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El despertar de la Paternidad.
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Con la rapidez del tiempo mismo, este paso volando frente a sus ojos, aquel pequeño al que tanto cuida había empezado a dar sus primeros pasos.

Gateaba sobre el suelo de madera de la pequeña casa que había conseguido en cercanías a la gran ciudad. Se sintió emocionado al ver como su pequeño empezaba a caminar, aun cuando gateaba rara vez se incorporaba de pie. Sus pasos  débiles, conforme sus piernas flaquean lo enternecieron al igual que su sonrisa sin dientes. Simplemente se acerco a él y tomándolo de las manos lo ayudo a caminar, dando lentos y cortos pasos para que su niño pudiera caminar después de todo.

Sentirse emocionado y a la vez orgulloso era lo que sentía, verse como una figura paterna para aquel pequeño que hasta el momento solo toma leche y consume papilla. Aquel niño, por mas pequeño que fuese lo recordaría cuando creciera, lo recordaría aun cuando fuera alejado de su lado por el sacrificio de haberlo criado, cuidado y protegido, sobre todo amado aun sabiendo que no era propio. Lo quiso e hizo de todo para brindarle la comodidad a la cual tanto se había acostumbrado, dejar de lado parte de su vida para vivirla a su lado, dejar de lado su soledad y su vida personal para preocuparse por su pequeña y creciente vida. Dejo de divertirse para divertirlo con sus payasadas, dejo de salir para velar por su seguridad y acompañarlo a todas las horas del día, dejo de comprarse atuendos gritos de la última moda para comprarle ropitas que se adecúen a su creciente cuerpecito.

Hizo grandes sacrificios para criarlo, se alejo del ajetreo de la ciudad a la que tanto se había acostumbrado para irse a la tranquilidad del campo. Prefirió mil veces alejarse de la tecnología a la cual lleva acostumbrado por varios años para dedicarse a cuidarlo, pero eso si, nunca se separaría de su teléfono por si existiese una emergencia.

Sobreprotector era su segundo nombre, no lo dejaba experimentar más simplemente lo cuidaba con receló de lo que posiblemente seria peligroso para su perspectiva y para él.

—Ven pequeño!.—alienta gentil a su pequeño, quien sentado en frente suyo le regala una sonrisa y se levanta del suelo dando leves pasos enclenques. —tu puedes, se que puedes!.

Tres pasos en vertical son los que da hasta que cae y tan solo Sonreí, ríe divertido a pesar de no haber caído en una superficie acolchada y asustando a su progenitor. Su tutor que se cree ser su padre se acerca con rapidez tomándolo del suelo y meciéndolo entre sus brazos, tal vez el brillo de su mirada infantil llena de inocencia al mirarlo, siquiera el color de sus orbes semejantes a un naranja metálico son suficientes para aminorar la preocupación que carcome su alma.

—pa..pa...—balbucea frente a sus ojos en un tierno intento de pronunciar aquellas palabras que harían a todo padre sentirse emocionado y alegre.—papá.

Tan solo aquella palabra dicha por la boca de su pequeño lo hicieron emocionarse, tomado en sus manos su pequeño cuerpo y levantándolo no muy encima de su cabeza, girando con aquel niño que fue un hermoso regalo de la vida para enderezarse siquiera un poco. Tenia una enorme sonrisa en el rostro, pegada en sus finos labios rojos mientras su mirada se empañaba debido a las cuantas lágrimas que retiene en sus ojos. Aquella sonrisa hace que aquellas lágrimas se deslicen por su rostro en señal de felicidad.

Jamas había sentido una emoción semejante a la que siente y vive ahora, encarnizada en su piel siente como un leve cosquilleo en su abdomen mientras que una leve corriente recorre su cuerpo produciendo en sus cuerdas vocales un sonido que pronunciado por sus labios da origen a una risa divertida que se confabula con la de su pequeño.

Cinco colores decoran aquel rostro infantil, siendo particulares el rojo, blanco, azul y negro, contando también el color de la simbología que lleva en medio de aquel blanco siendo dorada. La escasa cabellera que le va creciendo es totalmente crespa, leves rizos rojos se notan decorando su cabeza que con anterioridad poseía escasos hilos rojos y lacios sobre ella.

Se va transformando, ha creciendo y como al tiempo que le alegra eso le aterra. Que pasaría en el futuro no muy distante al presente que vive, que pasaría en los próximos años con sus padres...¿acaso lo que dijo su hermano se cumpliría un día de estos? ¿Acaso el verdadero padre de su criatura vendría después de mucho a arrebatárselo con sinvergüenzura?.

Temía que aquello ducho se hiciera realidad, alimentando en su ser el recién nacido sentimiento de paternidad que crece conforme el niño lo hace. Parecía ser ayer cuando se le encomendó la tarea de cuidarlo sin siquiera advertirle que le era prohibido encariñarse. Parecía ser justo ayer cuando en sus brazos lo mecía del mismo modo que lo hace ahora, sólo que su pequeño cuerpo yacía envuelto en mantitas que ahora son parte del recuerdo y son guardadas como reliquias en la cima de su armario.

—Asi es pequeño, I am your father...your father...—murmuro para no despertarlo de su pequeña siesta antes de que despertara con un voraz apetito.

Se aferro a aquel pequeño como un niño lo haría con su primer juguete, lo amo tanto como una madre puede amar a sus hijos, lo cuido y cuida mucho como lo haría un niño con su mascota preferida. Lo convirtió en su prioridad numero uno, hizo en su corazón un pequeño trono en donde lo sentó con cuidado y lo cuida con extremo recelo, impidiendo que muchos le digan que no es suyo o siquiera no se le parece en absoluto. Siente que es suyo, lo quiere como tal y es eso lo que más importa aún sin saber como es que había nacido en la relación de dos hombres y sin saber la fecha, mes, hora y año en el que había nacido, especialmente el dia y el mes.

Su proceso lo inmortalizó con múltiples fotografías que empiezan a llenar un álbum familiar, la primera vez que vestía la ropita que el compro, cuando dormía tranquilo sobre una muralla de almohadas que impedían que rodara por toda la cama, la vez que tomaba su biberón solo en pañales. Su primer baño, sonriendo sobre el agua mientras permanecía tendido sobre sus grandes manos, su primera comida semisolida, manchándose toda la boca y el rostro con la papilla que le preparo y sobre todo dejando intacto el babero.

Además del constante insomnio y la grata experiencia de criar un niño sentía que todo era maravillo, a pesar de ser difícil lo era y conforme pasan los días adjuntados a los meses y convirtiéndose en años todo se hacia fácil con el paso del tiempo primigenio, que lo premia con poder criar un hijo que no es suyo.

Que castiga al padre al privarlo de siquiera cuidarlo, verlo; ver como con cada dia crecía de apoco; como daba sus primeros pasos y decía sus primeras palabras; como es que hacia sus monerías a corta edad mientras gatea sobre el suelo y se embarra la cara con su Papilla de forma divertida, incluso poniéndosela sobre su cabeza. Privándole de criarlo y verlo crecer como lo hubiese deseado hacerlo con su "difunta pareja".

Sufriendo y pagando caro por un error, un pequeño que fue suficiente para acabar con su relación, una relación que debió comenzar de nuevo, crear una historia diferente a la escrita y no retomarla desde el punto en que lo dejaron, continuando en la misma pagina sin siquiera darse cuenta de que ya no eran los mismos.

El sentimiento sigue siendo el mismo hacia el otro pero ellos dejaron de ser lo hace mucho tiempo, erraron desde el principio y fruto de aquel hermoso error tuvieron hijos por los cuales uno sacrifico su felicidad y otro fue participe de la infelicidad de quien lo sigue amando y no quiere admitirlo.

Una sola señal para esperar a que él siga con vida como lo siente. Esperando que los cargos impuestos en su contra se disiparan al demostrarse su total inocencia. Esperando con ansias tener a sus hijos de vuelta y criarlo bajo su religión y la de su esposo.


Tener la oportunidad de verlos siquiera, tan solo eso es lo que pedía.

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