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El desconocido, una puerta a la verdad.
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【Ⅰ】
Camino por todos los alrededores ya conocidos y entre ellos, pasajes que conllevaron hasta donde esta ahora, en plena calle y observando la maravillosa ciudad de Athenas, prácticamente uno de tantos lugares que la conforman sin saber donde esta pero sintiéndose familiarizado con el ambiente.
Divagó entre callejones, cada uno mas estrecho que el anterior y mientras se va perdiendo a costa de la preocupación en que podría hallarse aquel hombre que lo cuida, que mas daba, de cualquier forma hubiese buscado la manera de huir de aquel ostentoso hogar en búsqueda de su padre.
Su camino se vio obstaculizado por su falta de conocimiento del lugar en que se halla, camino bajo el fulgurante sol sin siquiera haber descansado, se guió por su instinto curioso y por aquellos fragmentos de memoria que guardo en el camino llegando a este lugar, la acrópolis de Athenas, siendo sinceros ni el mismo se dio cuenta de los pasos que daba hasta que llego ahí. Parecía que daba su ultimo aliento cuando cayó arrodillado frente a aquella acrópolis pero siguió el rumbo de aquellos turistas que se adentraron en la misma.
Se maravillo con todo lo visto y mientras subía más y mas podía ver casi todas aquellas ciudades y algunos pueblos pequeños conformar Athenas, se maravillo y de hecho su mayor sueño fue conocer Athenas, si bien el turco buscaba la manera de disuadirlo llevándolo a partes únicas de sus tierras, este acontecimiento seria lo más rescatable de su estadía en un lugar que ni siquiera piso en su vida más solo supo por libros y extrañas conversaciones que oyó de su padre.
Mientras esto ocurría, Grecia cayó en el pánico y la histeria. Con los pelos alborotados de tanto agarrarse la cabeza intentando razonar hacia donde podría haberse ido siguió buscando en los alrededores, no obstante, al seguir buscando recientemente recordó algunos hechos de su pasado, aquel pasadizo que lleva hacia las afueras de su mansión.
Siguiendo aquellas pistas escasas y vagas son las que lo llevan a seguir buscando por la ciudad a su pequeño, teniendo las esperanzas de hallarlo ahí entre la multitud y no así haberlo perdido para siempre, eso jamas se lo perdonaría.
Pasarían largas horas buscando por doquier, preguntando a quienes viese si habían visto a un pequeño de hermosos ojos turquesa y piel semejante a la suya, claramente las respuestas siempre eran las mismas, no.
No se detendria, no hasta que diese con el paradadero de aquel pequeño que en tan escasos minutos había ya desaparecido frente a sus narices. Posiblemente pensar en aquella vida del pasado fue la causante por la que ahora se halla casi histérico buscando con locura a quien por el momento esta extraviado.
Pasan las horas y el se queda ahí, sentado en un escalón de la cima observando el atardecer y como este denota a la ciudad mas hermosa, jamas esa imagen saldría de su cabeza, la forma en que un hermoso naranja se expande sobre un ostentoso manto azul dando la bienvenida a la hermosa noche ¡Que fabuloso seria observarla desde ahí cuando las luces se encienden!.
Suspiro tan siquiera como todo un joven soñador, apenas un niño con aquellos aires de gran poeta que sin saberlo intentaba formular en su mente aquellas ideas tan hermosas que fuesen capaz de sonar como bellos sonetos o siquiera hermosas odas, tal vez aquel talento nato que posee el griego paso a una siguiente generación, una generación mestiza y única.
Llego la noche y como había pensado, su espera valió la pena. En aquel lienzo oscuro las estrellas lucían hermosas, como reflejos plateados brillantes de esferas a millones de kilómetros de distancia, una hermosa luna en su etapa de cuarto creciente mientras las luminarias artificiales proyectan una luz sobre aquellas estructuras milenarias en las que yace descansando, su acción desde un principio llamó la atención de quienes por extrañas razones se quedaron ahí, con el estómago casi vacío se acerco a ellos en busca de comida, aunque sea las sobras de algo que ya comieron, semejante maravilla abrió su apetito después de tanta espera y caminata.
Grecia permaneció agotado, apoyado sobre una pared mientras va descendiendo hasta caer al suelo suplica a los cielos que el pequeño este bien, aprieta los dientes con cierta impotencia mientras algunas lágrimas se deslizan por sus mejillas, en sus manos hechas puño yace su teléfono con la batería a medio morir mientras la imagen de aquel pequeño se va perdiendo debido a que, al igual que sus energías, la batería se agotó.
Tira aquel teléfono por ahí mientras intenta sacar fuerzas de donde no las hay, puesto que el calor absorbió sus fuerzas y lo dejo débil y con un fuerte dolor de cabeza. Divagó por doquier y siguió el mismo rumbo a su hogar, tal vez mañana tendría mejor suerte pero ¿por que?, se detuvo y volvió a mirar atrás, aun cuando la cabeza pareciera que en algún instante de su vida del ahora acabaría explotando y que su cuerpo posiblemente acabaría tendido sobre el suelo mientras la gente sigue su rumbo sin siquiera preocuparse por él decide seguir, seguir aquel rumbo que promete llevarlo con su pequeño, lo presiente...
Y no se equivocó, dichas personas que estuvieron ahí y encontraron al pequeño fueron nada más y nada menos Tracia y Macedonia, quien hubiese imaginado que el destino los hubiese llevado hasta aquel pequeño con el cual, sin siquiera saberlo, convivieron de manera divertida llevándolo a la ciudad.
Fue el mayor alivio que pudo tener este día, ahí, sonriendo con quienes dejaron de ser algunos desconocidos y conocidos pasarían a ser parientes, una enorme sonrisa se formo en su rostro conforme corría entre las calles cruzando por las avenidas sin importar que algún auto estuviese a punto de atropellarlo. Solo se guió por su instinto paternal y logro abrazarlo, sus lágrimas se borraron mientras aquel pequeño entre sus brazos se removía intentando zafarse de aquel extraño.
Ambos jóvenes se miraron entre si sorprendidos por el actuar de su padre ¿quien o que se suponía que era aquel pequeño de su padre?
—Mi pequeño, que bueno que estés bien, te prometo que no volveré a perderte...no de nuevo...—prometió hablando por demás tan siquiera una incoherencia que además de dejar molesto e incómodo al pequeño, lo dejo intrigado y aun más a sus acompañantes.
Entre ellos volvieron a mirarse con sorpresa, atónitos por lo que oyeron de la boca de su padre.
—Quieres decir que...—decia Tracia antes de ser interrumpida por Macedonia.
—Es nuestro hermano!?.—complemento la oración que con anterioridad su hermana intentaba terminar.
Grecia volteo a verlas y comprendiendo su sorpresa retomo su postura erguida, sosteniendo la mano de aquel pequeño para que no pudiese irse por ahí.
—Es una larga historia pero, pronto se las contaré, gracias a Dios que fue con ustedes que el se encontró y que fueron capaces de estar aquí, no saben lo preocupado que estuve al saber que se había extraviado. —suspiro con alivio aunque claramente, hoy se llevo el peor susto de su maldita vida, al menos eso es lo que sentía.
Ambas jóvenes asintieron un tanto convencidas y se despidieron, era un momento bastante incomodo saber que un pequeño, hijo de su padre y su ahora ¿hermano o medio hermano? Ya ni sabían como llamarle, mas aún cuando supieron su nombre preferían no creer que entre dos hombres algo así pudiese suceder, en si era algo absurdo y por demás decir fantasioso que imposiblemente seria verdad y real.
—Ven, vayamos a casa.—mencionó un tanto tranquilo sosteniendo la mano de aquel pequeño guiándolo hasta su hogar.
Pareciera que dentro de su cerebro palpitara una de sus venas y esta a su vez estuviera a punto de explotar, juraría que si no lo hubiera encontrado hubiese caído inconsciente en el suelo puesto que de manera sobrenatural sigue conllevando el dolor, es incapaz de ocultarlo...sus ojos y su forma decaída de caminar y de expresarse con muecas lo dejan ver muy claro. El pequeño se zafa de aquel agarre y lo sigue a su manera mientras intenta ¿asimilar?¿pensar? En aquellas palabras que salieron de aquel hombre ¿que tal si decía la verdad? ¿Acaso era el padre que lo abandonó hace varios años atrás cuando aun era pequeño? ¿Acaso era él?.
De cualquier forma las respuestas que busca ante aquellas grandes incógnitas que su pequeña pero inteligente cabecita formulan, todo a su debido tiempo puesto que debe madurar antes para en si asimilar la respuesta.
Su verdad, aquella tras su infancia. Una historia con dos culpables y una víctima ¿quien sera el inocente en esta historia personal? Tan solo ellos lo saben.
Tan solo ellos lo saben...
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