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El Camino a la Felicidad
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Parte VIII

Propuesta de Matrimonio.

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El momento mas feliz del día,
Es cuando estoy junto a ti
Por que es ahí el instante en el que todo es paz y armonía.
Me das esa seguridad que necesito para afrontar las adversidades y mantenerme de pie en la lucha para hacer realidad todos mis sueños.
Es por ello que te amo mucho mas allá de lo que puedas imaginar...
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15 de Av del 2015/ Altos del Golán.

Era un día muy alegre en los Altos del Golán, el paisaje de la verde vegetación goza de vida y esplendor frente a sus ojos, el sol, aquel astro incandescente que da vida a la tierra en la que existe brilla como en ningún otro día lo hacia.

Salio a tempranas horas de la mañana y se había quedado ahí,sentado, observando el horizonte. Vestía con una camisa blanca tradicional de su vestuario, un pantalón negro muy formal y zapatos de la misma característica, sus cabellos rizados y alborotados con ligereza juegan con la suave brisa proveniente del mismísimo corazón del mar, un dulce murmullo de cuna que tranquilizan sus sentidos y lo llevan al éxtasis de sus pensamientos y sueños mas profundos.

Sonríe al solo recordar todo lo que ahora vive que parece resultar ser un magnifico sueño del cual no quiere despertar nunca en su vida, es el mas grande regalo que el universo le pudo otorgar, una felicidad a lado de un hombre magnífico como lo era Egipto, era un regalo oír su voz dándole cariño, sentir sus tiernos labios rozar los suyos para formar un simbólico beso marcando su memoria por siempre, sentir sus caricias sobre su rostro por parte de sus grandes manos de dedos delgados que lo hacen con delicadeza inigualable,sus abrazos que le brindan seguridad y protección ante las tempestades. Recuerda el brillo de sus ojos únicos al mirarlo fijamente mientras sus sonrisas bobas resuenan en su mente, simplemente inolvidable.

Mira con desdén, sentado bajo la copa de un hermoso árbol de olivos el horizonte donde el sol pronto empezara a caer con magnánima sutileza embriagante, tiñendo los cielos de sus cálidos colores naranja con un toque de amarillo que parece ser oro, aquel naranja hermoso que parece ser lava ardiente sobre su cabeza. Sus bellos ojos del tamaño de unas almendras se entre cierran por aquel brillo que el sol desprende, un hermoso paraíso ante sus ojos de la tierra que se le prometió desde tiempos tan antiguos que la misma historia apenas recuerda con una tremenda vaguedad tratando a aquellos grandes cuyas historias magnificas apenas se transmiten como absurdas bagatelas dignas de ser olvidadas.

Los grandes Imperios de la historia antigua casi irreconocible lo mirarían con recelo por ser al igual que Egipto aquellos que rompieron las leyes del espacio y tiempo con su mas enigmática presencia en cuyas memorias siguen las marcas del tiempo escritas con tinta imborrable cual brea que atrapa y fosiliza a quienes caen en ella es así su existencia.

Fósiles vivientes con historias emocionantes atrapadas en una memoria milenaria que difícilmente logrará aceptar todo lo hecho y ocultara aquello que cree no debe ser mostrado al mundo.

Su sonrisa es la más hermosa, transmite una felicidad sincera,una gentileza única al igual que su amabilidad. Aun en aquella armonía de un pedazo de cielo en la tierra añorada por sus antepasados se siente vacío, su corazón que late a mil cuando Egipto le regala una que otra cosa con amor ahora desacelerado recurre al sentimiento de remordimiento.

¿Egipto se merecía a alguien como él?

Puede cuestionarse aquel hecho cada noche de tormenta que azota con feroz voluntad con sus desgarradoras tempestades sobre su ser, el brillo de sus ojos muere al solo recordar todo lo que hizo, el principio de las guerras para sobrevivir ante el odio de quienes son sus vecinos, la sangre que mancho cada centímetro de su cuerpo al momento de tomar en sus manos un arma de grueso calibre. Observa sus manos que en una débil proyección observa con atroz horror las manchas de sangre impregnadas en las mismas, pólvora salida de su arma que acabaron con la vida de mas de un inocente. Así eran las guerras, por mas que se quisiera evitar la muerte de un civil inocente ante sus descontentos era casi imposible lograr dicha gloria, la guerra precisa sangre para ganarla y por mas que sea la que combate ella aun sedienta cobrara otras vidas...

Un suspiro sale de sus labios mientras cierra sus ojos un breve instante. Por las colinas que existen detrás de él viene caminando Egipto, vestido con una camisa de mangas cortas color naranja, pantalones de mezclilla azules y zapatos que parecen zapatillas de color café claro. Hoy era el mejor día para pedirle aquello que circuló por su mente durante varios días, no podía esperar más, era inevitable hacerlo. Quería y ansiaba con su misma alma intangible y primigenia compartir su existencia inmortal con la persona que mas ha amado en este mundo sucumbido en las guerras y los desacuerdos globales que las llevan a cabo. Un mundo que yace herido y bañado en sangre como si fuera un vástago nacido de las entrañas de algo más monstruoso e inocente a la vez que nunca antes se había visto.

Si bien ya habían dado un paso que conllevaba a este de forma inevitable era mejor llevarlo a cabo, había precisado ayuda de otras personas que ya se habían enterado de su intención. El confidente de su amor apunto de formalizarse en una unión sacramental era América, el protector y más grande amigo de Israel.

Llevaba en sus manos una pequeña caja color carmesí en cuyo interior de seda se encontraba un anillo de plata, no había inscripción alguna, quería a toda costa que el hebreo aceptara su petición, estaba nervioso a más no poder. Sus manos sudan y su corazón se acelera al pensar en las posibilidades de un fracaso, su mente formula una poesía que Grecia le ayudo a escribir.

Sus pasos silenciosos entre la maleza de los campos vírgenes en cuyos alrededores existen vetustos cedros enigmáticos, joviales arboles cuyos troncos fuertes y gruesos y una altura considerable extienden sus brazos para brindar sombra a quienes se posen debajo suyo, verdes y tiernas hojas de un color verde opacó brindan frutos que se convierten en una exquisitez culinaria al someterlas en la preparación de los platillos suyos tan sanos que carecen en su mayoría carne roja y abunda las delicias del mundo marino.

Apoyado en aquel árbol de olivo observa a su amado sumido en sus pensamientos, le es imposible no recordar las veces que lo vio tan apacible,tan tranquilo, tan pacivo...

Noches que estuvo a su lado escuchando sus balbuceos,noches de pesadillas que encarnan en hechos difíciles de borrar, cicatrices que nunca sanarán por que ninguno las dejo hacerlo reviven cada instante en que fue cruelmente torturado y humillado.

-Israel?.-llamo con sutileza,una voz suave que demuestra cariño casi como un cánticos de una hermosa canción que se repite una y otra vez en su mente.

Sale de sus pensamientos al escuchar su voz, aquella que nunca olvidaría por mas que lo obligaran a hacerlo, era imposible no reconocerla y olvidarla. Voltea a verlo con una sonrisa tierna en su rostro bicolor ligeramente colorado, aquel rubor en sus mejillas le dan un toque sublime en su piel pálida de extrema blancura sin igual, el brillo en sus ojos acaramelados hacen al contrario sonreír embriagado con su belleza de hombre joven e inocente. Lo hacen ver como un niño, un hermoso y angelical niño con un cuerpo de hombre maduro de rasgos que en ningún rostro estarían presentes de tal forma en que están en Israel.

-Egipto!.-exclamó con alegría mientras se paraba de su lugar y corría a abrazarlo,una corta distancia a decir verdad.

Eran dos enamorados encaminados a un gran paso que ambos anhelan en sus suelos mas lúcidos, tan tiernos en sus afectos. Abrazados permanecen un corto tiempo, si bien las cosas avanzan de maravilla con el siguiente paso aquellos se convertiría en una sublime historia sin igual. Egipto acariciaba sus hombros cubiertos de seda,bajaba su mano por el antebrazo y subía hasta sus hombros. La respiración tranquila de Israel le da la sensación de conformidad con su "trabajo" el mas hermoso que pudo tener.

Sus corazones se unen en una sinfonía con la cual ambos tomados de la mano bailan el vals eterno del amor, una sinfonía sin igual ni comparación. Una que mueve cada centímetro de sus almas y las conducen a la epifanía de sus deseos, bailar una danza que no tiene descripción ni palabras que la puedan relatar es una maravilla sin nombre, no puedes ponerle un nombre a algo que no puedes explicar más solo puedes disfrutarla como algo único que no volverá a pasar.

-Israel...mi amor...-habló con ternura,separándose del abrazo y acariciando con sus manos el rostro hebreo cual fuese una pieza de arte abstracto.-mi hermoso sueño hecho realidad tengo algo que confesarte.-su mirada se clava en la ajena viendo su alma pura mirarlo con aquellos ojos llenos de vida e inocencia manchada de sangre y gloria pura escondiéndose detrás de aquellos cristales que le sirven como ventanas ante el mundo exterior.

Israel queda quieto, con una ligera sonrisa en su rostro llena de emoción conmocionante. Sostiene las manos ajenas en un tierno agarre donde sus dedos se entrelazan boca abajo. El viento acaricia sus rostros al igual que juega con sus cabellos, algunas hebras salen del amarre del cabello rojizo de Egipto, hebras rojas que ondean con el viento y que le dan al egipcio un toque salvaje al sólo imaginarlo con el cabello suelto ondeando con el viento y con el cuerpo semidesnudo, mostrando aquellos pectorales y abdominales bien trabajados, ese cuerpo que enloquecería a cualquiera que lo viera tal y como el lo vio...

Solo era un pequeños postre antes de la entrada del platillo principal, apenas conocía el cuerpo ajeno tal y como el otro lo hacia.

Había ansias en su mirada, curiosidad en su sonrisa y nerviosismo en u cuerpo por lo que el egipcio le iría a confesar.

Egipto lo guió al centro de la sombra del árbol de olivos,el escenario perfecto se lleva a cabo ante la caída del sol en el horizonte tiñendo el cielo de colores cálidos muy hermosos. Lo miro cruzando miradas y seguido puso una de sus rodillas en el suelo donde los pastos juegan con la brisa de verano, estaba semi arrodillado tomando las manos ajenas, era momento y debía aprovecharlo, veía la sorpresa en la mirada del hebreo, un brillo único y magnifico hacían ver a sus ojos como cristales de colores únicos.

-Desde el primer día que te vi, supe que eras el amor de mi vida. No dude ni un misero minuto en hablarte e invitarte a salir, se que puede ser demasiado pronto para pensar en tener mas que un noviazgo, apenas nos conocemos eso lo sé. Pero quiero que sepas que a nadie más le pediría los que estoy dispuesto a pedirte.-hizo una pausa mientras que sacaba del bolsillo de su pantalón una cajita lo que llevo al hebreo poner sus manos en sus labios dando a entender su sorpresa.-Israel...Quisiera unir mi vida a la tuya prometiendoté que por siempre mi amor sera tuyo.-abrió la cajita mostrando aquel anillo de plata que desprendía un brillo por el choque de los moribundos rayos del sol ante el ocaso.-Israel¿quisieras casarte conmigo?.

Fue la pregunta que hizo que sus emociones estén a flor de piel,una propuesta tan mágica y anhelada en su subconsciente, las palabras salidas de los labios finos y ligeramente carnosos de Egipto hacían resonancia en su cabeza y en su corazón provocando una aceleración jamas sentida.

-Si!!.-exclamo al borde de las lágrimas mientras observaba la felicidad en el rostro de Egipto.

Egipto sonreía como nunca antes lo había hecho, sus ojos se cristalizaban al igual que los del hebreo, ambos estaban felices y al borde de las lágrimas. Tomo la mano derecha de Israel e introdujo con cuidado aquella argolla y enseguida recibió un eufórico abrazo de su pareja quien ahora después de una planificación se convertiría en su esposo.

-'ahbak , 'ahabak kthyraan ya masr!(Te amo, te amo mucho Egipto!).-exclamó en el idioma que Egipto practicaba, lo hacia por amor, lo hacia por él.

Egipto repartió varios besos en las mejillas de Israel,besando lentamente cada mejilla proyectando su trayecto hasta sus labios delgados y semi carnosos, apetitosos en un ligero tono de rosa extremamente pálido. Un beso marcaba el inicio de los días que van contando para su matrimonio, no esperarían más. El mes de Av era mágico para Israel por lo que Egipto quería brindarle la boda mas inolvidable de toda su vida.

-'ahabik 'akthar ya 'iisrayiyl.(yo te amo más Israel.).-respondió mientras se separaba de sus labios, miraba embelesado los ojos ajenos al igual que el contrario lo hacia.

Ambos habían dado un gran paso que culminaría en el más grande evento sacramental que unirían sus vidas de por vida.

Una propuesta de matrimonio.

Una tan maravillosa que ambos la tendrían grabada en sus memorias.

Una sin igual.













•Matrimonio•

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