23
Había sucedido lo que más temía. Lo había roto y dejado como algo irreparable que formaría parte de la basura de la vida y las consecuencias que dejaban los actos humanos.
Personalmente, nadie espera que le suceda y nunca lo creerían posible hasta que sucede. Era horrible sentir no solo el dolor físico sino también el emocional.
Él podía sentir ambos tan fuertes que no sabía si estaba vivo o solo en el proceso de una dolorosa muerte.
Había sido violado y se sentía... bueno, realmente no sabía cómo se estaba sintiendo.
Intento concentrarse en cualquier cosa como le funcionaba cuando tenía demasiada ansiedad o el pánico lo atacaba, pero irónicamente no funcionaba de igual manera que había sentido presencia de estos dos durante su cautiverio.
Estaba en el frío piso mirando fijamente a este a pesar de estar a centímetros de la mesa en donde todo pasaba, pero aun así no podía moverse el lugar.
Sus piernas no le respondían y tampoco creía que fuera posible moverse por sí solo. El ardor en su zona privada era intenso, así como si intentaba moverse, sentía como si pequeñas agujas se clavaran en su interior.
Ante ello, más lágrimas salieron de sus ojos, empañando más su vista. Estaba tan fresco que incluso podía confundirse con que estaba pasando de nuevo.
Su cabeza estaba llena de la respiración agitada del hombre que se cernió sobre él , como este pasó sus manos por su cuerpo, ensuciándolo, manchándolo.
Incluso podía sentirlo dentro de él, el primer sollozo resonó entre aquellas paredes que eran testigos del cruel dolor del doncel.
Los sollozos que le siguieron fueron tan desalentadores, desesperanzadores y heriría a cualquier corazón que los escuchara.
Contenían tanto dolor, sufrimiento e ira.
Había caído en un punto tan bajo que, comparado con basura, era menos; se sentía de esa manera.
Los sollozos se convirtieron en gritos que clamaban paz en medio de tan dolorosa situación. Eran un lamento desesperado por ayuda que nadie le brindaría por nada.
No podía moverse de donde estaba porque su cuerpo no se lo permitía y tenía que estar ahí donde todo se llevó a cabo solo por ser tan patético que no podía moverse.
Quizás en esos momentos era el ser más patético en todo el maldito mundo y sabía que nadie podía refutarlo, estaba tan enojado y más dolido por haberse convertido en solo un objeto vacío si se comparaba con lo que fue en algún momento.
Había sido tan estúpido y pensó que si no se resistía a los actos desvergonzados de Antonello, como besarlo o frotarse contra el, este no tendría la necesidad de llevarlo más lejos, pero se había equivocado y de qué manera.
Ahora tenía las consecuencias de sus actos; si tan solo hubiera sido un poco menos descarado, quizás nada hubiera sucedido.
¿Hubiera sido diferente si su manera de actuar hubiera cambiado? Se arrepentía de todo en esos instantes de haberse vestido coqueto cuando salió a algún lugar, incluso ahora estando ahí tan vulnerable llevaba la ropa de un prostituto.
Ante ellos, los gritos aumentaron e inició a despojarse de toda la ropa que llevaba. No le importó que alguien lo pudiera ver porque ahora era alguien usado, una propiedad de segunda mano que no deseaban.
Estaba marcado, sucio y seguramente un doncel así no sería atractivo para nadie.
Ni siquiera para tu esposo, que tanto te ama.
Se estremeció al pensar que podría perder a Mew. Inicio a frotar sus brazos con la ropa que antes se había quitado, frotó su torso, piernas, cara y todo lo que pudo.
Tenía que dejar de estar tan sucio porque no podía presentarse ante Mew estando tan manchado. La fuerza con la cual frito su cuerpo con la tela la dejó roja y ardiendo, pero no se detuvo.
Al escuchar los gritos y sollozos, los empleados se dirigieron hacia el comedor y la imagen con la cual se encontraron no fue algo agradable de ver. El doncel estaba en el suelo llorando y frotándose tan fuerte la piel que ellos podían ver cómo la tenía de irritada.
Los sollozos y gritos ocasionales que daban eran terribles de escuchar y por ver el estado desnudo del doncel todos sabían qué había sucedido.
Las mujeres que estaban ahí estaban paralizadas ante lo sucedido, todos sabían que algo había sucedido ahí, así como también que las cosas habían estado raras desde que el doncel había llegado.
No sabían en sí quién era, aparte del nombre, pero que su jefe hiciera tal atrocidad los dejó espantados. ¿Cómo era posible? Antes de que el doncel llegara a la casa, su jefe había estado muy emocionado y había elegido todo con cuidado y lo que parecía ser cariño.
Pero ahora se encontraban ante tal situación y no podían creerlo, no todos tenían acceso al doncel. Solo eran unas pocas que lo tenían y sabían que el chico pasaba prácticamente encerrado en su habitación.
Cuando la enfermera que tenía el cuidado del doncel se acercó a este, Gulf se movió tan brusco que siseó de dolor, pero no le importó porque no quería que nadie lo tocara.
—Al-ejat-e —la enfermera en verdad se sentía mal por lo sucedido.
Podía entender que ellos dos tuvieran algún tipo de relación bizarra o que tuvieran algún juego de roles o quizás estuvieran cumpliendo algún tipo de fantasía sexual.
Podía entender eso porque ella creía que los ricos eran extraños, tenían pensamientos que una persona normal no tendría. Sin embargo, esto no era nada raro ni sexual como lo había imaginado al inicio.
Nada justificaba un abuso de tal magnitud y si es cierto que ella había sido testigo de cosas raras, pero no les tomó importancia. Cuando la contrataron, le comentaron que su trabajo era solo atender al doncel, pero que en lo demás no le tenía que importar.
Claro que ella había cumplido con su trabajo, pero ahora, viendo el estado del doncel, sentía esa culpa que se cernía sobre ella. ¿Pudo haberlo evitado? Era algo con lo que siempre vivirá, porque sabía muy en el fondo que la respuesta era sí.
Ella había podido haber evitado eso, el doncel podría estar fuera de las estadísticas crecientes acerca de abuso sexual y sabía que al no hacer nada se había convertido en cómplice y el estómago se le revolvía ante ello.
No podía permitir que ese doncel se quedara en lo que promovía ser un infierno porque acaba de iniciar y si lo dejaba quedarse ahí sería todo peor.
Intento acercarse nuevamente al doncel, pero esta vez cuidadosamente mostrando una postura bastante sumisa para que no pensara que lo quería atacar. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, palideció ante lo que notó.
Entre medio de las piernas del doncel había mucha sangre y, si era sincera, se asustó porque, por lo que parecía, podía ser algo grave. Ella sabía que el útero del doncel no estaba muy bien porque solo había pasado un poco más de un mes desde el aborto.
Y considerando cómo había ido evolucionando, podía decir que la recuperación era lenta, muy lenta.
Cundo el doncel notó la estupefacción de la enfermera, dirigió su mirada hacia donde ella la tenía y para su horror notó la sangre.
Era mucha, realmente demasiada, se veía surrealista el color tan rojo manchando no solo su piel sino también el piso. En su mente no podía aceptar lo que le estaba sucediendo precisamente a él, ¿no sería demasiado cruel?
Sí lo sería, pero el destino era demasiado cruel en ocasiones. Con temor llevó su mano hacia la sangre porque no podía creer que en verdad estaba sucediendo.
Sus dedos sintieron el líquido y estos se mancharon del rojo característico y pronto supo que era verdad, estaba pasando. El olor se filtró en sus fosas nasales y ahora ya no le importaba que tanto había sufrido o si estaba tan manchado porque ahora podía perder lo único puro que podría tener en su vida.
No podía perder a su bebé, no podía.
—Salva a mi bebé, te lo suplico —el doncel ahí tomado de la camisa a la enfermera sin importarle que esta se manchara de sangre.
El doncel se veía desesperado, tenía la nariz roja y los ojos llorosos, pero aun así le pedía que salvara a su bebé. La enfermera sintió pena, realmente sintió culpa por el chico.
Él pensaba que el bebé aún estaba dentro de él cuando en realidad este ya no existía desde hace más de un mes y tampoco podía hacer nada con el sangrado porque eso le correspondía a un doctor.
Ella negó con la cabeza en señal de que ya no podía hacer nada por el bebé, que ya no existía en ese momento, pero Gulf no lo sabía, así que simplemente inició a llorar y tomar con más fuerza la camisa de la enfermera.
—Por favor, sálvalo. Te daré todo lo que quieras, pero no lo dejes morir —los ojos de la enfermera se llenaron de lágrimas al ver la desesperación del doncel.
¿En ella verdad había contribuido con tal sufrimiento? Se iría al infierno por el mal que le había hecho al doncel.
Se giró parar observar a quienes estaban observando todo, notando que las mujeres lucían espantadas al saber que el doncel podría estar embarazado y bueno, algunos hombres también, pero lastimosamente eran más los que miraban morbosamente el cuerpo del doncel que aquellos que le tenían lástima.
—No puedo —antes de que ella pudiera decirle la verdad, Gulf volvió a sollozar.
—Puedo darte todo. ¿Qué quieres? ¡Dímelo! Mew te daría todo lo que puedas soñar solo si salvas a nuestro bebé —ella frunció el ceño ante ello.
— ¿Mew? —le cuestionó y notó cómo la esperanza brotó en los ojos del doncel.
—Mi esposo, por favor, si salvas a mi bebé él te dará cualquier cosa que pidas. Te lo suplico, mi bebé, es lo único bueno que me queda en la vida. —bueno, no pensaba que el doncel estuviera casado.
¡Maldición! si el chico estaba casado con otro que era el padre del bebé, eso quería decir que quien la contrató era quien no debía estar en la ecuación.
Se le heló la sangre al pensar que había no solo sido parte cómplice de una violación sino también de un secuestro además de una muerte, joder, si el esposo del doncel era alguien igual de poderoso como Vítale, se aceraban grandes problemas.
Y por cómo el doncel no se inmutó al ofrecerle cualquier cosa, sabía que ese sería el camino. Quienes no tenían medios económicos ofrecían todo "haré cualquier cosa que me pidas" o algo por el estilo.
Pero no él había dicho que le daría cualquier cosa y no solo él sino también quien parecía ser el marido del doncel podía hacerlo.
—Lo siento tanto, pero no hay ningún bebé —Gulf la miró como si estuviera loca y llevó su mano al vientre porque era imposible.
— ¡MIENTES! ¡Fuí al hospital y mi bebé estaba muy bien! — no quería ser la portadora de malas noticias, pero al parecer era lo que le tocaría.
—Tu bebé estaba bien ahí, pero cuando llegaste aquí te practicaron un aborto, yo fui contratada para cuidar el proceso de recuperación. Las pastillas prenatales eran otro medicamento para ayudarle a sanar porque tenía el útero sensible —Gulf la observó atentamente como si intentara descifrarla.
— ¿No hay bebé? —ella negó.
—Ya no más —Gulf la soltó y se alejó de ella lentamente.
Ella nunca esperó poder ver en su vida tantas desesperanzas como había en los ojos del doncel, lucía desolado, era como si toda vida se hubiera drenado de él.
¿Había matado la única esperanza que tenía? Por cómo en el doncel parecía que la muerte sería un dulce elixir, ella podría apostar a que sí.
Pero esperaba de todo corazón equivocarse, era difícil, ella sabía que lo era y no tenía idea de cuánto estaría sufriendo el pobre doncel, pero esperaba que no fuera a la única esperanza a la que el doncel se aferrara.
Tenía un esposo que esperaba que se aferrara a la esperanza de volver con él y ella se había decidido a ayudarlo.
Podía formar parte de ciertas cosas que no estaban bien vistas, ella lo aceptaba, que por la naturaleza de su trabajo ha tenido que callar en muchas ocasiones, confidencialidad se recordaba, sin embargo, eso está fuera de los límites.
Podía tolerar situaciones extremas, sí, pero esta estaba más allá de ser extrema.
Había sido enfermera de aquellos que eran golpeados por sus cónyuges o sus propios padres, tenía experiencia en todo tipo de situaciones. Abortos realizados a una amante o cualquier otro rama embarazosa que no quisiera que se supiera.
Si le pagaban bien, ella aceptaba cerrar la boca; no se consideraba una excelente persona, así como tampoco una mala.
Ella no hacía nada por ello. ¿Por qué lo haría? Aquellas mujeres y donceles golpeados daban pena, pero al final es lo que eligieron. Si fueron lo suficientemente estúpidos para no ver las señales o quedarse después del primer golpe, era problema exclusivamente de ellos.
¿Padres golpeando a sus hijos? La vida no era justa y muchas veces era cruel con la mayoría de personas y ella no iría a ayudarlos cuando eso la expondría no solo a ella sino también a su familia.
El trabajar para gente tan poderosa no solo era saber mantener la boca cerrada sino también el saber en dónde está el límite, no podía ir a extorsionar a sus empleadores cuando eso les cerraría puertas o haría que cosas peores les pasaran.
En la vida que ella llevaba debía analizar todo antes de hacer algo, cuidar su espalda antes que nada y si eso significaba no ayudar a alguien, entonces que así fuera, el mundo no estaba lleno de buenos samaritanos.
Pero con este doncel era diferente, fue sometido no por su propia decisión o porque no pudo identificar las señales de alarma de su pareja. Estaba ahí por ser el foco de alguien que, a este punto, ella calificaba como un obsesionado. El doncel tenía un esposo que estaría destrozado por la pérdida de su doncel y también de su bebé.
Ente el pensamiento del bebé cerró los ojos con pena y, aunque ella no hubiera podido hacer nada, llegó cuando él ya no existía, aun así lo lamentaba realmente.
Pero aunque ella estuviera pensando en ayudar al doncel para Gulf las cosas ahora tomaban un nuevo rumbo.
Había perdido a su bebé y ahora todo por lo cual había estado ahí era una mentira, una sucia mentira.
Se había dejado besar, tocar y acariciar para evitar que su bebé subiera algún daño. Y ahora estaba más que sucio porque había sido ultrajado.
Era un vil chiste, su existencia era una mierda y preferiría morir que regresar al hombre que amaba estando tan sucio por fuera y por dentro. Sus poros exudaban la presencia de Antonello y no podía hacerle eso a Mew.
Fue como un destello o un rayo, pero fue tan repentino que no lo vio venir. Fue como una avalancha de recuerdos que solo lo estimularon.
Recordaba todo lo que pudo haber olvidado, Mew.
Fue lo que más tenía en mente, lo había olvidado y todo lo que había vivido.
Como lo conoció y cómo se volvieron pareja, había olvidado cómo se sentía el tener sexo con el hombre que amaba. Como lo consentía, le daba su apoyo.
Ahora recordaba la cuenta que menciono, así como todo lo que habían vivido, las citas, risas, enojos berrinches y reconciliaciones.
Recordaba todo acerca del hombre que amó una vez y que cuando sus recuerdos se fueron regresó por él y lo volvió a enamorar con la misma intensidad o incluso más.
Su miedo al primer rapto de Antonello lo había hecho olvidar a Mew, pero ahora podía recordar todo y se juraba que mataría a Antonello aunque eso le costara la vida.
Recordaba absolutamente todo, desde cómo estuvo en esa habitación esperando su destino, hasta que fue llevado a un lugar más cómodo en donde lloró y pidió que lo dejaran ir.
También había discutido y lastimado a las muchas personas que le llevaban comida, pero luego de ello no recordaba mucho, solo calor como si tuviera fiebre y cuando abría los ojos solo podía ver colores borrosos y la verdad no los distinguía.
Al menos la primera vez Antonello no había podido tenerlo, pero te ha tenido ahora.
Ante el recordatorio, apretó las manos en puños y sacudió la cabeza porque no quería un recordatorio. No quieres un recordatorio porque sabes que estás sucio, manchado, has caído de la gracia de un buen doncel para convertirte en menos que un prostituto.
— ¡NO! —el grito de Gulf asustó a la enfermera más cuando observó que este se llevó las manos a los oídos como si no quisiera oír nada.
¿No? Dejaste que estuviera dentro de ti tan rápido y rudo como lo quiso. No hiciste nada, solo te quedaste ahí tomándolo como una buena puta.
— ¡No es cierto!
¡Lo es!
¡Puta!
¡Puta!
¡Puta!
¡Es lo que eres y, aunque lo niegues, no lo puedes cambiar!
¡ACEPTALO!
—NO ¡CIERRA LA BOCA!
¿Por qué?
¿Te lastima?
¿Duele?
Gulf sollozó aún con las manos en sus oídos y asintió porque dolía.
Ahora imagina cómo le dolerá a Mew, a su esposo, su doncel.
JA.
Ahora no es más que un bien usado, rebajado a una sucia, manchada y lastimada puta. Lo único que podía restaurarte era llevar su bebé. ¿Pero ahora?
—Y-yo no lo quería, no lo quería —fue un susurro, pero fue escuchado por la enfermera, que aún lo veía preocupada.
Pero no luchaste, dejaste que te hiciera lo que hizo ¿El bebé? Una excusa porque ya no exista y ahora te ves patético, llorando y sangrando, desnudo en presencia de todos.
Eres tan patético que das lástima, cuando salgas a la calle te verán con lástima y asco porque estás sucio. Todo tú está tan sucio que me divorciara y encontrara a alguien que si sea digno de que valga la pena y tú solo serás el doncel que dejó que lo mancharan, que dañó su reputación.
Una pequeña y sucia puta patética.
—N-no.
¡Sí!
Y sabes que sigues ahí, tirado, llorando y negando todo, a pesar de que sangras porque no te importa vivir, la muerte sería un premio para que no afrontes tu deshonra, tu error.
No importa cuánto lo intentes negar o cuánto quieras encubrirlo, al final sabemos que si sales no serás digno de tu esposo, así como tampoco fuiste digno de un bebé, tu pequeño bebé te dejó porque eres patético.
No pudiste mantenerlo con vida ni un solo día, y ahora lloras y gimoteas pensando en él. Será mejor que mueras, criatura patética.
Sé que lo prefieres y lo anhelas como tu salida, justo como hacen todos los cobardes, y no puedes negarlo.
Porque yo soy tú.
Y tú eres yo.
Gulf vio todo negro y lo único que pudo hacer fue dar un largo suspiro pensando: ¿Se acabó?
Creado: 17/05/2024
Publicado: 25/11/2024
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