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Una llamada muy especial.
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Han pasado ya un par de años desde la última vez que según recuerda estuvo a lado de su "verdadero padre". Aquellos años fueron un tanto especiales, tuvo el grato placer de conocer por primera vez a su padre/madre aun siendo aquella oportunidad en la habitación de un hospital, lo curioso era ver en su rostro bicolor una sonrisa un tanto forzada y quebrada pero al mismo tiempo a toda costa evitaba tocarlo...abrazarlo y lo separo de su ser de forma tajante como si le molestara, entendió aquello como una dolencia que molestaba a su padre y pretendió que el mismo estaba tan ansioso como él de abrazarlo con todas las fuerzas que podría otorgarle aquellos años que paso lejos.
Aun así estaba distante de quien se supone es su padre, como podría verlo de aquella manera si él se impuso aquel titulo tras haberlo prácticamente secuestrado y arrancado de los brazos de su padre, de su hogar fue alejado para venir a tierras extrañamente familiares...era un no se qué que lo hacia sentirse como en su hogar...era como si nunca hubiese dejado tierras norteamericanas.
Cada mañana, tarde y noche solía marcar a casa, tres a cuatro veces intentaba que hasta incluso en las madrugadas en las que no podía dormir paso pegado al teléfono marcando el mismo numero sin recibir respuesta alguna, tan solo una redirección al buzón de voz para dejar un simple mensaje.
Ya perdió la cuenta de cuantas veces llamo y fue dejando uno que otro recado en el buzón de voz: “llámame por favor daddy...”.
Egipto siempre supo de ello, verse distante y alejado de su pequeño le provocaba cierta tristeza, era su hijo y aun así el mismo se negaba a aceptarlo ni a aceptar la gran verdad tras su palabras. Siempre lo llamo hijo y aun así el pequeño refutaba dejando bien en claro que al único a quien consideraba su padre era al texano.
Su tierno pequeño, tenia la misma mirada inocente que alguna vez adorno el rostro hebreo cuan pequeños aun eran, tenia el hermoso color de sus ojos, un tono mucho más claro que el color miel que lleva por ojos su tan amado y ahora alejado Israel. Sufre por él, sufre por su partida y aun así se mantiene firme.
—Estoy sucio, estoy manchado...no quiero contaminarlos con mi suciedad...
Que acto pudo ser trascendental para llevarlo a decir semejantes palabras, hay rechazo y resignación vistas y sentidas en la forma en que le transmitió aquel mensaje. Lamentaba mucho haberse recluido en el duelo y haber sido incapaz de ir en su búsqueda, de seguro lo espero hasta el instante en que...
Un vinculo especial con su pequeña ha creado y mediante el miedo que aun recorre su ser de ser reemplazado por la imagen del texano en la mente infantil de su pequeño hijo. Tomar drásticas decisiones y arriesgarse a ganarse aun más el rechazo de su hijo hizo algo bastante infantil por decirlo así.
Bloqueo el número de América, en especial del texano para evitar que dichas llamadas llegaran al mencionado. Lo hizo según su instinto de padre sobre protector para protegerlo y obligarlo de aquella manera a aceptar que lo que le dice es verdad, es su hijo porque toda su apariencia lo heredo en mayor parte de él.
—Es por tu bien querido hijo...es por tu bien... —pensó mientras cada día entero lo observaba pegado al teléfono intentando hablar con su "padre".
Pero, por más acción que hubiese tomado para evitar desconectarlo de la influencia que muy bien ejerció el texano sobre su infantil ser, por más misivas que le enviaba a sus espaldas, por más que siempre lo mantuvo alejado de ciertos aparatos electrónicos siendo específicos aquellos que tienen libre acceso al internet, no fue suficiente para que ambos, Texas y su pequeño, vuelvan a hablarse después de años.
Era de madrugada, el texano había intentando por todos los medios llamar desde su hogar al pequeño siempre recibiendo una redirección a la compañía telefónica que siempre le decía lo mismo: " el número que usted ha marcado no existe... "
No dejaría de luchar, no dejaría de seguir insistiendo hasta conseguir lograr hablar con su hijo. Una conexión especial la creó aquella primera vez que lo tuvo entre sus brazos, como podría ignorar el hecho de que estuvo a su lado y sacrifico ciertos placeres de su vida para dedicarla completamente a él. Lo educó, le enseño a hablar, le enseño a dar sus primeros pasos, lo vio crecer y se emociono con cada paso que fue capaz de dar hasta cumplir sus cinco maravillosos años.
—My little cowboy...my son...—una idea maravillosa circuló por su cabeza siendo una gran respuesta a la cuestión que ya vio planteada desde que sus primeros intentos resultaron insatisfactorios.
Emprendió un rápido viaje de dos horas hasta al estado más cercano a sus tierras, cuando llego al aeropuerto vistiendo solo su atuendo casual y llevando una pequeña mochila, llamó desde un teléfono público al hogar del egipcio esperando que quien contestase fuese su pequeño Egipel.
—Hola?.—aquella voz, aquella infantil voz estremeció cada centímetro de su ser, dibujo una gran sonrisa en su rostro y sus ojos emanaban un brillo singular, su corazón en cualquier momento por la emoción podría llegar a parar.
—My son! Mi querido Egipel!.—emocionado derramo un par de lágrimas, creía sobrehumano la manera en que guarda aquel sentimiento de jubilo que quería gritar a todo pulmón.
Por otra parte su pequeño se mostró bastante alegre, estando a altas horas de la madrugada debía guardarse toda aquella alegría de volver a hablar con su padre, de volver a escuchar su voz después de mucho. Cuanto deseaba abrazarlo y decirle lo mucho que lo quería y extrañaba.
—Daddy, Daddy! I miss you so much!.—empleando su no tan fluido inglés quería transmitirle todos aquellos sentimientos que invaden su pequeño ser, lo extrañaba y aquella extrañes se mezclaba con su alegría eufórica en forma de murmuro.
—Dime como estas?, ¿estas feliz con tu hermana?, ¿estas bien?.—tanta emoción no le cabía en el pecho y sus preguntas con total seguridad podían oírse llenas de amor y nostalgia.
—Estoy bien daddy, te extraño mucho, muchísimo!.—se aferraba a aquel teléfono conforme dejaba de emplear su tono suave y empezaba a hablar de manera enérgica aún sabiendo que podría ser descubierto por su captor.—Cuándo vendrás por mí, no soporto estar con aquel hombre que se atribuye el titulo de "mi padre", tú eres mi único padre con Israel...
—Pronto mi pequeño, pronto vendre por ti y volveremos a estar juntos, no volveré a permitir que te separen de mí, nunca jamás. —intento prometerle algo que muy en el fondo sabia que seria casi imposible de concretar, Egipto no le dejaría ni acercarse, no ante el rechazo que aun ejerce Egipel.—Cuidate hijo mio, my son...my little cowboy...sweet dreams...
—Tu igual daddy, goodbye...
Ambos al mismo instante colgaron y las emociones más sensacionales se apoderaron de sus cuerpos, cada uno permaneció estático a lado del teléfono con una boba sonrisa mientras suspiraban. Habían prometido volverse a reencontrar y no permitir que nuevamente los lleguen a separar.
Texas se marcho de aquella cabina buscando un lugar en donde hospedarse mientras que Egipel regreso a su habitación y cerrando sus ojos manteniendo aquella sonrisa procedió a descansar, durmió como nunca antes lo había hecho. Con aquella tranquilidad y ansiedad de que algún día su padre vendría a por él para regresar a estar juntos, para convivir como padre e hijo y que jamas debieron ser separados...
Jamás...
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