Epílogo

Somos humanos, por ende, no somos infalibles, aunque creamos máquinas que aparentan serlo, por lo menos a su manera, no tenemos la posibilidad de ser infalibles porque no somos perfectos y nunca lo seremos, en este orden de ideas sólo nos queda intentar mejorar cada vez más y seguir con nuestra  vida.

Pero me temo que Sabrina nunca entendió esto, por ello se rindió así, por ello se dejó llevar de la manera más baja que pudo encontrar y dejó que su vida dependiera de un simple acto después de algo en lo que ya no había marcha atrás, no hizo al respecto nada más que echarse la culpa y ahora...ya no está, vaya, es lamentable, pero irremediable.

Pero Sabrina no tiene nada más para contar, no tiene nada más para decir, su muerte fue algo que narré de forma precipitada, porque murió Sabrina, pero nació Catalina Stone lista para enfrentar el mundo y más preparada que un yogurt para demostrar que está lista para lo que venga, tan sólo que esta vez empezaba de cero en un lugar desconocido y empezaría un tratamiento para poder recuperar lo que más le fuere posible de su vida.

Había encontrado un hospital que tenía un método de cura experimental para las cuerdas vocales y le darían fisioterapia para sus manos y era en una nueva ciudad, trabajaría como cocinera en unas cocinas de la plaza de mercado, sin embargo, su sueño era abrir una restaurante, estaba pensando en llamarlo "Delicias Stone", todo estaba mejorando, su nana se había ido con ella, se acababa de jubilar y decidió irse con ella, le dio su apellido cuando se cambió el nombre y la apoyó en todo lo que pudo, habían llegado a vivir a un apartamento de un conjunto en un municipio llamado Honda, según sus habitantes se llamaba así porque era un lugar hundido en montañas.

Ahora era esperaba que le fuera mejor, que su vida en aquél lugar tan poco conocido para ese entonces cambiara rotundamente y en definitiva todo amenazaba con mejorar y era justo la esperanza que siempre necesitó.

Fin.