una dama también opina
Sólo estoy dispuesta a actuar de la manera más acorde, en mi opinión, con mi futura felicidad, sin tener en cuenta lo que usted o cualquier otra persona igualmente ajena o cercana a mí, diga o piense.
Elizabeth Bennet.
Solance, preciosa
⋇⋆✦⋆⋇
Al día siguiente después , Darcy estaba invitado a cenar ya que después del café aún les quedaban finiquitar algunas cuestiones entre los caballeros.
Elizabeth escogió un vestido de tarde esperando que no resultara pasado de moda, éste era de color marfil de manga larga, con un cinturón alto en un lazo azul lavanda .
Se recogió el pelo de forma sencilla, muy esmerada y esperando causar una buena impresión en él .
Cerca de la hora de la reunión creyendo que aún no había llegado el señor Darcy, decidió bajar a la sala de estar e intentar tranquilizarse, pero para su sorpresa , él ya estaba allí esperando sentadito y duro en un sillón.
-¡Buenas noches !-dijo Elizabeth estirándose el faldón del vestido ; al llegar al pie de las escaleras levantó la vista y notó que él la miraba con ojos muy atentos, y que le bailaba en los labios una sonrisa mínima y contenida. Un poco avergonzada, echó un vistazo al corpiño para asegurarse de que estaba como debía, y se preguntó ¿Por qué no se habría puesto encima una pañoleta?
-Por favor, vamos a ponernos cómodos. ¿Tomamos asiento? -lo animó a sentarse en el mismo lugar haciendo lo mismo a su lado.
-Muchas gracias...
Llegué demasiado temprano-respondió a modo de excusa.-Los dos eran una pila de nervios.
-Fitz-FitzWilliam siempre es mejor así. La puntualidad ocupa un lugar destacado en mi lista de deseos.-ella sacudió las pestañas muy seguido y lo desarmó.
«Fitzwilliam, Fitzwilliam...lo había leído en la carta de Hunsford un año atrás, nadie se refería a él de esa manera, pero como llamarlo si ese era su nombre de pila, pensó que llamarle William era imprudente y decirle Sr Darcy demasiado circunspecto.
—He traido dos [1]claretes para acompañar la cena e hice preparar un pudín de cacao para el café.
-Enhorabuena...
-Estás preciosa Elizabeth -murmuró cuando los ruidos eran fuertes y estaban lejos de los ojos de los demás , ella le respondió con una sonrisa suave.
Tampoco negaba de lo elegante y hermoso que estaba él, ( levita negra, pañuelo de seda y las botas marrones altas a la rodilla) .
Pero admitía que aunque anduviera con ropa sencilla no era la vestimenta , era él, él y su porte, él y su elegancia, él y su belleza masculina , desde sentada veía su perfil, la nariz recta y perfecta , el cabello , los ojos tan azules como un cielo de verano y olía el perfume a madera de sándalo que siempre la perturbaba.
Era un acontecimiento como pocos, la dueña de casa se había esmerado para homenajear a un invitado de lujo ...al dueño de Pemberley, al dueño de medio condado de Hertfordshire, un exponente de la alta sociedad londinense que se presentaba para pedir en matrimonio a su segunda hija.
A pesar de que al principio era inspeccionado minuciosamente por más de media docena de ojos, él se mantenía cauto y necesitaba mejorar su paupérrima imágen orgullosa del pasado, pero conforme pasaba el tiempo la mujer en cuestión se deshacía en atenciones y comenzaba a calmar sus nervios, relajar el cuerpo y elevar su espíritu .
A la cocinera le había ordenado que prepare sopa, platillos de distintas carnes en salazón, papas glaseadas , salchichas, salsas y ensaladas de verduras con setas ; todo un menú de ostentación y opulencia para lo que no estaban acostumbrados a cenar de manera corriente...era lo que se decía una verdadera fiesta.
La señora no se cansaba de repetir y repetir :
"siéntase cómodo "
"Haga de cuentas que ésta es su casa,"
Darcy sonreía en silencio como podía, como compararlo con lo normal de sus estancias, su mundo se contrastaba con lo que corrientemente vivía a diario .
Allí reinaba la serenidad y solo se oía el ruido de los cubiertos con charlas suaves y tranquilas , porque la costumbre de su pequeña y la de él eran de esas formas, solo habían conversaciones más que entretenidas cuando llegaba su primo Richard.
Allí estaban custodiados por cuatro lacayos , el mayordomo o el ama de llaves y tres criadas que entraban y les atendían con las bandejas, más allá de todos los dislates de la mujer y del escaso buen comportamiento de la más pequeña de sus hijas admitía que se respiraba calor de hogar.
Elizabeth era la raíz de su nuevo mundo , de su nuevo vivir, era aprender los dos de cada uno con comprensión no solo ser responsable para amarrarse para amar y ser amado si no que para sentirse bien amado y saberse con la capacidad de bien amar y protegerla.
Así transcurrió esa hora y media de cena y sobremesa, entre manos que se cruzaban en la mesa pidiendo esto o aquello y de charlas entretenidas con el padre de familia que no invadió a Darcy con preguntas curiosas e impertinentes a como estaba acostumbrado recibir con ocasionales acompañantes del club de hombres o alguna que otra reunión social.
Hasta que llegó el momento del licor...
Vamos niñas- la mujer batió las palmas y así las invitó a que se retiren- los caballeros tienen que hablar.
Kitty y Mary se acercaron al viejo y desafinado pianoforte de la salita continua , la primera descuadraba mal el canto de un villancico mientras tocaba desafinando con las teclas que sacudían los tímpanos de los allí presentes, la segunda se burlaba de su hermana riendo del enorme fracaso de sus torpes habilidades.
Elizabeth se quedó sentada como estatua junto a Darcy desobedeciendo con molestia a su progenitora.
-Lizzie vamos que tienen que hablar ,-cabeceó la dama llamándola con una mueca.
-Madre...resulta que en estas cuestiones hay una parte que parece que se han olvidado. Me gustaría permanecer aquí.
-Hija...los hombres decidimos estas cuestiones.
- Papá , entiendo que es la costumbre(...)deciden fechas, deciden donde(...)deciden con quién.
-No seas injusta conmigo . Yo nunca tomé decisiones en esos asuntos ...
-Y lo agradezco para toda una vida papá, pero por qué una mujer tiene que callar sus opiniones? Si los hombres(...)Lo digo con toda educación(...)ustedes dicen tonterías, no creo que nosotras podamos quedar peor.
También tenemos capacidad de pensar, y deberíamos tener el derecho a expresarnos y decir algo más que una crítica a un vestido o a la actitud de otra persona.
¡Somos criaturas pensantes!
Yo debo oir y porqué no, opinar ...porque también a mi me concierne, ¿también decidirán el color del vestido o de mis zapatos?
¡disculpen caballeros, pero también se trata de mí!
-Ve a buscar la tarta , su padre tiene asuntos importantes para tratar con el señor Darcy, ante su negativa con el rostro ,él se quedó absolutamente confundido sin decir palabra.
-¡Niña rebelde! que no haces caso-la mujer se llenó de enfado temió que el candidato en cuestión se espantara y se fuera ante la testarudez de su temeraria hija.
Se puso de pié y fue a azuzar el fuego en la chimenea, dándole vida a los leños hasta que volvieron a crepitar.
-Entonces en seis meses—dijo el señor Bennet.
—Antes de la llegada del invierno...dos.-se plantó en su decisión. Tengo mucha gente que me ayudará en esa cuestión, todo corre por mi cuenta
-Elizabeth,
¿tienes algo para decir? ¿Estas conforme? -replicó él hombre mayor.
-¿Dos? ¿Seis? , que sea salomónico y justo entre dos posturas, tres, tres meses, necesitaremos tiempo para resover algunas cuestiones y no se extiende en el tiempo...
-Elizabeth no quiero contradecir, pero ...
-Solo es un mes más- ella lo miró con ternura...-Me gustaría que tomemos los votos sagrados en la parroquia de Meryton-la mujer de lejos transpiraba y largaba el aire con dificultad.
-Bueno...yo tramitaré los permisos de la licencia en Londres y hablaremos de esos y otros detalles en privado, si te parece.
-¿Detalles? Son cuestiones muy importantes para mi, está muy bien Sr Darcy ...lo hablaremos en privado.
Al acercarle el azúcar con una sonrisa tímida, él le hizo saber que estaba todo bien, más que bien, por que comprendía que ella no iba a dejar de ser así, por que ella no era de otra forma ...
Él entendió que además de su sencillez y belleza, era su forma de ser, una de las partes más atrayentes que más lo había enamorado.
Su mano cálida se convirtió en un bálsamo, un alivio , algo que lo hacía replantear que ella estaba allí para decidir u opinar...siempre ; que ella hacía la diferencia entre lo bueno y lo no tanto para las vistas de la sociedad, su sociedad, su estilo de vida y sus cunas ...
Lo despidió en el zaguán entregándole en mano el abrigo y ya en soledad él miró para todos lados .
-te acompaño al jardín -respondió ella de inmediato.
Lo guió hasta la puerta de entrada y en la oscuridad , cerciorándose que estaba solos y rompiendo todas las reglas del decoro, él se abrazó a ella para despedirse tomádole por la cintura y la besó en los labios con ternura.
-Mañana después de las nueve vendré a visitarte, mi amor...tres meses... -dijo en un suspiro.
Me debes guiar para conocer el Oakham Mont, y ese bello lugar donde leías-ella asintió .
-Por supuesto que si, regrese a Netherfield Park con cuidado por el sendero , esta solo, ¿verdad ?
-Si, con algunos criados, pero en unos días se une a mí, Richard ...hasta mañana.
Continuará 🔥...
Clarete: se refiere al vino mas claro que el tinto
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