13

Gulf estaba petrificado dentro de su bañera y se sentía casi como un muñeco.

Desde que Mew había practicado corrido a las empleadas, este no había abierto la boca para decir nada y, cuando se refiere a nada, no bromeaba. No se le salía ni siquiera una respiración alta.

Él tampoco había dicho nada, porque la verdad su cabeza daba vueltas en cómo poder explicar lo sucedido tanto que, cuando Mew había terminado de retirar todas las espinas y curar los rasguños, él no había emitido ninguna queja.

En ese momento había pensado que seguramente el momento en el cual lo regañaría o explotaría por cómo tenía el semblante, sin embargo, fue todo lo contrario. Lo había tomado en brazos y lo había llevado a la cocina en donde tomó ese papel plástico trasparente y se lo había colocado por todo el brazo y manos vendadas.

Lo estaba impermeabilizando y sus brazos no se habían podido mover por lo rígido que tenía el plástico. Luego de ello, lo volvió a tomar en brazos y lo llevó hasta la habitación para ser más específicos en el baño.

Mew se había quitado la chaqueta y había dejado caer el agua tibia en la bañera que estaba en donde se encontraba.

Le había lavado el cabello y todo el cuerpo con tanta delicadeza que puso nervioso a Gulf porque era raro. No sabía por qué, pero el sentimiento era como si alguna vez hubiera tenido un trato similar y era raro porque nunca lo había recibido.

Cuando terminó su baño, lo había secado y vestido para luego llevarlo a la cama, en donde solo le dio un suave batido proteínico que calmaría su hambre, aunque se preguntó cómo exactamente supo que, luego de una borrachera, su estómago no aceptó nada que no fuera un batido proteínico, aunque lo dejó pasar.

Lo dejo metido en la cama arropada y cómoda.

—Hablaremos cuando despiertes —fue todo lo que dijo, dándole un beso en la frente.


Mew salió de la habitación en donde por fin pudo dejar que su cuerpo se llenara de tensión. Parecía que cada vez que dejaba un momento solo a Gulf, este terminará en problemas.

Era como si el doncel fuera un imán de problemas y de alguna manera él fuera su escudo contra ellos. Se dirigió hacia su despacho, en donde se tiró a su silla, masajeando su nariz.

Además, él tenía mucho que hacer con respecto al doncel, había tenido sus inseguridades, aunque al final había decidido mejor leer el reporte que tenía quien sabe desde cuánto en su habitación.

Se recostó en la silla observando el techo, dejando que su mente se aclara, porque nunca pensaba bien si estaba alterado y generalmente terminaba haciendo estupideces.

Notó que le habían acumulado el correo y entendía que tenía que revisarlo en su escritorio, solo le colocaban el correo que iba dirigido hacia él en específico, es decir, todas las cuentas necesarias de la casa se dirigían al encargado del personal, quien era el único que manipulaba su correo.

Lo tomó y se dijo que lo mejor era aburrirse con todas esas cosas aburridas y así calmarse de la imagen de Gulf ensangrentado. Todo su correo eran cosas insípidas de negocios o situaciones que intentaban hacerse personales.

Cuando terminó de revisar su correspondencia en lugar de estar despejado, estuvo hastiado porque solo era un montón de mierda que no había hecho nada de lo que debía de haber hecho. Lo peor era que aún le quedaba un paquete.

Estuvo tentando tirarlo a la basura sin abrirlo, pero nunca se debería dejar nada al azar, no cuando se trataba de cosas básicas.

Tomo el paquete frunciendo el ceño cuando noto que no tenía remitente o algo distintivo, solo era una caja de cartón café común y eso no le agrado. El estómago se le retorció con preocupación y rápidamente abrió el paquete, quedándose petrificado.

Reconocía perfectamente lo que era. La seda fina y preciosa que estaba dentro era un paño, un cuadrado perfecto que estaba manchado de sangre seca y en el borde de una de sus esquinas tenía el nombre de Gulf.

Era uno de esos paños antiguos que se utilizaban en las bodas para confirmar consumo con el tomar la virginidad de las novias y novios donceles, pero lo que le causó repulsión era la nota escrita a mano con una letra pulcra.

"Siempre me pertenecerá aunque esté contigo"

Era claro que el mensaje iba dirigido hacia él y se refería a Gulf obviamente. La sangre se le heló en las venas al pensar que, en efecto, lo que veía era la prueba de lo que alguna vez fue la virginidad de Gulf.

No tocó nada del interior, su instinto le decía que no lo hiciera y, aunque no se confiaba en él, por esta ocasión, decidió hacerle caso.

Dejó el paquete abierto en su escritorio e inició a revisar todos los lugares donde guardaba los documentos. Si el informe de la investigación de Gulf había sido dejado en su oficina en algún momento, tuvieron que ser archivados o puestos en cualquier lugar.

Dejo un reguero de papeles por estar buscando lo que en verdad le importaba, y cuando lo encontró, tomo rápidamente asiento e inicio a leer. Sus ojos volaban sobre las páginas que su jefe de seguridad le había proporcionado.

Cuando pudo leer las últimas palabras, no estaba seguro de cómo sentirse, ¿irá? Por supuesto que la tenía. ¿Desagrado? Claro que sí, ¿impotencia? Podría decir que esto era lo que más le pesaba.

El informe era prácticamente una revelación de hechos sobre la vida de Gulf, aunque no desde su infancia, porque no había ido tan lejos, solo había pedido reporte del motivo por el cual fue dejado.

Leyendo el informe se sintió como un idiota, él había estado saliendo con Gulf. Se habían conocido por mera casualidad y, en fortuna, ambos estaban en el mismo plan.

No se dijeron apellidos ni tampoco sus ocupaciones, porque al final ambos estaban de vacaciones. Bueno, al menos en lo que estaba Gulf, solo había estado visitando el lugar para tomar fotografías y tomar inspiración.

Eso no había importado, porque habían estado tonteando el uno con el otro hasta que la estadía de Gulf se acabó y Mew lo siguió. Habían seguido tonteando alrededor del otro hasta que se tornó serio.

Al final terminaron saliendo y, aunque resultara difícil de creer, no habían hablado acerca de su familia, pasado o cualquier situación que les dijera algo muy profundo sobre ellos.

Habían sido espectaculares juntos; sus personalidades, a pesar de ser tan diferentes, eran compatibles. Además, el sexo era increíble. Sabía que Gulf no era virgen cuando estuvieron la primera vez juntos y no era un cavernícola que le tomaba importancia a ese hecho.

No importaba quién hubiera sido porque formaba parte del pasado mucho antes de que se conocieran; sin embargo, siendo el paño lleno de sangre y lo que podría significar algo, le dijo que las cosas no estaban bien.

Temía que quien había secuestrado a Gulf fuera el mismo que le había enviado el paquete, lo que quería decir que era muy posible que este tipo viniera persiguiendo a su doncel desde hacía mucho.

En el informe se le decía que su dulce Gulf había sido secuestrado y mantenido cautivo por al menos semanas, en las cuales él se había hecho una mierda pensando que había sido dejado. Cuando los policías lo habían encontrado, había estado inconsciente, lleno de moretones, aunque no habían encontrado rastros de violación o de indicadores de que hubiera habido relaciones.

Aunque nunca pudieron cerrar el caso, considerando que el lugar en donde se había encontrado a Gulf había sido rentado por una empresa fantasma que era operada por alguien que había muerto hace unos diez años y dentro del lugar no encontraron nada referente a quién había sido el criminal.

El lugar había estado tan limpio que lo único que recogieron eran las marcas de los productos utilizados para limpiar el lugar. Que debe destacar eran productos comunes y corrientes accesibles a todo.

Sin embargo, aún estaba Gulf, quien para mala o buena suerte no recordaba nada. Según decía en los informes, su pobre doncel había estado tan mal que su subconsciente bloqueó todo lo relacionado con ello y, por ello, al parecer, lo había olvidado.

Mew no tenía idea de por qué su falta de memoria se había extendido incluso semanas antes de que ellos se conocieran y sabía que debía de haber una explicación.

Claro que esto se le resolvió solo pasando página. Había una consulta hacia un psicólogo y a un psiquiatra muy reconocido que decía que si Gulf hubiera estado sometido a ciertas situaciones que le recordaran a su periodo de tiempo secuestrado antes de serlo, era muy posible que su mente bloqueara también esos recuerdos.

También decía que era un mecanismo de defensa para autoprotegerse de una verdad dolorosa y con ello Mew tuvo una mala idea que no resultaba del todo descabellada.

¿Y si Gulf hubiera sido acosado? Eso explicaría por qué había bloqueado tantos recuerdos antes de su secuestro o si al menos hubiera conocido a sus secuestrados antes.

Decidió no continuar demasiado con esa línea de pensamientos, porque al final el único que podía decirles la verdad era Gulf, el cual no se encontraba en condiciones de hacerlos.

Si era cierto lo que su mente pensaba, estaba muy claro que probablemente el paquete que había recibido sería el primero de muchos más y eso le preocupaba.

No tenía que solo cuidar la integridad física de Gulf, lo cual estaba haciendo con el doble de los guardaespaldas de los que él personalmente tenía, pero también le preocupaba su integridad mental.

Gulf no estaba bien, era más que claro, tenía crisis de pánico esporádicamente, así como ansiedad demasiado frecuente a su parecer y por la forma en la que lo encontró estaba seguro de que había detalles más que desconocía.

Quería que Gulf tuviera ayuda, ya sea psicológica o psiquiatra. No importaba cuál de los dos con solo que lo ayudaran, pero no podía obligarlo a ir.

Necesitaba hablar rápidamente con su seguridad para estar preparados. Necesitaba proteger a Gulf de quien fuera y no se podrían límites en ello.

La habitación en la que se encontraba era preciosa, tenía grandes ventanas corredizas; sin embargo, a pesar de que abrían, solo se podían dar unos cuantos pasos en el balcón.

Había un pequeño balcón que tenía barrotes de hierro en donde nada podía salir o entrar, pero si le daba vistas a un precioso jardín, así como también aire fresco, podía ingresar.

Había una cama enorme con dosel con sus sabanas color crema importadas, así como al pie de la cama un pequeño futón con hermosos cojines.

La decoración era un tanto austera porque estaba pensada para que quien la habitara no pudiera encontrar nada para intentar salir de la habitación o del lugar en sí.

El hombre en la habitación vestía jeans desgastados y una camiseta azul y pasaba los dedos superficialmente por la cama con cada paso que daba. Recordaba cómo su chico no había podido llegar hasta la habitación.

Salió cerrando la puerta de la habitación tan relajado. La casa estaba sola por el momento y así sería hasta que tuviera a su chico en donde pertenecía.

Se dirigió hacia su habitación, donde se dirigió hacia una habitación extra que había mandado a construir, donde se ingresaba desde su habitación. La puerta tenía una cerradura muy sofisticada que no dejaría entrar a nadie que no fuera él.

Ingresó su huella, luego de ella un código hasta para el final, que era un análisis óptico. Las puertas pesadas se abrieron, revelando no un cuarto oscuro que poco a poco se fue iluminando.

Dentro de esa habitación había en exhibición objetos comunes que iban desde pequeñas baratijas de origen desconocido hasta cosas más personales como lencería masculina.

Era de alguna forma su santuario, incluso en una de las cajas de vidrio había un pequeño paño blanco de seda que estaba manchado de sangre.

Ese había sido el paño sobre el cual había tomado la virginidad de su chico, y lo que había enviado solo era una representación muy realista realizada a detalle de la original.

No le entregaría algo tan valioso a ese bastardo; sin embargo, quizás era hora de recordarle a su doncel que le pertenecía.

Al final había unas cajas perfectamente apiladas y rápidamente tomé la que estaba sobre la cima y tomé asiento en un pequeño sofá dejándola caja sobre una mesita pequeña.

En el interior había fotografías de su doncel que lucía perfecto paso de los dedos por el contorno de la fotografía. Y pensar que estaba en camino a perderlo si no actuaba.

Perderlo significaba perder tantos años de trabajo y eso no era aceptable. Una sonrisa se posó en su cara al recordar el tiempo con el doncel.

El recuerdo más preciado había sido tomar su virginidad. Había sido el primero en su vida y quería mantenerlo de esa manera, aunque ahora sabía que no era posible porque su chico estaba casado y seguramente ya había sido tomado por su marido.

Eso no le gustaba, pero aceptaba que solo era un entorpecimiento en sus planes, que se le olvidaba fácilmente al recordar a su chico en su primera vez.

Había estado tan perdido en su placer y lo había tocado por todas partes que ahora mismo podía sentirlo en su piel a pesar de que hubieran pasado años.

Recordaba que su gimoteo de dolor cuando estuvo dentro en ese apretado calor resbaladizo fue casi la gloria, porque la gloria sería haberlo tomado cuando tuviera su anillo en el dedo.

Pero al parecer todos se le adelantaban porque nunca obtenía nada, realmente nada, y eso le enojaba.

Continuó viendo las fotos y llegó hasta una en donde su chico estaba muy sugerente. Sabía que nadie se atrevería a tocarlo porque era suyo. Sabía los lugares que su doncel sabía frecuentar, por lo que había tomado medidas para que lo respetaran.

Solo de pensar que en poco tiempo tendría a su chico era muy feliz, solo necesitaba deshacerse de Suppasit, ese era su gran obstáculo.

Pero a pesar de estar dispuesto a enviarlo al infierno, tenía que tener cuidado porque no era un simple hombre como los otros. Este era un hombre muy bien conectado que también tenía familiares poderosos más que bien conectados en las grandes esferas.

Sería difícil deshacerse de él sin tener sospechas, pero también era cierto que no era imposible, solo tenía que tener planeación y ejecución perfecta.

Solo variables que podría controlar y todo sería como quería.

Gulf sería suyo.

Mew Suppasit desaparecería de la ecuación.

Sea de cualquier manera.






Creado: 09/03/2024

Publicado: 25/04/2024

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