17

a Daintree Ecolodge. Un alojamiento de lujo en la selva tropical Daintree.

Qué mejor para relajarse que llevar a Gulf hasta la madre selva, teniendo en cuenta que le encantaba todo lo relacionado con la naturaleza y todo eso de cosas misteriosas, así que aunque no pudiera darle el misterio, le daría la naturaleza.

Ahora solo tenía que esperar que Gulf llegara a casa para decirle, y teniendo en cuenta que le había escrito que vendría después de almorzar con Mild, aún tenía tiempo.

Se dirigió hacia su habitación en donde inició a empacar su equipaje teniendo en cuenta todo lo que le haría falta en ese lugar, aunque si era sincero, no era como si tuviera que llevar demasiado porque al final iban a un alojamiento.

Se entretuvo empacando todo tranquilamente, aunque no almorzara, porque la verdad era que no tenía hambre alguna.

Estaba terminando casi su equipaje cuando su teléfono recibió la notificación de mensaje, pensando que era Gulf, lo tomó rápidamente para responderle lo que sea que su esposo quisiera comunicarle.

Frunció el ceño ante el mensaje porque era de la compañía de seguridad en donde le comunicaban que tenía que terminar algunos trámites si quería que el servicio se instalara a la hora que había indicado antes.

No tenía tiempo de lidiar con todo ello, así que solo le reenvió el mensaje a su jefe de seguridad para que este se encargara de ello. En ocasiones como esta, agradecía tener personal para poder evitar estas situaciones.

— ¿Por qué haces equipaje? Ya me quieres abandonar —Mew levantó la vista de su teléfono para ver cómo Gulf estaba en la puerta con los brazos cruzados y con la cara deformada en lo que creía era enojo.

—Hasta que la muerte nos separa, cariño —Gulf solo sonrió y se adentró a la habitación, dándole un beso a Mew y ordenando la cama para acostarse en el poco espacio que tenía.

— ¿Y después de la muerte? — Mew dejo el celular en la mesita de noche e inicio nuevamente con su equipaje para poder terminarlo.

—Tú decides —Gulf frunció el ceño y se retorció en la cama para estar en una posición para poder verlo.

— ¿Yo? — Mew solo hizo un sonido de afirmación — ¿Cómo puedo hacer eso? — la sonrisa de Mew fue casi imperceptible, pero la había visto.

—Si no quieres estar conmigo en la próxima vida, será mejor que corras lo más lejos posible de mí y no me permitas conocerte, porque de lo contrario me volveré a enamorar de ti, quizás más fuerte de lo que estoy ahora y sabes lo que eso significa —el doncel fingió pensarlo antes de dar respuesta.

—Supongo a qué te refieres a que no me dejarías ir —Mew asintió nuevamente—. Debes estar muy enamorado de mí, qué doncel tan afortunado soy —. Mew terminó su equipaje y lo bajó de su cama para luego tirarse a la cama y darle besos en la mejía a Gulf.

—Lo confirmo, estoy muy enamorado de ti —Gulf sonrió en grande y se dejó mirar por Mew.

El doncel ahogó risas bajas ante las acciones de Mew, quien estaba muy ocupado buscando los lugares que podrían hacerlo reír.

— ¿Viaje de negocios? —preguntó cuándo Mee dejo de intentar hacerlo reír.

—No, tú y yo iremos hacia la hermosa Australia —Gulf levantó una ceja interrogante ante la información que Mew dijo aun cuando estaba en su cuello dejando suaves besos.

—Mmm, es algo ya decidido, así que no puedo objetar —Mew había logrado colar una de sus manos bajo la camisa de su doncel en donde le estaba dando caricias suaves a su cintura.

—Bueno, ya tengo todo listo, así que sé que te encantará a dónde planeo escondernos a ambos para evitar todo ese papeleo y cosas de la corte que seguramente nos llegarán en los próximos días —Gulf gimió descontento ante el recuerdo.

—Había olvidado por completo las demandas —Mew no dijo nada, solo salió del cuello de Gulf dando suaves besos hasta que quedó cara a cara con el doncel, dándole suaves besos.

—Lo sé, los abogados me llamaron cuando te desentendiste del asunto y fue cuando me enteré de todo, pero no tienes que preocuparte porque ya he dado instrucciones. Además, quiero evitar todo el lío inicial y qué mejor que estar fuera del país siendo imposibles de contactar —era cierto, se dijo Gulf.

Harían averiguaciones iniciales en las cuales estarían obligados a estar en juzgados, en donde les tomarían decisiones hasta los consejeros.

Era un mero tecnicismo que pretendía encontrar el más mínimo error que podría hundirlos o darles la ventaja y solo se realizaba en casos de gran escala como las demandas que se estaban llevando a cabo.

Aunque antes de esto, la corte enviaba una notificación en donde tenía que llegar hasta sus manos; sin embargo, si estaban fuera del país y ellos no se enteraban de la cita que tenían en la corte, fácilmente los abogados podían sustillos.

Claro que para esto tenían que tener ciertos documentos para representación, lo cual ya había sido tramitado y solo esperaba en la oficina de Mew para poder ser firmados.

—Suena sórdido —dijo el doncel.

—Podemos hacerlo sórdido —fue la respuesta de Mew.

La aventura en Australia resultó diferente y muy divertida.

Claro que era muy divertida, además no todos los días podías ver a un hombre como Mew en medio de la selva practicando joya y meditación salvajes como este los había apodado.

La estancia en el lugar era muy placentera, tenían una habitación con una cama preciosa y enorme, además de que podían observar desde su habitación la perfecta naturaleza.

Habían pasado muy buenos momentos en la habitación también en la ducha, que fue un acto mucho más sórdido.

Habían tomado una ducha juntos antes de poder ir a la cama, sin embargo, el cuarto de baño tenía una pared completamente de vidrio desde donde podrías ver la naturaleza, aunque también había cortinas especializadas que ocultan la vista, ya sea desde adentro o desde afuera.

Sin embargo, en ese momento ambos habían estado calientes y cuando sucedía, toda su cuadra se iba a la mierda.

Lo cual pasó y se olvidaron de que las cortinas estaban abiertas, por lo cual podían ver desde adentro, así como los de afuera, los podrían verlos a ellos.

Claro que no se percataron de ello hasta que Gulf estuvo contra la pared de la ducha y Mew embistiendo en su interior.

Para su mala suerte, la iluminación exterior no era buena, pero tampoco era tan mala, por lo cual podrían ver si ahaja alguien afuera, lo cual así fue.

Desde un ángulo que se podría apreciar todo, había una persona a la cual no le podían ver el rostro porque llevaba un pequeño sombrero que creaba las maneras adecuadas para no reconocerlo.

Pero lo importante es que podía verlos y no que viera solo la espalda de Mew o la de Gulf, no lo que esa persona veía era un costado de sus cuerpos completos y cómo se llevaba a cabo todo el acto.

Había sido tan vergonzoso, se dijo Gulf, porque en sus planes no estaba que lo encontraran en un momento de pasión muy satisfactoria, debe decir, pero eso no tenían que saberlo los demás.

Claro que no esperó que a su marido le encantara ser un exhibicionista porque sabía que lo había disfrutado. Era claro que Mew lo negaba fervientemente, pero por la forma en como el pene se le había engrosado más dentro de él, Gulf lo sabía mejor.

Pero esos solo fueron detalles, porque también disfrutaron de otras actividades, como ir a pasear por ciertos lugares que claramente eran peligrosos, aunque tenían guía y un Mew sobreprotector, así que todo estaría bien.

A pesar de todo el cuidado de Mew, no evitó que tuviera un accidente que resultó en una torcedura de muñeca que era leve y solo tenía que tener cuidado de no agravarla en lo que sanaba.

Ese fue el único aspecto malo de sus vacaciones, de lo contrario podía estar muy feliz de tener una serie de fotografías exquisitas que le permitirían tener inspiración en algunos diseños que tenía un poco estancados desde quizás hacia años.

Y aunque tenía esa molestia en su muñeca, ambos habían asistido a las clases que se habían anotado. La primera había sido sobre meditación, la cual sí pudo realizar perfectamente; sin embargo, la segunda era yoga.

La cual era claro que no pudo llevar a cabo, al menos las primeras posturas que no forzaron su mano las logró realizar con éxito; sin embargo, ahora estaban en cosas más complicadas.

No pudieron salirse de las clases porque ellos querían tener la experiencia completa, lo que los llevó a ambos a tener que quedarse y, por lo tanto, ahora Gulf estaba muy divertido de lo que sucedía.

Mew estaba en su tapete especializado para yoga y con ropa deportiva haciendo la postura del gato y, aunque era algo normal para Gulf, era tan divertido ver a su marido de esa manera.

Era divertido ver cómo arqueaba su espalda y sacaba trasero, así como levantaba su espalda intentando hacer otro arco y cómo comprimía el abdomen y el trasero.

Lo más gracioso eran las caras de resignación que tenía en cada una de las posiciones que practicaba y en esta Gulf podría decir que era como un gato erizado o uno resignado.

El sudor le corría en finas gotas por la cara y estaba seguro de que nunca había visto ese nivel de sufrimiento con el yoga. Quizás se debía crear algún requisito de llevar a tu hombre al yoga.

—Inhala y exhala para que tomes el oxígeno puro de la naturaleza —Mew lo fulminó con la mirada y Gulf solo tomó un paño para secarle el sudor de la cara.

—Sera mejor que te alejes de mí en este momento —Gulf soltó una risa porque justo cuando lo hizo se arqueó hacia arriba, pareciendo un gato enojado.

—Alinea tus chacras y se uno con la naturaleza, siente la energía positiva y saca la energía negativa —Mew intentó callarlo dándole un manotazo, pero eso lo desequilibro todo.

Fue una verdadera lástima que los músculos de Mew estuvieran tan tensos que se habían vuelto sensibles por su uso prologando y que intentara poner casi todo su peso en un brazo. Fue el final.

Su brazo lo resintió temblando violentamente para al final ceder junto con el resto del cuerpo de Mew que colapsó hacia adelante y fue una suerte que pudiera maniobrarse para no golpearse la cara, aunque al final terminó casi dando una reverencia.

Tenía el pecho pegado al tapete y la cara muy cerca del piso, también contorsionada en dolor, así como también en vergüenza, y claro que no hizo falta agregar que todos lo veían por la risa escandalosamente nerviosa que soltó su doncel.

— ¡Oh por el amor a todo lo sagrado! —la instructora del yoga graznó evidentemente escandalizada acercándose hacia Mew —. ¿Se encuentra usted bien? —dijo intentando ayudarlo a levantarse, pero Mew no ayudó ni un poquito porque se sentía como peso muerto.

—Te dije que debías sacar la energía negativa —fue el comentario de Gulf que había erizado de alguna manera a la instructora.

— ¡No es momento de realizar bromas! —la mujer le había ladrado con la cara demacrada en preocupación.

Gulf observó a la mujer y frunció el ceño porque no era muy profesional su manera de actuar. ¿Qué le importa si Mew se caía o se rompía la maldita mandíbula? Era demasiada preocupación.

—Es solo un comentario —le dijo entrometiéndose y dándole un empujón con su cadera para que dejara de contaminar el espacio personal de su marido.

— ¿Estás bien, amor? ¿Te duele algo? ¿Necesitas mi ayuda? — Mew gimió ante las preguntas, escandalizado por si había muerto.

Que Gulf se mostrara preocupado y preguntara con ese tono dulce y asustadizo solo podía ser posible en el cielo o el infierno y para ello tendría que estar muerto.

—Morí sin lugar a dudas —.Gulf le frunció el ceño, pero no pudo decir nada cuando la instructora la tomó del brazo alejándolo en donde termino sentado sobre su propio tapete de yoga para luego con fuerza que quien sabe de dónde sacó le dio la vuelta a Mew, dejándolo sobre su espalda casi como estrella de mar.

A Gulf no le gustó en lo más mínimo cómo la flacucha lo había apartado y tampoco como Mew colaboró para que esta pudiera darle vuelta tan fácilmente. Como si se abriera a una nueva realidad, entendió que a la mujer le gustaba Mew.

¡¿Acaso no veía que estaba casado?!

¡¿Quería volverse una romper hogares?!

Al imaginarse ello, negó fervientemente y su mirada se dirigió hasta la mujer que quizás sintió que le perforaba el cráneo porque se giró y lo observó hasta pararse y colocarse las manos en la cintura.

—No me parece apropiado que trate de esa manera tan vulgar a uno de nuestros huéspedes, es una suerte que el este soltero o podría haber causado confusiones con sus palabras —Gulf, medio sentado entre su tapete y el piso, la observó con el ceño fruncido.

Ella había omitido que Mew llevaba un anillo de matrimonio, pensó observando la mano de Mew y casi se le saltan los ojos cuando notó que no lo llevaba y dirigió su mirada a su mano en donde tampoco había nada.

Se iba a escandalizar, pero recordó que tuvo que retirárselos porque por el accidente que habían tenido con su muñeca era muy posible que se le hincharan los dedos y bueno, no quería tener que cortar luego sus anillos porque no le circulaba sangre.

Y Mew había dicho que no llevaría nada de joyería porque temía perderla en medio de la selva. Claro que no imagino que el yoga se llevaría en algo parecido a un medio puerto en medio de un mugroso estanque, lago o lo que sea, pero al menos era natural.

—Tampoco es apropiado que este de zorra moviéndole la cola a un pobre herido —la instructora lo miró despectivamente y Gulf se levantó porque estar en esa posición lo volvía inferior.

— ¡Cómo te atreves! —La mujer dio un paso adelante para confrontarlo o golpearlo, no lo sabía, pero se puso alerta y se enojó.

Levantó la mano y la impactó en la mejía de la esquelética instructora y para cuando se dio cuenta de lo que hizo jadeo de dolor al haberla golpeado con la mano lastimada.

— ¡Gulf! —le siseó Mew levantándose de su comodidad.

— ¡Juro que fue sin querer! ¡Tú mala energía me poseyó! —Antes de que Mew pudiera responder, la mujer le devolvió el golpe.

Fue tan teatral que incluso su cara fue volteada por el golpe y jadeó en el dolor que se esparció, llevó su mano hasta su mejía y observó a la mujer que lucía triunfante.

¿Cómo se atrevía esa lunática esquelética a golpearlo? Podía aceptar que era cierto que él la golpeo primero, pero en su defensa coqueteó con su marido.

Sin embargo, aun así, ¿cómo pudo hacerlo? Ella trabaja en un lugar prestigioso y tenía que tener tolerancia, es decir, los clientes no siempre serían amables y no podía andar golpeado cualquiera, pero con él quizás se le fue todo lo aprendido.

Aunque ahora ya era tarde porque estaba enojado y esa no era su mejor versión.

—Eres una perra vengativa que necesita purificarse —la mujer, estando indignada así como también enojada, le dio otro golpe.

Bien, uno podría aceptarlo, pero dos, ¡jamás! Lanzó un grito al aire y tomó del cabello a la mujer que se atrevió a golpearlo dos veces. ¡Dos!

La instructora siguió gimoteando y dándole manotazos así como pellizcos para que la soltara, pero no cedió ante ella.

Se necesitaría mucho más para que decidiera soltar el agarre de hierro que tenía sobre ella; sin embargo, ambos se movían por el lugar para su absurda pelea.

O al menos fue hasta que ella le pateó la rodilla para que cayera y lo soltara, cosa que funcionó, pero a qué costo.

Esas prácticas eran de psicópatas.

No pensó muy bien sus siguientes acciones, pero su mente solo pensaba en vengarse, su mente estaba en el arte de la venganza y solo actuó solo que esta vez más consiente.

Aun con su rodilla adolorida la empujo quizás demasiado fuerte y pensó que hubiera sido mejor controlar la fuerza porque ella era muy esquelética.

Fue tanta la fuerza que aplicó que la pobre instructora con mala energía terminó gritando y cayendo al agua mugrosa y bueno, al menos tuvo la decencia de lucir arrepentido, claro que eso fue cuando nadie lo observó.

— ¡Gulf! ¡¿Qué hiciste?! —El doncel solo se dio media vuelta y lució inocente.

—El empuje muy fuerte —Mew lució alterado y se acercó lo suficiente para ver cómo la pobre mujer iniciaba a salir del agua e intentaba nadar a la orilla.

—La pudiste matar, estas aguas podrían tener pirañas, ¡pirañas! — Gulf solo bufo ante ello.

—Estamos en Australia, no en América del Sur —bufó, pero antes de que ellos pudieran pelear observaron cómo todos corrían a ayudar a la esquelética mujer de yoga.

—Ni siquiera podemos descansar cómodamente unos días sin que tengamos problemas —Gulf lució en verdad culpable ante ello.

—No sé si eso es una indirecta a que soy una persona problemática —Mew abrió la boca para decir que, en efecto, no era así, pero ya no tenía ánimos de mentir por lo cual decidió ser sincero.

—La verdad sí, pero sabes que así te amo —Gulf frunció el ceño sin decir nada.

—Bueno, al final nadie es perfecto —Mew solo sonrió.

Nunca se arrepentiría de pasar sus días con Gulf, siempre era divertido.





Creado: 30/03/2024

Publicado: 25/05/2024

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