25


Mew nunca en su vida había sentido tantas emociones juntas.

Estaba aliviado de saber que al menos Gulf estaba vivo, estaba nervioso por saber en qué estado se encontraba.

Estaba ansioso por saber el nivel de lesiones que tanto su esposo como hermano tenían, además tenía ira por saber que Antonello no había pagado como quería porque según había muerto.

Se sentía triste porque sabía que Gulf estaría muy mal, pero a su vez estaba vibrado por ir con su doncel.

El hospital ahora estaba fuertemente custodiado no solo por policías sino también por los equipos especializados que sus hermanos habían contratado y la verdad se sentía muy aliviado porque al menos ahora estaba seguro de que nadie podría llegar a su Gulf.

Doménico y Adriano habían ido en rescate de Gulf mientras que sus padres así como Mateo se habían quedado con él. Tenía la intuición de que su hermano se había quedado para darle alguna de sus típicas charlas persuasivas por si las cosas salían mal.

Aunque no hiciera falta, con nerviosismo se alisó la camisa sin notar cómo tanto sus padres como su hermano lo miraban con nerviosismo.

Ellos estaban realmente preocupados así como tristes. Adriano les había comunicado que el bebé no había sobrevivido, no dio detalles, sin embargo, no los necesitaron en su momento.

Pero sabían que los detalles se les comunicarían, pero el saber que el primer niño en la familia había muerto sin siquiera haber nacido.

Era una gran pérdida, pero sabían que quienes la pasarían peor serían Gulf y Mew, por lo cual no le habían querido comunicar ese detalle. Querían que viera a Gulf antes de que los médicos le dieran la noticia.

Para mala suerte, Mew no estaba muy bien tanto anímicamente como psicológicamente, al parecer de Adriano, sin embargo, creían que al poder tocar y ver a su doncel sería bueno para cuando recibiera la noticia.

Sería peor si le dijeran que su hijo murió sin que estuviera Gulf en su vista, porque sabían que lo primero que haría sería preguntarse cómo estaba este, y ellos estaban realmente agradecidos de que solo uno de los dos hubiera fallecido.

Les dolía. la pérdida del bebé era cierto, sin embargo, aunque fuera doloroso, sabían que con el tiempo, aunque no dejaría de doler, podrían superarlo.

Pero si Mew perdía tanto a Gulf como al bebé, sabían que no se recuperaría. Con solo la situación que estaba viviendo, parecía que estaba apagándose poco a poco, no querían ni imaginar cómo sería en el peor escenario.

Cuando llegaron al hospital, Mew había sido solo un borrón porque se movió tan rápido que rápidamente lo perdieron de vista. No tenían que ser sabios o adivinos para saber hacia dónde se dirigía, por lo cual ellos también se dirigieron al mismo lugar.

Cuando llegaron a la habitación de Gulf lo único que encontraron fue a Mew sosteniendo la mano del doncel y podían ver cómo las lágrimas corrían por sus mejillas.

Mew sabía muy en el fondo que se había mantenido en un estado que había preocupado a su familia, pero en ese momento no le importaba demasiado si era sincero.

El saber que Gulf estaba vivo en el hospital, pero al menos vivo, fue como un sorbo de agua en el desierto. Cuando había llegado por fin a la habitación no se preocupó en nada más sólo estaba en Gulf.

Su doncel, su esposo, el amor de su vida está en una camilla de hospital inconsciente. Cuando estuvo ahí nada le importó porque solo quería ver a Gulf y tocarlo.

Y eso fue precisamente lo que hizo, lo visualizó en la cama solo un vistazo y luego de ello las lágrimas inundaron sus ojos, se acercó hasta la cama en donde rápidamente tomó la mano de Gulf y fue como si por fin su cerebro comprendiera que era verdad.

El sentir el contacto lo hacía real, su Gulf estaba vivo y estaba con él. Internamente, le pedía perdón porque las palabras no salían de su boca, tenía un nudo en la garganta que no le permitía emitir palabra.

Él sabía que era su culpa que Gulf volviera a caer en las garras de ese desgraciado y se lamentó por ello. Estaba lleno de culpa por lo sucedido, que aceptaría cualquier castigo que le quisieran poner porque lo merecía.

—Asumo que usted es el padre —ante la pregunta de una doctora, Mew no dijo nada, solo negó.

—Soy el esposo —la doctora interiormente rodó los ojos, sin embargo, por fuera parecía imperturbable.

—Bueno, su esposo fue sometido a un proceso abortivo lo cual le ocasionó pérdida de sangre así como problemas en el útero, estará bien con los cuidados adecuados aunque en estos momentos se debe mantener tranquilo y sedado por su propio bienestar —Mew se tensó tanto en ese momento que su familia que ingresó.

—Está bien —fue todo lo que dijo y la doctora decidió mejor salir de la habitación ante la frialdad y para dejar a la familia con el paciente.

— ¿Estás realmente bien con ello, hijo? —le preguntó Benedetto, Mew asintió ante ello y limpió las lágrimas de sus ojos.

—Lo estoy, si Gulf está vivo, estoy de acuerdo con cualquier cosa —nadie dijo una palabra más porque no querían remover nada más.

Nadie dijo nada más porque sabían que no era el momento indicado y esperaban de corazón que las cosas mejoraran para ellos.

Dificultades, miedos, desilusiones.

Fue todo lo que paso hace casi dos años, fue tan doloroso y estaba aterrado de que eso marcara una diferencia que no sería agradable para él.

Asume que sus miedos no eran infundados, pero tampoco estaban muy bien, pero si piensa en ese momento él tampoco está muy bien generalmente.

Cuando recién había sido abusado y había recibido la noticia de la muerte de su bebé, debía de decir que fue un shock tanto que en verdad deseo morir.

No sabe cómo describir sus pensamientos en ese momento, ahora entiende que no estaba psicológicamente bien, pero en ese momento no le importaba porque solo sentía dolor y todas sus acciones junto con sus pensamientos estaban basados en su dolor y justificados por su poca estabilidad mental.

Uno de sus más grandes errores era la sangre que tenía en sus manos, si sabe que el malnacido de Antonello se lo merecía, pero no estaba en él juzgarlo.

Si había salido libre de ello porque fue en defensa propia, su segundo gran error fue intentar morir por sí solo. Sabía que en palabras de llamaba "suicidio" aunque ello sonaba feo.

Cuando había despertado luego de su shock aún estaba claramente conmocionado, pero sobre todo furioso, ahora no tenía nada en su vientre; podía disponer de su cuerpo como mejor le pareciera.

Lo primero que hizo había sido buscar como loco a Antonello porque quería hacerlo pagar; necesitaba vengar lo que le habían hecho.

Cuando lo encontró, debe decir que las cosas no fueron fáciles, porque terminó golpeado y muy herido, pero cuando había visto la ventana, entonces esa sed de venganza se apoderó de él con más fuerza.

No dudó y sacó las fuerzas que tenía escondidas y lo empujo. En su mente quería deshacerse de todo lo sucedido, además de que Antonello pagara por lo que había hecho.

No pensó en las consecuencias, si Antonello vivía o moría no era su problema, tampoco asumiría las consecuencias. Ese fue su principal pensamiento y eso lo hizo.

La cara de Antonello al ser lanzado por la ventana fue algo que nunca se le olvidaría; fue una delicia el haber visto las emociones en su cara al saber que lo que sea que sentía había llegado a su fin.

Su psicóloga no lo sabía, pero ese era su placer culposo, luego de haber lanzado a ese malnacido no tenía ánimos para vivir, al menos ya no. No podía llegar nuevamente. a Mew estado tan sucio y me siento tan patético.

Amaba a Mew con todo el corazón, pero a su vista era injusto que hiciera pasar a Mew por tanto solo por alguien como él.

Bueno, sus planes no se cumplieron como quería porque no terminó muerto, solo maltratado más de lo que ya estaba. El despertar en el hospital con Mew sosteniendo su mano fue un duro golpe.

Él no estaba preparado para tan buen trato y la verdad no lo entendía. En su mente quería ser la mejor persona para merecer a Mew.

No lo sabía, pero el rapto lo había llevado a un anhelo por estar con Mew en donde era tan feliz que lo idealizó como el epítome de la perfección. Ahora sabía que no era cierto que el hombre tenía defectos y la verdad era que tenía bastantes a su parecer.

Algo que logró entender con mucha terapia, pero en ese momento se sentía indigno. Su opinión sobre sí mismo era realmente pobre.

Se culpó por todo lo que sucedió, el maltrato, acoso, violación, la muerte de su bebé. Se culpó por todo y estaba tan mal que alejó a todos sin importarle nada.

En ese cuarto de hospital había llorado, gritado y se había lamentado por todo. A sus ojos, ese lugar se volvió el descargue de todo su dolor.

Tanta ira, pérdida y culpa. Todo eso fue desahogado ahí, entre esas cuatro paredes.

Aquellos que intentaban acercarse a él solo terminaban cruelmente alejados y en ese momento no se detuvo a pensar en las crueles palabras que había dicho, pero ahora que está en proceso de sanación, se disculpó con todos ellos.

Incluso con el odioso de Dom, con quien a estas alturas se toleraban, sin embargo, esa disculpa le supo a veneno. Aunque aún le quedaba una disculpa que ofrecer.

Mew.

Tenía que disculparse con Mew por haberlo alejado, así como también por las cosas crueles que le había dicho. No se habían separado legalmente, pero no estaban juntos.

Seguían casados a pesar de no tener contacto, en algún punto cuando tuvo un quiebre le había mandado los papeles del divorcio en varias ocasiones. En su mente lo mejor era dejar libre a Mew para que fuera feliz porque duda daba que él podría darle esa felicidad.

Y por ello era que ahora estaba ahí en lo que ahora eran las oficinas oficiales de la empresa petrolera de su marido; no fue una sorpresa que todos lo observaran detalladamente cuando ingresó al lugar.

Después del rapto y la búsqueda publica que se realizó cuando por fin lo encontraron era más que claro que los reporteros se divirtieron publicando historias conspirativas alrededor de lo sucedido.

Claro que tampoco ayudo el hecho de que después de que saliera del hospital tomara un camino diferente al de Mew así como que aun después no fueron vistos juntos o algo por el estilo.

Durante dos años las historias estuvieron siempre al acecho, al inicio estuvo leyendo lo que se decía y la verdad incluso se asombró del nivel de detalle que tenían las historias.

Muchos lo defendían por haber asesinado al desgraciado de Antonello y otros decían que no se debía de tomar justicia por su propia cuenta, fue uno de los casos más sonados y entendía la curiosidad de las personas acerca de ello.

Habían conseguido de alguna manera fotografías tétricas de la residencia de Antonello, tenían los planos de la casa y desde ahí partieron para buscar habitaciones ocultas que pudieran servir para desentrañar la perversa mente del hombre.

Cabe decir que para su mala suerte si existían habitaciones que fueron construidas y no estaban registradas en el plano de la casa, habitaciones escondidas que luego saquearon y que le helaron aún más la sangre cuando se enteró de que había ahí.

Según lo que pudo apreciar había como algún tipo de museo dedicado solo a él, con detalles y algún tipo de trofeo acerca de todo lo que ahí sucedió en su vida desde que era adolescente.

Fue terrible, como todo acerca de su vida estaba resumido en esa habitación. Parecía tan fría en las fotografías así como también tétrica.

Todos coincidían que Antonello tenía una obsesión con él y no se debía de ser un sabio para llegar a esa conclusión, aunque debe de decir que la magnitud de la obsesión era preocupante.

— ¿Cuál es el propósito de su visita? —ante la pregunta de la recepcionista Gulf quiso rodar los ojos, pero no lo hizo porque seguramente hasta eso le criticarían.

—Visitar a mi esposo —bueno legalmente lo seguían siendo.

Ella arqueo una ceja ente lo dicho, pero lo observo de pies a cabeza y luego de su exhausto y visual análisis parecencia decidir que si en efecto era esposo de alguien que trabajaba ahí.

—El nombre de su esposo —no sabía si era ignorante del tema o él estaba muy lleno de sí mismo esperando que todos reconocieran que en efecto estaba casado con Mew.

—Mew —ella lo observo como si fuera alguien no grato así que decidió terminar de decir con quien estaba casado —Suppasit —ella dejo de escribir y lo observo detenidamente.

—Me está tratando de decir que el señor Suppasit es su esposo —la afirmación le agrió el humor.

Últimamente no tenía mucha paciencia así que saco su teléfono y rápidamente llamó el número de Mew, tenía dudas de que fuera a contestarle, pero a pesar de sus pensamientos la llamada fue respondida rápidamente.

¿Gulf? ¿Qué sucede? ¿Estás bien? —lo ansioso que se escuchaba le apretó el corazón.

—Estoy en la recepción, haz que me dejen pasar —no espero la respuesta y termino la llamada.

Fue grosero, sí, pero no lo juzguen. Estaba nervioso por lo que haría sin mencionar que con todas esas miradas juzgonas sobre el paredón cada vez más los nervios.

Tan rápido como había finalizado la llamada, unos segundos después sonó el teléfono de recepción y por la cara de asombro que tenía supo quién estaba en la llamada.

—Puede pasar, señor Suppasit.

No hizo falta que se girara para saber que todos estaban susurrando sobre ello, logro escuchar cómo algunos comentaban que se habían divorciado, estaban en proceso de ello o que ahora se firmaba el divorcio.

Y claro, la manera en la cual le habló a Mew no ayudaba.

Cuando le cedieron el permiso para subir y estuvo dentro del ascensor, sus nervios aumentaron tanto que, cuando las puertas del ascensor se abrieron, sentía que todo su cuerpo se convertiría en masa líquida.

Cuando por fin llegó hasta la puerta de la oficina de Mew, sintió que abrirla le costó horrores. Sin embargo, cuando ingresó y notó cómo Mew estaba frente a su ventanal, su corazón latió como loco.

Si no supiera por qué era, podría decir que incluso tenía arritmia.

— ¿Estás bien? —Gulf reaccionó cuando escuchó la pregunta y notó cómo Mew lo miraba fijamente ahora más cerca que antes.

Se preguntó cómo no notó que Mew se había acercado. ¿Tan distraído estaba? No hacía falta responder esa pregunta porque se notaba.

—Sí, solo un poco nervioso —Mew alzo una ceja ante ello, Gulf no sabía si ofendido o indignado.

—Comprendo, pero estás seguro conmigo, jamás te dañaría —ante lo dicho por Mew entendió que quizás este pensó que su nerviosismo era porque le tenía miedo cuando en realidad estaba nervioso por lo que tenía que decir, así que decidió decirlo antes de que perdiera el poco valor que tenía.

— ¡Lo siento! —lo grito, aunque no tan fuerte, para que se escuadra fuera de la oficina.

Mew lo observó fijamente, buscando quizás alguna señal de que mentía o quién sabe qué cosa.

—Lamento haberte tratado tan mal cuando desperté en el hospital, me arrepiento de todo lo que dije e hice, así como también el haber alejado a tu familia y también a ti. Estaba en el peor momento de mi vida y no tuve en cuenta tu dolor porque es verdad que perdí un bebé, pero también tú.

—Lamento haber sido un egoísta con todo lo sucedido, sé que te dejé todo y desaparecí como un cobarde, pero ahora estoy aquí afrontando las consecuencias de mis actos y aunque sé que es un poco tarde estoy dispuesto a hacer las cosas bien para enmendar el dolor que te cause por intentar alejarme de mi propio dolor.

Mew lucio desconcertado y luego furioso, y Gulf debe decir que era la primera vez que Mew se enoja con él desde que lo conocía.

—Disculpa aceptada, ahora puedes irte y volver a enviarme los papeles del divorcio o, si quieres, puedes dármelos justo ahora —Gulf, lucio confundido ante ello más cuando Mew estiro su mano para que le diera los documentos.

—No tengo ningún documento sobre divorcio, pero si es lo que quieres, les diré a mis abogados que los redacten y los envíen lo más pronto posible —si Mew no quería seguir casado con él, lo aceptaría, si bien antes, en uno de sus momentos cuestionables, le envió los documentos del divorcio. Ahora no tenía esa intención, pero tampoco se lo negaría si eso era lo que deseaba.

— ¿Por qué tu instinto es siempre huir? En el hospital huiste de todos, hace meses te disculpaste con todos excepto conmigo y volviste a huir, intentaste huir enviándome los papeles de divorcio y ahora intentas volver a huir. ¿Por qué? —con cada palabra Mew daba un paso hacia adelante, así como Gulf retrocedía uno.

— ¿Es tan fácil dejarme ir? ¿Tan poco valgo para ti? — Mew acorralo a Gulf contra la pared sin importarle que pudieran ser vistos a través de la puerta de cristal de la oficina o las ventanas que daban exactamente a una parte en donde había varios empleados.

—N-no, pero quieres el divorcio y no puedo retenerte si no es eso lo que deseas —la respiración de Mew se agitó rápidamente y lo observó directamente a los ojos y luego observo sus labios.

— ¿Quiero el divorcio? Te voy a demostrar cuánto lo quiero —los labios de Mew se estrellaron contra los del doncel, quien gimió en protesta y sorpresa.

No fue un beso dulce o cargado de lujuria como los que solían darse, este beso tenía ese trasfondo oscuro que le recorrió la piel tan pronto como la lengua de Mew estuvo dentro de la suya.

Era posesión, ira, anhelo, desesperación y no, no lo detuvo porque también lo quería, lo necesitaba. Era como sentir calma después de tanto tiempo y se aferró a ella.

Rodeó a Mew llevando una de sus manos a su cabello, el cual jaló logrando despegarlo de sus labios. Su actual esposo era una delicia, se dijo internamente. Tenía los labios rojos y brillosos, así como los ojos vidriosos, ya sean por placer o lágrimas contenidas; la verdad no le importaba.

Esta vez fue él mismo quien decidió juntar sus labios en un nuevo beso de la misma intensidad que el anterior, ¿gimió fuerte en medio del beso? Posiblemente, ¿le importaba? Para nada.

Siguió besando a Mew con locura y sabía que si seguían así las cosas escalarían rápidamente, pero la verdad no le importaba. Su cuerpo estaba lleno de deseos de que podrían estar siendo rodeados por voyeristas y no le importaría.

Ahora estaba sumergido en el limbo entre la lujuria y la cordura, podía decir con firmeza que sucumbiría hacia la primera. Todo siempre se le olvidaba si estaba en los brazos de Mew, claro que esto le duró hasta que por desgracia Mew no sucumbió hacia la lujuria sino a la cordura.

Maldita cordura.

—No podemos, Gulf —la respiración agitada de Mew, así como la fuerza en el agarre que mantenía sobre él, le decía lo contrarío.

— ¿Por qué demonios no? Te deseo —ante sus palabras Gulf se sorprendió a sí mismo, la terapia en verdad hacía maravillas.

—No todo lo podemos solucionar con sexo —era verdad, aceptó a regañadientes en el doncel.

—Lo sé, pero demonios, que ayuda a aliviar las tensiones —Mew dejo caer su cabeza en el hombro de Gulf e inicio a reírse.

—Siempre tienes algo ingenioso que decir —Gulf estaba frustrado, no había querido sonar ingenioso, había querido que Mew continuara.

Si quizás con otras palabras hubiera sonado urgido, pero lo estaba. Estaba exitado con un hombre atractivo que desea y que no quería darle lo que quiere. Es un poco frustrante.

— ¿Y si mejor te invito un café? — Mew alzo una ceja ante ello —Ya sabes para hablar y, si terminamos en la cama, quién puede cuestionarnos —Mew volvió a reírse, pero asintió ante la propuesta, aunque sea solo a la primera.

—Iremos a una cafetería en donde mi cuerpo esté a salvo de tus garras y luego nos iremos a casa —Gulf asintió rápidamente y Mew suspiró internamente al saber que podría volver a bromear con Gulf sin que este recordara sucesos trágicos.

—Perfecto, en casa de una forma o de otra llegaremos a la cama.

Claramente, tuvieron que ir a una cafetería por petición de Mew, ahí inició la charla que tenían pendiente, sin embargo, eso fue solo el inicio del viaje que realizarían para volver a reconstruir su relación.

Al final del día ambos terminaron en la misma cama.

Para pesar de Gulf solo durmieron.









Creado: 24/05/2024

                                                                                                                                                       Publicado: 01/01/2025                                                                                                                                                                        

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