🌌💐LXI💐🌌

Visitas
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[I]


Mes de Enero y segunda semana del mismo, habían esperado ambos con ansias el reencuentro con sus hijos, ver que tanto habían cambiado  siendo aquello exagerado, querían volverlos a ver.

La casa que habitan parece recién comprada, todo nuevo a decir verdad, las remodelaciones en un corto periodo habían caído para la casa como anillo al dedo, todo espectacular y conforme a las tendencias de moda del fabuloso 2017.

Mientras ambos preparan la mesa del comedor el sonido del timbre los pone nerviosos, no es por el simple hecho de que sus hijos los visitaran mas al contrario estaban muy alegres por aquella visita, la cuestión en si era las otras visitas que venían a pasar un buen tiempo en Grecia. Un lugar sin comparación alguna a decir verdad.

Shalom Padre!!.—dijeron al unisono los hijos de Israel, sonriendo de felicidad y sobre todo con las ganas de abrazarlo.

marhabaan 'abi!.—mencionaron al unisono los hijos de Egipto teniendo las mismas intenciones que sus hermanos políticos hebreos.

Shalom hijos, pasen por favor.—cedio el paso Israel, correspondiendo aquellas sonrisas dibujadas en los rostros de sus hijos.

Tanto sus hijos como los hijos de Egipto pasaron alegres, sus miradas se deslumbraban con la belleza de interna de la casa, lo mejor de todo era sentir el mar más cerca de ellos, su murmullo era la sinfonía más sublime que habían escuchado en sus vidas. Todos estaban sentados en la gran mesa que tenia puesto un mantel blanco, aquel mismo que fue testigo de su declaración de amor aquella vez en que se citaron.

Aquellos mismos que se habían sorprendido tras su declaración formulaban una y otras cuestiones en sus mentes pensando en aquellas posibles verdades por las cuales pudieron haber sido invitados a esta cena tan formal suscitada desde hace veinte minutos.

Un silencio acompañó la cena, un silencio bastante agradable acompañado de algunas miradas de intriga que circulaban entre los hijos de Egipto. El timbre vuelve a sonar dando a conocer la llegada de alguien más a mitad de la cena.

Disculpame, se me hizo tarde. Perdón por interrumpir vuestra cena, lo menos que quería fue interrumpir.—se disculpaba Grecia cuya mirada denotaba cansancio.

El griego llevaba una pequeña botella de vino dulce para acompañar, vestía con un traje blanco, llevaba el saco sobre su antebrazo y una pequeña rosa en la mano derecha.

—Te entiendo Grecia, pasa por favor.—cedio el paso Egipto quien tomaba los objetos que Grecia le ofrecía.

Las miradas se clavan en la presencia griega que atravesaba la puerta principal con cierto nerviosismo frente a las miradas de los presentes que degustaban la cena.

Un hermoso crepúsculo pinta el cielo azul marino presente sobre el mar, la noche amenaza con teñir de colores abstractos aquel lienzo de colores cálidos. Las estrellas brillan aun más mientras todos se quedan a charlar un poco en el balcón bajo la luz de la luna, datan las 19:15 horas, y por el momento tres personas más aun faltan en llegar, llamadas y mensajes que relataban inconvenientes fue lo que ambos esposos recibieron en sus respectivos teléfonos.

Mientras tanto Egipto sentado frente al balcón empieza una charla amena con Grecia dejando de lado a Israel que por lo visto ha estado un poco dubitativo estos días...

—Te he visto más cercano a Turquía...—comento Egipto bebiendo un poco de vino manteniendo la mirada fija en el mar.

—Me siento extraño al estar a su lado nuevamente, aun hay cierto distanciamiento entre ambos...—dijo con cierta nostalgia Grecia, tomando a sorbos el vino que con anterioridad había traído y que Israel había servido para todos.

—Crees que Turquía sea una de las personas que vendrá esta noche y que Israel espera?.—preguntó el egipcio teniendo la mirada fija en la ajena.

—Lo dudo, Turquía te detesta a muerte, no creo que quiera verte para arruinar su día...—su tono de voz era tipo burlón, por más que fuera un gran amigo suyo tenia que ser sincero.

—Vaya, veras que agradezco mucho tu sinceridad Grecia.—mencionó sarcástico Egipto desviando la mirada buscando con la misma a su pareja.

—Lo lamento pero tenia que decirlo.—se escudo el griego, encogiendo los hombros y sonriendo de forma burlona.

Entre conversaciones amenas, risas y carcajadas no muy fuertes basadas en anécdotas y fotografías reveladas que ahora sus hijos observaban del álbum de fotos de aquellas travesías por lugares del mundo que ni ellos conocían.

Perdido nuevamente entre sus pensamientos se hallaba Israel, sentado en el sillón de la sala mantenía su atención en el teléfono móvil que tenia entre sus manos, parecía estar preocupado, su rostro lo delataba por más que pudiera dibujar una sincera sonrisa en su rostro para su esposo,  nadie sabría definir que es lo que transitaba por su mente para tenerlo de aquel modo.

El sonido del timbre vuelve a llamarlo a la realidad sacándolo de sus pensamientos que lo remontaron por un instante a la etapa de su vida donde por alguna vez en su vida lejos de Egipto llego a ser feliz.

Shalom...—se quedo sin palabras al observar quien estaba delante suyo, era una mera sorpresa verlo ahí en frente suyo.

Shalom Israel. —saludo en el idioma que aprendió desde tiempos muy remotos en los cuales existía con el nombrado.

Sus ojos se clavan en la personalidad ajena, era demasiado para ser verdad, demasiado para verlo en frente suyo sin la mínima intención de pelear o de discutir. Vestía elegante y con sencillez con aquella túnica blanca que resaltaba el color de su piel oscura, parecía un espejismo de su más grande anhelo. El anhelo de estar en paz con aquel a quien el esta privado de llamar hermano.

—Palestina...—soltó en forma de un suspiro nostálgico antes de caer por la emoción al suelo y de que los presentes fueran asustados hasta su sitio.

—Qué le hiciste?!.—recriminó enfadado Egipto quien sostenía entre sus brazos a un desmayado Israel.





La noche apenas se volvía interesante.

Continuara...

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