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Él comienzo de una niñez fragmentada.
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«①»
—Cuantos años tienes?
—Umm...cuatro!.—señalo con los dedos de sus manos.
—Hum, yo creo que aun tienes tres.—comentó divertido.
—Tres?.—volvio a mostrar tres dedos de sus manos.
—Asi es, tienes aun tres...pronto tendrás cuatro mi pequeño!.—removió divertido los pequeños rizos pelirrojos que su pequeño poseía.—ahora dime ¿cómo es que te llamas?.
—Egipel!.—respondio alegre, con las manos extendidas hacia arriba.
—Muy bien mi pequeño, ese es tu nombre y nunca lo has de olvidar ¿entendido?.—lo tomo entre sus manos y lo hizo descansar sobre su antebrazo derecho, manteniendo su mirada fija en la del infante.
—entendido...
—Ahora, por último ejercicio de este día, ¿quién es el de la foto?.—señalo la imagen en su teléfono, al imagen que le había pasado Tel Aviv hace meses atrás.
—mami!.—extendio sus manitos hacia el aparato, tomando el mismo y poniéndoselo en el pecho.
—Asi es, él es mami, nunca lo vas a olvidar...me lo prometes?.
—si!.—asintio reiteradas veces con su pequeña cabeza, manteniendo una tierna sonrisa infantil en su rostro.
—Muy bien, es hora de recreación, puedes ir a jugar en la sala mientras tanto yo iré a hacer asuntos importantes en mi despacho ¿de acuerdo?.
El pequeño asintió con su cabeza de forma positiva.
—Ese es mi muchacho, ve a jugar, pronto te alcanzo.—lo bajo de sus brazos y lo vio correr hacia la gran sala.
Se sentía orgulloso de aquel papel de padre que hasta incluso pensaba que lo hacia de maravilla, nadie podía negarle que su trabajo como figura paterna era uno de los mejores que un padre primerizo podría hacer, ofrecerse como una imagen paterna ante un niño que no es suyo y que tarde o temprano se lo arrebatarían era de valientes y él lo era.
Sentado en el cómodo sillón de su despacho a revisado algunos papeles de su trabajo, decidió cambiar su lugar de trabajo de su oficina en el gobierno a su hogar, estar más cerca de su hijo era el propósito por el cual tomo aquella decisión. En parte se sentía decepcionado por la flaqueza de la organización que promulga la paz entre todos, fue débil al darle una nueva oportunidad al brasileño para que no volviese a cometer aquella ilegalidad de nuevo aunque dudaba con obvia razón que aquel hombre fuese capaz de cumplir con lo que prometió.
Habia cumplido su promesa, desde hace meses ejercito la cabeza de aquel pequeño para que memorizara ciertos aspectos, que ampliara su lenguaje a palabras más amplias que simples monosílabos o bisílabas, le enseño y fortaleció sus pasos, dejándolo caminar sin su apoyo hasta que lo logro con total éxito. Estaba más que contento, al firmar y revisar aquellos papeles aquella sonrisa de podía divisar, la energía que aquella felicidad le brindaba lo ayudó a acabar más rápido el papeleo para ir a jugar con su pequeño.
—mi pequeño, como has crecido...—suspiraba el arco de la gran sala, viendo a su pequeño jugar con más energía que cuando era aun más pequeño.
Corrió y lo tomo entre sus manos, tan solo al hacerlo provocó en el infante un estallido de risas estruendosas y contagiosas. Ambos reían a carcajadas mientras el texano empezaba a hacerle cosquillas y el pequeño pataleaba para que le dejase de hacer cosquillas.
Exhausto de tanto reír que hasta casi se le acaba el aire paro su acción, abrazándolo con cuidado, teniéndolo entre sus brazos se aferro a su pequeño cuerpo que empezaba a crecer.
—Dime quien soy yo, dime.—lo encaró y de forma melosa empezó a preguntarle al pequeño.
—Papi, lindo papi!.—respondio alegre, aferrando sus pequeñas manos al rostro de aquel hombre que lo tenia entre sus brazos.
Texas sentía las suaves caricias de aquellas pequeñas manos infantiles e inocentes, tan solo con la mirada sumisa y una sonrisa franca se dedico a mirarlo, viendo la curiosidad en la mirada ajena, viendo aquella chispa en sus ojos de algo que aun no comprende. Tan solo existe y basta para que lo haga sentirse dichoso de tenerlo en su vida.
—Tengo una idea mi pequeño, nos veremos fantásticos.—manifesto alegre, llevándose al pequeño entre sus brazos comenzó a cambiarse y a cambiarlo, tal vez una vestimenta que usaba en sus días de libertinaje seria la sorpresa.
— ahora somos cowboys my son.—se miraron en el espejo viéndose fantásticos, aun cuando aquel pequeño no se asemejaba mucho a él parecía ser una pequeña copia del texano.—ven pequeño, vayamos a un lugar divertido.
Tomo su pequeña mano y salió de la habitación, lo ayudó a bajar las escaleras vistiendo adorable ante la mirada de quienes pronto los verían.
Tal vez una experiencia que serviría de brújula a quien se supone se encarga de cuidarlo y protegerlo de todos los peligros que denota el mundo.
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Tyros, Grecia, 21:30 pm.
Tan solo la bebida es capaz de aliviarlo de sus penas, alivianar sus culpas y disipar sus preocupaciones, brindándole un efímero momento de paz y tranquilidad, sobre todo regalándole un ápice de felicidad irreal.
En aquella casa que fue el mejor regalo el día de su boda, en aquella morada que junto con el israelí hicieron posible que se convirtiera en un hogar descansa sobre el sofá empolvado de aquella desalojada edificación. Beber para escapar de sus problemas y sentir siquiera un instante feliz viviendo del recuerdo era lo que hacia, escapo de su hogar con Libia para tomarse un tiempo para si mismo, escogiendo un mal lugar para hacerlo sigue mortificandose por lo sucedido hace tres años atrás.
En silencio se lamenta, ni siquiera queda en sus ojos lágrima alguna que derramar para su difunto, tan solo quedarse allí, postrado como si fuese una piedra bebiendo sin parar, fumando cuando se le acaba la bebida y yendo a bares cuando ya no consigue en su hogar. Era la ultima botella de aquella alacena, un licor elegante que entra en su interior de forma fuerte, un licor tan fuerte que le provoca disgusto pero que el dulce "sabor" del cigarro es capaz de borrar de su paladar. Tan solo calar y exhalar aquel humo toxico le da un poco fe libertad.
Aquella noche que planea ser eterna y hermosa empieza a recordar los momentos extasiantes en que aquel astro nocturno estuvo presente, siento testigo de sus actos candentes y vulgares. Tan solo vive en su recuerdo aquellas experiencias, cerrando sus ojos mientras sigue fumando aquel cigarro y pasa su mano libre por todo su cuerpo. Rememorando cada caricia, cada toque, cada beso...todo de él y lo muy poco que conoció. Pasando sus dedos por sus labios que expelen el humo gris de aquel cigarro, pasando por su cuello que fue besado por su amante cuando se entregaron a la llama de la pasión y la lujuria.
—Israel...mi amor...—murmura con ternura, ebrio y apenas cuerdo empieza a caminar tambaleándose por toda la oscura sala.
Todo lo conoce a perfección, sube las escaleras y escucha un ruido, como si alguien más lo estuviera acompañando en la morada que luce abandonada desde hace tres años.
Camina con confianza, los pasos por demás cesan y lo ultimo que ve es una sombra que proyecta la luna, una silueta que se posiciona tras suyo y lo noquea, cae al piso viendo como es que dos personas más se hallan en compañía de quien tal vez halla visto.
—Te mereces esto y mucho más.—oye decir a uno de aquellos hombres que están en su hogar, siendo aquello lo ultimo que oye antes de ser nuevamente golpeado pero esta vez en todo el cuerpo hasta dejarlo inconsciente.
Apenas con vida, apenas cuerdo ve como se va el último de aquellos hombres, toma su teléfono e inicia una llamada.
—Emergencias? Tengo un hombre muy herido en la siguiente dirección...
Sale huyendo pero deja detrás del armario su teléfono móvil con una pista que lo ayudaría. Una pequeña pista que alimentaria las esperanzas de que quien esta muerto posiblemente este aun con vida y que su muerte fue mal infundadas por gente de poco criterio investigativo.
Un vídeo de algo que lo dejara helado y furioso, tan solo uno que seria suficientes para fortalecer las investigaciones del caso.
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