Mew nunca pensó sentir tanta incomodidad y nerviosismo en su vida, él era un hombre adulto que había cerrado grandes tratos con personas muy difíciles de complacer y sin embargo, aún estaba nervioso en esta situación.
—Estoy esperando Suppasit —decir que cuando escucho su apellido en la boca de su madre supo que no tendría escapatoria estaría mintiendo, por lo que decidió soltar la lengua así que acomodándose en la silla tomo su decisión.
—Pregunten lo que deseen —sus padres se vieron entre sí y asintieron y su madre fue la responsable de iniciar el interrogatorio.
— ¿Qué sucedió ese día en la biblioteca? —Mew soltó un sonoro suspiro ante lo preguntado e inicio a narrar todo.
Lo narrado iba desde el inicio del problema hasta que termino en golpes fuertes y contundentes, cuando termino con su relato sus padres se veían entre ellos pensativos como si deliberaran que decisión debían de tomar.
—Has considerado decirle tal vez la verdad ¿Si es cierto lo que nos has dicho no creo que sea prudente mantenerlo oculto? —Mew los vio con el ceño fruncido sin embargo no dijo nada más solo se quedó pensativo.
—Esa no es una opción, si a mí en lo personal me dijeran eso sería más que claro que llamaría a la policía, sin embargo él es diferente y no tengo la más mínima idea de cómo reaccionara —los labios fruncidos de sus padres le decía que no estaban de acuerdo, pero era la única opción.
Gulf era su esposo, su doncel, no obstante no sabía cómo tomaría la noticia, en lo que llevaban conviviendo noto ese carácter cauteloso así como también que solía tener reacciones algo violentas, no podía darse el lujo de decirle la verdad y que con ello lo pudiera perder esta vez para siempre.
Teniendo eso en mente observo a sus padres que seguían viéndolo fijamente así que sin decir nada solo se levantó y prácticamente salió huyendo de la casa.
En algún momento había llegado hasta su casa, casa en la cual también vivía su esposo que por alguna razón no estaba ahí, dejo salir una risa carente de humor. Incluso sin haberlo perdido sentía que ya lo había hecho, además en cierta forma sabía que era verdad.
Con todo tipo de pensamientos causados por revivir la historia se dirigió hasta la licorería en donde no se tomó la molestia de buscar un vaso y mucho menos hielo, así que solo tomo la botella más cercana sin importarle que tipo de licor fuera.
El primer trago le quemo la garganta, pero aguanto valientemente y siguió tomando hasta que el fuerte sabor lo exhalo por sus fosas nasales, con ellos volvió a reír pensando en su patética existencia en el plano amoroso.
Amaba a Gulf tanto como para cometer locuras y el hecho de que estuviera casado con el doncel era prueba de ello, sin embargo eso no hacía que Gulf lo amara ¿Era tan difícil? En sus planes estaba enamorar al doncel poco a poco sin embargo nada era como planeaba.
A horas de que se hubiera casado Gulf había huido de la habitación de hotel y luego terminaron en una terrible posición y que decir de cuando se había escapado del país, muchos podían ver eso y tildarlo de muchas cosas sin embargo solo estaba intentando conservar al chico que amaba a su lado así como también lograrlo enamorar.
Si Gulf pudiera tenerle al menos cariño él se enfrentaría nuevamente al mundo por él, con ello tomo nuevamente de la botella tanto que se la termino. Observando la botella en su mano vacía le recordó aquellos días en los cuales era habitual que tuviera en el cuerpo más alcohol que comida en su estómago.
Lanzo la botella que se hizo pedazos en la pared y el estruendo logro sobresaltar a las empleadas que lo habían visto ingresar al lugar bastante alterado. Ellas estaban más que consientes del duro momento que había sufrido su señor hace algunos meses y volverlo a ver de esa manera cuando se suponía que había dejado todo atrás y se había casado, así que fue una sorpresa.
Todas ellas se quedaron fuera de la habitación escuchando como las botellas y vasos eran rotos sin mencionar las risas sarcásticas y las palabras inentendibles que decía, sabían que seguramente era un desastre.
Haber presenciado la precaria caída de su jefe la vez anterior no había sido un proceso agradable y ahora tampoco era agradable, aunque esta vez su jefe parecía más desolado o decepcionado contrario a la vez pasada que era bastante violento no con ellos, pero lo habían aprendido de haber limpiado tantas veces la habitación así como de tanto reponer la licorería.
Para su alivio Gulf estaba ingresando a la casa y cuando las observo a todas nerviosas cerca de donde se guarda el licor no tuvo un buen presentimiento y cuando escucho el sonido de cristal rompiéndose se alertó.
— ¿Qué sucede? —pregunto a cualquiera que le diera una respuesta.
—Es el señor Mew, está tomando otra vez —el "otra vez" no se le escapó sin embargo si había tenido que lidiar con su familia de mierda no tendría por qué ahuyentarse con un borracho.
—No intervengan —fue todo lo que dijo antes de adentrarse en la habitación.
Solo con abrir la puerta sintió el típico olor a alcohol y arrugo la nariz con desagrado ante ello, cuando cerró la puerta para tener privacidad sobre el seguro desastre que era Suppasit se permitió observar la habitación.
El lugar que antes tenía botellas de licor colocadas estéticamente en las paredes ahora se podían ver sus lugares vacíos, camino suavemente en la amplia habitación notando como había restos de diferentes vidrios esparcidos en el suelo así también como una mancha de seguramente el licor que contendrían las botellas que estaban hechas trizas.
Siendo una habitación no solo para guardar licor, sino que tenía unos sofás para descansar al fondo de la habitación, así como también tenía un pequeño bar con diferentes utensilios para la preparación de cualquier trago.
Teniendo ya un panorama general de la habitación no encontró a Suppasit quien sospechosamente estaba en silencio desde que ingreso a la habitación, teniendo en cuenta que no había lugar en donde esconderse era claro que estaba detrás de la barra para preparar tragos.
Cuando inicio a caminar en esa dirección y los restos de botellas rotas crujieron bajo sus pies noto como Mew salía por unos cuantos segundos de su lugar, solo para tirarle una de las botellas de whisky de edición limitada que tenían décadas de fermentación.
Era una suerte que tuviera los reflejos lo suficientemente rápidos para esquivar la botella que había dado en la puerta causando un gran estruendo. La botella terminó como todas las demás, hechas pedazos.
Con suavidad reinicio su marcha teniendo cuidado de no pisar demasiados fragmentos de vidrio para evitar alertar a Mew quien al parecer estaba demasiado borracho para hilar pensamientos comunes.
Cuando por fin llego hasta donde estaba Mew lo que encontró era quizás no algo de un borracho sino de tal vez una ruptura amorosa llena de alcohol.
Con cuidado se sentó junto con Mew quien no se inmutó esta vez solo tomo de una botella que sostenía en una de sus manos y con la otra se limpió unas lágrimas y luego observaba la humedad en sus dedos con una sonrisa de ironía.
—Mew —su palabra fue suave y lenta para que comprendiera lo que decía,
No fue necesario hablarle más porque rápidamente levanto la cabeza y su vista lagrimosa tarda algo de tiempo en enfocarse sin embargo lo hizo, se enfocó en él.
— ¿Gulf? —su rostro era de total duda con el ceño fruncido intentando descifrar la verdad.
—Sí, soy yo. Tu esposo —como si le hubieran dicho que había ganado un premio su rostro se había mostrado con una gran felicidad.
—Eres tan bonito —le dijo delineando su rostro como si nunca lo hubiera visto o fuera en un largo tiempo que dejaron de verse.
—Debemos irnos de aquí —le dijo dejándose tocar por Mew.
— ¿Irnos? —le cuestiono deteniendo su toque —Si, irnos Mew. Debemos irnos de esta habitación —las lágrimas bajaron por las mejías de Mew.
— ¿Me dejarás? —le cuestiono observándolo — ¿Por qué siempre me dejas? —no se exaltó solo tomo nuevamente de la botella.
—Te amo, mierda en verdad te amo tanto, pero no es suficiente para ti porque me dejaste —volviendo a tomar de la botella evitando que Gulf se la arrebatara siguió en su desahogo —Tenía un anillo para proponerte matrimonio cuando viajáramos a París, pero me dejaste sin decirme algo, ni una mierda salió de tu preciosa boca solo me dejaste como si fuera basura desechable y cuando vuelvo a encontrarte es porque vas a casarte —la risa irónica mezclada con las lágrimas daban un sentimiento de pena.
Gulf sentía esa culpa que era irrazonable, sin embargo aun así la sentía incrustada como una espina en su corazón que no era consiente que tenía, pero ahí estaba esperando su oportunidad para hacerte saber de su presencia y él se estaba enterado en ese mismo instante.
Por alguna razón unas lágrimas bajaron por sus mejías y no sabía por qué ¿Mew le había pegado su locura? Seguramente era lo más probable, pero no podía dejar ese sentimiento de dolor, culpa, decepción y más que nada miedo.
Limpiando sus lágrimas observo como Mew lo miraba con el ceño fruncido.
—No llores no soporto que llores —Mew limpio las lágrimas que Gulf había dejado caer —No importa que te hubieras casado aún te amo y si quieres volver a mí siempre estaré esperando por ti —Gulf solo asintió y en un impulso que era casi bestial le dio un suave beso logrando que Mew suspirara por ello.
—Estoy casado contigo Mew —Gulf alzo su mano en donde se podía ver su anillo de compromiso y alianza de bodas —Estos son tus anillos, los pusiste en mí y el que tienes en tu mano lo puse yo —observo como parpadeaba observando sorprendido los anillos en su mano, luego observo la suya propia dándole una gran sonrisa de borracho.
—Eres mío ¿Mi esposo? —Gulf asintió y solo sintió los labios posesivos de Mew sobre los suyos.
—Te amo, te amo, te amo —era todo lo que Mew podía repetir y entonces Gulf decidió que era buen momento para intentar sacar a Mew de la habitación.
—Debemos salir de aquí, vamos a nuestra habitación —como si escuchar la palabra nuestra le animara se levantó rápidamente tambaleándose y casi cayendo de lo ebrio que estaba.
—Deja que te ayude.
Gulf tomo a Mew pasando su brazo por su hombro para que se sostuviera y ayudándolo a caminar salieron de la habitación, Mew llevaba una gran sonrisa como si fuera un gran premio.
— ¡Es mi esposo! —les dijo a las empleadas con un tono cantarín sin mencionar que beso su mejía suavemente.
Con cuidado subieron a las escalares con las empleadas detrás de ellos por si llegaban a caer, cuando llegaron a la habitación de Mew porque ellos tenían habitaciones separadas les agradeció a las empleadas y procedió a intentar dejar a Mew en su cama.
—Mi esposo —susurro Mew casi catatónico.
Dejando a Mew en su cama se dirigió hacia el baño en donde tomo una toalla y la coloco bajo el grifo dejando fluir el agua lo suficiente para humedecerla y luego la escurrió dejándola a su parecer perfecto.
Se dirigió nuevamente hasta la cama en donde inicio a limpiar suavemente el rostro de Mew quien estaba adormilado, luego de ello bajo por su cuello, soltó un suspiro cuando noto que la camisa tenía partes humedecidas de alcohol.
Podía ser un bastardo y podía admitir sin problemas que en ocasiones tenía esos deseos homicidas hacia Suppasit, sin embargo eran un matrimonio, un equipo y de vez en cuando se debían de hacer concesiones y sabiendo que él seria quien más las pidiera decidió que ser amigable con su esposo no era del todo malo.
Dejando la toalla sobre la cómoda inicio a desprender los botones de la camisa así que cuando por fin estuvo sin ella retomo la toalla limpiando suavemente el fuerte pecho del hombre, sin embargo también noto algo peculiar sobre sus costillas, tenía un tatuaje.
Curiosamente era el mismo tatuaje que él tenía un poco más pequeño detrás de su oreja, era una runa vikinga que expresaba el amor de un hombre a otro.
Era curioso que ambos tuvieran el mismo tatuaje sin embargo existían las coincidencias, terminando de limpiar las partes en donde había caído alcohol procedió a desabrochar los pantalones y luego deslizarlos por sus piernas hasta que llego a los tobillos.
Retiro los zapatos y hasta los calcetines para poder quitarle el pantalón, posterior a ello busco lo que se suponía era su pijama, sin embargo cuando intento ponérsela para su sorpresa Mew lo habita tomado de la muñeca y le había dado la vuelta dejándolo de espaldas en la cama con Suppasit sobre él
—Eres tan lindo —le dijo pasando la nariz suavemente por sus mejías como si fuera un pequeño cachorro restregándose en su amo.
—Lo sé —la suave y baja risa que salió de Mew lo desconecto por un momento.
Había escuchado muchas cosas sin embargo esa pequeña risa era tan real y a la vez tan conocida que dudo el saber cómo una risa de Suppasit era real, sin siquiera saberlo.
¿Habían pasado tanto tiempo juntos? ¿Su cerebro le estaba jugando alguna broma? Pensándolo bien no habían tenido tanto tiempo para convivir y no pasaron todo ese tiempo pagados para por lo menos conocerlo un poco, podía quizás ser su cerebro.
La segunda opción era lo más lógico porque estaba consiente que tenía problemas, ansiedad que rápidamente evolucionaba en crisis de pánico combinado con algún tipo de estrés postraumático.
Así que lo más seguro era que todo su cerebro se estaba nuevamente volviendo loco, si, sin dudas era lo que sucedía para estar creyendo cosas tan descabelladas, sin embargo su cerebro no tuvo tiempo de pensar que se volvía loco porque unos suaves besos en su cuello lo distrajeron.
—Hueles tan bien ¿Por qué hueles tan bien? —los besos continuaron y si era sincero eran bastante sensuales y agradables.
Los suaves besos cambiaron a suaves succiones que causo que los vellos de su cuerpo se erizaran ante las sensaciones, era adictivo la sensación de suaves succiones y sentir esa respiración caliente.
Cuando Mew dejo su cuello gimió en protesta sin embargo no pudo hacerlo demasiado porque sintió sus labios sobre los suyos, se sentían familiares así como también vagos. Era como si esos perfectos labios se hubieran quedado grabados en él y ahora volvían a reclamar lo que era suyo.
No quiso pensar en ello solo se concentró en ese beso, Mew aún lo sostenía, pero logro colar sus manos para acariciar su cabello y comerle la boca como deseaba.
El beso era bueno, muy bueno en realidad, porque sentía esa lengua dentro de su boca que hacía maravillas y su cuerpo se estaban calentando y no quería parar.
Mew lo dejo de besar y estaba jadeando con los labios hinchados ¿Será un dios del sexo? Se cuestionó y el hombre sobre él le daría la respuesta, cuando bajo dejando besos sobre su pecho hasta llegar a los pequeños botones café claro que estaban lo suficientemente erectos para tomarlos con los dientes.
Gulf gimió ante la sensación placentera, pero eso solo causo que Mew siguiera lamiendo y mordisqueando esos pequeños botones hasta que los dejo rojo y sensibles con un Gulf con la cabeza hacia atrás y con las piernas abiertas invitando a ser tomado.
Gulf estaba excitado y solo quería saciar ese deseo y esperaba que Mew fuera lo suficientemente rápido para saciarlo, una mano del mencionado se había movido hasta la entrepierna del doncel y rápidamente la metió en sus pantalones dando suaves toques que causaron largos gemidos en el doncel.
—Tómame, fuerte, duro y rápido —como si sus palabras activaran algo la mano de Mew se detuvo y prácticamente cayó sobre Gulf quien gimió en descontento al tener todo ese peso sobre él.
— ¿En serio? —el quejido de Mew le respondió con que era en serio.
Gulf solo se quedó desparramado en la cama procesando lo que había sucedido y un alto grito de protesta escapo de su boca porque en verdad se estaba volviendo loco, le había pedido a Mew es decir a Suppasit que lo tomara.
Lo había hecho justo como vil prostituta que debe recalcar seria de clase alta y muy exclusiva, sin embargo lo que importaba es que se había comportado como un cualquiera sabiendo que si Suppasit no hubiera quedado inconsciente se hubiera dejado hacer de todo.
Le hubieran dado como demonio en exorcismo porque si era lo suficientemente objetivo y realista sabía que Suppasit era uno de esos hombres que exudaban energía sexual y que por su experiencia eran buenos en la cama, incluso algunos podía decir que insaciables y por como había visto la mirada de ese hombre sobre su dulce y no tan inocente cuerpo sin duda no quedaría satisfecho solo con una sesión
Enojado consiguió mismo por estar tan desesperado para ceder en la primera oportunidad quiso patalear, pero Suppasit estaba en medio de ellas por lo cual sin nada de cuidado o consideración se lo quitó de encima, con esfuerzo debe agregar.
Cuando por fin salió de la cama noto que Suppasit estaba boca abajo en la cama así que con pocas ganas le dio media vuelta porque el hombre no tenía la culpa de que él fuera un calenturiento para dejarlo ahogarse.
Sin embargo también tenía la culpa por haberlo excitado, así que tomando el pijama que había dejado olvidada se la lanzo golpeando parte de su cara.
Salió refunfuñando de la habitación por ser tan fácil además aún estaba excitado así que el mismo debería de encargarse del problema ya mañana pensaría porque el sentimiento de haber convivió con Suppasit más de lo debido, así como su familiaridad.
Creado: 21/12/2023
Publicado: 04/11/2024
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