⚜Ⅴ⚜
La obligación de un Rechazo.
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¿En que demonios había estado pensando para estallar de aquella manera?, ¿que culpa tenían ellos de su herida?.
Cuanto había ansiado volver a verlos, tenerlos devuelta en sus brazos, abrazarlos y besarlos de una manera que demostrara que los había extrañado mucho más de lo que podían imaginarse, verlos tan crecidos e imaginarse aquellas etapas de su tan corta e iniciante vida que perdió a causa del maldito Ente.
Sufrió, sí y mucho, no paso día alguno en que no dejara de pensar en ellos, descubrir sus identidades no fue para nada grato y ahora era una tortura verlos actuar como si nada hubiese pasado, libres ante su silencio. En su interior una voz pregona a gritos tan graves decir la verdad sin importar el que dirán, pero aun cuando le tiene un profundo resentimiento al egipcio y el primer reencuentro no fue nada agradable y más al contrario agravó su situación sentimental actual, aun seguía siendole fiel, verse al descubierto frente a sus ojos era algo con lo cual no seria capaz de lidiar, su vergüenza...su desilusión, la forma en que demostraría su disgusto no seria capaz de soportarla, verse repudiado por quien tanto amo alguna vez...seria demasiado.
-Mi corderito~.-sintio unos brazos tan conocidos rodear su cintura, de tal forma que simplemente debía guardarse su repudio ante quien lo "acogió solidariamente" en su hogar.-tenemos visitas esperando en la sala.
Un amargo beso álgido sintió en su mejilla antes de verlo por el rabillo del ojo marcharse en dirección a la sala, una corazonada le decía que aquella visita era aquella que siempre ansió pero que le era imposible disfrutar, tan solo seria sufrir por algo que el mismo se privo de gozar.
-¡Papá!.-exclamaciones alegres al unísono de dos pequeños que corren a su presencia estremecieron su ser y esdrujaron su corazón, daría todo por siquiera abrazarlos... Si tan solo aquella suciedad que lleva en su piel, aquel pecado fuese fácil de quitarse.
Los miro casi con frialdad, pasmado dio tres pasos atrás frente a la presencia de aquellos pequeños desconcertados, estaban confundidos...lo sabia al ver sus rostros y sus ojos, apenas los conocía y sentía conocerlos desde hace tiempo, por más que él hubiese sido capaz de darles vida, crecieron y conforme lo hicieron dejaron de ser aquellas frágiles criaturas y se convertían ya en jóvenes muchachos encaminados al desastre de una sociedad mediocre y lucrativa.
-¿Que hacen aquí?. -enojado, mas que enojo muestra miedo y pánico, alegría entristecente que su inquietud y culpa saben muy bien ocultar.-¡explicame!, ¡responde!
Exigía una respuesta a quien con una simple sonrisa "inocente" se encogía de hombros acercando más a los pequeños ante su "sucia" presencia.
-Esa es forma de tratar a tus pequeños?, me rompe el corazón verlos con aquellas caras largas cuando lo que más querían era abrazarte, miralos...-señalo sus infantiles rostros tristes, siendo aquello reflejo de su rechazo.-¿no te da pena siquiera verlos así?
La falsa modestia, la falsa tristeza de aquel rostro varonil lo enfurecían y lo frustraban aun más, formando puños con sus manos dio una profunda inhalación y exhalación, se relajo un poco, retuvo aquellas ganas que tenia de propinarle una golpiza y vengarse por todo el daño que le había hecho.
-Lo_lo siento...mis pequeños... -cabizbajo se disculpo con tal sinceridad que inclusive podía verse en su rostro una lágrima traicionera rodar por su mejilla derecha.
Lo vio acercarse, el le levanto la cabeza de forma delicada, sintió las suaves yemas de sus dedos sobre su mentón, una caricia tan repugnante, una que hasta sentía que la piel misma se le quemaba por lo pecaminosa que era aquella ajena piel que rozaba su inmundicia... Horror fue lo que revivió, las atrocidades las vio reflejadas en aquellos malignos ojos que lo miraban de forma fija.
-Tranquilo, se que estas ansioso...pequeños vengan a darle un abrazo a su querido padre.-con tal alegría cínica plasmada en una mediocre sonrisa malévola lo sumió al caos de sus propios sentimientos y emociones.
¿Como tocarlos estando tan sucio?, ¿como ensuciarlos con su inmunda presencia, con su deshonor reflejado en su ser de manera tan simplificada?.
Vio la sonrisa en sus rostros, borrando aquella linea curva invertida de sus labios para mostrar una radiante sonrisa de sus lindos dientes, sintió todo y a la vez sintió romperse en millones de pedazos que nadie seria capaz de recoger para armar su dignidad, su honra y su amor propio. Verlos abrazándolo le provocó nauseas y un gran enojo, se sentía fuera de si, cerro sus ojos para calmarse y huir de las oscuras garras de su trauma para así poder siquiera mantener la compostura y no estallar de forma violenta contra quienes tanto ama.
Los aparto con brusca fuerza de su ser, mostró con claridad su rechazo al no medir la fuerza que nervio para quitárselos de encima, estaba fuera de si, abrazándose a si mismo y mirándolos con desasosiego y hostilidad, una mirada inyectada con irritabilidad y agobio, aquellos ojos tan abiertos asustarían a cualquiera mientras mantiene su mirada fija en ellos, dando profundas respiraciones prolongadas conforme parece temblar y perder la cordura.
-Larguense de aquí! ¡Fuera, no los quiero volver a ver!!.-grito con tal furia que asusto a aquellos inocentes niños que se abrazaban de forma mutua, uno queriendo proteger a quien empezaba a llorar ante aquel grito.-¡No los quiero volver a ver en mi vida!!
Los tomo de los brazos, prácticamente los llevó a rastras hasta la puerta hasta el instante en que poco a poco recobraba la cordura siendo ya demasiado tarde, había miedo puro en aquellos inocentes ojos que lo miraban fijo entre lágrimas, observó sus manos posicionadas sobre las suyas queriendo en un vano intento apartarlas, los soltó y se miro las manos...tembló al ver que tal fuerza que ejerció había dejado claras marcas en aquella delicada piel. Intento pedir disculpas pero una pequeña parte suya se lo impidió.
-Lo siento, vayanse por favor y...no regresen nunca más...no vuelvan a llamarme, no vuelvan a visitarme...no los quiero ni ver...-abrió la puerta chocando miradas con quien menos quería, claramente habría una discusión ardua con el.
Egipto acogió a sus pequeños asustados, a pesar de que su hijo jamás se le acerco para abrazarlo ahora lo hacia para sentirse protegido de quien acababa de atacarlo. Un incómodo choque de miradas debatían en silencio, un claro enojo, tan profunda era la ira que manos sentían que se ahorraron las palabras y el tiempo para discutir que él simplemente le dio la espalda y se marchó con sus hijos mientras que el quedo observándolos desde la puerta.
Quería seguirlos, correr tras suyo y decirle la verdad, no pudo, él lo detuvo.
-Hiciste lo correcto, tu rechazo fue ¡espectacular!. -lo felicitó brindándole su compañía a quien menos la quería.-mi corderito, me perteneces al igual que yo te pertenezco, fue bueno que renunciaras a aquella vida...tu vida ahora es mía y la vivirás a mi manera.
Las últimas tres palabras las dijo en forma de un susurro cerca de su oído, sintió su respiración chocar contra su cuello y a su vez sentir sus labios recorrer el mismo, él cerro la puerta aun cuando el quería permanecer viéndolos desaparecer a lo lejos, en parte tenia razón... ¿Había sido lo correcto? Posiblemente ahora no tendría porque preocuparse de dañarlos, si bien tenia tan poco ahora no tenia nada, si bien temía perderlos ahora ya no había temor alguno.
Ya los había perdido...
Pero...¿realmente los había perdido o se había dado un tan largo y amargo tiempo para reflexionar sobre si mismo?
Solo el tiempo lo dirá y mostrara la verdad aun cuando nunca se dignase a decirlo.
Todo ira cuesta abajo....
Y conocerán el mismo infierno, mucho peor del que vinieron...
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