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El precio de una Vida.
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[II]

Continuación.:

2 meses después.:

Tyros, Grecia, 20:45 pm.:

Las cosas habían sucedido  repentinamente, hace dos meses había estado en compañía de su pareja y ahora estaba más alejado de la misma, no sabia en donde se hallaba y sumido en el caos de sus pensamientos se queda en silencio mientras observa a sus pequeños dormitar.

¿Como alguien podría ser capaz de acabar con la vida de alguien inofensivo?.

En la sala de su hogar descansa sobre el sillón y su compañera es una botella de whisky que va por la mitad, el dolor lo embarga al no saber el paradero de su pareja. No quedan lágrimas que puedan deslizarse por sus mejillas en un intento de desahogarse del dolor que lo consume, la vida pareciera que conspirara contra su amor al someterlos a situaciones que ninguna pareja haya vivido. El destino tejía sus hilos tomando los suyos y cruzándolos unos con otros hasta que uno se pierde y el otro es el complemento de alguien más. El único recuerdo que queda en su cabeza y entre sus manos es una fotografía familiar con el difunto... Daría cualquier cosa por volver a ver su tierna sonrisa una vez más.

Hace un mes había pegado el grito en el cielo al no saber nada de Israel, las constantes llamadas eran rechazadas y ni el gobierno las atendía, sus mensajes parecían haberse perdido en el amplio espacio del internet. Ni una sola llamada o mensaje había llegado a sus manos, las esperanzas de que todo estaba bien se esfumaban ante las constantes faltas de respuesta.

En aquel momento de preocupación y paranoia había acudido a las instalaciones de la ONU en América para pedir información sobre Israel, las tétricas y lúgubres respuesta de la organización permanecen petrificadas en su memoria como una trágica noticia que lo llevo al alcohol.

*❁❁❁❁*

Febrero, Estados Unidos; Oficina de la ONU, 14:35 pm.:

ONU por favor dime que sucede con Israel, su gobierno rechaza mi acercamiento y mis preguntas siempre son evadidas ¿¡Que es lo que le esta pasando!?.—pregunto al borde de la histeria, la preocupación y la sensación de pérdida lo ponían mas ansioso y alterado.

ONU desvío su mirada de los papeles que sostenía y analizaba con detenimiento, su rostro era de asombro como de incredulidad puesto que le sorprendía la actitud que manejaba el egipcio. La neutralidad y la seriedad se hacían presentes cargando al ambiente de forma pesada y difícil de lidiar.

—No lo sabes verdad...—la organización se veía decaída y preocupada conforme la histeria se apoderaba de Egipto.

—Saber que... Que le ha sucedido, ¡que es lo que le ha pasado!.

—El ha muerto Egipto, el murió hace dos semanas atrás. Los peritajes lo dieron a conocer.

La información le había caído como balde de agua fría, decaído y confundido dio tres pasos en retroceso, aferrándose a que era una mentira o algo por el estilo emitió una risa nerviosa que poco a poco se iba quebrando.

—Como que esta muerto... Hable con él hace dos semanas, me dijo que se iba a reunir con Siria para tratar de parar los ataques de Irán ¿¡Como es posible que este muerto!?.—el dolor habla por el a medida que gruesas lágrimas de impotencia se deslizan por su rostro tricolor.—¡Explicame como eso puede ser posible!.

Reclamar respuestas a quien menos las sabe era algo que hacia, una noticia ocultada ante los ojos de los demás y de quienes pueden interesarse por la víctima, un señuelo se teje para desviar la atención. Una mentira surge para tapar el desastre y hacer como si nada malo hubiese pasado.

❁❁❁❁

Israel...—murmura entre sollozos efímeros salidos de las heridas de su alma que no soporta la sola idea de la soledad.

Aun estando en compañía de los pequeños retoños que poseen algunos rasgos de Israel se sentía solo, la soledad lo acompañaba pero se esmeraba en que creyera la idea de una perdida. En sí, la verdadera soledad llegaría y así perdería todo aquello que más amaba y amo.

Los errores se pagan caro, y ya era su momento de pagarlas.

❀❀❀

Marzo, 14:00 pm.:

La jaqueca lo pone en mate junto con el llanto de sus pequeños que tienen hambre, aun soñoliento y entre tanto barullo se dirige a la puerta que con anterioridad había exigido ser atendida, una visita inesperada que traía consigo su más tortuoso castigo.

ONU...—suelta con sorpresa, su aspecto descuidado y su perfume de whisky dan una mala presentación. —pasa por favor.

La organización seguida de su seguridad se adentra a aquel hogar, variadas botellas de whisky vacías decoran los alrededores de la sala y el incesante llanto de infantes le llama mucho la atención, después de todo era algo que aun asimilaba.

—He venido a verte pero veo que no estas nada bien. —comento a medida que lo observaba de pies a cabeza, notando sus enrojecidos y achicados ojos como las ojeras que los decoran.

Su cabellera desordenada, las grietas de sus labios, la palidez de su rostro, la forma deplorable en que aun se mantenía en pie, entre aquellos aspectos y los aspectos de la casa daban a entender que no estaba en óptimas condiciones de cuidar otras vidas cuando apenas puede con la suya. Una drástica pero necesaria decisión se daría a cabo.

Nuevamente el timbre llama a la puerta. El Americano había llegado a su hogar mirándolo casi con pena se adentra siendo bienvenido por Egipto.

—¿Que sucede?.—pregunto aun a dolorido mientras era juzgado por las miradas de sus visitas.

Sin darle importancia al llanto de sus pequeños la conversación prosigue hasta que el silencio inunda el hogar debido a que el americano había ido a socorrer a aquellos infantes, hijos de uno de sus mejores amigos y aliados.

—No estas bien Egipto, solo mirate.—hizo una breve pausa viendo como el mencionado se miraba.—estas descuidado, se nota que no has dormido muy bien que digamos, te has metido a la bebida y apenas puedes lidiar con tu vida...¿como podrás hacerte cargo de otras dos que te acompañan?.

Egipto levanto su mirada y encarando a la organización sumido en la paranoia de lo que resultaba ser una verdad arremete contra la organización.

—No te atrevas a quitármelos ¡Ni siquiera intentes hacerlo!¡Me oíste!.—histerico y sostenido por los guardias de la organización muestra la impotencia mezclada con el enojo en su rostro.

Retenido por la fuerza que ejercían aquellos hombres observa como el americano baja con sus pequeños en brazos del segundo piso dirigiéndole la mirada de forma despectiva. Impotente y forzajeando para ir tras el hombre que sale "robándose" a sus pequeños cae rendido debido al abuso de fuerza que había ejercido uno de ellos al golpearlo en la boca del estómago.

La organización se quedo en silencio observándolo con detenimiento mientras leía un informe frente a sus ojos.

—Lo siento pero esta es la declaración de Israel; si algo ha de pasarme en estos últimos días de guerra quiero que América se encargue de mis hijos, no puedo confiar en Egipto.—dijo serio a medida que sacaba otro papel.—tu ya no tienes derecho alguno a aquellos pequeños, tú estas casado con otra persona y solo aquel matrimonio tiene validez.

Cerrando con fuerza sus ojos e intentado respirar normalmente acepta la realidad, el dolor físico no se compara en absoluto con el dolor que experimenta su alma. En la soledad de su hogar y aun tendido en el suelo se arrastra hasta la puerta donde llorando y sollozando sobre sus brazos se rinde ante lo que resulto ser el costo de sus errores.

Todo había sucedido de forma imprevista, había perdido todo aquello que lo rodeaba. Primero había sido Israel, su pareja y la persona que más amaba en el mundo además de sus hijos; segundo habían sido sus hijos, aquellos recuerdos vivientes de su difunto esposo quien había muerto.

Había aceptado la noticia sin rechistar o ponerse en contra de la realidad. De hecho había mencionado y/o culpado a Turquía de que Israel había muerto. El turco pagaría por sus palabras de la misma forma en que el había pagado sus errores.





Sin siquiera separarse de la verdad dicha no había podido ir o indagar mas al respecto. Como podría cuando el dolor era más fuertes que la esperanza de que su amado estuviese con vida.

Lo amaba y aun sentía su presencia, cada noche en la habitación espaciosa lo sentía recostado a su lado, en las mañanas oía su voz llamándolo para tonar el desayuno, en las tardes sentía su perfume natural impregnarse en sus mejillas sintiendo la calidez de sus labios impactar delicadamente sobre sus mejillas y labios. Aquellas frías noches ansiaba tenerlo entre sus brazos y recorrer su cuerpo de formas indescriptibles, recorrer cada segmento de su piel aun inexplorado por sus manos y labios.



Lo que vivía era una cruda y cruel mentira difundida como verdad, el gobierno no diría que su representación había desaparecido dejando claro su debilidad ante los ojos de sus enemigos. La noticia de una muerte pondría un serio fin entre aquellos más cercanos como lo era Egipto, una unión nunca vista con buenos ojos era mejor acabarla de este modo. Aun siendo una mentira era preferible aquello, pondrían a alguien joven para remplazarlo y que mejor que Tel Aviv.



Una cruel mentira que acabaría con la vida de quienes se vieron involucrados en los antecedentes de dicha historia.








Su único consuelo era aquella fotografía arrugada que permanecía sobre el sillón de su sala siendo destrozada por el licor.

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