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El despertar de la Paternidad.
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¿Quien dice que ser padre puede ser tan fácil como limpiar un auto, o como lo simple que es respirar?.

Un padre primerizo que jamas pensó ser lo en su vida pasa su primera noche en vela. ¿Por que?, por el incesante llanto de un pequeño que no es suyo pero que lo quiere como tal.

Los tutoriales que vio en internet no son de abasto para lo que vive, alimentar a un pequeño después del disgusto de haberle cambiado el pañal era demasiado. Casi soñoliento lo mece entre sus brazos con delicadeza mientras intenta cantarle algo con lo cual lograr que durmiera.

Era su primera noche siendo padre, el primer día entre muchos que le deparaban era el más trabajoso hasta ahora, cuidar a un niño pequeño sin saber como hacerlo e ingeniárselas para entender el motivo de sus llantos era una ardua tarea.

Siendo las 03:03 am, baja con el bebé en brazos hasta la cocina donde una variedad de cubiertos y platos desechables reina en el lugar, preparando el biberón aun sosteniéndolo siente que pronto ha de caer ante las ganas que tiene de descansar, después de todo mañana tenia que asistir a una reunión con su gobernante para aclarar algunos puntos de un asunto "importante".

Un bebé, uno que no es suyo y que fue arrancado de los brazos de su padre empieza a guardar en su memoria la imagen de él como su padre. Por más pequeño que fuese y que su memoria primigenia jamás le daría la oportunidad de recordar los escenarios de su demasiada joven vida, lo recordaría en su corazón. Un hombre que pasa las noches en vela por él al igual que lo hizo Egipto, uno que hace lo posible para hacerlo dormir al igual que lo haría e hizo su padre de sangre.

Víctima de los intereses de alguien más, del odio que un ser le tuvo a su "madre" hasta tal punto de quitárselo de su lado, privándole de siquiera haberlo conocido más a profundidad. Privando a sus padres de la dicha de criarlo, verlo crecer dejando de ser un bebe para convertirse en un niño hermoso, privándolo de estar con su hermana en la crianza y formación a su futuro.

Aun cuando todo lo malo resalte en su vida existen aspectos buenos, aspectos que prontamente se darán a conocer.

—Little Isra ... sleep now ...—murmura con somnolencia mientras lo alimenta.

Viendo como en sus ojos resaltaba lo vivaz que se hallaba, tal vez lleno de energía por haber dormido casi 3 horas durante la tarde hasta el momento en que lo alimento y póstumamente repitió la acción.

Una sonrisa pequeña resalta en sus labios mientras sale de la cocina y sube las escaleras hasta su habitación. Tendría que comprar una cuna para aquel niño, tendría que hacerlo para no tener miedo de que por un mal movimiento suyo durante la noche termine matándolo.

Era tan vulnerable, frágil y tierno. Inocente mas que todo, la simple sonrisa en su inocente rostro seguido de su infantil risilla mientras balbucea, generando con su saliva burbujas que revientan y lo hacen aun más sonreír, son aspectos únicos que jamas había visto en su vida, una experiencia única e inigualable. Una experiencia que valía la pena recordar.

Un bostezo sale de sus labios mientras eleva sus brazos sobre su cabeza, estirando sus brazos y con ellos relajar un pico su cuerpo al hacer tronar algunos huesos de sus dedos y de su espalda. Caminando hasta el lado que le corresponde de su cama procede a descansar, no sin antes cerciorarse de que su pequeño este a salvo, de que este durmiendo con total tranquilidad y más que todo que aun siga respirando.

El tiempo pasa, las horas son lentas, los minutos se convierten en horas y los segundos en minutos que pasan rápido, la noche aun sigue siendo hermosa y cálida. Con la mirada casi sucumbiendo a la necesidad de dormir permanece atento hacia su pequeño que duerme como un ángel. Acariciando con la yema de sus dedos sus mejillas regordetas, con una delicadeza envidiable, como si tocase una pieza de arte hecha en cristal y que al mínimo movimiento brusco terminaría destruyendola. Durante el transcurso de la noche bostezo unas seis veces, su reunión seria a primeras horas de la mañana, no exactamente a las 5 o 6, sino dos a tres horas adelante.

Descansando su cabeza sobre uno de sus brazos que ha llevado tras su cabeza se dedica a contemplarlo mientras sucumbe ante las delicadas y suaves manos del sueño que tocan su rostro y lo obligan a cerrar los ojos. Esperando con ansias que los días siguientes sean mejores que este, que los siguientes sean menos tediosos que los de ahora.

Padre e hijo dormitando juntos, uno que sacrifico parte de su sueño para velar por la de su hijo, aun cuando este no es suyo.

Pero, por otra parte. Lo que ellos viven es parte de la mortificación del verdadero padre de aquel pequeño, Egipto.

En las largas noches desde que se llevaron a su pequeño no ha podido dormir, las ojeras aun son más evidentes. Con un cigarro en la mano y con el teléfono en la otra empieza a marcar al Americano, necesita saber siquiera como esta su pequeño o donde se encuentra. Paso varios días intentando comunicarse con él, días en los que sus intentos fueron vanos, llamada tras llamada eran rechazas, mensajes tras mensajes eran leídos y nunca respondidos. Mensajes en el buzón de voz que ni siquiera oía ni hacia caso a sus suplicas.

Dando una calada profunda a su vigésimo cuarto cigarro de la semana empieza a beber un poco del escaso whisky que le queda. La yema de sus dedos son manchadas por la ceniza al igual que sus finos labios que se abren para dejar salir aquel humo tóxico que lo tranquiliza y lo seda. Una manera de escapar de su realidad, una manera de lidiar con el dolor de la gran perdida que ha sufrido, en la penumbra de la noche casi sepulcral, con las luces de su hogar apagadas y siendo iluminado por los rayos de la luna bebe hasta la ultima gota de whisky que queda en la botella. Recostándose sobre la baranda del balcón observa la furia del mar, como aquellas enormes olas van en contra de algunas piedras existentes en el mismo. Una ultima calada antes de pisar el cigarrillo, una con la cual ansia que todos sus pesares se esfumen del mismo modo en que el aire gris que sale de sus labios lo hace. Con la mirada triste y con solo una lágrima, la ultima que le queda después de tanto llorar en silencio y lejos de los demás, sostiene entre sus manos aquella fotografía en donde se halla con Israel y sus hijos, sonriendo para una fotografía familiar. Acarician con extrañeza y anhelo cada segmento de aquel retrato inmortal. Ansiando en el fondo de su ser recuperar a sus pequeños. Ansiando que él jamas se hubiese hizo. Deseando jamas haberlo lastimado...jamas haberlo engañado.

Regresando a su hogar deja aquella fotografía en el balcón, siendo el ultimo recuerdo que le queda de su ya destruida familia, la brisa del mar se la lleva consigo. Sumergiéndola en las olas del mar que va consumiendo aquel recuerdo con voracidad, saciando tal vez el hambre que jamas tienen, intentado liberarlo de su tormento.

Después de todo, aquella extraña muerte no es más que solo suposiciones de un peritaje pagado por quienes prefieren que los dolientes sigan sufriendo por su perdida. Harían pagar al difunto por todos los males que ha ocasionado a sus integrantes.

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