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El despertar de la Paternidad.
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Continuación.:
Las horas pasan tan lento que logra estresarse siquiera en firmar papales que se apilaron frente a su escritorio, papeles que cuya mirada pasea entre párrafos con fastidio queriendo terminar ya con ello. Extrañaba estar en casa, estar con su hijo, jugar con el y tal vez distraerse ya sea cocinando algunos aperitivos o simplemente viendo una serie de televisión cómodo en su sofá. Recostando su mentón sobre su mano mientras su codo descansa sobre el escritorio recuerda aquel paseo por el muelle, teniendo aquella extraña necesidad de salir corriendo, sacarse la corbata y tirarla al igual que sus zapatos para estar en aquel lugar y contemplar nuevamente el ocaso. Tal vez las paredes de tono naranja pálido son causantes de aquel deseo de ir a presenciar nuevamente el ocaso, el crepúsculo del día que da la bienvenida a la espectral noche estrellada.
Suspira con pesadez muestras va firmando otros papeles que llegaron hasta su escritorio recientemente. Revisarlos si que era molesto, aburrido más que todo. Escuchar el incesante TIC TAC del reloj de la oficina colmaba poco a poco su paciencia, ver como las manillas de aquel reloj pasan tan lentas para solo un minuto más de la jornada, la eternidad en vez de ser un privilegio parecía ser un cruel castigo.
Oh, que buen momento resultaba para pensar en su vida sentimental...
Sentado en su cómodo sillón penso y reflexiono sobre ello, tal vez el ligero movimiento de sus dedos sobre la mesa darían cabida a una profunda reflexión. Entre tantas féminas tan hermosas a las que había conocido en eventos especiales de carácter mundial, entre fiestas de índole familiar tuvo que fijarse en alguien que odia a su padre, tal vez pudo ser aquel turquesa en sus ojos, siquiera la neutralidad de su rostro o el simple aspecto de su sonrisa ante una de sus anécdotas cómicas, ser participes de que en su ser una chispa se encendiera alimentando un fuego que tal vez ni siquiera existiría en aquel corazón. Ni cristiana, ni musulmana, ni mucho menos judía...era católica.
Tal vez una de las hijas del cubano seria su perdición. Artemisa, era la más bonita entre todas sus hermanas y sus hermanos. Un nombre que derivaba de la diosa de la caza en la mitología griega, tan solo ella entre todos sus hermanos se acerco a él sabiendo que era hijo del enemigo de su padre, no le importo más siempre se privaba de entablar más de un cruce de 7 a 10 palabras comunes.
A diferencia de sus hermanos era la única con aquel color en su mirada, todos los demás los tenían de un café claro y otros de uno muy profundo.
Era arte ante sus ojos con aquel alborotado cabello azul, un rostro tricolor angelical, teniendo en medio de su rostro un triangulo rojo invertido con una estrella en medio. Todos tenían aquel mismo patrón de colores, azul combinados con blanco y rojo.
Tan solo suspiro como todo un enamorado, mostrando una mirada sumisa mientras se detiene a pensar en aquel bello recuerdo. En la bella fémina hija de uno de los tantos enemigos de su padre.
Vuelve a la realidad y cumple con su trabajo, esperando ansioso que la jornada acabe para regresar a casa pero no sin antes dar un paseo por la playa para relajarse.
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—Muy bien pequeño, es hora de comer, mira que ya son las seis.—manifestó sorprendido, quedo en el sillón espero la transición del tiempo que fue casi eterno.
El pequeño tan solo sonríe y ríe alegre, estirando sus manos frente suyo para sostenerlo aun cuando aquel que lo observa cumple su capricho. Tel Aviv extendió sus manos hacia el pequeño que con sus pequeñas manos sostuvo las suyas, mirándolas de cerca como si se tratara de algo nuevo jamás antes visto.
Oh vaya que lamentaba muy dentro de sus ser que su hermano menor se pareciera mucho al egipcio y que poseyera menores rasgos de Israel. En su pequeño cuerpo, justo en su espalda se nota su marca de nacimiento, el águila dorada que decora el medio del rostro egipcio esta en su pequeña espalda pero de color azul.
—Verias como de feliz estaría tu madre/padre al verte tan grande...—en tan poco instante había obviado la presencia de su hermana, tan solo fue cuestión de preguntarse en donde es que se hallaba.—¿Me pregunto si es que uno de los parientes de tu tutor tendrá a nuestra hermana? Que opinas tú bebé.—cuestionó al infante viendo el asombro en su rostro curioso ante las palabras que aun no entiende.
Sentado en aquel cómodo sillón saco su teléfono móvil, mostrando al pequeño quien era su padre y su familia "materna". Varias fotografías de él con su padre, sus hermanos y otras selfis en distintas partes del mundo y de sus propias tierras. Fue duro tonar el papel de su padre en la política de su gobierno, fue difícil asimilar la simple idea de que había partido dejando dos pequeños sin siquiera haberlos visto crecer y hacer sus vidas. Difícil fue tener que asumir aquel tedioso rol, sufrir las amenazas de sus vecinos, discutir casi a diario con Palestina por su legitimidad como estado cuando nada estaba dicho, ser insultado y denigrado por sus vecinos de frente y en conferencias a nivel mundial.
—¿Que edad ya llevas? Quizá uno...o quizá dos...—entre cerro sus ojos viendo que al mencionar el numero dos el pequeño emitió una risa estruendosa mientras agitaba sus manos.—seguro vas por los dos años, dejame calcular...
Hizo cálculos mentales fáciles, siempre estuvo enterado del estado gestante de su padre, siempre aquel hombre le había comentado sobre sus hermanos e incluso le había confiado a él y sus hermanos el día en que aquellos pequeños llegaron al mundo.
—vaya, ya vas por los dos años pequeñin...quien lo diría.
Entre sus brazos lo meció con cuidado, llevándolo por los rincones de aquella hacienda, saliendo de la misma a contemplar las tierras que pronto producirán alimento, huertas con distintas hortalizas, caballerizas con magníficos ejemplares, jardines con fragancias embriagantes y vistas impresionantes.
—vas creciendo en el lujo pero espero que nunca llegues a corromperte por el mismo...—manifesto preocupado pero a la vez sintiéndose aliviado.—mira, ya llegó Texas.
En si, siendo ya las seis y media de la tarde, aun cansado por tanto aburrimiento saco fuerzas para esbozar una so risa y sostener a su pequeño aun cuando sus manos empezaban a mostrar sierras dolencias en sus muñecas.
—My great treasure, how have you been huh ...—comento con cierto cansancio, sosteniendo en sus manos el cuerpo de su futuro gran orgullo.
—Texas, sabes cuantos años ya tiene?.—pregunto curioso conforme la mirada del cuestionado se tornaba confundida y perdida.
Una pregunta que lo tomo por sorpresa, una pregunta que pronto seria respondida por quien la formulo brindándole un gran dato.
—Nacio un veinte de noviembre del 2019, prematuro llego a la vida de mi padre y fue su más grande felicidad...—mencionaba con nostálgia, asimilando la sola idea de que su progenitor estaba muerto tal cual lo decía su gobierno en secreto y la ONU.—cuidalo muy bien, haz que no olvide quien fue su "madre" ¿vale?.
—Vale, lo haré...pierde cuidado.—prometió con seguridad, cumpliría aquello pero no seria capaz de alejarse de aquel pequeño como imagen paterna como lo era ahora.—quedate una semana vale, así podrás fortalecer los vínculos fraternales con él. —agito leve al pequeño con diversión sacándole una risa a aquel melancólico rostro bicolor.—que dices Tel, ¿te quedas?.
Tel Aviv lo miro curioso, aun cuando aquella pequeña felicidad reluce en su rostro melancólico y nostálgico no puede negarse a aquella gran idea, pasaría aunque sea una semana a lado de su hermano.
—Por supuesto, ¿donde esta mi hermana?¿esta con alguno de tus hermanos?.—pregunto ansioso, ansioso por conocerla y deseando que ella si pudiese parecerse un poco más a su padre.
—¿sister?.—pronuncio integrado y confundido. —acaso mi pequeño tiene una hermana?.
Tan solo aquella respuesta puso de cabeza al judío, quien asustado empezó a agitarse e hiperventilarse, cayendo desmayado sobre el suelo al no saber en donde podría hallarse su hermana menor. Por otra parte el texano simplemente caía preocupado, otra pequeña pero ¿bajo que cuidado estaría?.
Movería cielo, mar y tierra hasta dar con ella, hacer que su pequeño conviva con ella y que en un futuro no surjan incidentes que atenten contra sus propias existencia, que no existan confusiones y que entiendan que lo más importante en sus vidas llegaba a ser la hermandad.
—descuida Tel, pronto averiguaré en donde es que se halla tu hermana.—alego con total seguridad, manteniendo aun en sus brazos a aquel pequeño que es la luz de sus días.
Un día de grandes sorpresas había llegado a ser este, un día peculiar.
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