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Él comienzo de una niñez fragmentada.
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«④»

Pareciese ser este el fin de la linea entre la cordura y la sensatez.

A los pies de su gran cama matrimonial ha sentido una gran culpa, pero pese a ello las esperanzas renacen en su ser llenándolo de dicha y coraje.

En las vestiduras de su pequeña una memoria de una cámara ha encontrado, no podía imaginarse que clase de enfermo hubiese grabado semejante atrocidad. Lleno de coraje en la penumbra de la media noche, caminando por el umbral de la puerta de su habitación divagó, con las manos hechos puños deseaba encontrar a aquel enfermo para propinarle una que otra golpiza bien merecida.

Todos a esta hora dormitan, su pequeña en la habitación continua a la suya mientras Libia dormita en la de invitados. Bajo las escaleras y yendo directo a la cocina tomo de la alacena una botella de licor, quería embriagarse para poder olvidar lo que había visto, lo que escuchó y sintió cuando vio aquellas escenas en donde quien se supone lleva muerto era flagelado de una manera atroz.

En su mente se proyecta con claridad aquella escena, su piel amoratada y con cicatrices que parecen no haber sanado correctamente, sus ojos enrojecidos e hinchados de tanto llorar que incluso sus mejillas se notaron coloradas. Lo vio descuidado, había dejado de ser lo que alguna vez fue, ni siquiera era la sombra de lo que alguna vez fue. El mensaje del perpetrador era muy claro y fue dirigido hacia él, aquello lo lleno de coraje y rabia.

Quiso por todos los medios buscar por su cuenta a quien vio vivo y siendo torturado, quiso pero la duda de en donde puede hallarse se lo negó.

La furia es retenida en su ser de una manera sobrenatural y excepcional, beber de la manera en que lo hace no es bueno, se excede y aquel exceso le provocara una pequeña felicidad que pronto sus propias manos serian capaces de destrozar. Quien fuese su esposa seria la víctima de sus impulsos. Una noche silenciosa y sepulcral, el aroma del licor esta impregnada en su piel y en sus ropajes, adentrándose en la habitación de su cónyuge un encuentro forzado se ha de generar.

En su alucinación lo vio a el descansar, quiso remediar sus errores complaciendolo a toda costa, haciéndolo suyo como sus primeros años de casados, como en cada viaje o en un día cualquiera que llegaba a ser especial. La confundió con él y aquella confusión un fruto ha de generarse de aquel error.

Más por otra parte, la pequeña que ha estado dormitado sueña algún día poder tener alguien que la hiciera de compañía, un hermanito con el cual compartir todos los momentos de su vida tal cual lo hace con Egipel, deseando que aquel pequeño fuese el hermanito que tanto desea. Se parecen y se llevan muy bien, son buenos amigos desde que tiene memoria sin saber que él es aquel hermanito que tanto desea, sin saber que dentro de alguien ambos se formaron y vivieron juntos durante nueve meses, sin saber que quienes los cuidan no son sus verdaderos padres con excepción de ella.

Ella tuvo el privilegio de estar con su padre, convivir con él al contrario de su hermano. Su mellizo fue privado de hacerlo, privado de convivir con su verdadero padre y creyendo que el usurpador que tan solo tenia el deber de cuidarlo es su padre.

Tantas cosas que los hacen ver como hermanos que muchos ya se han dado cuenta. La forma en que ambos logran comunicarse a la perfección y entenderse, el como actúan cuando ambos se hacen compañía, como juegan y se sonríen sin hacerse daño por celos o para llamar la atención. Un amor de niños que tuvieron el privilegio de ser criados por personajes que decidieron cuidarlos como si fuesen sus hijos propios.

En una noche como esta las entidades de la noche plutónica salen de sus lechos para divagar, quien con anterioridad dejo de hacer apariciones acosadoras fortuitas vuelve a presentar su presencia. Se acerca a la pequeña cama en donde dormita la pequeña para observarla con detenimiento, la graba dormitar y escucha que del otro lado de la cámara su rehén pide misericordia y se somete a la voluntad de quienes lo recluyen.

Esta entidad es totalmente distinta a las demás, a pesar de parecerse a ellos solo su personalidad es distinta, envidiando muy en el fondo de su ser, ser privilegiado por un pequeño en su vida. Su maní derecha acaricia con sumo decoro aquel infantil rostro, suave como el pétalo de una hermosa rosa en primavera.

Que sus manos fuesen cortadas si de ellas un movimiento brusco fuese capaz de dañarla, que su vida sea exterminada si fuese capaz de ponerle siquiera un dedo encima a alguien inocente como lo es un niño, que su alma sea condenada si no fuese capaz de hacer lo correcto cuando aun todavía tiene el tiempo de hacerlo.

Siguió los pasos de aquella pequeña desde que llego, hizo seguimiento a la vida del pequeño que vive en Estados Unidos. En sus manos aquellas fotografías que sostiene son muestras fidedignas de ello.

Alejando su mano con cuidado del rostro infantil procede a colocarlas a su alrededor, era casi una forma de resarcir su error. Dejar aquellas  fotografías servirían para aminorar el dolor con el cual carga el corazón egipcio, veía injusto aquella tortura que fue propuesta por uno de sus cómplices.

—Ustedes no merecían sufrir por esta...—estaba enfadado, consternado y la culpa que carga le hace contar la verdad.—está absurda venganza...

Era absurda en si, las víctimas eran seres inocentes que no merecían pasar por lo que pasan ahora; viviendo separados y encontrándose como buenos amigos aun cuando son hermanos, siendo privados de haber crecido en compañía de sus padres. Les quitaron a uno y los dejaron con uno al cual hicieron de todo para quitarle el único motivo por el cual aun seguía en pie. Los azares del destino eran crueles con quien posiblemente merecía un castigo pero no de esa magnitud.

—Que Allah proteja este hogar, que Allah logre perdonar mis faltas.—suplica en un murmuro antes de marcharse para no volver nuevamente a ejercer aquel trabajo.

Marcharse después de hacer algo bueno seria recompensado con aquello que más desea, más las cosas aun se pondrían más difíciles de lidiar. Los enemigos hicieron un gran trabajo al privarle de la felicidad cuando es la que más necesita después de darse cuenta de que aquel a quien tanto ama aun esta vivo.

Solo era cuestión de tiempo para que pudiese verlo con los propios ojos.

Dos fotografías que serian capaces de alegrar su día una vez más, de alimentar las esperanzas de que algún día todo volvería a ser como antes.

Aun cuando aquello era imposible de suceder.





Las cosas jamas volverán a ser como antes, jamas.

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