III: Omar (I)

Capítulo 3: Omar

«Tú di dónde»

Aquel mensaje giraba en mi mente. Contemplé la pantalla casi una eternidad, me costaba creer la acción qué cometí: invité a salir a un hombre. Sentí pánico, aunado a terror, recorría mi espina igual a corriente. Quedé en shock.

—¿Qué acabo de hacer? —me pregunté en tono bajo, pese a encontrarme a solas en mi oficina.

Decidí levantarme de la silla presidencial y caminar alrededor. Me apoyé contra el inmenso librero ubicado en la pared frente al escritorio, necesitaba nivelar la respiración. Un escalofrío volvió a sacudirme, tuve taquicardia en cuanto escuché una notificación que, sin duda, sería su respuesta. A pesar del pánico y horror que yo experimentaba, sonreí al leer su comprensivo mensaje:

Kevin: Sé lo difícil que debió ser para ti llegar a esta propuesta y aunque es mi cumple, quiero que tú estés cómodo.

Omar: gracias... empiezo a retractarme.

Kevin: 😂 nooooo! Esa no está entre las opciones que te brindaré.

Una risa boba me sorprendió. Estaba aterrado, pero ese joven fue bastante amable, jovial y comprensivo. Hablaba con él sin tapujos sobre aquello que experimentaba y él solía reafirmar el cambio notorio en los últimos años. Quizás, la homosexualidad ya no era tan mal vista como antes. Sin embargo, el miedo siguió, aunque al platicar con él, mi confianza aumentaba. Me atreví a mirar el celular después de un lánguido suspiro.

Kevin: Aquí van mis opciones😜

Kevin: 1- Algún sitio público que no suponga un riesgo para ti ya que te asusta que puedan vernos

Kevin: 2- Tal vez ir al cine, aunque para ser honesto, lo siento impersonal, quiero decir. Me gustaría conocernos más 😊.

Kevin: 3- Algún restaurante discreto que te guste.

Kevin: 4- Sabes qué? Con solo caminar por la playa, sería el mejor regalo de cumpleaños que he recibido😘

Una risita se me escapó. Era imposible de creer que, un muchacho en la flor de la juventud como él, escogiera pasar su cumpleaños con una ciruela pasa, solamente porque congeniamos por internet.

Omar: ¿Seguro? ¿No preferirías pasarla de fiesta con tus amigos?

La respuesta no llegó enseguida. Seguro aceptó mi propuesta sin pensar lo que representaba plantar a sus amigos.

Entonces, si decidía retractarse, me quitaba un peso de encima. Entendí a la perfección que era una fecha para compartir de fiesta entre amigos, mi propio hijo universitario rara vez paraba en casa. Sin embargo, la ansiedad creció dentro de mí por la ausencia de respuesta y una vez más me sorprendió una tonta risita.

—¿Qué me pasa? —me pregunté— Hasta parezco colegiala.

Enterré el celular en el bolsillo del traje. Presuroso, retorné al escritorio para continuar con mis asuntos.

La mañana transcurrió con normalidad en el trabajo: revisar papeleo, reuniones, casos, atender algunas llamadas y socios. No obstante, llegado el mediodía, mi celular sonó y me apresuré a mirar. Para ese momento, olvidé aquella conversación, pero de golpe retornó el terror al medio leer la notificación en la barra: "Así que prefieres asistir a mi fiesta de cumple, ¡genial!". Sentí desfallecer.

—¡Papá! —Oliver sonaba espantado y abandonó el umbral de la puerta, donde me esperaba para irnos a almorzar. Me sostuvo con fuerza por un brazo— ¿Qué ocurre? Te ves pálido.

Intenté hacerle ver que estaba bien, pero me obligó a tomar asiento en uno de los sofás y pidió a mi asistente una Coca-Cola porque de seguro era un bajón de azúcar. Yo no pensaba contradecirlo. Tomé la bebida en un tirón, aunque la efervescencia me rasgaba la garganta, pensé que ahogarme sería un buen modo para evadir aquellos planes.

—¿Te sientes mejor, pa? —preguntó Oli, preocupado, en cuanto le entregué la lata. Asentí con la cabeza en medio de un lánguido suspiro y él continuó—: ¿Seguro? Papá, podría llevarte al médico o quizás necesitas descansar, ¿vamos a casa?

—No, Oli, tranquilo —contesté con una sonrisa. Halé su cabeza para besarle la coronilla, quería calmarlo—. Estoy bien, hijo. Anda, vamos a almorzar.

La comida con Oliver y otro par de abogados transcurrió en completa normalidad, aunque por momentos sentí deseos de suspender con Kevin, me abstuve; pensé que las tres personas junto a mí podrían descubrirme. No volví a tocar ese aparato infernal hasta hallarme a solas en casa.

Acabado el almuerzo y por insistencia de Oli, le permití llevarme, pero me tocó ingeniármelas para convencerlo de regresar tranquilo al buró. Luego de corroborar la partida de mi hijo, volví al celular y una sonrisa nerviosa se hizo presente. Kevin envió un audio que solo reproduje después de tragar saliva, su voz grave rompió el armonioso silencio:

—Omar, no voy a presionarte, entiendo tu posición y si no estás listo para vernos, pues no hay problema.

Pese a hablarme en un comprensivo tono, como de costumbre, noté algo melancólica su voz, me sentí culpable. Un lánguido y pesaroso suspiro le escuché emitir antes de continuar:

—Lo más importante es sentirte cómodo con las decisiones que tomes, no soy quién para obligarte a salir, igual disfruto nuestras pláticas.

Me sentí mal luego de oírlo. Era cierto, el miedo me ganó con la propuesta de asistir a su fiesta, pero tampoco deseaba arruinar su cumpleaños, fue ese el motivo que me llevó a llamarlo:

—Kevin, lo siento —le dije, apenas contestó y ni siquiera le dejé acabar el saludo, estaba hecho un manojo de nervios—. Asistir a tu fiesta es demasiado, pero tampoco cancelé vernos. —Suspiré, tras mi acelerado parloteo. Después de un segundo que percibí como eterno, escuché su risa baja:

—Pues... ¡Genial saberlo, Omar! —Su emocional risita me contagió, pero una vez más temblé al escuchar sus siguientes palabras—: Antes de que te retractes, ¿dónde te veo?

—¡Me la pones dura! —Se me trabó la lengua en cuanto fui consciente del juego de palabras. Kevin no hizo más que reír en alto, sentí que cualquier color existente subió a mi rostro, me tocó disculparme a toda velocidad—. Qui-quise decir que me po-pones en una encrucijada, ¡estoy muy nervioso!

—Tranquilo —replicó, todavía entre risas—. Escucha, hay un bar genial y bastante discreto, se llama El Imaginarium, te enviaré ubicación y nos vemos allá, ¿te parece?

Acepté la propuesta luego de un suspiro y en cuanto finalizó la llamada, recibí un mapa en el cual descubrí con asombro la relativa cercanía a casa.

—¡Oh, es el barco de cristal! —expresé en bajo al ver las fotos del sitio, lo conocía de vista, pero jamás visité antes.

Sonreí con algo similar a capturas de vídeo, una de ellas me llevó a YouTube. La grabación, aunque de mala calidad, sin duda correspondía al lugar y en ella, bailaban sobre la barra un joven rubio de cabellos rizados y otro sujeto que por un momento me costó reconocer hasta caer en cuenta de que era el propio Mr. Fisher, famoso fotógrafo del mundo de la moda y artista de talla internacional. Quedé anonadado.

—Conque discreto —me dije en bajo. De nuevo volví a aterrarme. Dejé el aparato apagado en la sala para tomar una siesta reponedora antes de enfrentarme a la realidad después.

Eran aproximadamente las seis de la tarde, el teléfono de casa sonó junto a mi cama y desperté ante la insistencia para atender a un muy preocupado Oliver que, según comentó, llamó varias veces, pero recién conseguí escuchar. Por un momento me pregunté por qué Martha, mi ama de llaves, no atendió y luego recordé que era viernes; partió a casa con su familia por el fin de semana. Tan pronto saludé a mi hijo, suspiró aliviado y me dijo que iba a verme. No necesitaba eso, debía prepararme mentalmente para mi encuentro con el chico de la app.

Oliver se volvía sobre protector cuando Mike y Mari retornaban a sus lugares de estudio, pero más aún los fines de semana sin Martha, le preocupaba que yo me encontrase solo y algo horrible pasara.

—Hijo, tranquilo, solo dormía un rato —le dije calmado—. Anda con tu bebé y esposo, no te preocupes tanto.

—¿Seguro está todo bien? Es que, pa, te veías mal en la ofi...

—Relájate, hijo, anda. Un beso a mi bella nieta y saluda a Armando.

Apenas finalicé la llamada y un lánguido suspiro dejé escapar antes de empezar a prepararme. Me sentí tan nervioso que ni siquiera nivelé la temperatura del agua, el chorro helado recorrió mi cuerpo y salté como gato espantado. El susto me mantuvo en estado de alerta por largo rato.

—¿Qué se supone que debería usar para una cita con un hombre? —me pregunté en el vestidor. Una especie de corriente recorrió mi columna, asaltado por el miedo— ¡Qué no es una cita!

Tomé un jean cualquiera, una camiseta negra y mis botas. Una vez listo, caminé a la salida y agarré la chaqueta del perchero antes de cruzar. Dada la cercanía del sitio, abordé la Harley. El rugido del motor, aunado a la vibración, me arrancó una sonrisa, era como si solo con oír a mi bebé consiguiera un poco más de confianza.

No obstante, en cuanto llegué al bar, por largo rato permanecí a las afueras de aquella fachada similar a una embarcación, vi desfilar hacia el interior a diferentes personas con estilos clásicos como extravagantes y una vez más tragué en seco, temeroso de lo que aquellos cristales ahumados ocultaban. Solo conseguí divisar el juego de luces multicolor del interior.

Dejé escapar un lánguido suspiro antes de atreverme a ingresar.

Fui sorprendido por un cartel de bienvenida donde leí: "Libérate en El Imaginarium y shhh" y bajo el mensaje, la prohibición de los dispositivos electrónicos; un hombre de seguridad me brindó una llave para resguardar mi aparato dentro de un pequeño casillero; en ese momento comprendí por qué Kevin lo consideraba discreto, pese a lo abarrotado.

Me sentí en un mundo nuevo, lleno de color, diversión y diversidad; es que el juego de luces multicolores en el lugar parecía representar a las personas que allí se encontraban y compartían entre bailes, juegos, bebidas y risas, sin importar raza, sexo, orientación, edad... Vi parejas o grupos de heterosexuales a la par de homosexuales y ninguno satanizaba al otro.

Quedé impresionado de camino hacia la barra donde nos encontraríamos, en medio de risas por las proposiciones de baile que recibí de un par de drags.

—¿Te diviertes sin mí?

La voz grave de Kevin resonó a mis espaldas y aunque sentí un micro infarto, me giré para encararlo. Allí estaba él, su rostro de ángel engalanado con esa provocativa y semi ladeada sonrisa que exponía los colmillos superiores, le daba la apariencia de un vampiro sexi; además, envuelta entre ese par prominentes labios rosados, se veían más sensuales y brillantes que a través de la pantalla.

Tragué en seco y me quedé mudo ante su imagen: el polo manga larga de un tono claro y similar a su tez algo bronceada, se ceñía a su atlético cuerpo como una segunda piel, la curvatura y definición de cada músculo traspasaba la tela como si no llevase nada puesto. Con premura devolví la mirada a sus ojos avellanas cuyo brillo los hizo lucir anhelantes.

—Ke-kevin. 


♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡⁀➷♡
Hola mis dulces corazones multicolor 💛💚💙💜💖 espero hayan disfrutado la primera parte de esta nueva entrega. Gracias por el apoyo y nos leemos en breve😘

Este capítulo sale con dedicatoria para Jiang_SuSu por su infinito apoyo a mis historias 💖 gracias por el cariño🤗 te loviu💙

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top