19
Salir de la estación de policía no fue tan difícil como Mew lo había supuesto, teniendo en cuenta que cuando los nuevos guardias llegaron con su jefe de seguridad, no fue difícil que este se hiciera cargo de ello.
Su conductor tenía que dar su versión, así como recopilar los videos de las cámaras instaladas en sus autos. Cuando notaron el estado de Gulf pensaron que lo mejor sería que se fuera a lo que supuestamente era un hospital.
Ellos no se dirigieron al hospital; era algo más que obvio. Sin embargo, cuando estaban en el auto, siendo custodiados por una docena de guardias, había decidido que lo mejor para que la tensión que había entre él y Gulf no fuera tan palpable fue que decidió concentrarse en saber el estado de salud de los guardias que se habían interpuesto en el camino de algunos autos.
Al final sí habían resultado heridos, pero por suerte no hubo ningún muerto o heridos de gravedad, algo que lo alivio realmente porque tampoco quería que sus empleados tuvieran que sacrificar su vida por su seguridad.
Cuando por fin llegaron a su hogar, Mew notó cómo la seguridad había aumentado exponencialmente. También notó todas las cámaras de seguridad que, como le habían comunicado, ya estaban instaladas.
Ahora estando en la entrada de su casa tenía miedo de ingresar.
Gulf estaba adentro y ahora que había recordado temía por su vida. No sabía que tanto había recordado su esposo, pero lo que hubiera recordado sabía que él formaba parte y le daba miedo encarar a su esposo.
Estaba ahí desde hace veinte minutos contemplando la puerta de su casa como si fueran las puertas del infierno y tan equivocado no estaba porque dentro el mismo diablo lo estaba esperando con sed de sangre.
Como si su cerebro estuviera en su contra, se imaginó a Gulf sentado en su diabólico trono con un trinche listo para empalarle el culo por haberle mentido.
Ante su pensamiento de su culo empleado en el trinche diabólico de su doncel, su cuerpo se le encendió en alerta porque Gulf sí era capaz de hacerlo.
Recordaba cuando al inicio de su matrimonio había intentado ahuyentarlo con las sesiones espiritistas satánicas, algo que no funcionó claramente, pero tampoco dirá que tuvo un crucifijo de plata en su mano cuando dormía.
Tampoco diría que fue a la iglesia por un poco de agua bendita, que si la compara con la donación que hizo para que el cura le diera doble venció al agua, le salió muy costosa.
Gulf estaba lleno de mierda extraña, por lo cual tuvo que dormir también con una dotación de ajo, y una estaca en su mesita de noche porque a su lindo doncel se le ocurrió asustarlo con vampiros.
Aún se estremece cuando encontró la casa llena de sangre falsa, pero en ese momento no lo sabía. Casi se va al cielo cuando encontró lo que creía era un cuerpo.
Resultó ser solo un puto muñeco inflable que hacía de víctima para la tétrica investigación de Gulf, cuando lo escuchó hablar de hombres lobo, tomó su maleta de mano y empacó lo necesario para mudarse unas cuantas noches a un hotel.
Claro que se llevó su agua bendita, su crucifijo y la estaca.
La recepcionista lo había visto raro cuando le pidió ajos crudos, pero ¿qué podía hacer cuando había sido parte del grupo de raros en los hoteles? Culpen a su marido.
Y ahora aquí estaba desarrollando un nuevo miedo a su esposo enojado que le empalaría el culo con el trinche del diablo.
—Su esposo lo espera adentro, señor —Mew trago saliva y vio cómo su jefe de seguridad se acercaba y se paraba cerca de el con las manos en las caderas.
— ¿Ingresará señor? —le cuestionó Andrews.
No conocía el nombre de su jefe de seguridad, solo le había dicho que se dirigiera al por el sobrenombre de Andrews.
—Si te colocas detrás de mí y me empujas con fuerza, creo que puedo ingresar —el hombre solo lo observó con la ceja alzada ante lo dicho.
— ¿Por qué no quiere ingresar, señor? —La respuesta era más que obvia.
—Porque le tengo miedo a Gulf y a ese trinche del infierno que ocupara para empalarme el culo —la respuesta salió antes de lo que pudo procesar y lo notó en la mirada de su jefe de seguridad.
— ¿Su esposo lo empalará con un trinche? —era obvio que sí.
— ¡Por supuesto que sí! Recordó que me conocía antes del secuestro y estoy seguro de que está furioso, cuando está en ese ánimo saca ese trinche horriblemente dorado y ataca —ante la cara de su jefe de seguridad supo que no le creyó ni una sola palabra.
—No miento, es tan rápido en atacar con el puto trinche que solo ves una mancha dorada dirigirse hasta ti —no dijo nada más.
— ¿Lo ha atacado antes, señor? — por supuesto que sí, había estado furioso cuando, por equivocación, se deshizo del diseño en el que trabajaba.
Pero vamos, quien tenía su diseño en una servilleta, al parecer por qué la inspiración le llegó solo cuando tenía una servilleta al lado y tuvo que dibujar en la pobre servilleta.
Había tomado el trinche y se lo había lanzado. La maldita cosa dorada había volado tanto que fue solo una mancha y, cuando la esquivo, se esquinzó la mano.
Le duró una semana el puto esguince en donde estuvo claro que los cuidados de Gulf fueron bien recibidos.
Pero ahora seguramente estaría más furioso por lo cual la posibilidad de estar empalado con el trinche era más que posible.
—No, pero he escuchado rumores —era obvio que no se avergonzaría tanto el mismo.
—Suerte, señor, espero que salga victorioso de esta guerra —Mew solo asintió aguantándose el jadeo de indignación que quería salir de su boca.
Claro que sabía que Andrews no se metería en sus problemas maritales, sin embargo, que ni siquiera intentara ayudarlo era traición.
Aunque si era sincero en sus obligaciones no estaba llevarlo a rastras con su esposo, aunque debe decir que si lo pensaban de otra manera era un poco hipócrita porque él debía priorizar su bienestar físico, lo cual no sería cumplido si era llevado con Gulf.
Ante sus pensamientos, entendió lo ridículo que era y supo que debía enfrentarse a su esposo.
—Dios, ayúdame a sobrevivir —con esas palabras dichas al cielo inició a caminar hacia su hogar, en donde también podría ser su lecho de muerte.
Cuando ingreso a la sala en donde sabía que estaría Gulf era como si el lugar que antes estaba lleno de luz ahora fuera un lugar más oscuro.
Las ventanas estaban abiertas y las cortinas corridas, sin embargo, la luz era poca porque afuera estaba bastante nublado y el ambiente era perfecto para la situación.
Era como si el universo se pusiera a favor de su doncel, una injusticia.
Cuando pudo visualizar a Gulf lo encontró en el sofá con la espalda recta recostada en el respaldo y las piernas cruzadas con gracia. En sus manos tenía el trinche del diablo y en la otro un pedazo de tela que utilizaba para pulirlo.
—C-cariño ¿T-te encuent-ras bie-en? — Gulf no le dirigió ninguna mirada, solamente siguió puliendo el trinche con más lentitud.
—¿C-cielo? —Gulf levantó la vista dirigiéndola hacia el, en donde la mantuvo unos cinco segundos antes de desviarla.
Dejó la tela o lo que sea con lo que pulía el trinche a un lado e inicio a mover el trinche de un lado a otro y eran malas noticias para él, lo sabía.
—Quiero que me digas si me conocías antes del secuestro —ahora ya no podía andar ocultando nada porque Gulf ya había tenido recuerdos que lo inculpaban, aunque no sabía cuánto sabia, no podía arriesgarse a que lo descubriera mintiendo.
—Sí.
Gulf asintió y continuó meciendo su trinche diabólico, a lo cual Mew en esos instantes rogaba que no lo usara con él nuevamente.
— ¿Cómo nos conocimos? —fue la siguiente pregunta de Gulf.
—Fue una casualidad, ambos fuimos a una especie de reserva natural y nos conocimos ahí —Gulf asintió ante ello y Mew se esforzó por reconocer si el doncel recordaba eso.
— ¿Iniciamos a salir de inmediato? —ya sea que lo recordara o no decidió que lo mejor era decirle toda la verdad.
—No, tonteamos alrededor del otro toda nuestra estancia, solo sabíamos nuestros nombres. No tenía idea de a qué te dedicabas o algo relacionado con tu familia, tú tampoco sabías algo de así de mí —Gulf lucio, confundido ante ello, pero Mew siguió con su relato.
—Cuando tu estancia termino, decidí que la mía también y prácticamente te seguí de regreso a Bangkok, en donde iniciamos a salir en citas y hasta un tiempo después decidimos que era momento de conocernos más en el ámbito familiar —claro que no le dijo que habían apostado entre ellos y habían anotado teorías sobre el contrario y luego de confesar quienes eran así como sus trabajos, familias y todo lo demás tuvieron que cumplir castigos y otorgar premios.
—Decidimos que la relación fuera solo entre nosotros y excluimos a la familia bueno. Dom nos descubrió, pero se quedó callado. Luego de ello tuvimos algunas diferencias y cuando estaba por pedirte matrimonio, desapareciste. —Gulf le frunció el ceño ante ello.
— ¿El rapto? —Mew asintió — ¿Me buscaste? —Mew volvió a asentir.
—Lo hice en un principio y todo fue normal, había sido como si te esfumaras en un segundo, no encontraron nada que sugiriera que algo te había sucedido, me comunicaron días después que no habían encontrado tu pasaporte y tus documentos, además de que vaciaste por completo la cuenta que había puesto a tu nombre. —Gulf sintió un frío recórrelo ante esa información.
— ¿Una cuenta bancaria? —Mew noto como el doncel por fin bajo el trinche diabólico, por lo cual pudo acercarse hasta el sofá en donde tomó asiento y luego procedió a decirle sobre ello sosteniendo su mano.
—Siempre te quejas de que tus padres se ponían histéricos si tomabas grandes cantidades de dinero de tus cuentas que, por alguna razón, aún estaban conectadas con las de tus padres. No sé muy bien cómo tenías esa situación porque nunca comentaste nada en detalle y yo no pregunté.
—No quería que te complicaras o que tuvieras cuidado con cuánto dinero gastaras, así que creé una cuenta nueva que estuviera lejos de la influencia de tus padres y tampoco estaba ligada a las mías, esa cuenta fue la que se vació —Gulf asintió y Mew sabía que las preguntas iniciarían.
— ¿Cuánto tenía de saldo? —Gulf no era tonto y sabía que si no se había dado cuenta en el momento exacto cuando vaciaron o vació la cuenta era porque no estaba enlazada a la banca de Mew, era una cuenta propia con fondos independientes que seguramente fueron depositados.
—Un par de millones —Gulf lució por un momento aliviado hasta que notó la aclaración que le hacía falta a la oración.
— ¿Bahts? —Mew negó —Dólares —fue la respuesta y bueno Gulf maldijo.
— ¿Por qué me diste una cuenta con millones de dólares sin tener algún medio para saber qué hacía con ellos? —Mew solo levanto una ceja.
—Eras mi pareja Gulf, planeaba pasar mi vida contigo y serias el padre de mis hijos. Darte unos míseros millones para que estuvieras tranquilo no fue nada —ante lo dicho, decidió que lo mejor era dejar ese tema para otro día.
— ¿Qué sucedió después de ello? —ante la pregunta, Mew soltó un suspiro para lo que se venía.
—Me volví loco, pensé que me habías abandonado y todo se volvió una mierda. Tomé mi peso en alcohol y me volví agresivo, dejé que todo a mi alrededor, prácticamente viví semanas en la mierda hasta que Dom tuvo que intervenir.
—Me encontré en un estado deplorable que hasta el momento, si me viera en ese estado, no me reconocería a mí mismo. Eras mi mundo Gulf y cuando te fuiste, sentí que perdí todo. Nada me importaba porque todo había perdido sentido y odié que eso sucediera porque antes de conocerte nunca me hubiera dejado caer en tal estado.
—Mamá siempre decía que los hombres en la familia solo se enamoraban una vez y nos volvíamos locos, pero nunca le creí realmente hasta que estuve en ese lugar. Claro que logré salir de ahí, reconstruí mi mundo asentado las bases en el dolor que me corroía por dentro, aunque nunca pude odiarte —Gulf escuchó sintiendo el dolor que Mew ponía en cada palabra.
—Por eso tu hermano me odia —Mew asintió ante lo dicho.
—Cuando sucedió todo lo de la boda, Dom estaba furioso, él había mantenido el secreto sobre lo sucedido y cuando se enteró de que me case fue más que claro que solo podía hacerlo contigo. No creyó cuando le dije que no recordarlas nada e insistió que solo eras tú tratando de engañarme y que como estaba tan enamorado te creería cualquier cosa con tal de tenerte. —Gulf pensó en ello un momento.
— ¿Cómo terminamos casados? — Mew ante ello sudé frío porque era hora de decirle la verdad.
—Te rapté —ante la mirada de indignación y también de miedo de Gulf Mew carraspeo —No me veas así que era un hombre desesperado —al parecer eso no le ayudó en nada.
—Explícate muy bien, Suppasit —era una mala señal para él, pensó Mew.
—Fui a visitar a mi familia a Italia y por casualidades del destino te encontré ahí saliendo de una tienda de novios, eso cambió el mundo bajo mis pies y fue como si los escombros sobre los cuales funde mi mundo resurgieran nuevamente.
—Investigué y me di cuenta de que te ibas a casar cuando yo ni siquiera pude pedirte matrimonio. Quise confrontarte y me encargué de crear una oportunidad, pero cuando estuvimos frente a frente pasaste de largo y aunque me vistes no me diste una segunda mirada, entonces las alarmas iniciaron a sonar.
—No podías fingir tan bien, te conozco lo suficiente para saber cuándo actúas. Envié a Andrews a investigar qué mierda sucedía. Entonces me enteré del trato que tu familia tenía con tu prometido, me concentré tanto en cómo te vendieron que me olvidé completamente de que no me reconociste. —Gulf se había tensado cuando mencionó cómo lo vendieron porque en realidad era cierto.
—Me enteré de todo casi cuando estabas en el altar y supe que para que cedieras de esa manera algo fuerte tuvo que haber sucedido o te obligaban con algo. No me detuve a pensar, así que simplemente organicé todo para que te llevaran conmigo. Contratamos personal fuera de los usuales y se equivocaron en darte tanto somnífero, pero aun así estaba tan feliz de tenerte conmigo que decidí que tenía que retenerte a mi lado.
—No me voy a disculpar por hacer lo que hice, aunque sé que estuvo mal, pero eso hizo que regresaras conmigo y evitaras que te casaras con otro. Después, cuando mandé a realizar una investigación más exhaustiva, fue cuando me enteré del secuestro y entonces entendí por qué no me recordabas.
— ¿Y decidiste que lo mejor era no decirme nada? — Gulf le cuestiona con un tono cuestionable.
—Si, ¿cómo puedes decirle a alguien que te amé? No me recordabas en lo absoluto y parecía que me odias y eso me rompía por dentro, pero te tenía aquí conmigo y no me importaba si me odiabas porque al final te tenía.
—Está bien —Gulf decidió no indagar más en el asunto porque al final ya estaba casado con Mew y enamorado, así que la situación no cambiaba.
— ¿Solo eso? ¿No gritarás o me regañarás? — Mew cuestiono realmente intrigado.
— ¿De qué serviría? Ya estamos casados y estoy locamente enamorado, así que si me raptaste para casarte conmigo o no, ahora realmente ya no importa. —Mew le dio una gran sonrisa al doncel y se abalanzó sobre él para iniciar a besarlo.
— ¡Te amo! Mi precioso doncel —Gulf en verdad pensó que tenía gustos un poco cuestionables, pero que se le podía hacer.
Disimuladamente, Mew alejo el trinche del diablo, aun dejando besos por la piel de su doncel. Un hombre precavido era un hombre no lastimado.
Se quedaron un tiempo en el sofá besándose y diciéndose en ojos de Gulf cursilerías y en ojos de Mew viviendo un momento romántico de pareja.
Ahora que ellos habían aclarado un poco las cosas, entre ellos deberían de tener una mejor relación, Mew ahora tenía la certeza de no tener tantos secretos ocultos de su doncel.
Creado: 02/05/2024
Publicado: 25/07/2024
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