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El despertar de la Paternidad.
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Han pasado ya dos meses desde que tiene la tenencia temporal de la pequeña, no esta orgulloso pero tampoco se siente culpable. Vaya problema en el que el brasileño se hallaba, sufriendo las sanciones impuestas por la ONU ante su actuar decepcionante. Solo hizo lo correcto aunque aquello llevara consigo el derrumbe de quien apenas podía seguir erguido.

Ver a su pequeño congeniar con su hermana era todo lo que quería ver, su sonrisa infantil, verlo compartir con alguien que es de su misma sangre, aprendiendo a ser amigable y cariñoso con su hermana que hasta el momento llego a ser una pequeña desconocida.

Acostumbrado a lo que implica cuidar del pequeño, su rol empieza a requerir un doble esfuerzo, más concentración y más cuidado. Semejantes pero no iguales, mínimas diferencias resaltan y los hacen únicos y diferentes al mismo tiempo que aparentan ser iguales. Tal vez dormir sea un privilegio del cual esta privado de gozar como con anterioridad lo hacia.

Adecuar el horario de siesta fue una tarea ardua y casi imposible de lograr hasta que logró aquella hazaña, teniendo así un tiempo para contemplar sus propia existencia y darse algunos gustos de los cuales apenas recuerda haber gozado. Dejándolos al cuidado de California salio de su hogar, vistiendo con un atuendo casual pasa en su vehículo por los lugares que solía frecuentar. Un bar rustico en donde el alto volumen de la musica es perceptible y la imagen de los ebrios es más que preocupante como graciosa, tan solo sonríe nostálgico y pasa de largo.

No esta para quedarse ahí, beber hasta caer casi inconsciente o apenas consciente de lo que hace, menos aun cuando conduce y mucho menos cuando tiene responsabilidades en casa, esperando de su total consciencia.

No muy lejos del lugar un enorme coliseo, aparca en el estacionamiento y camina por el lugar. Oh que recuerdos guarda de aquel lugar, sintiendo la adrenalina recorrer su cuerpo impulsándolo a participar accede a aquel impulso. Siendo un voluntario como cualquier ebrio pero estando más que cuerdo permanece montado sobre un corpulento toro. Tal vez aquella gran sonrisa en sus labios es muestra fidedigna de que había por mucho deseado pisar un campo de rodeo. Las piruetas, los constantes movimientos bruscos del animal le hacen recuerdo de su "juventud". Se sentía tan viejo y maduro que apenas se reconocía, con una mano sosteniendo la correa y con la otra extendida en el aire sintiendo aun más la adrenalina dura más de 5 min sobre el animal, mareado por tantas vueltas cae rendido al suelo cuando casi llego a los seis. Cerrando sus ojos permanece en el suelo, siendo sacado por los payasos de rodeo sale ileso aunque un poco sucio, una cerveza en lata es el elixir que calma a la fiera que existe dentro de el, evitando así que proclame a todo pulmón que puede durar sobre el animal más de seis minutos, incluso podría hacerlo hasta quince o diecisiete minutos.

Regresa a casa, pareciera que el día confabuló en contra suya para hacer parecer que aquellos escasos minutos fuesen horas que pasaron a gran velocidad, siendo esto distinto cuando esta en casa. Nostálgico reanuda su camino pero en dirección a su hogar. Como extrañaba " vivir de nuevo", sentirse libre y despreocupado pero al mismo tiempo amaba tener alguien esperando por el en casa además que una noche transversal. Ver que alguien necesita de él en todo instante, ver como tan solo una simple presencia es capaz de despertar un lado tan único y especial, despertar aquel lado hermoso que creyó nunca existiría en él.

Tan solo ya las experiencias son recuerdos que atesora, experiencias que quedan en la memoria y que fue capaz de recrear con total naturalidad.

En la puerta de su hogar queda tan solo abrirla y encontrarse con aquellos rostros infantiles dándole la bienvenida, tenia muy bien grabado en su cabeza los horarios en que tomaban su siesta y despertaban con un gran apetito, saber cuando es que necesitan un cambio de pañal o siquiera ser alimentados.

—Gracias por haberlos cuidado.—agradecio a la fémina quien le extendía a los pequeños antes de marcharse.

—No tienes por que, son unos angelitos que se portaron muy bien, que tengas una linda noche Texas.—se despidió, dándole un fuerte abrazo delicado y un beso en la mejilla antes de marcharse.

Sentado en su sofá a quedado en pensar tan solo un incidente, Egipto. Temía que aquel hombre ganara las fuerzas suficientes para arrebatarle a su pequeño de su cuidado, temía que aquello que su hermano le comento se hiciera realidad, que su "prestada"  experiencia no fuese más que una ilusión en tiempo de coma. Haría lo posible para que aquello sea imposible de ser realidad.

Solo movería algunos documentos, implantaría falsas evidencias que mostraran la culpabilidad de quien es inocente del crimen que se le acusa. Tan solo retocar informes, plagiar confesiones y firmas para que aquel jamás pudiera reclamar la tutela de su hijo.

—Sera muy fácil de concretar.—piensa en voz alta, dándose por ganador en aquella pelea que jamás se dio y que hasta entonces existe en su cabeza.

Deja a los pequeños sobre el sofá mientras toma su teléfono y empieza a trabajar su maquiavélico plan, producto del miedo seria capaz de hacer algo tan ruin y despiadado a alguien que sufre con tan solo estar alejado de quienes más ama en este mundo.

—Es hora de la cena!.—canturreo yendo a la cocina a preparar la cena de sus pequeños.

Un par de papillas para ellos, y para él el resto que sobro de aquella misma al hacerla. Puré de papas con un pedazo pequeño de carne de res y un par de vegetales como ensalada mientras alimenta a sus pequeños dejando que su cena se enfríe para comerla después.

Al hacerlo varias ideas circulan por su cabeza, salir tal vez solo este día de parranda no seria una mala idea pero lo que le detiene es aquella responsabilidad que implica tener un hijo, después de todo ya no esta para esos trotes. Beber un poco de trago de la despensa seria fabuloso, siquiera un vaso o medio del mismo pero se priva de hacerlo, que tal si la organización lo visita de imprevisto, que tal estando en estado etílico fuera capaz de atentar contra la vida y salud de quienes cuida.

Niega rotundamente con la cabeza al momento en que procede a arropar a sus pequeños, uno con más cariño que el otro, un beso de buenas noches y una canción que los pondrá a dormir como los angelitos que son, una canción de cuna en el móvil de cuna, mientras aquellos objetos que la con forman se mueven rotativa mente haciéndolos dormitar con tranquilidad, a pesar de que ya son muy grandes para dichoso objeto.

—sweet dreams, my little angels ...—murmura del otro lado de la puerta, cerrándola misma con extremo decoro.

Tal vez seria una noche común o una ajetreada, no lo sabría. Su vida daba un nuevo paso, pero aun asi se acostumbro al mismo.

Sin duda alguna su vida tomaba otro enfoque, tal vez pronto vería a aquel niño iniciando su vida conforme el se encargo de forjar su futuro allá en sus tierras.

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