que no sabía cómo iba a enfrentar los desafíos que se presentarían.

Llegaron a la aldea en el momento en que el sol comenzaba a ponerse en el horizonte. Sylphy le condujo hacia el centro de la aldea, donde la gente se reunía alrededor de hogueras para compartir historias y comida. El ambiente era cálido y acogedor, pero Kosuke todavía se sentía fuera de lugar.

Sylphy le presentó a algunos de los aldeanos y explicó que él era un forastero que necesitaba refugio y ayuda. Aunque los aldeanos eran amables, Kosuke podía sentir sus miradas curiosas y desconcertadas. Se sentía como un extraño en un mundo completamente nuevo.

La noche avanzó y la aldea comenzó a sumirse en la tranquilidad. Los aldeanos se dispersaron para descansar después de un día de trabajo y enfrentamientos con las criaturas. Sylphy guió a Kosuke hacia un lugar donde podrían pasar la noche. Aunque estaba agradecido por su hospitalidad, Kosuke no podía evitar sentirse inquieto por su situación.

Mientras la luna brillaba en el cielo, Kosuke se recostó en el suelo, incapaz de conciliar el sueño. Miró alrededor, preguntándose si algún día podría adaptarse a esta nueva vida. Sin embargo, antes de que pudiera sumirse en sus pensamientos, un estruendo resonó en la distancia.

Gritos de alarma llenaron el aire y Kosuke se puso de pie de un salto. Sylphy también estaba alerta, mirando hacia el exterior de la aldea. Las criaturas monstruosas se abalanzaban sobre la aldea, sus ojos brillantes de malicia.

Sylphy apretó el puño con determinación. "¡Debemos proteger a la aldea! ¡Vamos, Kosuke!"

Ambos salieron corriendo hacia la batalla, Sylphy utilizando su magia y Kosuke luchando con desesperación. Sin embargo, el número de criaturas era abrumador y parecía que estaban perdiendo la lucha.

En medio de la confusión y el caos, un estruendo ensordecedor resonó en el aire. Las criaturas comenzaron a caer una tras otra, como si fueran derribadas por una fuerza invisible. Kosuke y Sylphy se detuvieron, sorprendidos, y observaron cómo las criaturas eran derrotadas una tras otra.

La lluvia de plomo caía sobre las criaturas, sus cuerpos cayendo al suelo en un torbellino de destrucción. Kosuke y Sylphy miraron hacia la dirección de los disparos y vieron a un hombre vestido en una armadura moderna, sosteniendo una ametralladora Browning.

La batalla se detuvo finalmente, y los habitantes de la aldea salieron de sus escondites para ver lo que había sucedido. El hombre de la armadura moderna bajó la ametralladora y se acercó a Kosuke y Sylphy con una expresión seria pero tranquila.

"Soy Ignis Umbrarum, y estoy aquí para ayudar. ¿Necesitan refuerzos?"Kosuke y Sylphy se miraron el uno al otro, asombrados y aliviados por la llegada de Ignis. Sylphy fue la primera en reaccionar, expresando su gratitud con una sonrisa y un gesto de asentimiento.

"Gracias por tu ayuda, Ignis. Las criaturas estaban superando nuestras defensas", dijo Sylphy, su voz cargada de gratitud.

Ignis asintió con seriedad. "No hay de qué. Estoy aquí para proteger a los inocentes y luchar contra las amenazas. Ahora que he llegado, las criaturas no serán un problema."

Mientras hablaban, los aldeanos se acercaron a Ignis con admiración y alivio en sus ojos. Parecían impresionados por su habilidad para luchar contra las criaturas y salvar la aldea. Ignis, sin embargo, mantuvo su distancia, enfocado en la tarea en cuestión.

"Sylphy, Kosuke, necesitamos asegurarnos de que la aldea esté a salvo y sanar a los heridos. ¿Puedes llevarme a un lugar donde pueda hablar con los líderes de la aldea y entender mejor la situación?", preguntó Ignis.

Sylphy asintió y condujo a Ignis hacia los líderes de la aldea, quienes estaban discutiendo acaloradamente sobre cómo enfrentar la amenaza de las criaturas. Ignis se presentó y explicó que estaba allí para ayudar en la lucha y ofrecer su experiencia en la batalla.

Los líderes de la aldea escucharon con atención y sorpresa mientras Ignis les hablaba de su habilidad para luchar y su compromiso de proteger a los inocentes. Aunque algunos aldeanos seguían mirando a Ignis con desconfianza debido a su atuendo y armas extrañas, otros estaban dispuestos a aceptar su ayuda.

Después de una discusión intensa, los líderes de la aldea accedieron a colaborar con Ignis y Sylphy para repeler la amenaza de las criaturas. Ignis organizó una estrategia táctica y distribuyó armas a los aldeanos, mientras Sylphy utilizaba su magia para fortalecer las defensas.

La noche avanzó y la batalla se desató una vez más. Esta vez, con Ignis liderando la lucha, las criaturas fueron repelidas con una eficiencia implacable. La ametralladora Browning de Ignis resonaba en el aire mientras disparaba ráfagas de plomo hacia las criaturas, derribándolas una tras otra.

La aldea se llenó de gritos de victoria y alivio a medida que las criaturas retrocedían y finalmente eran derrotadas. Ignis se mantenía firme, su mirada decidida mientras continuaba luchando. Finalmente, la última criatura cayó y la aldea quedó en silencio, solo interrumpido por los suspiros agitados de los aldeanos.

Ignis bajó la ametralladora y miró a su alrededor, su expresión seria pero satisfecha. Sylphy se acercó a él con una sonrisa y asintió con aprobación. "Eres un guerrero formidable, Ignis. Gracias por tu ayuda."

Ignis le devolvió la sonrisa y asintió. "La protección de los inocentes es mi deber. Estoy aquí para cumplirlo."

En medio de la aldea, los aldeanos comenzaron a aplaudir y vitorear a Ignis y Sylphy, expresando su gratitud por su valiente lucha y su salvación. Ignis aceptó el reconocimiento con humildad, pero su mirada estaba fija en el horizonte, consciente de que su deber no había terminado.

Mientras los aldeanos comenzaban a celebrar y preparaban una comida en agradecimiento, Ignis se retiró un poco del bullicio. Se encontró un lugar tranquilo para sentarse y comenzó a desmontar su ametralladora Browning con cuidado, inspeccionando y limpiando cada parte con precisión.

Al acercarse la hora de la comida, los aldeanos le invitaron a unirse a la celebración en su honor. Aunque Ignis no estaba acostumbrado a tal atención y festividad, aceptó la invitación con gratitud. Se unió a la fiesta, compartiendo historias y comida con los aldeanos, aunque se mantenía en gran parte reservado y tranquilo.

A medida que la celebración continuaba, Ignis se dispuso a quitarse el casco para poder comer con más comodidad. Sin embargo, en el momento en que su mano rozó el casco, las miradas de los guerreros de la aldea se posaron sobre él con incredulidad y desprecio. Ignis notó las miradas, pero en lugar de ceder a la presión, decidió seguir adelante con su plan.

Con un movimiento decidido, Ignis retiró su casco y dejó al descubierto su rostro. Aunque la reacción de los guerreros fue de sorpresa, Ignis siguió adelante con su intención de comer. Tomó un poco de comida y comenzó a comer con calma, manteniendo su compostura.

Los guerreros murmuraron entre ellos, expresando su desconcierto y desaprobación ante la presencia de Ignis. Sin embargo, él parecía inmune a sus juicios y continuó disfrutando de su comida sin inmutarse. Mientras tanto, los aldeanos seguían aplaudiendo y vitoreando, ajenos a la tensión en el aire.

La comida continuó y la atmósfera se volvió más relajada, aunque los guerreros seguían observando a Ignis con recelo. Fue entonces cuando, repentinamente, un grito de alarma resonó en el aire. Los aldeanos se pusieron alerta y miraron hacia el exterior de la aldea.

Ignis se puso de pie de un salto, su instinto de protección activado. Los guerreros también se prepararon para la batalla, listos para enfrentar cualquier amenaza que se aproximara. Desde la oscuridad del bosque, surgieron cientos de criaturas monstruosas, avanzando hacia la aldea con ferocidad.

Ignis miró a los guerreros y asintió con determinación. "Es hora de mostrarles la fuerza de la humanidad."

Con esas palabras, Ignis agarró su ametralladora Browning y se adelantó. Los aldeanos y los guerreros se unieron a él, preparados para luchar una vez más. La lluvia de plomo comenzó a caer sobre las criaturas, y un fuego cruzado estalló en la aldea mientras los guerreros luchaban valientemente junto a Ignis.

Las criaturas avanzaban sin cesar, pero Ignis no cedía terreno. Sus ráfagas de plomo eran precisas y letales, derribando a las criaturas con una eficiencia asombrosa. A medida que la batalla se intensificaba, los aldeanos encontraron inspiración en la valentía de Ignis y lucharon con renovada determinación.

Horas después, la última criatura cayó y la aldea quedó en silencio una vez más. Ignis bajó su ametralladora, agotado pero satisfecho. Miró a su alrededor y vio a los aldeanos y guerreros reunidos, algunos heridos pero todos con una expresión de gratitud en sus rostros.

Fue entonces cuando Ignis notó una figura acercándose a él desde la multitud. Una joven elfo de cabello plateado se acercó, su mirada llena de admiración y respeto. Se presentó como Luna y expresó su gratitud por la valiente lucha de Ignis.

Ignis le ofreció una sonrisa cansada pero sincera. "La protección de los inocentes es mi deber. Estoy aquí para cumplirlo."

Luna asintió y miró a Ignis con determinación. "Eres un verdadero héroe. Nos has salvado a todos."

Ignis asintió, su mirada fija en el horizonte una vez más. Aunque el camino no sería fácil, estaba dispuesto a enfrentar cualquier desafío para proteger a los inocentes y mantener el equilibrio en este mundo desconocido.

Continuará...

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