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El desconocido, una puerta a la verdad.
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【ⅤⅠⅠⅠ】

Mes de Agosto, 18:30pm.

Ha estado pensando mucho en que circunstancia mas adecuada seria capaz de sacarle aquella venda que el turco puso en sus inocentes ojos, hallar una manera por la cual no llegue a sufrir era difícil, lo más seguro era que si al saber lo que hizo en un momento de ofuscación seria incapaz de perdonarlo y capaz de guardarle rencor, no solo a él sino también al turco.

Si, Turquía merecía ser castigado por sus bajezas y entre ellas haberlo engañado para que renunciara a su derecho de paternidad. Pero no de aquel modo y menos aun usando a aquel pequeño retoño que los une como un arma para concretar su venganza.

Dios lo castigaría por ello, por haber envidiado la felicidad ajena y haberse involucrado en un malévolo plan que acabo con la felicidad de quienes parecían ser los más agraciados con este sentimiento. Lamento el hecho de haberlo hecho infeliz e incapaz de disuadirlo de participar en aquel plan, aquel sentimiento tan fuerte que carga consigo desde hace varios años se vio reflejado cuando en el momento que tuvo oportunidad para decirle al egipcio que su pareja corría riesgo él calló, por miedo y por chantaje con lo que más quería y adoraba en este mundo después del turco, la bajeza de aquella entidad en usar a su hijo como método para callarle la boca fue algo que no perdonaría ni a él ni al turco.

—¡Que dilema...!.—claramente frustrado seguía buscando manera alguna de decirle la verdad y no esperar más tiempo de lo debido.

Beber es la manera con la que llega a formular mil y un ideas diversas con pros y contras entre si, meneando aquella copa mientras da el ultimo sorbo y se pone serio perdiéndose en un punto cualquiera de su habitación. No durmió y paso la noche en vela a la par en que sus ojos y su cuerpo sentían la presencia del amanecer acercándose cada vez más y más. Esta cansando de pensar en ello, de seguir al margen de la vida de su pequeño que ha empezado a soltarse más con él.

Siendo escasos minutos avanzados de la tarde prefiere salir de su hogar y caminar por los alrededores de su morada, salio de su habitación cabizbajo y peinando su rizada cabellera con sus dedos mientras suspira con pesadez. Entre pasillos y escaleras solo oye la risa de su pequeño proviniendo desde el patio, de seguro estaría jugando con aquel minino como también cabía la posibilidad de que estuviese hablando con su buen amigo "Ottoman", no le tomo importancia ya que al estar solo posiblemente creo una compañía con la cual desahogarse y divertirse a pesar de no ser alguien que existiese en el plano  físico/material.

Salio dándole el recado de forma personal al pequeño y pidiéndole que lo que hizo el anterior mes y mucho más antes de ese no volviese a suceder, el pequeño asintió divertido prometiendo no volverlo a hacer ya que tenia la compañía suficiente para seguir entre aquellas cuatro paredes de una edificación bastante ostentosa.

Por su parte el pequeño lo vio salir y continuo charlando con su amigo imaginario.

Podrían aquellos ojos verde turquesa mostrar la pena, la decepción y la alegría de conocer a una criatura tan especial como lo era él (?). Vistiendo de la misma forma en que se fue cambiando lo tonos rojo, azul y Borgoña de su atuendo por dorado y blanco permaneció a su lado. Juraría que tenia la misma e inusual apariencia de su único heredero de sangre, aquella mirada tan dulce que acompaño sus desvelos pensando que sus luchas determinarían con su victoria un gran futuro para el mismo.

Se lamento el hecho de haber sido tan débil a comparación de sus aliados, que a pesar de tener pequeños, eran capaces de mantenerse firmes ante las adversidades, parecían no tener miedo de morir si morir significaba salvaguardar el patrimonio de su país y la honra de su orgullo, sus hijos.

Debilitado llego a ser el talón de aquiles por sus aliados mediante la cizaña de una maldita promesa que quienes permanecían bajo su protección se atrevieron a creer. Maldecía muy en el fondo la palabra "Revolución" puesto que por ella el acabo muerto y dejando a un pequeño tan joven huérfano y con una gran responsabilidad sobre sus hombros, no es capaz de justificar sus actos mediante ello pero los mismos se nutren de aquella "infancia" que tuvo.

—Cuentame una historia más Oto, me fascina la forma en que las cuentas!.—entusiasmado y exaltado como a la vez emocionado pedía a la entidad "imaginaria" que le contase más anécdotas de su vida que transmite como cuentos fantásticos a su pequeña audiencia.—¡Por favor!

Aquella mirada lo doblego, tan tierna que provoco una extraña presión sobre su pecho y por la cual levito por los alrededores buscando redención. Un fulminante recuerdo invadió su ser provocándole un severo shock y llevándolo al mundo del cual nunca debió salir.

Como gustes pequeño... —un particular acento siempre destaco de su voz cuan dulce y serena llegaba a ser, preparo todo en su mente para hacerlo perfecto.—...tardes de verano en que sueles ver el ocaso descender, un soldado tras los bastiones de una ciudad caída vio la misma arder hasta morir. Muy a lo lejos un joven imperio que no es mas joven pero si mas anciano ha divisado la mayor de sus proezas, la maravilla de sus ojos era semejante a la impresión que causa ver en pleno desierto florecer una hermosa flor, la forma más hermosa que podría ver estaba frente a sus ojos manteniendo la rudeza y la disciplina como también su delicada belleza militar....

El pequeño oye atento sus historias de comienzo a fin, la forma en que las palabras llegan a cobrar vida y su mente es capaz de proyectarlas frente suyo, como si hubiese estado en aquel sitio a la par de la historia. Alejado de la realidad vivió porque Turquía no quería mostrarle todo aquello que lo hace a él, guerras y muerte, disputas por cosas que ahora considera tal vez insignificantes que conllevan a malos entendidos y expropiación de tierras, expropiación de hijos para nunca más verlos, al menos no del mismo modo...

Turquía estaba algo trastornado por su infancia, la forma en que ascendió al poder después de una guerra interna que llevo a la muerte de su padre y al cual no tuvo la oportunidad de enterrar ni darle una decente despedida...fue demasiado para aquel joven asumir la responsabilidad aun cuando de ello no sabía nada.

Por otra parte Grecia yace pensando en la forma de decirle todo y así no ser odiado ni provocar que el pequeño odie al turco, es difícil lograr aquello puesto que su pequeño vivió parte de su infancia en compañía del turco a costa de cuantas mentiras hubiese este haber sido capaz de decirle, tan solo creía firmemente que el destino dispondría de un tiempo adecuado para que aquel niño inteligente sea capaz de asimilar una verdad que pondría su mundo de cabeza.

Los resultados se reflejarían más en el futuro que en el ahora.

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