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°•○Una gran boda○•°
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[Parte II]
Continuación...
Tomados de las manos permanecen sentados en la limusina que los llevara a la recepción de su boda donde celebrarían su unión Santificada ante los ojos del Altísimo.
Los invitados los seguían emocionados y contentos con aquella unión que presenciaron entre dos personas que se amaban como ninguna otra lo haría.
Hablar de amor es algo complicado, es una definición muy variada según el prospecto que cada uno tuviese sobre la misma. Un afecto desinteresado que busca ser correspondido por el contrario. Una emoción explosiva que te lleva al éxtasis de la locura emocional bastante paciva, intangible y acendrado.
El amor ante sus ojos estaba vivo en Egipto e Israel, uno tan puro y primigenio; tan inconmensurable, sublime y sempiterno.
Había una gran cantidad de invitados en el lugar, bastantes a decir verdad que superaban las expectativas planteadas días antes de la boda.
Sus amigos más cercanos y los amigos de sus amigos estaban presentes con algunos de sus hijos y otros con la totalidad de los suyos. Veía por un lado a América conversando con Inglaterra y Francia, en la entrada que por los alrededores del lugar antes de que ellos entrasen estaban México y Canadá riendo ya sea según muchos observaron fue por los chistes coloridos del mexicano.
Lo sorpresivo fue ver a Turquía conversando con Grecia, era casi un milagro que el turco le estuviese dirigiendo la palabra al griego.
—Estoy nervioso...aun no me lo puedo creer...—comentó claramente nervioso, sus ojos reflejaban la incredulidad de lo sucedido con respecto a sus vidas de ahora en adelante.
—Tranquilo mi amor.—tomó su mano con delicadeza y la sostuvo entre las suyas mirándolo fijamente a los ojos.—ahora estamos juntos hasta el final.
Dichas palabras provocan un aceleramiento de su corazón que en cuya aceleración lo llevan a recordar lo sucedido hace muy poco. Como ambos tomados de las manos entraron a la Iglesia donde frente a los ojos de un porta voz del altísimo, de sus invitados y sobre todo del mismísimo Altísimo se juraron fidelidad y amor hasta el último día de sus vidas, hasta que la llama de sus vidas de fulgor incandescente se vaya apagando hasta el punto de culminar en la más completa oscuridad espectral. Donde tomados de las manos se dijeron cosas hermosas que ninguno pensó que el otro lo dijera, era tan inquietante no saber que pasaría más adelante con su unión.
—Ven, toma mi mano, es hora de celebrar nuestra unión Israel.—ofreció su mano cuya palma tendida esperaba el contacto de la contraria sobre su superficie.
Él sonrió como siempre, aquella sonrisa que lo caracterizaba demasiado, aquella sonrisa inocente, gentil y que transmite una amabilidad que en primera instancia enamoró a Egipto.
Tomo su mano y fue guiado a la entrada dejando la limusina y observando la alegría impregnada en los rostros de sus invitados. Tomados de las manos en un fuerte agarre donde sus dedos se entrelazan para nunca separarse. Sus alianzas desprenden un brillo al contacto de los rayos tenues del sol que decae en el horizonte. Tres horas duró su ceremonia de matrimonio y en el transcurso que conlleva la llegada a la recepción el sol decaía con majestuosidad en el horizonte. Un hermosos ocaso sobre sus cabezas, unas nubes color bermellón hacían al cielo que luchaba contra un celeste único un bello escenario frente a su unión en el día más sublime de su calendario solar. El hermoso escenario del Tu B'av.
La temática que ambas familias habían tomado para la recepción era la mezcla de sus religiones. Una recepción árabe-judia.
Los invitados se adentraban al lugar observando a lujo de detalle cada decoración, como las mesas llevaban manteles con características de ser finos, la ambientación se llevaba en colores cálidos. Unas mesas redondas de una docena de asientos a su alrededor eran numerosas ante la vista.
Los chefs que eran sus hijos habían preparado un colorido banquete lleno de armonía en los ingredientes utilizados, apetitosos platillos de hermoso colorido que al solo observarlos preparando cada uno se les hacia agua la boca.
Los invitados se sitúan en sus asientos mientras comen algunos aperitivos preparados que circulan de mesa en mesa, bocadillos dulces que son la delicia de Turquía quien se había ofrecido en hacerlos. El turco se paro de su asiento y se dirigía al lugar especial en el que estaban ellos con sus hijos.
El ambiente es acompañado por una tradicional música árabe, una tenue y tranquila que no necesita el movimiento del cuerpo para ser disfrutada más solo la atención en estado de reposo.
Era imposible no disfrutarla e intentar bailarla, los invitados charlaban amena mente el uno con el otro. Sorpresa ante sus ojos la llegada de los hijos de su ex pareja pero con la excepción de que la misma no estaba presente. Un muchacho bicolor que conoce a perfección se dirige a su lugar teniendo entre sus manos un sobre que de seguro contendría las disculpas escritas de su padre...
Tal vez mejor leerlo más tarde olvidando el sabor amargo de su ausencia y disfrutar de este día como si fuese el último.
Al ser un matrimonio entre dos religiones y culturas diferentes no existía torta alguna, ambos consideraban de algún modo que seria demasiado. La noche empieza a caer y el turco mantiene su atención fija en ambos consortes. Los alimentos salen de la cocina y se posicionan en abundancia en cada mesa captando la atención de sus comensales. Todo se veía colorido apetitoso además de sano.
El Shawarma era el plato de entrada para la ocasión seguido de el quibbe un plato tradicional y mundialmente conocido. La mesa se llenaba de otros platillos como ser El burgol con pollo, el Cabab, el lubby, el malfuf, el mahshi entre otras más. Eran las delicias culinarias de la gastronomía árabe, unas maravillas culinarias.
Pero no podía faltar el toque hebreo en la mesa, la gastronomía hebrea siendo muy poca se hacia notar con el pan trenzado llamado challah, había un postre que se asemejaba a un budín llamado Sutlac que se veía apetitoso. Los alimentos de la comida hebrea tenían bastante significado con respecto al matrimonio y aquel budín representaba prosperidad, alegría y dulzura en el matrimonio. Otro plato era el Kosher, en el cual no figuraban carne de cerdo o mariscos.
Mientras aún la musica árabe sigue ambientando el lugar siendo cantada por uno de los hijos de Egipto alegrando las estadías de sus invitados con su magnifica voz ellos sonríen mutuamente al cruzar miradas que ahora son de complicidad, sentados y agarrados de las manos disfrutan del espectáculo hasta el momento en que termina y Tel Aviv sale al escenario para felicitarlos no sin antes dar rienda a uno de los bailes tradicionales que se realizan en todas las bodas.
El Hora era un baile que no debía faltar por demostrar alegría y diversión en su coreografía seguido de palmas que acompañan su sinfonía.
Había músicos presentes que empezaban a tocar la tonada del Hava Nagila con mucha alegría plasmada en sus rostros que era inevitable no salir a la pista a mover su cuerpo con desbordante alegría .
Sus hijos unían su voz en la canción siendo las mismas que le den vida a la hermosa melodía. Los invitados movían las manos alegremente mientras se paraban del asiento y observaban como Israel empezaba a bailar con Egipto a quien por cierto llevo a rastras hasta el lugar.
Para el egipcio era nuevo seguirle los pasos, era todo un experto ante sus ojos. Se movía con elegancia y alegría plasmada en el rostro, su felicidad era contagiosa que incluso los presentes empezaban a cantar la canción motivada por sus hijos aun sin saber lo que decían.
Tres de sus hijos se quedaron en el Escenario cantando y aplaudiendo con fervor, había alegría en aquella celebración. Beerseba, Jerusalén y Tel Aviv cantaban alegres la canción, sus voces parecían cantos de ángeles que celebraban su unión. Era casi imposible no ser atrapado por la tonada pegadiza de la canción emitida por sus cuerdas vocales.
Nazaret junto con Ariel posicionaban dos asientos bien decorados en medio de la pista mientras que ambos recién casados seguían bailando como si no hubiera un mañana, como si estuviesen poseídos por la canción.
Nazaret tomo a su padre y bailo tres pasos con él al igual que Ariel hacia lo mismo con Egipto. Tomaron sus manos y los sentaron en aquellos asientos. Los hijos de Egipto se sumaban a la celebración hipnotizados por la alegría que transmitía la musica hebrea. Cuatro en cada lado tomaban las patas de las sillas y las elevaban sobre sus hombros dando vueltas a los recién casados en compás de la última tonada que se volvía más enérgica y frenética que la primera, más rápida y alegre, una diversión total.
Sus risas se juntan al instante en que sus miradas se mantienen fijas debido a que el egipcio tenia mucho miedo y el hebreo se sentía por las nubes por la alegría que parecía ser como una droga que no hacia daño a nadie.
Los invitados que eran los amigos más cercanos de los novios hacían un círculo y abrazados sobre los hombros daban una vuelta mientras cantaban alegres la tonada iniciada por los hebreos que parecían expertos en la ocasión cosa que no acabaría allí.
Al terminar la canción ambos recién casados fueron bajados de las sillas para pisar tierra mientras uno de ellos estaba mareado por tantas vueltas que significan prosperidad y alegría en su matrimonio a la larga.
Ambos muchachos situados en el escenario tomaron el control nuevamente al interpretar la sonata final de su tradicional celebración ante las nupcias. El Siman Tov.
Pero aquel trio acabaría siendo solo Nazaret quien preste su voz para esta ocasión teniendo una mirada fija en la hija del Egipcio, estaba dedicada a los recién casados pero en parte también a la hermosa Alejandría.
La boda parecía sacada de una película romántica basada en le tradición hebrea.
Ambos recién casados bailaban sutilmente al compás de la voz del nazareno quien cantaba con todo su corazón en una armónica melodía que gustaba mucho al oído de sus invitados que se sentían conmocionados por la ocasión.
Los invitados halagaban la forma en que se llevaba a cabo la boda mas emocionante de todos los tiempos siendo esta el secreto más grande que ambos recién casados tenían en común. Un matrimonio que se realizó a espaldas de la opinión de sus mandatarios era sorprendente de observar y presenciar. Un secreto que dejaría de ser aquello en muy poco tiempo conllevando a la destrucción de lo que tanto les había costado construir.
Si bien Israel y Egipto bailaban juntos era momento de bailar con los invitados y sacarse algunas fotos con ellos antes del brindis. Israel bailó lo restante de la canción con Turquía y posteriormente con Guatemala. Mientras por otra parte Egipto bailaba con Grecia y Jordania.
Egipto ardía en celos al ver al turco con Israel, era inevitable en él sentir aquel sentimiento que incinera sus adentros de formas inimaginables como si fuese un incendio forestal sin control.
La canción termina con un agotado pero contento nazareno saliendo del escenario para dar paso a una sonata tranquila procedente de los instrumentos musicales árabes. Todos bailan tranquilos mientras algunos degustan lo último que quedan de sus platillos.
Con cansancio se sitúan en sus asientos sonriendo por la celebración, uniendo sus risas a medida que se abrazan más y más permaneciendo juntos como si fueran uno sin tener siquiera en cuenta separarse por alguna razón.
Turquía se levanta de su asiento tomando en sus manos su copa con champán y dando ligeros golpes con un cubierto por parte de su otra mano llamando la atención de los demás presentes en dicha celebración.
—Quisiera dar un brindis por la unión de esta pareja. Que sean muy felices los dos e Israel...deseo que seas más que feliz con Egipto por que lo mereces.—pronunció con solemnidad mientras los demás levantaban sus copas mencionando "brindis por los recién casados".
Los aplausos se escuchan llenos de alegría ante sus perspectiva mientras agradecen en silencio y elevando sus copas con vino sobre sus hombros aceptando los buenos deseos procedentes de sus invitados.
Los regalos empiezan a llegar de parte de los mismos, cada uno es especial pero los que mas resaltarían serian de dos personas en especial que de ahora en adelante tendrían algo por lo cual estar unidos.
Grecia fue el primero en acercarse a ellos y abrazarlos por su unión.
—Felicidades querido amigo. Espero sean ambos muy pero muy felices!.—felicitó con sinceridad teniendo en sus manos unos papeles que serian el regalo estrella para el matrimonio.
Grecia puso en sus manos un folder que contenía unos papeles de propiedad que les pertenecerían a ambos de ahora en adelante.
—Qué es esto Grecia?.—preguntó el egipcio mientras ojeaba las hojas y observaba a detalle lo escrito. La sorpresa y felicidad en la cara del hebreo era muestra clara de su agrado ante semejante regalo.
—Son los papeles de tu propiedad donde disfrutaras tu vida a lado de Israel. Es una casa para ambos en Villa Melana, en Tyros en Arcadia. Tiene una hermosa vista al mar.—alegó mientras le mostraba una fotografía del inmueble.
Una obra arquitectónica ante sus ojos, tan moderna que le parecía un sueño.
Era sorprendente ver que pese a estar hundido hasta el cuello de deudas externas que provocan una inflación en su economía que hace que los precios de sus inmuebles y demás cosas que exporta se vean afectados y disminuidos de sobremanera le ofreciera de regalo un inmueble bastante hermoso.
—Gracias querido amigo.—mencionó abrazándolo fuertemente dando ligeras palmadas en su espalda cosa que Israel copio después.
Por otra parte al separarse paso por ahí el turco que no cruzo palabra alguna con el griego que incluso ni siquiera cruzo mirada con el mismo.
—Felicidades.—pronunció mientras se interponía entre ambos abrazando por demasía a Israel.—Quisiera darles un regalo muy especial.
Si algo era seguro y era una verdad, era el hecho de que la voz de Turquía era la más privilegiada que se podía escuchar. Era un privilegio escucharlo cantar y aquel privilegio lo había obtenido Grecia hace varios años atrás. Todos ansiaban volver a escuchar al turco cantar puesto que después de lo sucedido con Grecia su armoniosa voz nunca se volvió a escuchar.
Esta era una ocasión especial.
Turquía tomo el micrófono del escenario y dio algunas sinfonías a la banda para tocar cosa que aceptaron y empezaron a tocar dando vida nuevamente al joven turco que vivía feliz sin conocer al griego.
Se movía con elegancia cantando la canción con mucho sentimiento, siendo esta una indirecta para el hebreo y para el griego...sobre todo para el griego.
Cruzaba miradas con el griego quien se quedaba embelesado con volver a oír su armoniosa voz. Había un sentimiento que ahora los une más y más, es un sentimiento que va mas allá de la obligación y mas allá del amor u el odio que el turco pudiese sentir hacia él.
La canción era tan emotiva que solo aquellos que entendían a perfección el turco se quedarían sorprendidos por semejante dedicatoria. El turco estaba enamorado del hebreo y le dolía verlo feliz a lado de alguien que según el no lo merecía. En su canción donde sus labios finos se mueven temblorosamente los protagonistas de una historia ficticia narrada con sinfonía emotiva eran él y el hebreo.
Todos quedaron sorprendidos al volverlo a escuchar cantar que incluso aplaudieron en cada pausa emitida para recobrar el aliento antes de seguir.
Ambos recién casados hicieron una ovación de pie ante el regalo del turco que por mas que le costase admitir al egipcio, tenia una hermosa coz privilegiada que transmitía sentimientos más allá de la comprensión mundana de los mismos. Era arte puro.
La fiesta se lleva a cabo a como de lugar y la noche se hace más oscura...
Las estrellas brillan con fulgor y los moribundos rayos de la luna llena hacen que sus emociones estén a flor de piel, que sus deseos salgan de sus cuerpos controlando sus acciones para obligarlos a marcharse.
Tenían cierto agotamiento después de tanto bailar y reír que era momento que ellos se marchasen para dormir dejando a sus invitados disfrutar de la celebración de sus nupcias.
—lehitraot (hasta pronto).—se despidió de sus invitados estando ya en la limusina que los llevaría a ambos a un hotel donde descansarían.
Los invitados se despidieron de el de la misma forma, permaneciendo en la entrada del establecimiento haciendo ademanes de despedida con sus manos.
Aquella noche seria la más mágica y maravillosa que haya podido presenciar en su vida...
Continuara....
Maratón 2/3
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