🌌💐LXIX💐🌌

Dulce Velada Romántica
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30 de Julio del 2017/ Tyros-Arcadia-Grecia.

[21:00 pm]

Estaba algo nervioso, era la primera vez que ponía un empeño bastante sobrenatural sobre una fecha muy especial, el día en el cual se casaron. Su segundo aniversario.

Vestía con un traje negro de seda, uno que resaltaba los contrastes de su pálida piel bicolor, daba una que otra caminata pequeña de un lado a otro sobre la arena de una de las playas de Grecia. Revivir aquel mismo instante significativo en sus vidas que los llevo al gran paso, el de unir sus vidas en un matrimonio entre religiones diferentes que resultaba ser prohibido.

Lo prohibido siempre es lo más atrayente y cautivante.

Sentado sobre las arenas del mar esperaba con asías la llegada de Egipto, por lo menos una llamada de parte de uno de los hijos de su esposo que lo ayudaba a recrear aquello que resulto mágico para ambos.

Egipto por su parte vestía aquel traje blanco de aquella vez, un blanco tan puro e inmaculado como lo fue la piel del cuerpo de su amante, aun el traje captaba el aroma del cuerpo ajeno, aspiraba embriagado como un loco la misma, hace un buen tiempo había sido llamado a sus tierras por un asunto urgente, abandonando en Grecia al amor de su vida, al hebreo que tenia en su mente día y noche durante aquellos 56 días.

Había tomado un largo viaje de varias horas y ahora estaba ahí, cansado pero había llegado para el día más memorable de su vida, darle una sorpresa al hebreo que lo estaría esperando en casa con una cena espectacular o simplemente con una reservación en un restaurante con vista al mar. Se sentía emocionado tal cual lo estaría un niño intrigado por la sorpresa que lo esperaría en casa después de haberse sacado una excelente calificación en clases.

Durante aquel viaje había dejado en silencio su teléfono, fueron 23 llamadas pérdidas por parte de la organización a la cual hace algunos meses había solicitado ayuda con respecto a una duda que ya daba por sentada y concluida. La dio por olvidada y absurda cuando era de suma importancia.

Por otra parte unos mensajes llegaban minutos después de parte de Israel, mensajes que preguntaban como estaba y donde estaba ahora, lastima que ahora aquel teléfono estuviera muerto y que Egipto jamás se dedico a ver el mismo después del viaje.

Estaba en casa y esta estaba muy desolada, vacía, sus hijos estaban descansando en la sala y algunos en la cama de su habitación, tan fría, tan solitaria que incluso juraría que vio pasar a través del umbral de la puerta una silueta a gran velocidad cosa que tomo por un juego malo que le daba su mente.

Israel?.—llamó sin recibir respuesta alguna más que los maullidos de sus hijos.

Nuevamente aquellas ideas que alguna vez circularon por su cabeza lo rondaron, abrió de par en par las puertas de su armario percatándose de la falta de uno de los trajes de Israel, aquel traje con el cual alguna vez habían salido a cenar. ¿Por qué tenia aquella extraña sensación de peligro recorrer su cuerpo alertándolo de algo que no puede percibir?¿por que sus sentidos se mantenían atentos a algo tan insignificante como lo era una prenda?.

En si había alguien más en la habitación que lo apuntaba desde las sombras con un arma de fuego. Aquella casa había estado sola desde hace menos de una hora y media. Era el ente, el cual había estado por más de tres días rondando por la casa y adentrándose en la misma a altas horas de la noche. Hoy había planeado algo catastrófico que se vio frustrado por la llegada de Egipto y la repentina "huida" de Israel.

Por otra parte el hebreo mandaba un mensaje más, cansado y severamente decepcionado de lo estúpido que se veía en la playa en su completa soledad. Plantado por alguien a quien ama.

Egipto se sentó preocupado en el sillón de su habitación, tomando su teléfono recién cargado y encendiendolo percatándose de múltiples mensajes del hebreo que le daban una coordenada en particular, parecía estar en peligro por los repentinos mensajes que repetían la coordenada, no lo dudo y tomó las llaves de su auto y salio corriendo de su hogar. Salvando su vida de aquel que estaba dispuesto a quitársela a como de lugar si lo descubría.

Fue ahí que su corazón se estremeció y latió con fuerza, intentado recuperar el aire que se le había agotado cundo corrió varios kilómetros debido a un desperfecto de su automóvil recién comprado ¡vaya estafa!. Estaba sólo, parecía triste y decaído, vestía del mismo modo que en aquella cena romántica que alguna vez el organizó.

Israel!.—llamó, Arcando sus manos cerca de sus labios para generar mayor alcance.

Israel se dio la vuelta, con una mirada que demostraba una pizca de esperanza, era como una alucinación proveniente de su desilusión. Egipto estaba radiante con aquella expresión de preocupación y alivio mezclados en su rostro, su sonrisa le devolvió la ilusión a medida que lo veía acercarse a gran velocidad a su lugar. Dio una señal con una de sus manos a sus hijos quienes ponían la mesa y encendían nuevamente las velas.

Egipto!! Si viniste!!. —comentó alegre mientras no dejaba de abrazar el cuerpo ajeno.

—Te extrañe tanto...—suspiró sobre los rizos de la cabeza ajena, acercando más y más el cuerpo ajeno al suyo.

Egipto estaba algo confundido por el lugar en donde se hallaba, obviando el recuerdo de su cena romántica, aquella en donde le pidió ser su pareja, solo con la mínima diferencia que no era en sus tierras y ni el lo había organizado, era Israel quien tomaba protagonismo en su mente.

Israel se separó del abrazo, poniéndose detrás del egipcio y depositando sus manos obre los ojos ajenos pretendiendo guiarlo hasta el lugar de su velada.

—Sigue derecho y no te detengas hasta que yo te lo diga.—ordenó recibiendo una respuesta positiva del egipcio.

Egipto estaba nervioso, un aroma delicioso lo enredo entre sus espectrales manos, era como si un bocado angelical lo estuviera esperando a pocos centímetros de él.

—¡Alto!.—ordenó, tomo un hondo respiro y prosiguió.—Feliz Aniversario!.—grito feliz Israel, despojando sus manos de los ojos ajenos que veían con sorpresa lo que tenia en frente.

Algo simple, algo totalmente humilde lo esperaba en la playa, una mesa con dos asientos, un botella de vino con dos copas acompañado de un par de velas que iluminaban el lugar e iluminaba la cena preparada. El rugir del mar amenazaba con destruir el ambiente romántico que se generaba, había pétalos de rosa roja guiando hasta la mesa. Estaba boquiabierto por aquel detalle que, en cierto modo,  experimentaba lo mismo que experimentaba Israel cada vez que él le daba un detalle de amor.

Quize retribuir con esta cena, todo aquello que haces para hacerme feliz..—se acaricio el brazo con timidez desviando la mirada y tomando su mano de forma nerviosa.—Se que es muy simple y no llega a ser una recreación de nuestra primera cita,  pero esta hecho con todo el amor que te tengo y te puedo dar.

Egipto se quedo callado, sintiendo un nudo en la garganta a medida que iba tomando asiento, era demasiado romántico para el, aun con su simpleza significaba mucho. Aquella forma en que sus hermosos ojos destellaban un brillo semejante al de una estrella provocaron una reacción en cadena de un sin fin de emociones confusas que, en cierto modo, acabarían en una supernova de pasión provocando un caos en su interior.

Israel.—lo tomó de la mano, evitando que se alejará.—Te amo más allá del infinito, en todas tus formas te amaría de igual manera, aun siendo el enemigo, aun siendo un asesino o la peor calaña de este mundo mi amor hacia ti jamas moriría. Me tienes loco, me tienes en tus manos.—se enderezó y tomo las manos ajenas juntándolas sobre su pecho.—¿Lo sientes?, es por ti que mi corazón late de esa forma. Por ti y nadie más...—alegó con ternura.

Israel se quedo sin palabras, su mirada brillaba aun más de lo normal, como la más hermosa estrella del cielo. Egipto estaba tan cerca de su rostro, podía ver su reflejo en los ojos ajenos, podía verse totalmente nervioso, estaba conmocionado y emocionado, que los sentimientos más puros emanaban de su rostro hasta el instante en que sintió el suave roce de los labios egipcios acariciando los suyos con suavidad y cuidado, queriendo inmortalizar este momento con su lentitud. Un tierno beso que comienza lento avivan las llamas de la lujuria existentes en su ser, uno beso que comienza a tomar forma a medida que pasa el tiempo, un beso apasionado y lleno de lujurioso amor incondicional.

Una velada romántica digna de ser recordada.

Dulce velada Romántica.
















Las sombras toman formas muy distintas y observan con cautela las acciones que pueden ser estropeadas de una como de otra manera.

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