🌌💐LXVII💐🌌
Mascotas
◈ ━━━━━━ ⸙ ━━━━━━ ◈
[Ⅰ]
Un día memorable para un joven matrimonio.
Egipto divagaba entre las pequeñas pero coloridas tiendas de la isla, hace ya un buen tiempo estuvo buscando información alguna sobre la gestación en alguien como ellos pero las citas que programaba con la OMS siempre terminaban siendo postergadas unas tras otras que al fin y al cabo parecía que no obtendría ayuda alguna o siquiera una orientación fija por parte de la organización.
Imaginarse la sola idea de tener una descendencia nacida de las entrañas de Israel le provocaba ansiedad y un cosquilleo extraño en el abdomen, su corazón se paraba un solo instante a medida que su respiración se aceleraba parecían ser las sensaciones más extrañas pero reconfortantes que podría desear, una posibilidad era todo lo que buscaba, una mínima señal o milagro de algo que nunca nadie antes hubiese presenciado. Era muy conocido que las descendencias consanguíneas databan de la bipartición de sus cuerpos y no así de una gestación surrealista y utópica.
Tenia todo ya en unas bolsas de tela, aquellos suministros esenciales para vivir conforme a sus necesidades y alejados un poco de las responsabilidades que los esperaban en sus tierras. Olvidándose que algún día tendrían que regresar a la rutina de oficina y a los conflictos de nunca acabar.
—Y eso es todo.—dijo satisfecho, tachando de su pequeña lista el último objeto que faltaba.
Miro el cielo totalmente despejado suspirando con satisfacción a medida que sus pasos cargados de positivismo atravesaban una calleja bastante tranquila. El trinar de las aves era una musica reconfortante al igual que el soplido del viento proveniente del mar rozaba sus mejillas y movía las hebras rojizas de su cabellera. Después de todo había dejado aquellos hábitos de su cultura para vivir una vida occidental con la persona que más amo y ama desde que tiene memoria y existe.
Después de tanta caminata tranquila entre pequeños silbidos al compás del trinar de las aves que le daban a conocer un día espectacular escucho unos sonidos particularmente familiares que lo llamaron a la realidad, unos maullidos numerosos que venían de un lugar no muy lejos del cual estaba.
A pocos metros de su hogar habían una docena entera de gatos de distintos colores, aquellos felinos lo miraban curiosos mientras que otros de le acercaban emitiendo maullidos y ronroneos a medida que sus cuerpos peludos se rozaban sobre sus piernas, para él fue inevitable no sonreír a tal acto tan tierno de aquellos animalitos.
Sus recuerdos son borrosos, una vida de rey que permanece en el olvido después de tanto sometimiento.
¿Quién llegaría a pensar que alguna vez el Poderoso Egipto había sido dominado y sometido del mismo modo que alguna vez ejerció sobre otros?
Una idea en particular circuló por su cabeza, una grande a decir verdad mientras su mano de piel oscura acariciaba los lomos de los felinos que ronroneaban con gusto a tal tacto. Adoptarlos en su espaciosa morada seria aquella idea que circuló por su cabeza en un tiempo real de dos minutos.
Miro a los costados e introdujo a cada felino en la bolsa que llevaba los suministros que había salido a comprar, por más pesado que resultasen las bolsas con el peso extra lo valía por darle una mejor vida a aquellos animalitos que no merecían pasar sus vidas en la calle entre las miserias alimenticias que pudieran encontrar para subsistir.
Por otra parte seria una gran sorpresa para su pareja Israel tener una compañía, o mejor dicho, varias compañías durante su ausencia en aquellos días en los cuales su gobierno precisara su presencia con carácter urgente.
Era muy buen sabido que en la región de Medio Oriente como en los países árabes la carencia de mascotas por lo que en conclusión seria la más grande sorpresa para Israel tener una mascota al cual cuidar y mimar como si fuera su hijo, no estaba acostumbrado a ver algún animal rondar por su casa exigiendo atención y cariño las 24 horas de los 365 días del año.
Egipto sabia aquello por lo cual mantendría a toda costa oculta la presencia de aquellos a los cuales había adoptado como mascotas, se adentro cautelosamente evitando generar ruido, eran felinos hambrientos y sobre todo algo ruidoso que si no fuera por la música que resonaba en la sala ambientando la lectura que realizaba Israel en el sillón, el mismo se habría dado cuenta de aquella presencia a la cual no estaba acostumbrada.
Dejo a los felinos en aquella pequeña habitación que ambos hace varios días habían descubierto y limpiado a como de lugar, pasando por alto cerrar la puerta de la misma dejandola entre abierta a las posibilidades de la fuga de aquellos animales.
—Egipto ¿eres tú?.—lo escucho decir, llamándolo desde la sala.
Al parecer la música no había cubierto el sonido de sus pasos al subir las escaleras.
Bajo con rapidez, acomodo sus cabellos y acto seguido aclaro su garganta, estaba algo nervioso pero podría lidiar con aquella sensación.
—Emm... Si, ya llegue amor.—respondió aparentando haber llegado recién con notorio nerviosismo.
—Que alivio, por un momento pensé que era un extraño.—mencionó aliviado el hebreo, retomando su lectura que parecía ser importante.
Mientras aquello sucedía, aquellos felinos atravesaban la puerta divagando por el pasillo, Egipto estaba en la cocina, colocando algunos productos en la despensa y otros en el refrigerador obviando que aquellos nuevos huéspedes se paseaban por todo el lugar en silencio.
Israel por su parte, tan sumido en su lectura no se daba cuenta de la presencia de pequeños animales rondando la sala, subiéndose a algunos muebles y otros tendiéndose sobre la alfombra mientras abrían la boca y estiraban sus extremidades superiores antes de descansar. Egipto estaba helado, quedo y mudo, por demás decir nervioso por lo que presenciaba daría inicio a una "catástrofe". Sostuvo su cabeza con sus dos manos a medida que veía a tres de aquella docena movilizarse al lugar donde Israel descansaba con tranquilidad, podría ser la ocasión para desmayarse pero aquello llamaría más la atención por lo cual solo le quedaba esperar a lo que fue evitable se convirtiera en inevitable.
De repente Israel siente una presencia ejerciendo peso sobre su hombro, como si pequeñas garras se incrustaran en su suéter tocando su piel las cuales parecían aferrarse a su ropa para no decaer, giro lentamente su cabeza topándose con aquello que resultaba ser nuevo para él.
—¡Ahh!.—chilló dando un ligero salto en su lugar observando lo que tenia en su hombro y lo volvió a repetir al observar a la manada que rondaba en la sala.
Egipto simplemente se río en silencio, observando aquel susto que obligó a Israel a emitir un chillido que tenia un toque femenino, tendría que dar explicaciones más adelante por lo cual disfrutaría en silencio aquella escena que presenciaba por la aparición " divina" de aquellos animalitos que llegaban a sus vidas para brindarles alegría.
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top