🌌💐LXII💐🌌
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[Ⅱ]
Los presentes estaban preocupados, ya hace un buen tiempo que el hebreo no despertaba, no reaccionaba al aroma del alcohol que ponían cerca suyo para despertarlo. Egipto miraba fulminante a un preocupado Palestina, por más que quisiera ir a golpearlo o simplemente echarlo fuera de su hogar eso se vería descortés y de muy mala educación, debía soportar la presencia ajena por simple educación.
Palestina observaba en silencio y atento la escena, sin saber el porque Israel se había desmayado, estaba preocupado por el aunque su rostro carente de emoción alguna dijera lo contrario. Todos creían en aquella posición suya, aquel que busca a Israel solo para pelear y no así para dialogar amenamente, nadie los había visto hablar de forma formal más al contrario siempre a gritos y ceños fruncidos. Todo lo que quería era vivir tal cual Israel vivía, siendo un estado más y no así tal vez un error geográfico.
—Se pondrá bien, vuelve a poner el alcohol cerca...—daba un consejo sin expresar emoción alguna observando al hebreo aun tendido en el suelo y en los brazos de Egipto.
—Tú no te metas Palestina, eres el causante de esta situación.—reprendió Egipto con enfado, sosteniendo entre sus brazos a Israel que empezaba a abrir los ojos.
Los presentes suspiraban aliviados, los hijos de Israel se acercaron a su padre preocupados dejando de lado al egipcio, lo ayudaron a reincorporarse para seguidamente llevarlo a descansar sobre el sillón de la sala. Israel miraba atento a Palestina quien correspondía su mirada, muy en el fondo de aquellos iris color dorado estaba la persona que lo acompaño durante una gran cantidad de años, aquel al que alguna vez llamo hermano.
Palestina muy en el fondo, detrás de aquel semblante de odio y desprecio que sentía hacia Israel se sentía aliviado y despreocupado por su situación, detrás de aquella coraza que presenta al mundo se encontraba aquella pequeña pizca de "humanidad", de empatia hacia Israel, de algún modo ambos eran las dos caras de una misma moneda, ambos compartían ciertos rasgos comunes y a la vez eran distintos. De algún modo siempre estarían unidos por un lazo tan fuerte como es la hermandad, aun cuando sus gobiernos los hubiesen puesto en contra del uno con el otro.
De no ser por aquellos que lo gobernaron no seria mal visto por aquellos que respaldan la existencia de Israel como estado independiente y no así la la protección de su misma sombra. No seria el villano en una historia que tiene múltiples versiones.
"Siempre somos el villano en una historia mal contada.."
Fue sorprendido por el repentino abrazo que recibió por parte de Israel, desprendía un calor reconfortante, se sentía extraño pero agradable. Sus brazos yacían pegados a su cuerpo siendo observado por las miradas de los presentes que mostraban asombro. Sus manos hechos puños temblaban con ligereza teniendo un cruento debate entre el razonamiento y sus sentimientos encontrados, si abrazarlo o no hacerlo. El nerviosismo se apodero de su ser al ser observado con atención por los presentes, una linea recta se dibujo en sus labios y su mirada seria dejaba el ambiente pesado.
—aedhirni ealaa 'afeali(Disculpame por mis acciones).—murmuró cerca de su oído, su voz denotaba arrepentimiento a la vez que denotaba una neutralidad escalofriante.
Por más que hubiese esperado un abrazo del palestino, aquello nunca llego a suceder, simplemente tenia como consuelo aquellas palabras que salieron de los labios de su hermano, el arrepentimiento de una rivalidad iniciada por las ideologías de sus gobernantes y no así por sus propias decisiones. Instrumentos de sus gobiernos eso era lo que ambos eran.
Las víctimas de una historia que se escribe con odio, sangre, venganza y muerte.
—Sientete como en tu casa!.—manifesto alegre Israel frente a las miradas desconcertantes de sus invitados.
—Te sientes bien cariño?.—preguntó Egipto claramente desconcertado y preocupado a la vez, traía en una de sus manos un vaso con agua.
—Si.—respondió Israel aceptando el vaso de agua que su pareja le ofrecía.
Un simple pero cariñoso beso recibió en su mejilla por parte del egipcio quien se acomodaba a su lado, claramente estaba preocupado por él, su mirada lo demostraba. No tenia la más mínima idea del porque aquel repentino desmayo. Aquello nunca antes había pasado, por lo menos no en los últimos años transcurridos...
El timbre vuelve a sonar, son las 20:45 de la noche, los invitados vuelven a lo suyo después de semejante susto. Para sorpresa de los presentes y de Palestina quien estaba sentado en una esquina de la gran sala en completa soledad llegaba la compañía que menos esperaba.
— masa' alkhayr ya asrayiyl! (Buenas noches Israel!).—saludó Jordania del otro lado de la puerta extendiendo una de sus manos.
—Shalom Jordania!.—devolvio el saludó, estrechando con su mano la ajena que yacía extendida.—Pasa por favor.—cedió el paso.
Jordania asintió con la cabeza, deslumbrándose por lo moderno que se veía el lugar, muchas personas entre ellas familiares charlaban amenamente por un lado y por otro, cuando su mirada se pierde en la multitud choca por coincidencia con la mirada del palestino. Se quedó callado, dibujando una linea recta en su rostro al verlo en la completa soledad y sobre todo en verlo en en lugar donde se supone Israel es su enemigo mortal.
Así fue como se encamino hasta el lugar que ocupaba el palestino, tal vez después de tanto tiempo por primera vez puedan hablar de otros temas que no sean la "destrucción de Israel".
La noche apenas comenzaba a ponerse interesante para ambos esposos, era una pequeña reunión que ambos habían organizado para fortalecer los vínculos con los más cercanos, con sus vecinos con los cuales lidian cada día. La sorpresa de la velada fue la sorpresiva presencia de Palestina. La tensión apenas empieza a tejerse con severidad.
La noche apenas llega a ser interesante, solo faltaba la presencia de una persona para limar las perezas que existían entre dos personajes muy competitivos.
Datan las 21:00 horas de la noche, el timbre vuelve a sonar por ultima vez en todo el transcurso de la noche. Egipto es quien ahora se dirige a abrir la puerta al ultimo invitado de la reunión.
—Merhaba Mısır (Hola Egipto).—saludó con neutralidad escalofriante, esperando terminar de una vez por todas con aquel absurdo.
—Hola Turquía. —devolvio el saludó del mismo modo que lo emitió el turco.
Un choque entre miradas frías y carentes de emociones obviando el odio hacían parecer al ambiente que los rodeaba uno sumamente pesado.
Miradas de desafío profundo avivaban la llama del odio entre ambos hombres, el silencio pone incómodos a los presentes.
La noche apenas comienza.
Continuara...
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