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La seguridad de una decisión.
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Los meses pasaron tan rápido que fue como si los días se convirtiesen meses en un abrir y cerrar de ojos antes de irse volando como las aves.

A finales ya del año, ahora se encuentra en un lugar que en su vida jamas pensó volvería a pisar. En las amplias oficinas de la organización camina con miedo, sosteniendo entre sus manos pruebas de lo que pretendía decirle, corrijo, pretendía confesarle era verídico y no así una pésima broma o una vil mentira, que siendo así le impondría un seria sanción por tratarse de un tema muy serio.

Cada paso que dio le llevo a recordar los instantes en que disfruto de la compañía de su pequeño, recordó sus sonrisa, el dulce aroma de su cuerpo, la forma tan inocente de su mirada y de su actuar tan ingenuo como perspicaz. A punto de tomar la perilla de aquella puerta pensó en los pros y contras de su actuar, retrocedió al pensar que quien tras aquella puerta fuese capaz, después de haber contribuido al caso, de arrebatarle a aquello que más quiere aunque de algún modo eso ya estaba hecho.

Tragando en seco y armándose de aquel mismo valor que la llevo hasta donde esta ahora abrió aquella puerta topándose con la presencia de quien menos esperaba. Sus manos temblorosas dejaron caer todas sus pruebas al suelo por la impresión que aquella presencia le provocó, miedo más que todo se apropio de su ser haciendo que sus ojos incrédulos de semejante cinismo temblasen de pavor.

—Bienvenida seas Siria, toma asiento por favor, tenemos un asunto muy importante que tratar contigo. —su tonalidad seria puso mayor presión sobre su acongojado corazón pavoroso que apenas impulso a la fémina a acercarse a sus crueles verdugos.

Ahí estaban aquellos que la amenazaron y sumándose a ellos uno de sus enemigos y el hijo de su víctima. A lado suyo estaba Irán, a su izquierda la Liga y a su vez en frente suyo al americano y al joven israelí. Parecía ser un juicio de brujas, donde veía con claridad su final.

—Siria, hablame de la versión de tus hechos, ya estamos al tanto de la situación en la que te hallas.—pidio amable a quien por temor apenas asintió para transmitir aquello que debía ser un secreto.

—No se que es lo que te hayan contado, n_no les creas.—empezaba a tartamudear conforme sus manos se aferraban a sus disque pruebas.—y_yo tengo las pruebas su_suficientes para decir que ellos son los culpables de la muerte de Israel.—los señalo con el escaso valor que le restaba observando aquellas miradas que la juzgaban sin perdón alguno.

Como era de suponerse Irán y la Liga se sintieron ofendidos, más sobretodo la Liga que salio a la defensiva, puesto que debía ejercer muy bien su papel de víctima en esta trama. Más por el otro lado tanto el americano como el israelí analizaban la situación, si bien oyeron al iraní y a la Liga, la acusación que lanzo la fémina hizo estremecer al joven israelí, ¿Y si bien decía la verdad y no así cometía la desfachatez de culpar a inocentes?¿Que tal si mentía o...ellos mentían?.

—Calumnias, perjurios y osadía escuchó de tus labios Siria, ¡como eres capaz de acusarme a mí y a Irán de tu crimen! ¿¡Asi eres capaz de pagar por nuestro incondicional apoyo!?.—tomarse enserio aquel papel puso en duda la veracidad de su anterior declaración, cosa que planearon para mostrar la prueba máxima del crimen.

—¡Calmense por favor!. —solicito imponente la organización, haber escuchado aquella declaración de parte de la Liga puso en debate la veracidad de su declaración.— Gran Liga, expliqueme el porque de su declaración, porque dijo que la encubrió?.

Tel Aviv, quien por el momento permaneció en silencio y un tanto calmado tuvo en leve momento de descontrol, con unos ojos llenos de desesperación arremetió contra la personalidad de la Liga, sosteniéndole del cuello de su camisa exigió respuestas, respuestas que el contrario se las daría con todo el placer del mundo.

—¡Que sabes de todo esto, se capaz de decirnos la verdad!.—lo agito con fuerza mientras sus exigencias manifestadas a gritos eran claramente satisfactorias para el iraní.—¡En nombre de tu Dios, en nombre de Allah ten la valentía de contestar!.

Alejado por el americano quien intentaba calmarlo, la Liga logro tranquilizarse del "miedo" que le infundio aquel muchacho, mientras que la organización intentaba vagamente imponer orden, Irán, quien permaneció en silencio desde hace un buen momento se acerco a Siria, la tomo del brazo y empezó a hablarle.

—Haré que lamentes haber traicionado mi confianza, haré que sufras y pagues por tus pecados habibata...—le susurro antes de sonreirle de manera perversa y retomar una postura un tanto neutral, claramente sin perder el toque de indignación.

—Liga, dinos ¿porque la encubriste, que pruebas además de tus palabras tienes para culparla de semejante atrocidad?.—interrogó de forma sutil.

—Yo la considero como mi hija, fue por ello que lo hice, después de todo la familia esta para apoyarse.—su discurso barato apenas empezaba, más por dentro se sentía avergonzado y su compañía se moría de la risa.—nosotros no ocultamos nuestro desprecio a Israel, pero jamás paso por nuestra cabeza maltratarlo ni mucho menos matarlo como lo hizo Siria. Si, lo odiamos y siempre decimos que haríamos justicia, pero ella tomo muy enserio aquellas palabras y ahora estamos donde estamos ahora.

Por otra parte Irán bajo la cabeza en señal de falso arrepentimiento y una verdadera decepción.

—Se que es mi esposa y que incluso es la madre de mi hijo, pero soy incapaz de seguir encubriendo su crimen...no puedo permitir que su mal ejemplo se emplee en mi pequeño...no puedo...—su show empezaba, su falso tono de decepción enfado en demasía a la fémina que ahora quedaba como la cínica y la mala de la película.

—¡Como te atreves a echarme la culpa, como son tan cínicos si gracias a sus amenazas yo calle!.

—¡Niegame en la cara y frente a ellos que tu mataste a Israel, que le apuntaste al pecho y le disparaste en aquel acantilado la vez que lo citaste para una charla de paz a sangre fría, niega que lo que dije no salio de tu boca! ¡Dilo!.—exigió molesto el iraní, su voz alterada exigía una respuesta, la asimilación de lo que dijo como hecho verídico del cual era incapaz de escapar.—Tu silencio lo dice todo querida...

Dicho ello saco de su pequeño maletín una serie de pruebas, las mismas presentadas en grabaciones de forma cronológica.

—Dejenos un momento solos, por favor salgan y esperen mi llamado.—solicitó amable mientras señalaba la puerta.

Al salir y ver cerrarse la puerta tras suyo ellos arremetieron contra ella.

—Te dije que jamas pensarás en hablar, te lo dije y aun así fuiste incapaz de escucharme. —con una mano en su frágil cuello y otra acariciando su rostro declaro aquellas palabras como si de una pasada advertencia se tratase.—ahora, lo que sucederá es tan predecible. Tus pruebas no servirán de nada, perderás y perderás aquello que tanto amas. Me encargare de que en tu vida seas capaz de volver a ver a tu pequeño...

La soltó luego de oir como es que alguien se acercaba, disimularon frente al FBI quien se adentraba a la oficina de la ONU, pasaron algunos minutos, un total de 50 minutos antes de ver como el FBI los llamaba tal cual lo había solicitado la organización.

La pruebas daban como único sospechoso a quien con valor se atrevió a romper las cadenas del silencio, pruebas que fueron en su contra fue las que ella misma trajo siendo su presencia algo inusual y extraña tuvieron que aceptar su culpabilidad y condenarla.

—Dadas la pruebas que examinamos en brevedad, que escuchamos y analizamos hemos dado con la previa conclusión de que tú, Siria, eres la única culpable de la muerte de Israel y por lo tanto, al no poder recluirte y ver que aun sigues estando en compañía de tu pequeño.—hizo una breve pausa ante semejante veredicto premeditado.—he decidido quitarte la tenencia legal del pequeño de forma permanente, hasta que hallemos el cuerpo de Israel seras incapaz de acercartele. Tu gobierno pagara una indemnización considerable a Israel mientras que, quienes te en cubrieron, pagaran un monto un tanto menor al que tu lo harás a Israel. En verdad que lamento mucho haber tomado esta decisión pero creemos que es la correcta.

Siria quedo devastada, derrumbándose entre lágrimas suplicaba cualquier castigo menos el que le impusieron, incluso se aferro a las piernas de la organización implorando misericordia y compasión, rogó al americano y al joven israelí que intercedieran por ella, que tuvieran compasión por su pequeño que aún la necesitaba. Llevada a rastras por el FBI salio de aquella oficina, para la organización que la saco fue duro escuchar sus lamentos y sus súplicas sin ser escuchada por ninguno de los que tomaron la decisión de condenarla ante semejante suplicio.

Tan sólo corresponder a lo que creía ser la mejor salida fue su perdición, perdió todo aquello que más amaba.

Por otra parte...

—crees que hicimos lo correcto América?. —preguntaba un tanto culpable el israelí a su más fiel amigo.

—aveces hay que ser duros con los demás, las emociones pueden jugarnos una mala pasada. Siria escogió aquel camino que la llevo a donde esta ahora, pero...—poso una de sus manos sobre el hombro de quien por la culpa del sufrimiento de la fémina era incapaz de mantenerse firme.—hicimos justicia por tu padre, ahora de seguro descansa en paz. Eso es lo que más importa ahora.

Por otra parte, la organización permaneció pensante en su sitio, recibiendo la grata presencia de la organización que se encarga de su seguridad. Justo a su lado ambos permanecieron pensantes pero también dudando de la decisión que tomaron y del cual fue participe para semejante desenlace.


—Creo que tome una decisión un tanto apresurada...


—Opino lo mismo, la forma en que se derrumbo frente a nuestros ojos fue deprimente...¿no crees que es muy raro que ella, sabiendo de lo que traía en sus manos, fuese capaz de entregarse?.


—Todo esta muy raro, pero, hasta que el cuerpo de Israel no aparezca no declinare de mi decisión, espero haber hecho esta vez lo correcto...


—Yo también lo espero.


Un silencio incomodo antes de quedarse solo y analizar todo lo que hizo en toda su vida, pensar en aquellas decisiones que destruyeron y crearon nuevas vidas y que acabaron con otras. Tan solo deseaba haberse equivocado esta vez para deshacer lo que hizo.

Tan solo esperaba tener mayores indicios de que dichosa muerte no fuese más que una falsa especulación de medios un tanto repudiables. Tan solo deseaba estar equivocado para así, en un momento en el que puede aun dar marcha atrás, poder hacerlo.

Una espera que tardíamente llegaría y que seria incapaz de redimirse. Un error que pagaría más adelante.

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